VENGANZA
(KIMETSU NO YAIBA es una historia original de Shueisha. Y esta historia tiene solo un fin recreativo. No me demanden)
Una vez que Tanjiro y su hermana eliminaron a los tres demonios en uno, Teoni de la ciudad el noreste, y les dieron paz a los habitantes, sobretodo, a aquellas familias que hijas de 16 años, ya que eran las predilectas por los demonios come-hombres, Tanjiro emprendió camino despidiéndose de Kasumi, encargándole que cuidara a la chica que habían rescatado. Mientras reflexionaba en la reacción del demonio al preguntarle por el maldito Muzan que había dañado a su hermana. Iba absorto en sus pensamientos cuando oye a lo lejos un graznido y descubre que aterriza sobre su hombro.
- ¡Te toca ir a Asukasa en Tokio! – Le informa el pájaro – Se rumorea que hay algún demonio allí.
- ¿Ya tengo otra misión? – exclama sorprendido el joven espadachín.
- ¡Así es! – replica el ave negra.
- Espera un momento – protesta el chico.
- ¡No espero! – refuta vehemente el pájaro hablador.
- Espera, por favor. Sólo un rato. – suplica Kamado.
- ¡Calla y camina! – ordena el cuervo.
Mientras iba en camino a la Asukasa, una vez que el cuervo se alejó, tomó la ruta por la ciudad del norte que le quedaba de paso. Al rato ya había llegado a esta ciudad, llamando su atención que estaban todos los habitantes temerosos, esto le picó la curiosidad, por lo que decidió averiguar lo que estaba ocurriendo. Sin lugar a dudas, el éxito alcanzado en su primera misión en la ciudad del noroeste le daba algo más de seguridad al momento de enfrentar nuevos demonios, como los que podría encontrar en cualquier ciudad o pueblo, si es que era eso lo que estaba provocando esas extrañas reacciones de la gente del lugar. Al consultar a los lugareños se entera, que al igual que en la ciudad del noroeste estaban desapareciendo gente, pero esta vez se trataban de desapariciones de muchachos de la ciudad. Vio muchas casas con marcas de luto en las puertas y la gente con la que se encontraban en el camino lo veían con los ojos tristes y atemorizados.
Se acercó a una hostería para pedir más información y tener una base para emprender la búsqueda del demonio que podría estar asolando en esa ciudad. Al llegar a la clásica entrada de biombo y farola de papel en la puerta, olió el ambiente detenidamente. Lo olores de los seres humanos predominaban a los de los animales, y uno que otro olor no identificable. En el preciso instante en que levantaba la mano para abrir el biombo de entrada, alguien lo hizo desde adentro, y de la penumbra aparece una mujer de mediana edad que al ver a Tanjiro, abrió de par en par los ojos, ahogó un grito de terror y agarrándolo firme de los hombros le gritaba mientras lo sacudía:
- ¡Vete de este lugar! – Exclamaba aumentando el tono de su voz cada vez más fuera de control – aquí desaparecerás y morirás… - ¡VETE Y NO TE DETENGAS AQUÍ! – Descontrolada – mientras antes emprendas el camino lograrás salir de la ciudad antes de que oscurezca.
- Pero no me pasará nada – replicó el joven espadachín
- No sabes lo que dices – gritó llorando la mujer y corrió calle abajo a tropiezos cada vez que volteaba a verlo.
- Está así desde que se llevaron a su hijo Michimino – dice un hombre parado en el dintel de entrada mirando a la mujer alejarse y con la mano puesta sobre el hombro de Kamado. - ¿Necesitas algo, muchacho?
- Requiero información – Responde Tanjiro – quizás usted me pueda ayudar. –Exclamó haciendo una reverencia con la cabeza – Soy Tanjiro Kamado y supe que acá estaban pasando cosas inusuales como la desaparición de jóvenes – explicaba el espadachín.
- Así es, niño – le respondió el dueño del lugar – pero yo que tú no me acerco a esos lugares y te proteges en la casa que te quedes, hasta el otro día pues ya anochece y corres el riego de ser el siguiente. – replicó el hombre – si quieres te ayudo con la mochila que llevas.
- No se preocupe, aquí llevo algo muy valioso para mí. – Respondió seguro el muchacho – dónde han ocurrido estas desapariciones – siguió con las consultas.
- La mayoría de los casos ham ocurrido en el vado del río. Pero te sugiero que no te acerques a esos lugares y menos a estas horas… - pero no pudo seguir argumentando pues Tanjiro ya iba caminando en esa dirección. – Allá va el próximo – murmuró apesadumbrado y se entró en su local.
Por la callejuela que llegaba al río, iba a paso firme y decidido. Necesitaba pistas y reconocer el olor de ese demonio que estaba haciendo de las suyas en esa ciudad. Preguntó a la gente que se iba cruzando con él hasta que dio con la familia que había perdido al último joven. Al llegar a la casa de ellos, se encontró con un hogar sin grandes lujos, bastante sencillos. Habló latamente con los padres quienes servían en el templo mayor y su joven hijo también lo hacía desde los 10 años. La espiritualidad del último conmovía a todos los que lo conocían, pues lograba con palabras sencillas tocar las fibras simples del corazón, logrando grandes transformaciones en la vida de la gente. Se le consideraba casi un santo o un iluminado. Estando en esa casa pudo discriminar el olor que tenía el muchacho y con eso pudo guiarse hasta donde había desaparecido. Y siguiendo ese rastro olfativo caminó en dirección al templo en el cual servían, pero en vez de adentrarse en él, el rastro lo llevó por calles que se alejaban de esos dos puntos, el templo y su casa. Por la intensidad del olor que había quedado en el aire, comprendió que el demonio lo empezó a acosar cuando salía de su servicio y el joven huyendo comenzó a correr por calles aledañas para tratar de zafar del peligro que intuía o veía. Por una de estas calles se topó con un callejón sin salida. No necesitaba adivinar para darse cuenta que había sido ahí donde había sido apresado por el demonio. Cerró los ojos y se quedó inmóvil para distinguir, ahora, el olor que caracterizaba al nuevo demonio. Atardecía y ya pronto sería la hora de un nuevo ataque. Sin tensar los músculos y haciendo la respiración de manantial para alcanzar la tranquilidad y concentración necesaria para tener el espíritu en paz y poder enfrentar el ataque del demonio, pues tenía cierto que sería él el próximo secuestrado.
Ya estaba oscureciendo por completo y las farolas de papel de las casas se fueron encendiendo paulatinamente iluminando tenuemente ese rincón en donde se encontraba. Lo primero que le llamó la atención es que esto mismo podría haber pasado en la ciudad del noroeste, pero donde su desconcierto lo hace dar un traspié y temor a la vez, fue que el olor del demonio también venía de debajo de la tierra y que ese olor era demasiado similar al de Teoni, al punto tal que le hizo pensar que no eran tres entidades con sus características propias que había enfrentado anteriormente, sino que eran cuatro y el cuarto ente, y probablemente el de mayor poder estaba en esta ciudad. Los músculos tensos y la mano en la empuñadura de su espada, susurra quedamente:
- Tranquila Nezuko, trataré de no molestarte ahora que estás durmiendo para recuperarte. – aún no acababa bien la frase y una mancha oscura empieza a aparecer cerca de sus pies. Tanjiro contemplaba algo inquieto creyendo que no había derrotado a Teoni completamente, sin embargo de la mancha oscura y fangosa, aparece, un ser con rostro ratonil, con una mirada llena de fiereza y odio. Su fisonomía recordaba más bien una rata por la cola gruesa, los ojos rojos, la nariz inquieta con bigotes largos, de su boca con grandes dientes, botaba saliva en forma abundante dando un aspecto aún más repulsivo a su fisonomía, y dos orejas huidizas y puntiagudas, en su cabeza dos cuernos largos muy similares a los del demonio de tres personalidades. Sus dientes entrechocaban y chirriaban como lo hacía el demonio triple de la ciudad del noroeste, pero no eran exactamente iguales. Tanjiro creyó que como era un demonio grotesco, quizás había modificado su cuerpo para esconderse convertido en una rata y no ser detectado por los humanos.
- ¡TÚ! – Gritó con voz aguda - ¡Te odio! – gritaba iracundo y cada vez más alterado y desfigurado el rostro.
- ¿Quién eres? – Preguntó un tanto impresionado Tanjiro - ¿Por qué me odias? No te he hecho nada aún…
- ¡CÁLLATE! – Interrumpió iracundo, casi temblando de rabia – Soy Matiasu, asesinaste a mi hermano Teoni – espetó con furia. Tanjiro abrió los ojos y se sorprendió por esta declaración, pero entendió porque le parecía tantas similitudes con el demonio que había eliminado hace días atrás. Las diferencias eran su rostro ratonil con cuernos largos a diferencia de la cara alargada de Teoni que culminaba con cuernos. Teoni atacaba muchachas jóvenes para comérselas, Matiasu, en cambio, lo hacía a muchachos jóvenes, las mismas formas de moverse y atacar, por lo que esperó que también se multiplicara en tres o más entidades – ¡Eres un maldito, Demonkira! – mascullaba Matiasu, el Dansei o taberu.
- Y ahora vengo por ti – respondió calmadamente el joven de la nichirinto. – Pero antes de eliminarte, - dijo desenvainando su arma letal y apuntándole, tal como lo hizo con su hermano – necesito preguntarte por Muzan Kibutsuji. ¿Quién es? ¿Dónde puedo encontrarlo? – dijo mientras se aproximaba. El demonio con cara de rata saltó velozmente sobre el muchacho intentando morderlo con sus afilados dientes, pero fue repelido por Tanjiro quien le dio un certero corte en el costado, que lo dejó sangrando.
- No puedo decirte nada – dijo el demonio sosteniendo la herida con una de sus manos – Porque no me está permitido hablar…-dijo mientras se reincorporaba y mostraba que ya había sanado su herida – y porque te odio con el odio más grande que podemos tener los demonios – y diciendo esto, saltó nuevamente, pero en vez de caer sobre él, hizo un circulo negro de fango y se introdujo velozmente, apareciendo raudo a espaldas del joven, quien, guiado por su olfato, casi había anticipado el movimiento, girando a tiempo para contrarrestar con un movimiento rápido y seguro el ataque que le estaba realizando. De pronto el espadachín, sintió más leve el peso de su mochila, para comprender que Nezuko había despertado, recuperado fuerzas y se colocaba a retaguardia para apoyar a su hermano en esta pelea con el demonio Matiasu.
- ¿Por qué una demonio se encuentra junto a ti? – pregunta desconcertado Matiasu. – Ella debería atacarte y ayudarme a asesinarte… - la saliva de su boca brotaba en forma abundante. El saber que estaba frente a un chico del rango de edad que a él le gustaba comer y además así de poderoso, le hacía agua la boca como frente al mejor banquete de su vida. – Ignoro por qué ella te acompaña y te quiere defender, pero lo cierto es que es la hora de mi venganza. Me vengaré por lo que has hecho, por obligarme a ver lo que no quería ver jamás… - decía mientras se restregaba las manos saboreándose de antemano la carne de Tanjiro – y cuando te haya asesinado, te comeré saboreando cada hueso de tu cuerpo, porque parece que debes tener un sabor delicioso, seguramente el mejor que he probado hasta el momento – dijo haciendo rechinar los dientes nuevamente. – En cuanto a ese demonio que te acompaña – continuó Matiasu – se ve que no ha desarrollado ninguna habilidad especial por lo que no me demorará mucho asesinarla también, después de ti, por cierto – rió siniestramente.
Estas palabras encendieron el enojo de Tanjiro, quien adoptando una posición de ataque, la quinta postura, se aprestó a atacar y acabar con este demonio de una buena vez.
- A mi hermana, nadie la toca – espetó entre dientes Tanjiro Kamado – y tú no volverás a probar carne humana – y diciendo esto se lanzó veloz contra el demonio que se sorprendió por la velocidad de los movimientos de chico y logró esquivar a duras penas el movimiento del sable, pero no pudo esquivar la patada en el estómago que violentamente le dio Nezuko que venía casi disimulada detrás del ancho ropaje de su hermano.
El demonio voló por los aires varios metros, resentido por el golpe que lo había hecho caer de bruces, golpeándose el horrible rostro de rata. Levantó la cabeza a tiempo para ver como la misma chica demonio, alzaba su pie para dejarle la cabeza enterrada en la tierra en un hoyo provocado por la violencia del impacto. Esto hizo que Matiasu, convirtiera esa tierra en el fango en el cual se movía a sus anchas y destrabó su cabeza del duro suelo, emergiendo un poco más allá, lejos de la espada de Tanjiro y de los golpes de Nezuko. La ira se fue acrecentando en la rata hecha demonio, y sin medir fuerzas y analizar el ataque, se zambulló en el fango desapareciendo de la vista apareciendo casi simultáneamente en la pared de la derecha que bloqueó el ataque Tanjiro con un giro veloz, y dándole un golpe con el pomo de la empuñadura. Desapareciendo y emergiendo de la pared contraria, siendo repelido por el puño y pie de Nezuko, quien recibió el primer golpe, antes de desaparecer y surgir casi en medio de ambos, quienes en una sincronía casi coreográfica lo golpearon y lo hirieron en distintas partes aturdiéndolo y dejándolo tumbado en el suelo.
- Por última vez – le dice Tanjiro al demonio que estaba de espaldas en el suelo y con la punta de la espada tocándole la garganta. – ¿Dónde puedo encontrar a Muzan Kibutsuji? – el demonio comprendiendo que tenía escasas oportunidades de escapar y que sería asesinado por Muzan si se enteraba que había hablado algo, hizo un amago de ataque que hizo a los hermanos tomar cierta distancia del demonio para aprestarse a la defensa y al ataque, sin embargo Matiasu rápidamente hizo el fango a sus pies y se sumergió desapareciendo casi inmediatamente. Nezuko, con las venas de la frente a la vista, arrugó el ceño y Tanjiro, entrecerró los ojos concentrándose en el olfato para discernir en donde aparecería el demonio para atacar. Grande fue su sorpresa al notar que ese hedor a rata de basural se alejaba de donde ellos estaban en vez de acercarse. Varios metros más allá, surgió solo la cabeza de Matiasu, quien chirriaba los dientes con la mandíbula apretada de odio, miró a los hermanos Kamado y con voz profunda, que destilaba amenaza, les dice:
- Hoy me derrotaron, pero no lograron asesinarme como a mi hermano Teoni. – Calló unos breves segundos y prosiguió – andaré siempre pendiente de donde estén y lo que estén haciendo, hasta encontrar el momento perfecto para matar a tu hermana, y comerte a ti, Tanjiro Demonkira, en ese entonces tendré la venganza por lo que nos has hecho a mi hermano y a mí – terminó diciendo en un chillido agudo característico de las ratas que ninguno de los dos hermanos olvidaría jamás y que los pondría sobre aviso cuando lo volvieran a oír. Recién había concluido de hablar y en veloz carrera, Nezuko se lanza tras él lanzando una patada rasante en el suelo para decapitar a Matiasu, pero él ya había desaparecido de la superficie y del lugar.
- Calma, Nezuko – dijo el joven espadachín – ha huido como una rata al verse acorralado por nosotros. – y llamándola, dijo en voz baja – Vuelve Nezuko…ya lo veremos nuevamente, y ahí ajustaremos cuentas. Tanjiro contempló frustrado el lugar donde había aparecido por última vez Matiasu, lamentándose por no haber logrado sacar una sola palabra del demonio que tanto deseaba encontrar. Una vez que su hermana llegó a su lado, miró a Nezuko, le tendió la mano y apoyando sus cabezas le dijo suavemente:
- Te prometo que lograremos encontrar a ese demonio y te volverás a convertir en humana. – Y así, cogidos de la mano, retomaron el rumbo a Tokio, a buscar el demonio de Asukasa tal como le había ordenado el cuervo que le daba las misiones.
FIN
NOTA.- Esta historia surge de una conversación con un amigo que me la recomendó, pese a que yo le había comentado que me gustaba ver las historias completas y no que estuvieran en edición porque me comían las ansias ver el siguiente capítulo y que prefería ver de un golpe toda la historia. A modo de venganza creativa hice esta historia en donde lo inserto a él como el demonio Matiasu. Espero qeu les guste.
