Racconto de una propuesta.
Sus dedos delineaban suavemente la comisura de aquellos labios bajando juguetona y paulatinamente por su mentón mientras con el dedo índice dibujaba un camino imaginario por su cuello, por su pecho posando su palma abierta ligeramente sobre el acelerado corazón de su joven amante. Miró sus ojos, esos ojos verdes que lo habían cautivado y apresado en una de las prisiones más deliciosas; esos orbes aguamarinas entrecerrados por la lujuria y el placer del momento se clavaron en los verde olivas del mayor, quien respiraba entrecortadamente sobre su juvenil cuerpo mientras apoyaba su mano libre sobre la cama para no caer con todo su peso sobre el muchacho.
-Rivaille- Susurró el más joven, sin dejar de mirarlo perdiéndose en su mirada solo existían esos ojos en aquel momento, solo existía ese iris claro que lo apresaba y llevaba su mente a explorar sus más recientes memorias...
-Ah- Un largo suspiro emanó de sus labios mientras observaba su reflejo en el espejo cuerpo entero frente a él – Bueno, debo decir que me veo bastante "linda"- una risita juguetona y con cierta burla hacía su persona salió de sus labios – Solo será por estos dos meses, vamos Eren no te quejes que la paga es muy buena, ya lo hiciste en vacaciones de invierno el año pasado y saliste airoso- Se decía a si mismo mientras llevaba ambas palmas a cada mejilla y se las apretaba infantilmente, el chico en cuestión es Eren Jaeger estudiante de 15 años de edad quien gracias a la hermana de su tío Hannes pudo conseguir un trabajo como una de las mucamas de verano en una propiedad de una familia pudiente francesa y como tal, se encontraba preparándose para su primer día de trabajo. Se miró al espejo una última vez, de verdad a su tía se le daba muy bien el disfraz pues hasta él mismo siempre terminaba sorprendido de como verdaderamente parecía una chica: Una peluca castaña con un largo hasta un poco más debajo de sus hombros, el típico traje negro y el delantal blanco característico de una sirvienta con unos zapatos negros estilo ballerina que hacían conservar sus 1.70 de estatura –Woah- exclamó- Podría enamorarme de mí mismo- soltó una sonora carcajada y se dispuso a salir de su habitación.
-Por favor, asegúrense de que todo este impecable para su llegada, ya conocen las exigencias del joven Rivaille- Estas palabras hicieron crispar los nervios de las dos empleadas con las que hablaba la mujer, ya algo mayor- Estará aquí alrededor del mediodía apenas arriben a la entrada principal formarse como es debido ¿A quedado claro?- Su mirada ahora reflejaba una total seriedad esperando la respuesta de las jóvenes mujeres.
-¡Sí señora!- exclamaron fuerte y al unísono.
-Pueden retirarse- Dejó salir tranquilamente estas palabras de sus labios y espero a que las jóvenes se retirarán mientras divisaba a cierto castaño, cierta castaña, bajar lentamente por la gran escalera principal lista para comenzar el día, que, creía que sería totalmente tranquilo. Que equivocado se encontraba en ese momento.
-¡Elen!- Llamó desde su posición acercándose a medida que el joven iba llegando al primer piso, este aclaró su garganta y respondió con una suave voz femenina
-Dígame señora Elena, ¿Qué debo hacer el día de hoy?- Le dedicó una cálida sonrisa e inmediatamente la mujer lo tomó de un brazo y lo llevó a un lugar apartado para poder conversar más a gusto.
-Escúchame muy bien…- miró a todas direcciones asegurándose de que nadie los pudiera escuchar.
- Eren, los planes han cambiado un poco- Su mirada se volvió seria y sombría haciendo estremecer al aludido- Ayer por la mañana muy temprano recibí la llamada del hijo mayor de los señores, Rivaille, quien me ha informado que por temas de trabajo se quedará unos meses en esta casa- El joven tragó saliva sonoramente, eso no se lo esperaba pues si ese hombre llegaba a descubrirlo, tanto la mujer como él…- Creo que esta demás decirte que debes ser mucho más cuidadoso que la vez anterior cierto ¿cierto?
El joven asintió con un movimiento de cabeza.
- El joven Rivaille es absolutamente minucioso con la limpieza, nada, pero nada, escúchame bien Eren, nada debe estar sucio o desordenado sino la pagarás muy caro y debes evitar exponerte con el joven sino quieres ser descubierto ¿estamos claros?- su mirada denotaba preocupación.
-¡Sí señora!- exclamó fuerte y claro no pudiendo evitar sentir un poco de ansiedad y miedo.
-Muy bien, ahora por favor empieza tu rutina, lo mismo del invierno pasado ¿recuerdas? Apenas el señor esté en la casa acude a la entrada principal y deberás formarte para recibirlo, pasa lo más desapercibido que puedas. Retírate-
-Me pregunto, ¿Cómo será ese tal Rivaille? El invierno pasado que estuve aquí nadie de la familia se asomó por la casa, así que pude pasar esas dos semanas en total calma, pero ahora con el señor acá no sé por qué, pero me siento intranquilo- Suspiró pesadamente mientras acomodaba y limpiaba la tercera habitación del día, eran ya casi las una de la tarde y su estómago pedía por alimento pues se había esmerado más de la cuenta ante la amenaza de su tía en la limpieza y ya su cuerpo le empezaba a pasar factura, fue entre pensamientos que sonó su celular proyectando un número de más ya conocido por el castaño, procedió a contestar la llamada- ¡Armin, qué gusto que me hayas llamado!-
- Eren, pues claro que si, como no iba consolar a mi mejor amigo al tener que trabajar un dos de enero- estalló en carcajadas el menudo rubio que se encontraba tras el aparato.
-Ja j aja muy gracioso pequeño genio- resopló Eren con molestia
-oh vamos Eren no te enfades sabes que es solo una broma, pero de verdad quiero saber cómo va tu día de trabajo- Habló calmadamente.
-Pues muy bien, aunque ya siento que el primer día me va a terminar matando, ¡ni te imaginas la noticia que me dieron hoy!
-¿A qué te refieres, es algo malo?- La preocupación embargo la voz del chico.
-Pues verás…- Eren estaba por explicarle la situación a su amigo cuando escuchó una fuerte voz por los pasillos.
-¡El joven viene llegando, vayan a la entrada principal!-
Eren se crispó al instante
- A la noche te cuento Armin, nos estamos hablando-
-Pero...- No alcanzó a terminar la frase pues Eren le había cortado y como alma que lleva el demonio corrió a la entrada en donde ya se encontraba toda la gente del servicio esperando por el señor Rivaille.
Pasó saliva sonoramente y sentía que el estómago se le revolvía a cada segundo que pasaba, cuando un automóvil se asomó por la amplia entrada y se estacionó frente a los empleados Eren no pudo evitar que se le desencajará la mandíbula y se emocionará de sobremanera. ¡Un lamborghini! ¡Un lamborghini gallardo frente a él, frente a sus ojos! Sintió que iba a desfallecer de mirar tan precioso vehículo, mas cuando se bajó su dueño el nerviosismo y el revoltijo en su estómago volvió a él. Sus dudas fueron satisfechas en ese momento, el señor Rivaille era un hombre de baja estatura, más bajo que él, Un cabello negro como la noche perfectamente peinado, dueño de unos ojos verde olivos que adornaban una bella faz blanca, portando un traje negro que quizás fue hecho por uno de los mejores diseñadores de París exclusivamente para él.
-Un hombre extremadamente atractivo- Pensó- ¿¡Wait!? ¿¡Qué acabo de pensar!?- Eren se sorprendió por el rumbo de sus pensamientos, podría jurar que un leve sonrojo adornó sus mejillas y que el estómago se le revolvía con mayor fuerza esta vez.
-Señor Rivaille, es un placer tenerlo de regreso en esta casa, espero que su estadía en este lugar sea amena y gratificante para usted- Elena, grácilmente recibió al hombre quien respondió con un ademán de cabeza y se dirigió a los presentes.
-Oh- suspiró- Veo que han mantenido este lugar perfectamente impecable, no está mal- "saludó" a los presentes y se dispuso a entrar a la casa, mientras iba subiendo un sonido de un estómago hambriento detuvo su paso y se giró para encarar a la persona que había emitido ese sonido.
Los presentes intentaban contener la risa lo que más podían mientras cierto chico quería que se lo tragara la tierra. Agachaba firmemente la cabeza en señal de la inminente vergüenza que sentía en esos momentos y sus manos empezaron a sudar, unos pasos se sintieron cerca suyo y pudo notar como aquel hombre de mirada fiera se había quedado parado frente a él.
-Levanta la cabeza- Ordenó fuertemente y el aludido se limitó a obedecer, empezaba a sudar frío mientras las palabras de Elena retumbaban en su cabeza "debes evitar exponerte con el joven sino quieres ser descubierto" y ya había empezado mal, miró disimuladamente a la señora, quien a pesar de su actitud seria Eren podía distinguir el nerviosismo en su mirada.
-¿Cómo te llamas jovencita?-
-Elen, Elen Jäeger señor- Dijo lo más calmado posible mientras rogaba a todos los días habidos y por haber que el señor no lo descubriera.
-Elen- Casi escupió el nombre- Será mejor que desayunes bien en las mañanas y que ahora mismo almuerces debidamente, no quiero a una maldita mocosa como tú tirada por ahí por descompensarte al no alimentarte bien, de lo contrario te echaré a patadas ¿entendido?- En ningún momento vaciló y sus palabras salían frías y desgarrantes, Eren sintió que cada una era una daga que se incrustaba en su pecho.
-Sí señor, no volverá a suceder- respondió con determinación en su mirada y un cierto alivio en el alma al sentirse libre de peligro, por ahora.
-Bien- Fue su escueta respuesta y se dispuso a reanudar su marcha al interior del inmueble.
Elena suspiro con alivio.
-De la que me he salvado- pensó el joven Jäeger, dispuesto a seguir con sus labores por ese día.
Necesito un descanso urgente, quiero mi cama- caminaba pesadamente hacia su habitación, ese día vaya que había sido agotador, tanto por el desgaste físico como emocional, el señor de la casa vaya que era exigente, estaba a unos pasos de su tan ansiada pieza cuando la vibración de sus celular se sintió en su delantal, ya sabía quién era. – Armin, discúlpame por no haberte llamado, pero de verdad estaba muy ocupado-
Miraba atentamente cada rincón de aquella habitación, la más apartada de la casa, tanto así que si se gritaba en ella sería un milagro si el huésped más cercano escuchaba, y donde dormía cierta muchacha que le había llamado la atención apenas llegó de su largo viaje. Debía confesar que ni siquiera había reparado en ella, pero cuando la tuvo al frente y lo miró, sintió como su mundo fue atrapado en esos hermosos ojos verdes, los más bellos que había visto en su vida y lo cuál nunca confesaría. Sintió un poco de curiosidad sobre el por qué la chica dormía tan apartada del resto de los sirvientes, estaba bien que solo trabajará aquí durante vacaciones, tal como le había informado Elena cuando le pregunto en la cena, pero aún así le extrañaba en demasía la situación y más considerando que pudo notar como su nana se había puesto nerviosa ante aquella pregunta.
Por eso estaba ahí, quizás encontraba alguna pista que le sea útil para saciar su curiosidad. Miraba felinamente cada detalle cuando sintió unos pasos acercarse y una voz cada vez más cerca de ¿un chico? Rivaille enarcó una ceja, totalmente confundido, rápidamente se escabulló en el armario y cerró la puerta preocupándose de hacer el menor ruido posible mirando hacia el exterior por las pequeñas rendijas que este poseía en espera de aquel visitante. ¿Acaso…?
-No te rías Armin te juro que casi me muero del susto y del miedo- Se quejaba Eren mientras hablaba por teléfono y entraba a su habitación completamente ajeno al hombre que ya se encontraba en ella. – ¡no te rías de mi desgracia!- se quejó ahora más fuertemente y de un sopetón se deshizo de la peluca que quedó tendida a los pies de la cama, descubriendo su verdadero cabello y su verdadera identidad. Rivaille quedó pasmado del asombro, más su cara mantenía su expresión seria y asesina.
Eren tendió también el celular en altavoz en la cama y se dispuso a quitarse el molesto uniforme.
-Disculpa- hablaba entre carcajadas su amigo- es solo que eres tan cómico Eren.
-Eren- Rivaille guardó para sí el nombre del, ahora, muchacho de hermosos ojos verdes, y hermosa cara también. Miraba atentamente al castaño, como este se desprendía de sus prendas en movimientos que a Rivaille le parecieron bastante sensuales. Por supuesto el chico era ajeno a todo esto, seguía discutiendo con su amigo quien se reía de las aventuras de su amigo en aquel lugar, cuando Eren quedó solo en ropa interior Rivaille no pudo evitar relamerse los labios.
- Bueno Armin, después hablamos, tomaré una ducha y después dormiré pues estoy muy cansado. Buenas noches-
-Buenas noches Eren- Colgó su amigo-
El joven se dispuso a dirigirse al baño de su habitación y se enfrascó en una ducha reparadora. Cuando este entró al baño, Rivaille sigilosamente salió de su escondite y abandonó la habitación con una sonrisa casi imperceptible en sus labios. Cuando cerró la puerta y aún sosteniendo el pómulo de la puerta susurró- Eren Jäeger ¿eh? Creo que mi estadía aquí va a ser muy interesante.
