-…FANTASMAS DEL PASADO…-
Parte I: Yo vivo por ti…
Luego del desenlace de la pelea de Pain y Naruto e incluso después del Rinne Tensei, Konoha sufría los estragos de la batalla que hizo a nuestro protagonista, el nuevo héroe de la villa.
Naruto no tuvo tiempo ni de un a comer un buen tazón de ramen antes de que le asignaran una nueva misión. Lo estaban esperando en la oficina del Hokague y como siempre Sakura estaba al costado de su maestra.
Muy a su estilo entró gritando:
- Ehh vieja Tsunade ¡qué pasa ahora! No me dejó ni ir a celebrar al Ichiraku Ramen con Sakura- chan ahora que…prácticamente es mi novia- el rubio se ríe levemente recordando el abrazo que le dio su compañera en su regreso. Esta expresión no duró mucho después de ver la vena que le sobresalía en la sien de Sakura y su puño que lo alertaba de que debía callarse la boca.
– Déjate de estupideces Naruto, tienes una misión en el País del Demonio – Dijo la mujer de busto prominente.
– País del Demonio…ehh…ahh...– Sakura lo miraba atenta – ¿eso existe vieja Tsunade?–
Sakura estaba a punto de dejarse llevar por sus impulsos- ¡Serás idiota! ¿Acaso no te acuerdas de la chica…la única chica, que te propuso que la ayudaras con la descendencia? Pff menuda sacerdotisa…- Esta se cruzó de brazos desviando la mirada con desaprobación –
Naruto la miró confundido y se dirigió al Hokague – Bueno y cuál es la misión vieja…– Tsunade se apoyó en el respaldar– Akatsuki pasó por la frontera con el país del Demonio, persiguiendo a uno de los Bijuus, necesito que vayas allá y averigües todo lo que puedas, parece que era el Jinchurikii del Hachibi. Quizá tú y él ahora sean los únicos que quedan. Necesito el informe. La sacerdotisa del lugar, a la que al parecer conoces bastante bien, podrá ayudarte. –
La expresión de Naruto había cambiado cuando este mencionó lo del Hachibi. Apretó su puño. El chico ya iba en serio. – Está bien, vámonos Sakura-chan – Esta leyó sus pensamientos, sabía que además del tema de Sasuke, esa era otra de sus mayores preocupaciones
- Naruto, no iré contigo, me quedaré a entrenar con Tsunade-sama. Pero parece haber una voluntaria – Esta miró a alguien que estaba detrás del rubio. Era Hinata, estaba totalmente sonrojada por lo que Sakura había dicho, era la verdad, pero después de lo que le había confesado a Naruto durante la pelea con Pain, eso la dejaría en evidencia.
Naruto se volteó a verla y esta empezó a hiperventilar como de costumbre. Pero decidió en el momento mandar al diablo todos esos sentimientos de inseguridad. No había marcha atrás, debía afrontar las consecuencias de sus actos y de sus palabras. Levantó la mirada y se encontró con los penetrantes ojos azules del hombre que amaba más cada segundo que pasaba.
Al fin pudo soltar una leve sonrisa – ¡Ohayo Naruto-kun! –
Las dos mujeres que tenía al frente se quedaron sorprendidas con la reacción del chico. Estaba sonrojado y luego estalló en risas nerviosas mientras se rascaba la cabeza. Sakura y su maestra intercambiaron miradas como él que no entiende un carajo de lo que pasa.
– Ho-holaa H-hinata-chan, así que tú serás mi compañera de equipo-ttebayo…- Todos se daban cuenta de la situación menos la ingenua Hinata, ella había idealizado a su amado. No cabía en su cabeza la posibilidad de que este se sintiera avergonzado por ella. Pero se alegró al verlo reír, era una buena señal para la Hyuga.
La misión estaba dada y estaban listos para partir.
El camino estuvo sin novedad, se tornaba callado, eso a la chica no le molestaba, pero para Naruto que hablaba demás, era una sensación extraña. No le salían las palabras…sólo miraba a la chica que había empezado a ir delante de él, como si los roles se hubieran intercambiado.
A lo lejos ambos podían divisar la barrera de frontera entre Konoha y el país del Demonio. A Naruto esto se le hacía familiar, ya había estado allí en el pasado. Pero perdió totalmente la concentración en cuanto vio caer a su compañera de los frondosos árboles. Antes de que cayera, él ya la tenía en sus brazos y la recostó en un árbol
– ¡Hinata-chan! ¡qué pasa! ¿estás bien? - Ella lo miró sonrojada por la cercanía de sus rostros.
– es nada Naruto-kun, sólo es una pequeña herida, vámonos ya, lo único que hago es retrasarnos – intentando reincorporarse, con una mano en su abdomen y con un gesto de molestia.
El chico rubio la tomó de los hombros y la volvió a sentar, no tuvo que usar mucha fuerza, se daba cuenta lo delicada que era la kunoichi que tenía en frente – No me vengas con eso Hinata, déjame ver tu herida –
Ella se sonrojó más por lo que implicaba eso – Etto…no Naruto-kun no es necesario –
Él como si no hubiera escuchado le levantó la polaca que llevaba encima, dejando al descubierto su vientre y la herida.
Ella desvió la mirada echa un tomate, sintiendo que no iba a superar que esas manos suyas estuvieran tocando su cuerpo. Todo lo demás (incluyendo el dolor de la herida) desaparecieron.
En cambio para el rubio era más el dolor que sentía al saber que esa no era cualquier herida. Era la herida que desató que el demonio que llevaba en su interior lo descontrolara. Era esa herida que Pain había hecho con el único fin de matar a Hinata. Todo lo que Hinata estaba pasado era por él. – Lo siento…tú no debiste…no debiste hacer eso por mí – Puso sus manos en la herida agachando la cabeza–…yo debería estar ahora en tu lugar –
La chica de cabello azul se quedó mirando a su amado con ternura. No sabía muy bien que hacer. Tenía ganas de decirle que lo haría otra vez si fuera necesario, que ella era capaz de dar su vida porque él viva, por él ella vivía.
– No Naruto-kun, estas heridas significan mucho para mí – puso sus manos encima de las de él –Por ellas es que tú ahora estás conmigo y si tú estás conmigo, yo…yo estoy viva Naruto-kun.-
El ojiazul levantó la mirada sorprendido. Hinata Hyuga una vez más lo había dejado sin palabras...
