Hola a todaaaas!!!
Me es extraño publicar acá... pero bueno, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas... ¬¬ Hay algunas que me conocen y probablemente otras que no... así que me presento un poco xP
Soy Valita y vengo de la Web de Harry, que por problemas de spam se volvió inaguantable y mis propios fics se vieron contaminados por la publicidad basura... así que bueno, recurrrí a Fanfiction para publicar el fic que ya empecé hace bastante (por lo que, al menos al principio, las publicaciones serán constantes y con poco y nada de restraso) y que tuvo bastante éxito en su página de origen... espermos que aquí pase lo mismo )
Aaahhh!! Y antes de que se me olvide, gracias Naaeee por ayudarme con esta publicación, porque me estaba costando bastante S jajaja zeeenkksss.. y suerte en la U!!
Bueno... a las nuevas lectoras les digo.. Bienvenidas!! Y a las antiguas les digo... Bienvenidas otra vez!! (como dijo cierta vez un sabio mago) jajaja gracias de antemano por leerme y sepan que AMO los posts.. así que si quieren hacerme feliz, déjenme muchooossss!!!
Creo que es todo... suelo hablar bastante antes de publicar los capítulos, así que si recién me vienen leyendo... acostúmbence xD Pero de todas formas ya me callo y les dejo el capítulooo!
Ojalá les guste y ya saben... quiero comentarios!! a las antiguas.. modifiqué un par de partes, quizá sea bueno que le echen otro vistazillo ;)
Besos de chocolate con mentaaaaaa!!!
1. Encuentro inesperado
- Por fin vacaciones!- exclamé mientras doblaba y guardaba un par de poleras en la gran maleta verde pastel que yacía sobre mi cama.
- Y que lo digas… ya no daba más con la Facultad de Sanadores…- mi pelirroja amiga se encontraba en mi pieza, ayudándome a empacar ya que ella ya había terminado con su maleta.
- ¡De qué hablas, Ginny¡Si salías de parranda prácticamente todos los días!
- Bueno y… vida hay una sola¿no?- se excusó ella- Además, tú no sabes cómo me partía el lomo estudiando…
- Sí, Ginny… sí…- acordé entornando los ojos.
- De cualquier manera… estas vacaciones nos vienen bien a todos, y más si son en las tropicales playas de "Mami"¿no?
- Miami, Ginny… Mi-a-mi…- corregí con voz cansina por enésima vez en aquella tarde.
- Bueno, eso… ciudad al fin y al cabo.- se encogió de hombros, mientras yo rodaba los ojos y seguía guardando mi ropa- Pero no entiendo… ¿por qué ir en esos armatostes metálicos cuando podemos aparecernos?- interrogó frunciendo levemente sus cejas colorinas.
- Aviones, Gin… se llaman aviones…- ella asintió- Y bueno… es más entretenido así¿no? Te sirve para experimentas cosas nuevas… Aprovecha, por lo demás no tenemos que pagar un sólo galeón, ya que es el regalo de cumpleaños adelantado de mis papás.
- Si tú lo dices…
En lo que quedó de tarde, terminamos de guardar mi ropa y finalmente nos sentamos en la cómoda cama de dos plazas que centraba mi habitación. Me estiré con cansancio evidente y una expectación difícil de contener, y mirando a mi amiga pelirroja comprobé que ella estaba en la misma situación que yo. ¿Vacaciones en el trópico?... ¡Cuánto tiempo soñamos con esto!
- ¿Cuándo llegarán Harry y Ron? Ya se nos está haciendo tarde…- preguntó Ginny echándole minuciosas miradas a su reloj de pulsera, como si quisiera que de pronto las manecillas de pararan, atrasaran o adelantaran... vaya uno a saber.
- Yo creo que ya están…-- el ruido del timbre me interrumpió-… por llegar… Vamos, ve a buscar tu maleta.
El viaje al aeropuerto fue tranquilo, con continuos cortejos de parte del pelirrojo hacia mí y constantes coqueteos de Ginny hacia el ojiverde, y viceversa. Los nervios del viaje inminente me carcomían las entrañas y sentía la adrenalina fluir por mis venas como si de sangre se tratase, ya que digamos que nunca me consideré muy adicta a todo lo que implicara altura. Hasta este momento había agradecido el ser maga y poder aparecerme (aunque la sensación fuera de vez en cuando nauseabunda), pero en esta ocasión no me quedaba otra que acatar los consejos de mis padres y "disfrutar" por una vez de un "plácido" viaje... que para mí era, más que nada, infernal.
El trámite previo al abordaje fue expedito, por lo que en 1 hora y media estábamos ubicándonos en nuestros asientos.
Me senté junto a Ron, mientras él ponía sonriente nuestras mochilas en el portaequipajes.
- Hoy te ves excepcionalmente atractiva, Herms.- me dijo una vez sentado, y yo contemplé divertida cómo sus ojos se desviaban por mi no muy discreto escote.
- Muchas gracias, Ron… tú también estás muy bien…- esbocé una media sonrisa. Lo cierto, es que el chico me atraía.
- Y… ¿qué haremos estas vacaciones? Me han dicho que aquellas playas son unas de las más paradisíacas del mundo… y que llevan a la relajación total…- ¿era yo o su rostro estaba cada vez más cerca del mío?- También sé que el ambiente es muy cálido… y que por las noches la temperatura sube considerablemente… Muy… muy… caliente…- no, definitivamente no era yo… su cara sí estaba a escasos centímetros de la mía. ¿Acaso planeaba besarme¡Ya quisiera él!
- Si me disculpas, Ron… debo ir al baño.- me levanté presurosa para escabullirme de aquella incómoda situación. ¿Tan confusas señales envié yo para que intentara besarme¡Merlín!
Alcancé a oír un débil "claro" de la boca del chico en cuestión antes de encaminarme a la parte trasera del avión, donde se encontraban los lavabos.
Pasé junto a Harry y Ginny, quienes se encontraban en nuestra misma fila pero al otro lado del pasillo, mientras éstos reían cómplicemente.
Rodé los ojos. ¿Acaso Ginny no tenía vergüenza? Nuevo hombre que se cruzaba en su camino, nueva presa dispuesta a ser devorada por aquella leona en celo. Y a Harry bien que le gustaría ser una nueva "víctima" cayendo en las garras de la pelirroja, pues andaba loquito por mi amiga.
El resto del viaje fue ameno y sin ninguna insinuación por parte del ojiazul a mi lado, puesto que al llegar del baño me sumergí en el libro que por esos días captaba toda mi atención. Leer lograba abstraerme y conseguía que los temores y preocupaciones que pudiera albergar dentro mío volaran muy lejos; tanto como escalaba mi mente en cada nueva palabra que mis ojos absorbían. Siempre lo he dicho y no entiendo por qué todos me miran como si fuera una loca... ¡un libro puede ser tu mejor amigo!
Al momento de poner el primer pie en tierras extranjeras me di cuenta de la notoria diferencia que aquella ciudad ejercía sobre mi amado Londres. Partiendo por el calor. Una brisa tibia azotó mi rostro y aunque un tanto densa, estaba llena de un frescor que me brindó la paz y tranquilidad que por tantos meses de estudio deseé desesperadamente.
Llegamos al hotel "Riu Florida", cuya localización era sencillamente privilegiada, ya que tan solo hacía falta caminar un par de metros para acceder a las aguas turquesa del Océano Atlántico. Nos registramos en la inmensa recepción, ambientada en elegantes tonos verdes y crema, y con un techo alto del que colgaba una lámpara de araña de proporciones desmesuradas. Al fondo del enorme hall de entrada, pude ver una magnífica mesa de pool enfundada en raso verde a la que se accedía subiendo una pequeña escalera, junto a la cual un apuesto barman servía tragos en una barra.
Recibimos las llaves de nuestras habitaciones de mano de un amable recepcionista y subimos por el ascensor junto con el botones que llevaba todas nuestras maletas.
La pieza que compartiría en el séptimo piso con Ginny era, lisa y llanamente, espectacular.
Al lado derecho, un cómodo sofá de dos plazas y dos sillones individuales ubicados frente a una mesita de centro fabricada en genuino roble, junto con un mini bar debidamente abastecido con todas las bebidas y tragos habidos y por haber hacían de estar. Una puerta a la izquierda daba con el extraordinario e inmenso baño de mármol italiano, cuya majestuosidad era exacerbada por la gigantesca tina ubicada en su centro, la que hacía a su vez de jacuzzi.
Y al fondo, la suite era coronada por dos amplias camas de casi dos plazas a ambos lados de la habitación, enfundadas en suaves sábanas de seda, cada una poseedora de una mesita de noche colindante.
Era sencillamente maravillosa, muy sofisticada y elegante.
Me aproximé a una gran ventana corrediza ubicada a un costado de la suite, accediendo al inmenso balcón con vista al mar. La vista era realmente impresionante.
Las arenas blancas se adentraban poco a poco en las tranquilas aguas, de un verde claro bellísimo. Más lejos, donde la profundidad era mayor, una franja dividía abruptamente las aguas verdes de unas azul profundo, en un cambio radical que hacía que el color azul de las profundidades se viera aún más oscuro en contraste con el verde turquesa de la orilla. Algo tan impresionante que sencillamente no me explico cómo puede haber tanta diferencia en la tonalidad, si es la misma agua, es todo parte del mismo océano. (N/A: Se entendió?? xD Los que alguna vez vieron las costas del Atlántico norte (no sé si en todo el Atlántico se vea así, pero por lo menos en Miami así era) me entenderán… Está el agua verde en la orilla, y luego cuando se hace más profundo, cambia radicalmente a un azul profundo… es como una franja imaginaria que divide los dos colores de una forma impresionante, como tomar una tijera y cortar el océano… es bellísimo)
Permanecí contemplando aquella fusión perfecta de colores que la naturaleza fue capaz de crear unos minutos más, para luego entrar y acomodar todo en la habitación.
Una vez ubicadas nuestras pertenencias en los roperos (que tuvimos que agrandar, pues nuestra ropa era mucha) nos pusimos los bikinis (N/A: traje de baño de dos piezas) y nos reunimos con los chicos, hospedados en la habitación contigua, tan sorprendente como la nuestra, para bajar a la piscina del Riu.
Las límpidas aguas, impasibles ya que en aquel momento no mucha gente se encontraba allí, invitaban a refrescarse.
Ginny y yo nos quitamos las poleras y shorts que llevábamos, quedando en el diminuto bikini.
Yo opté por uno de camuflaje, en el que los tonos verdes y cafés de la prenda favorecían el color de mi tez, y Ginny se puso uno azul profundo, el cual contrastaba con su cabello rojo fuego y piel porcelánica, y armonizaba con sus ojos mar.
Aguanté olímpicamente la risa que me provocaba ver la cara de Ron mirándome a mí, y Harry admirando a la pelirroja a mi lado, ambos con los ojos desorbitados y la mandíbula desencajada. Con Ginny intercambiamos una mirada cómplice de "¡Cómo los tenemos!" y sonreímos.
Al parecer, ellos no fueron los únicos en contemplar el espectáculo, ya que un guapo mozo que iba con bandejas en ambas manos se nos quedó mirando, sin fijarse por dónde iba, por lo que en menos de dos segundos había tropezado con una silla reclinable, para arrastrarse un par de metros y caer en la piscina, bandeja y todo incluido.
- ¡¡Mi jugo, niño!!- gritó histérica una señora mientras se paraba al borde de la piscina a gritarle improperios al desafortunado chico.
El ataque de risa que nos entró a la ojiazul y a mí no lo paraba nadie, carcajadas que fueron secundadas por Harry y Ron.
Sin embargo, la diversión no duró mucho, y nuestras risas se vieron ahogadas por completo con la llegada de un chico musculoso, poseedor de unos marcados abdominales y un torso torneado que brillaba gracias al efecto causado por el sol que se reflejaba en las múltiples gotas de agua esparcidas en él. Su cara blanquecina de finos rasgos era enmarcada por rebeldes cabellos rubio-platinados, los cuales caían desordenadamente por su frente, cubriendo en parte unos sorprendentes y penetrantes ojos plata, fijos en mí en aquel momento.
- ¿Hurón?
- ¿Castor?
Y bueno... ahí está!! Les gustó? Sí... no... guaaaat!!
Vayan abajo y déjeme un review... no les cuesta nada )
