Querido Yudai...

Hoy empiezo a escribir este diario que tu me regalaste. ¿Sabes...? He pasado varios años a la sombra. Esperando el momento adecuado para estar contigo. Seras mío. Sólo mío. Todas esas chicas que te persiguen sólo son víboras que intentan destrozar tu alma. No como yo. Yo te quiero y siempre será así. Hoy te lo he demostrado. Aquella chica sólo te interesaba para que te diera placer. Pero eso se acabó. Ya no podrá darte nunca más placer... La policía siempre creerá que fue un accidente. ¿Quién pensaría que alguien la iría a tirar por el puente de aquella autopista? Nadie. Un peón más que cae. Sé que tan sólo intentas darme celos con todas ellas mientras a mi me tratas como una hermana, pero te demostraré que puedo encargarme de todas y cada una de ellas mientras sigo a tu lado. Nadie más que yo podrá estar contigo. Tu y yo estamos ligados desde que nacimos.

Esto me recuerda a un pequeño fragmento que leí y que define muy bien tu vida. "Un profesor reunió a un grupo de amigos y les ofreció café. Trajo en una bandeja la cafetera y una colección de tazas en número superior al grupo. Las tazas eran de porcelana, unas bellamente decoradas y otras no. Les dijo que cada uno cogiera la taza y se sirviese el café. Observó que las primeras tazas escogidas fueron decoradas, y todas las que quedaron eran las no decoradas. Entonces les dijo: -Habrán observado que las primeras tazas escogidas han sido las decoradas. Sin embargo, lo importante es el café. Las tazas no mejoran la calidad del café. Pero ustedes se han dejado llevar por la apariencia de la taza. Esto pasa con frecuencia en la vida. Elegimos las cosas por el envase, por la apariencia. Sin embargo, lo importante es el contenido. Es posible que valoremos las personas por su imagen más que por sus ideas. Y hacemos lo que nos gusta o nos conviene y no lo mejor en orden a la vida eterna."

Por eso maté a esa estúpida. Merecía morir. Tan sólo era un envase hueco para esta sociedad. Pero yo no soy así. Yo tengo mis ideas claras y concisas, así que acabaré con todos esos envases vacíos uno a uno, sin importarme como. ¿Sabes Yudai? Te amo, y tú aún no sabes que tu también me amas... así que tengo que darte un pequeño empujón.

Querido diario. Esto acaba de empezar.