Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! pertenece a Akira Amano.
Advertencias: Spoilers del Varia Arc y Future Arc. Gen.
Notas: Soy una sucker para este Angst, sob Lambo ;_; *se lo roba*.
Presente.
—¡Lambo, detente!
—¡Nunca serás tan rápido como el gran Lambo-san, Tsuna!
Riendo a carcajadas, adornando cómicamente su cabeza con unos boxers de l joven castaño, Lambo escapaba de él por toda a residencia Sawada. A mitad tropezones y desequilibrio, Tsuna le perseguía para que se los devolviera, y que no fuera a tener la brillante idea de ir a la calle con eso suyo puesto.
El pequeño guardián del rayo le sacó la lengua antes de aumentar la velocidad, pero no se percató de la escalera cada vez más cerca de él, y soltando un '¡Gupya!' llegó al inicio de la bajada en una muy mala posición.
—¡Lambo! —tal vez fue su suerte que le gusta empeorar, o quizá el espanto al ver el pequeño irse escaleras abajo, pero como sea alcanzó a llegar hasta él, pero no a detenerle. Amortiguó la caída del morenito, llevándose él los moretes y golpes varios hasta que lograron detenerse.
—Uhuhuh.. Lambo-san está mareado… ¡Hagámoslo de nuevo, Tsuna!
—¡Es peligroso! —se quejó el mayor, por fin haciéndose de sus boxers, asegurándose que los guardaba bien en sus ropas.
—¡Buuuh! Tsuna es un aburrido.
—¡Lambooo! —¿Qué más podía hacer? Era algo diario lidiar con el pequeño. Un sistema loco de rutina diaria a la que se había acostumbrado, y con el tiempo, a apreciar.
Antes de siquiera darse cuenta, Tsuna se encontró a si mismo riendo a los pies de la escalera, todo moreteado y con el pequeño a su lado.
10 años después.
—¿Por qué le proteges con tanto ahínco, Tsuna? Es un guardián, tu guardián.
No, no fue su intención escuchar eso. Fue inevitable, a esa hora se supone que todos dormían y él sólo se había levantado con unas ganas de beber un vaso de leche fría. Atravesando el largo y elegante pasillo de la mansión, se encontró con una anaranjada luz de la puerta entreabierta de la sala. Y dentro, reconoció dos voces; la de Reborn fue la primera.
No tuvo que pensar demasiado para saber de quién preguntó. Él era el único protector de un anillo que era un cobarde, y más cerca de sentirse inútil. Realmente, Lambo se cuestionaba su propia posición como guardián del rayo, no se encontraba que hiciera un gran papel como uno. Siempre le protegían, o solían evitarle las misiones peligrosas. Que Tsuna le protegiera sólo significaba que era un blanco demasiado fácil.
Para nada no esperó que la respuesta del castaño Jefe fuera otra.
—Porque es mi hermano menor, vale la pena protegerlo.
20 años después.
"¡Vaca idiota!"
"¡L-Lambo, los crayones no se comen!"
"SONRÍE AL EXTREMO, LAMBO"
"Descansa aquí… te traeré golosinas de uva"
"¡Vamos a jugar con I-Pin a las escondidas!"
Le protegieron. Siempre. Los esfuerzos para que el pequeño y llorón Lambo sobreviviera bajo el manto de la familia más poderosa dieron resultados, pero ¿a qué precio? A sus 26 años jamás acabaría por arrepentirse de que él no protegió a sus personas importantes, a sus hermanos y hermanas.
¿De qué servía que le hayan mantenido con vida si ellos no estaban para ver lo fuerte e independiente que se había vuelto? De nada.
Por Dios, cómo diablos dolía. Era algo que superaba cada día del año, sin embargo terminaba por flaquear cuando en sus brazos reposaban unas flores e inciensos y frente a él yacían las inscripciones de sus amigos.
—El hermano menor creció, y es fuerte. Sigue comiendo golosinas de uva y… está… muy bien.
Como en cada visita, las lápidas con nombres conocidos se humedecerían por el sentimiento de pérdida que tenía su corazón.
