- No podemos dejar que caiga en sus manos.
- Tienes razón, es demasiado peligroso. Alguien de nosotros tendrá que guardarlo.
- Hay que protegerlo aunque cueste la vida. ¿Lo tenemos todos claro?
6 personas asintieron en silencio. Una de ellas cogió los documentos para esconderlos en lugar seguro, y tal y como habían llegado, se dispersaron.
Días más tarde, dos de los reunidos escucharon parte de una conversación mientras pasaban por delante de una puerta
… gusta como suena la palabra vicealmirante
Era la voz de uno de los 6 que se habían reunido días antes.
- Hemos de avisar al resto para que se protejan. Yo daré aviso al jefe y tu al otro par.
Con estas palabras se separaron a toda prisa. Debían llegar lo antes posible para informar de la traición y poner a buen recaudo lo que protegían con tanto celo.
En una isla, Garp, ya retirado, se entretenía formando a su manera a los nuevos marines. Acababa de recibir el aviso de que el Almirante Kizaru había llegado y que deseaba hablar de ciertos temas que él conocía de cuando trabajaba codo con codo con Sengoku.
A regañadientes fue a buscarlo al puerto. Había quedado con otra persona a esa hora, pero entendería que llegara tarde. El almirante ya había desembarcado y cuando Garp se acercó, Kizaru alzó la mano y disparó un rayo.
La suerte quiso que en ese momento llegará Helmeppo y corriendo empujara a Garp recibiendo él el impacto del rayo en el lado derecho de su cuerpo
-¡Nos han traicionado!¡Vienen a por nosotros!¡Coby ha ido a avisarles!
Con estas palabras de Helmeppo, Garp entendió que la orden era darle muerte al precio que fuera y que todos estaban perseguidos y condenados.
Levantó la vista, desafiando a Kizaru. Ya iba a preparar su puño de amor cuando se presentó la visita que había dejado pendiente. Kizaru alzó la vista para ver al visitante y en tono despectivo dijo
- Todos los Monkey D deberían estar muertos, las tres generaciones no son más que traidores.
Monkey D Dragon acababa de presentarse. A su lado Koala fue a recoger a Helmeppo para llevárselo a su nave y que le pararan la hemorragia.
Padre e hijo se miraron. Garp buscó a Helmeppo y entendió que sus días en la marina, aun retirado, habían tocado su fin. Él creía en la justicia, pero no en lo que Akainu llamaba Justicia Absoluta. Por eso había estado de acuerdo en que no dejaría que la información sobre Urano cayera en sus manos.
- Garp, es hora de que vengas con nosotros. Hemos de avisar a los otros para que no los capturen.
- Un poco tarde. Akainu en persona en estos momentos se estará encargando de ellos.
Deseaba con toda su alma darle un escarmiento a ese engreído, pero había prioridades. Comiendose la rabia se dirigió al barco de Dragon. Más adelante le ajustaría las cuentas. De momento había que reorganizarse.
