Los personajes utilizados en este fanfic son propiedad de Akira Amano.

Aclaraciones y Advertencias: Los personajes no me pertenecen. OC. OCC. Una historia ramdon con sus debidos momentos serios. (?)

Summary: Su hermana iba a concederle algo que nadie de su calaña se merecía: tendría un año de libertad antes de asumir el liderazgo de su Famiglia. ¿El problema? Precisamente al único lugar que se quiso largar para alejarse de la Mafia, está plagado hasta la médula por la estirpe más alta de ellos. [OC's x Personajes]

Prólogo

En la bella Italia se llevaba a cabo una peculiar conversación, de esas confidenciales que sólo pueden llevar una hermana menor y una hermana mayor mientras una cepilla las hebras de la otra. Se encontraban en una majestuosa habitación, en una mansión igual de rimbombante, frente a un ostentoso tocador.

—¿Por qué tengo que hacer esto, Carmine? —se quejó la quinceañera, viendo con ayuda del espejo la figura de su hermana.

La fémina era una despampánate belleza siciliana de diecinueve años y medio. De pelirrojo y sedoso cabello, actualmente atado en una modesta cola de caballo de longitud mediana; figura curvilínea y medidas bastante generosas, piel cremosa y ojos color caramelo tan claros que podían confundirse con el ámbar.

Sorella, deja de exagerar.

Carmine suspiró por enésima vez desde que empezó toda la charla. Uno pensaría que la joven se estaba quejando de su acicalamiento, pero aquella era la última de las preocupaciones en la mente de su hermana. La pelirroja lo sabía mejor que nadie.

―Y también deja de moverte, tu cabello de Rapunzel no es fácil de domar —agregó.

—No exagero —la otra se cruzó de brazos y estuvo quieta a sabiendas de que podían darle un buen tirón—. Simplemente no quiero ser parte de esto. No quiero liderar una mafia, hermana. Quiero ser normal, común y plebeya.

A los ojos del mundo, Carmine no era una persona tolerante, amable y mucho menos alguien compasiva. Pero su hermana era una de las contadísimas personas en el desgraciado universo con quien podía serlo, al menos por un rato.

Por eso mismo no le dio falsas esperanzas, ni le dijo que todo estaría bien. Ambas eran conscientes de que ninguna tenía derecho a anhelar una vida común y corriente. Las dos estaban podridas, todo a su alrededor lo estaba. Era el estigma de los Cacciatore.

Infortunadamente, sólo una de ellas estaba completamente atada de manos y pies por ese apellido. Michelle tenía su destino sellado desde que se le anunció como la siguiente sucesora de la Famiglia.

Carmine no podía cambiar eso, pero sí podía mantenerla atada a la realidad para que no se lastimara innecesariamente. Su hermana siempre había sido frágil aunque ante otros expresara gran fortaleza y frialdad. Siempre le dio la impresión de estar hecha de cristal, pues era hermosa y transparente.

Sí, Michelle era de cristal. Un cristal bastante roto.

—Liderarás bien, ya verás —la pelirroja deliberadamente ignoró el tono amargo de la menor y continuó cepillando el larguísimo cabello de ésta—. Y si no, bien puedes encontrarte un marido adinerado y, como dicen en Latinoamérica, «dejarle el muerto a él» —sonrió con picardía mientras seguía su labor.

Michelle hizo un mohín con los labios, expresando disgusto ante la idea de contraer nupcias.

—¡No! ¡Yo quiero vestir santos!

—¿"Vestir santos"? —miró a la castaña con diversión.

—Es un decir. Significa que quiero ser una solterona.

Carmine estuvo tentada a negar con la cabeza, interiormente entretenida por las ocurrencias de su filial, pero no lo hizo.

—Eso no se puede, eres una Cacciatore.

«Y como futura cabecilla, nos tienes que dar herederos», estaba implícito en la oración.

—Una bastarda de los Cacciatore —corrigió irritada, claramente habiendo recibido el mensaje—. Tú eres hija legítima ―de repente acusó―, al igual que el idiota de Azha. ¿Por qué, entonces, debo heredar yo? —expresó la razón de su malestar.

La mayor lo sabía, como era de esperarse. Carmine lo sabía todo. Siempre. Y aquello no se limitaba solamente a su familia. Ella era una informante de renombre en el bajo mundo. La bruja que todos llamaban «Circe».

Fingió pensar una respuesta, pero a los segundos se hundió de hombros y contestó:

—¿Porque Azha es un gigoló vago e irresponsable y yo una libertina?

—Claro, y yo que soy hija de una ramera merezco que me encadenen al trono —refutó con sarcasmo—. Hermana, dame una razón lógica. Yo no lo comprendo… —casi suplicó.

Sólo a sus hermanos dejaba verla comportarse así, especialmente porque sabía que ellos tenían cierta debilidad ante la cara de cachorro pateado que ponía.

Pero Carmine no cedió un ápice. En su lugar, contestó lo más evidente:

—El viejo va morir pronto, Mich. Dudamos que sobreviva el año.

Si era sincera, a Michelle no le sorprendió ni la descarada evasión de su hermana o el dato sobre su desgraciado progenitor. Era obvio que no le sacaría nada a su acompañante desde el momento en que ésta le mandó la indirecta sobre las nupcias. Lo otro lo veía venir porque el hombre se la pasaba fumando y tomando a cada hora, todos los días.

¿Lo que realmente la sorprendía? Que para estas fechas no lo hubiera matado ya alguno los mil y un enemigos que se creó a lo largo de los años, con su desagradable forma de ser y actuar. Selectivo grupo donde, por cierto, figuraban sus hermanos y ella misma.

Pero seguía sin entender qué tenía que ver ella en todo eso.

La Famiglia Cacciatore no era ni indiferente ni muy importante a las demás Famiglias, quienes mantenían su distancia y se encontraban en un plano neutral hacia ellos por la clase de negocios que trataban. Si la mafia era oscura, ellos eran lo más oscuro entre lo oscuro. Se encargaban de lo más sucio dentro de aquel mundo corrupto, de aquello que las demás Famiglias no querían hacer por temor a manchar su reputación; si cualquiera necesitaba hacer aquel tipo de trabajo, llamaba sin dudar a los Cacciatore. Ensuciarse las manos para que el resto siguieran intachables dentro de aquel mundo, eso es lo que hacían. «Los Basureros», algunos hasta les apodaban «The Undertakers».

Si algo tenían claro todos los mafiosos, es que los Cacciatore eran incluso peor que los ahora extintos Estraneo.

En lugar de esconderse y confabular a espaldas de todos siguiendo el protocolo de falsa señoría, ellos estaban libres de conflictos morales y no dudaban en aceptar cualquier tipo de trabajo que les llegara, cual si fuesen una cooperativa organizada de sanguinarios mercenarios. La única razón por la que ninguno de ellos se encontraba en Vendicare es porque, además de refugiarse en vacíos 'legales', siempre habían permanecido bajo un velo de misterio absoluto. Nadie sabía cómo trabajaban, quiénes eran sus miembros o la totalidad de las personas en sus filas, siendo las únicas figuras públicas de la casa Carmine, Azhael y Federico Cacciatore.

Michelle, como hija bastarda, solamente era un seguro. Un repuesto en caso de que algo les pasara a los herederos legítimos. Ella solamente era una reserva inútil que permanecía escondida del ojo público. Alguien que en teoría no existía. Y por eso ella casi sufre un infarto a causa del disgusto extremo que la embargó al enterarse que ella, y no sus hermanos, llevaría el peso de aquel mugroso legado.

De no haber sido por que Carmine estaba a su lado a la hora que hicieron el anuncio, Michelle Arianne Cacciatore se habría suicidado con una peineta… o al menos lo habría intentado.

Resoplando ante el repaso mental de los hechos, no pudo evitar despotricar:

—Bien merecido se lo tiene el muy…

—Y no te rebato eso —interrumpió la pelirroja, cepillando lentamente las largas hebras color cacao de su hermana menor—. Pero Azhael es una decepción y yo no puedo defenderme mucho, ¿sabes?

—Oh, por favor —Michelle bufó—. Azhael es un maestro de la esgrima y bastante brillante, sólo es un vago. Tú eres hermosa, carismática y una perra manipuladora, pero eso te hace la mujer más genial que conozco —buscó los ojos de su hermana en el espejo, y sonrió tristemente cuando los encontró—. ¿Y yo qué soy? No tengo belleza, habilidad, talento o inteligencia. Ni siquiera tengo la estirpe completa. Soy como una cachorra mestiza rodeada de puros perros con envidiable pedigrí.

—Eso no es verdad —Carmine jaló intencionalmente su cabello, gruñendo—. Eres una cantante talentosa, y más bella que cualquier plebeya. Te mueves con gracia digna de una Princesa, y eso lo sé, la Emperatriz aquí presente te lo enseñó.

Tal vez la menor se veía a sí misma como una sucia y opaca hija de una cualquiera, pero Carmine veía otra cosa. Para ella y Azhael, el imbécil de su hermano mayor, Michelle era su sol y la única razón por la cual ambos se habían quedado en esa casa del mal.

Tenía un encanto infantil mezclado con picardía, reflejado en su traviesa sonrisa. Contaba con ojos misteriosos de color azul-grisáceo, grandes y enmarcados por largas pestañas negras. Su cuerpo era esbelto, no tan curvilíneo como el de la mayor, pero sí atractivo a la vista y también poseía busto generoso para su edad. ¡Y su piel! Oh, lo que daría la mayor por tener piel tan blanca como la porcelana.

Michelle era muchas cosas: impulsiva, revoltosa, sarcástica compulsiva, a veces hasta estúpidamente inocente. Pero no era fea. No a sus ojos, de su hermano, o los de cualquiera con dos o más dedos de frente. Y por eso a la pelirroja le irritaba cuando la menor se menospreciaba.

Sí, Michelle era la hija de una puta. ¿Y qué? La propia Carmine se reconocía como una, y eso no la hacía menos hermosa. ¿Por qué su hermana no podía verse igual, entonces?

—Estás teniendo esos aires de realeza otra vez —comentó la menor, disimulando el dolor del tirón.

La pelirroja regresó a la realidad en ese momento.

Opps —murmuró distraídamente.

Si Carmine y Azhael quisieran podrían largarse de la mansión Cacciatore cuando se les diera la gana, Federico no tenía ningún poder sobre ellos. No los asustaba. Era sólo un viejo enfermo y ellos imparables cuando decidían trabajar juntos.

Además, la pelirroja tenía contactos. Podría hacerlos desaparecer con ayuda de unos forenses en Rumania (conocidos suyos). Nada más quedaría el papeleo para las nuevas identidades y probablemente una cirugía estética menor… pero esto último era un crimen contra su propia belleza y la de su hermano, por lo que no era una opción que le interesara mucho que digamos.

La obvia solución al problema sería escapar con Michelle y Azhael, desaparecer juntos y crear una nueva vida. Mas aquello sería imposible. No es que no pudiera hacerlo, la pelirroja podía; sería tan fácil como comer pastel. Pero sinceramente ni su hermano o ella misma podrían vivir una vida común si lo intentaban ahora, ya era muy tarde para ellos.

Y no estaba muy segura respecto a Michelle. Ella todavía conservaba la idea de ser libre, pero dudaba seriamente que su hermana pudiera adaptarse completamente al mundo exterior.

De repente tuvo una epifanía.

―¡No todo está perdido, sorella!

La chispa que surcó los ojos de su hermana le dejó claro a la menor que, sin duda alguna, Carmine había tenido una de esas ideas que tendían a costarles problemas de los gordos con el viejo verde de su padre.

¿Ya mencionó cuanto la adoraba?

—Hagamos un trato —continuó la de ojos ambarinos, sonriente y en tono cantarín. Sea lo que sea que le transitara por la cabeza, debió ser bueno para ponerla así.

Carmine era ocurrente a extremos que nadie podía considerar humanos. Y más que nada el mundo, a la pelirroja le satisfacía salirse con la suya y disfrutar el rotundo éxito de sus planes. Enervar a Federico era un bono extra.

Michelle estaba ansiosa por escuchar su idea.

—Te dejaré un año entero probar la vida de una chica normal, te alejaré de esta basura de casa y su manchada reputación, y dejaré que escojas a tus Guardianes por ti misma en lugar de aceptar los que quieren imponerte —enumeró con entusiasmo—. ¡Pero! Cuando termine el año o se muera el viejo (lo que pase primero) regresaras a tu casa, aquí en Sicilia, y asumirás tu rol. Sin peros, sin excepción.

Podía parecer una promesa imposible, considerando que ahora la menor era la maldita heredera y todo el peso de la Famiglia acababa de caer sobre sus hombros esa misma tarde. Pero las palabras de Carmine eran sinceras. Si su hermana se lo hubiera dicho a cualquier otra persona, seguro habría una trampa en ese trato; no obstante, se lo había dicho a ella. La mayor era incapaz de traicionar a sus hermanos y viceversa. Si se lo estaba ofreciendo, es porque era capaz de cumplirlo.

La abrazó sin poder contenerse.

Tal vez no podía ser libre de toda esa basura como tanto quería, pero no importaba. Un año. Tendría un año de libertad. Su hermana iba a concederle algo que nadie de su calaña se merecía.

—¡Es un trato!

No tenía idea de que esas tres simples palabras sellarían su destino.

Continuará

Nota de la Autora:

| 11/12/2015 – Editado |

Heme aquí, escribiendo cuando se supone que debía estar estudiando. Soy todo un caso. Pero la inspiración llamó y me senté frente a la Laptop sin poder evitarlo.

Como seguramente intuirían… sí, es otro de esos OCxPersonajes. Pero es uno escrito por mí, lo que significa: randomneadas, trolls everywhere, temas serios inesperados, y toda una telenovela brasileña que no puedo vender a televisoras por el Copyright de los pjs de KHR. (?)

De ustedes depende si sigo o no. Así que, si les interesa unirse, envíenme un MP a mi perfil o dejen claro que les interesa participar en un review. Yo les envaré la ficha que deben llenar para documentar a su OC en la historia, y dicho esto me temo a que las personas que salgan como Guest no podrán participar. No es por algo personal, sino que a los que son Guest no tengo cómo ni adónde enviarles la ficha.

En fin. Si les interesa, pues cool. Son bienvenidos. xD

Sayo.