Una mora...
Dos moras...
Tres moras...
.
.
.
Cuarenta y dos moras...
— ¿Te acabaste todas las moras? —Preguntó sorprendida Judy al ver que el zorro ponía la bolsa boca abajo, revisando por si no había una escondida. ¡Se había devorado completamente la bolsa de moras! Y eso que la coneja se la había dado tan solo hace unos minutos.
— ¿Qué puedo hacer? ¡Me gustan! —Espetó— ¿Sabes qué otra cosa me gusta? —Preguntó.
Al segundo, ladeó la cabeza y posó sus ojos verdes en los violetas de la coneja mientras se le dibujaba una sonrisa en sus labios.
— ¿La carne?
— Sí, sí. Obvio —Afirmó— Soy carnívoro, pero además de eso me gusta... —Hizo una pausa.
No obstante fue tan excesivamente larga, que Judy no aguantó la espera y preguntó: "¿Qué?" "¿Que te gusta?"
— Zanahorias.
Judy hizo un gesto confundido ¿La estaba llamando? o...
— ¿Zanahorias? ¿Te gusta? —Interrogó incrédula. Él asintió— Pero si nunca te he visto comer una.
El zorro se encogió de hombros.
— Es que no sería bien visto.
— ¿Lo dices porque eres carnívoro? —Cuestionó— Estamos en Zootopia no te van a mirar raro... ¡Yo no lo hare!
Nick sonrió.
— Lo tomare en cuenta...— Dijo— Para la próxima vez que decida comerte.
— ¿Eh?
En eso, el zorro esbozó una gran sonrisa, mostrando sus colmillos y se acercó al rostro colorado de Judy. Tan cerca que los hocicos estaban a punto de rozarse.
—Escuchaste bien... Zanahorias.
