Hola a todos: En esta ocasión les tengo un Harmione. Este es un short fic, pero si les gusta puede cambiar. Todo depende de ustedes. Yo había pensado en terminarlo hasta aquí, pero mirándolo bien tiene pinta de algo más. No se preocupen por los otros fics, que ya están en proceso de recuperación ( ya tengo acceso a la memoria de mi antigua computadora) y en estos dias o semanas estaré corrigiendo y colgando lo que falta. Este fic es para escucharlo con la canción de Bruno Mars: When I was your man. Espero que disfruten leyendo este fic, tanto como lo hice yo escribiéndolo.

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Actualizado: 14/07/2016


When I was your man

No sé porqué siento como si mi estómago estuviera hecho de plastilina, lo siento aplastado contra mi diafragma, casi tocando a mi corazón. Es una sensación espantosa, es como sí hubieran invertido mis órganos y comenzaran a funcionar en sentido contrario. Quizás tenga que ver con el hecho que ella derramara sus lágrimas sobre la mesa. Intenta contenerlas con sus manos, sonríe de medio lado y dice que no pasa nada. Pero eso es mentira, los dos lo sabemos. Ella para mi es una amiga, una amiga leal, alguien que pones en tu seguro de vida como llamada de emergencia, alguien que le dejas la llave de tu casa con la plena seguridad que la cuidaría como suya. Se que la estoy lastimando, pero ella lo entiende, quizás lo entiende mejor que yo.

Hoy le estoy pidiendo un favor, uno de esos favores que te salvan el pellejo de un destino cruel. Ella nunca me ha dicho "no", quizás me gustaría que está vez saliera su espíritu felino y me mandará a volar. Pero ella nueve su cabeza verticalmente. Le estoy pidiendo que se aleje de mi para siempre, que no me busque más, que ya no me quiera, que ni siquiera cuente conmigo como amigo. Le he dejado en claro que la quiero, que no me es indiferente su amistad. Pero que esta relación es nociva para nosotros. Después de preguntar que si estaba seguro, yo asiento fuertemente, y eso a ella parece noquearla. Se seca las lágrimas con la servilletita de papel. No ha tocado su café. Ella es fanática del café. Recuerdo que una vez me llevo a un festival colombiano. Recuerdo que se compró dos sacos de café. En mi casa nunca falto el café, porqué nunca falto ella. Pero todo, todo eso estaba por cambiar.

—¿Estás seguro que no es una broma?— su voz había dejado de temblar. Quizás hasta ahora no asimilaba mis palabras. Me siento mal, siento como si la abandonara a merced de dementores y mortífagos, pero no puedo dejar de pedírselo, es por mi bien, el de mi futura esposa y el suyo.

—Eso quiere decir que tampoco estaré en tu boda ¿verdad?— Me lo pregunta esperando que niegue de la misma manera en que asentí que no era una broma, pero eso no va a pasar. Me duele verla rota, si esta escena tuviera una pieza musical sería en tono lúgubre, uno de esos que acompañan las carrosas fúnebres hacia los cementerios.

Sus ojos buscan los míos, y no me atrevo. ¿cómo le puedo pedir algo que realmente no quiero? Se lo que quiero, quiero a Ginny, quiero una familia, un lugar dentro de la madriguera. Pero no quiero hacerle daño a la única persona nunca que me ha abandonado. Si mi madre estuviera viva me diría que no de la espalda a las personas que me aman, pero no darle la espalda a una sería dárselo a otra. Ella deja de mirarme, y doy gracias a Merlín y a Morgana. Si seguía viéndome así vería que realmente no quería decirle todo aquello. Pero en el amor se tienen que sacrificar ciertas cosas, y en mi caso era mi amistad con Hermione.

—Está bien, Harry— dice ella jugando con la taza que tenía en frente. Odio tanto este momento como odiaba trabajar los domingos, tanto como usar pantalones de lino, tanto como a Voldemort, tanto como verla llorar. Pero pienso inmediatamente que todo tiene un precio en esta vida, que mi felicidad con mi futura familia depende de este momento.

—Lo siento si te puse en aprietos con Ginny. No pensé que se me notara tanto— Seguía sin mirarme, yo siempre lo supe. Pero su compañía era tan reconfortante que no quise que desapareciera. Todo tiene su final, y Ginny me lo pidió como regalo de bodas. ¿Qué se supone que debía hacer? Sí, me molesté mucho. Pero mi futura esposa tenía un punto. Hermione no me veía únicamente con ojos de amiga, ella me veía como algo más. Y no es que el amor de una amistad no sea suficientemente grande como para decir "algo más". Hermione me veía como lo hacía mi prometida.

Bebe un tanto nerviosa su ya frío café, y vuelve su vista a la calle. Estamos en nuestro café favorito. En donde ella me comenta los últimos libros que ha leído, y en donde yo le cuento cuan insoportable son las horas de entrenamiento en el ministerio. Estamos en nuestro local de los viernes a las cinco de la tarde. No sé si en verdad hace frío o es que me estoy congelando a ver como una gotita salada transcurrir de sus ojos hasta besar sus labios.

Esa sensación tan horrible se ha incrementado. No quiero verla llorar, no quiero. Pero quiero tantas cosas en esta vida que querer una es negar otra. Y ella es el daño colateral. Cuando estuvimos en busca de los Hocruxcess ella solía verme triste, casi como ahora, entre sueños me confesó que no soportaba verme tan desesperado. De pronto siento como un trueno se impone. Ha comenzado a llover, y afuera parece que cayera un diluvio.

—Esta vez va hacer nuestro último café.— dice bajito, pero intentando sonreír. ¿Cómo hacía ella para mover esos músculos faciales? Si tanto ella como yo sabemos que está destrozada. Ella no me lo podría negar, la conozco. La conozco mejor, que incluso su madre. No tengo miedo de equivocarme. Ha pasado más tiempo conmigo que con toda la familia Granger junta. Se que detesta la leche de soya, pero le encanta tomarlo con café. Sé que compra la pluma número cinco, porque hace su letra más fina. Y se entre otras cosas que me ama. Pero a la que yo quiero es a Ginny. He planificado como será mi vida con ella, he pensado en el nombre de mis hijos. Quiero una familia grande, más grande que los Weasley. Y ella sabe eso, sabe lo que yo quiero.

— Sí— digo yo. No es que me encante mantener mi pose de celador de cementerio, pero es que sé lo difícil que debe de ser para ella.

Intento ocultar la mirada, ver hacia otro lado, pero sus rizos hoy brillan de manera potente. Me fijo mejor en ella y veo que está vestida con un traje muggle muy bonito, es azul, mi color favorito. Seguro que ella lo sabe. Siempre lo ha sabido. Sabe que odio las rosas, dado que mis tíos me obligaban a plantarlas en el jardín de la casa. Sabe que odio bailar y sabe que odio la lluvia, cosa que ella adora "¿qué no recuerdas el día que nos conocimos? En el expreso de Hogwarts…estaba lloviendo". Otro trueno irrumpe, y la gente dentro del local empieza a asustarse. Todos dicen cosas como que si fuera el fin del mundo, que cae agua como si estuviéramos a orillas del Niagara. Pero por ahora tengo mi mirada en ella.

—Si está es la última vez que nos vemos, entonces cumple tu promesa, eres hombre de palabra, hazlo— dice ella ya no tan bajito. La observo detenidamente y parece que sus ojos han perdido el brillo de oro que tenían minutos antes de empezar esta odiosa conversación. Se a lo que se refiere. Y es lo que siempre me pide, y no, no es un beso. Es bailar juntos. Yo sé que le encanta bailar, aunque dice que no es muy buena haciéndolo.

—Hermione, creo que no estas entendiendo…—mi voz se perdió, ella se paro bruscamente, como si de pronto recordara que había dejado la llave de gas encendido.

— Vamos— reiteró, tomó mi mano con la misma confianza con la que coge un libro. Yo no quiero, pero esta es la última vez. Y ella tiene razón, soy un hombre de palabra. Al menos eso he intentado toda mi vida. Deja unas libras en la mesa, al costado de las tazas de café y casi corriendo se dirige a la puerta. Ella quiere bailar bajo ese diluvio. Sí, me parece morboso y hasta tonto.

¿Cómo se acaba una amistad de tantos años? Es lo mínimo que debo de hacer, tomar su mano, y bailar junto a ella. Bailar, porque a ella le gusta.

La lluvia cae con violencia sobre nuestras cabezas, y puedo notar como las mejillas de Hermione se tornan rosadas. Debe ser la culpa, lo que hace temblar a mi corazón con violencia. Ella toca mi hombro y yo su cintura, y a mitad de esa callecita muggle, nos ponemos a bailar. Su rostro se recuesta en mi hombro. Los truenos caen y caen. Ahora tengo un motivo más para odiar a la lluvia, porque era el marco en donde le decía "Adiós" a una compañera de toda una vida. Me siento de papel bajo esa lluvia.

Y ella dice las primeras palabras que hace sumergir mi corazón en la más absoluta miseria.

— Te amo, eres el hombre de mi vida— su voz ya no tiembla por el dolor, ya no sonríe entremezclando el odio y la añoranza. No soy capaz de verle a los ojos, ni de responderle. No quiero dañarla más de lo que ya he hecho.

Lo sé. Hay títulos que son demasiados obvios. ¿Cómo sabes que existe el aire si no lo miras? Es obvio ¿Cómo sabes que hay vida al otro lado del charco, si no lo compruebas? Es obvio lo sabes ¿Cómo saber si lo que decía mi mejor amiga era verdad? Es ridículo pensar lo contrario.

No digo nada, mis labios están secos. A estas alturas mi corazón ha cobrado vida propia. Ha dejado de responder a la mesura de mi cabeza. En estos momentos quiero, quiero… ¿qué quiero? Lo he olvidado. De pronto siento sus manos en mi rostro. Sus ojos dorados me observaban y este es el momento, este. Este es el momento en que mi vida tiene un antes y un después. Ella me lo va a pedir… y no sé… no sé que voy a responder… sus labios se abrirán para pedírmelo y no sé que voy a contestar. En lo único que estoy consciente es que la lluvia está mojando sus rizos y ahora puedo ver con mayor claridad su rostro. Es tan linda.

—no me dejes Harry, no me pidas eso… no me pidas que me aleje de ti. Yo nunca te he pedido nada más que estar a tu lado . No me quites esto… como amiga, como lo que tu quieras, pero no me pidas que te deje…— sus manos aun tiemblan y pienso que esta es la primera vez que veo así a mi mejor amiga, y yo no puedo más. Siento que su mirada también me llueve, siento que mi cuerpo también tiembla. Siento su dolor, siento como si mis huesos estuvieran hechos de cáscaras de huevo. Una voz en mi cabeza me obliga, me grita, me exige que la bese. Que le diga que también es importante en mi vida. Y que tampoco concibo la vida sin ella. Quiero gritarle que yo le entiendo, que lo lamento. Pero hay que sacrificar cosas en esta vida, cosas que nos gustan y nos hacen bien, dice una voz fría dentro de mi. Cosas más grandes que el amor. Una vida de ensueño, eso quiero. No quiero perder a los Weasley, no me imagino mi vida sin esos pelirrojos. Tengo una vida de postal, una prometida hermosa, un trabajo de ensueño, seguridad económica y posición social. ¿Vale Hermione tanto como para rechazar lo que una imagen del espejo de Oesed me ofrece en la realidad ? Mi corazón, ¿se me va a caer?

— Lo siento— y pienso que le he robado la voz a un dementor. Los ojos dorados de ella parecen caer al vacío. Y si sigo viéndola yo también voy a caer.

— Está bien— murmura ella. Creo que está deshidratada, ya no puede llorar. Deposita un suave beso en mi mejilla. Quiero besarla. ¿cómo es posible que quiera todo? ¿cómo es posible que quiera a dos mujeres al mismo tiempo? Pero ya no importa la respuesta, porque le he pedido que se aleje de mi vida. Le he rogado que no me vuelva a hablar, que no me mire, ni me busque. Que no se acerque porque a mi prometida no le gusta, porque los tres sabemos lo que pasa en realidad.

No me doy cuenta exactamente en que momento ella se aleja. Veo que se saca sus zapatos de tacón y camina en zigzag por la vereda, descalza. Si alguien la viera pensaría que ha bebido en exceso. Pero ella solo está ebria de dolor. Y sin mover un músculo de mi cuerpo la veo desaparecer, bajo esa intensa lluvia.


Tres años después.

Es domingo, hace un frio de miedo y tengo que trabajar. Creo que nunca he visto nevar tanto como ayer, las calles probablemente estén repletas de matas blancas. Ginebra ha salido temprano a Merlín sabe donde, ya me dejó importar. Ella nunca me pregunta en dónde he estado, si he tenido un buen día o si he comido bien… a mi también me dejo de importar si me pregunta o no, si me quiere o no ¿para qué? Si se la respuesta de memoria. Pienso que la vida es una enorme bola de mierda. Lo es. Y quien se atreva a contradecirme no ha leído el libro de mi vida. No me sorprendería que Ginny ya haya vendido los derechos a Rita Skeeter. Ya no me importa trabajar los domingos, es más pido esos horarios. No soporto un minuto más en una casa en donde se me considere un elfo doméstico en tiempos "del señor oscuro". Tomo las llaves de mi convertible "¿por qué no compre la camioneta familiar? Ah sí…, porque no estaba a la altura de nuestro matrimonio, según las palabras de mi futura ex esposa. Camino por la senda del jardín, y sin querer las llaves se caen entre las rosas. Y una vez más odio las rosas y sus malditas espinas. A mi me hubiera gustado tanto tener margaritas, pero las margaritas no son elegantes ¿verdad Ginevra? . Las personas en el trabajo, y en el mundo mágico todavía me reconocen como "el elegido", pero yo creo, sinceramente, que me deberían reconocer como "El idiota más ciego de Londres" Porque hay que tener una falta total de los sentidos como para haber escogido una vida como la mía.

Una vez en mi vehículo tomo la ruta quince de Oxford. No puedo a ir a mucha velocidad, porque las pistas aun están congeladas. Tan heladas como mi alma. La última vez que sonreí fue hace dos días, cuando los hijos de Ronald y Teddy me hicieron una caricatura. Mi cicatriz era más grande que mi cabeza.

Mi sueño fue tener una familia grande, y si bien era parte de los Weasley, no podía sentirme completo. Ahora el tener hijos con una mujer como Ginevra me aterra. Pobres tendrían que vivir bajo la sociedad de las apariencias que tanto le gusta a ella. Tendrían de comportarse como los sucesores de los Malfoy. Tendrían que renunciar a lo que más amaban, tal como lo hice yo. ¿Todo para qué?

Suspiro bajito. Y doblo mi vista a la derecha. Realmente pensé que todo se congeló. Es cabello indomable, esa piel blanca como la leche… contengo la respiración hasta que me doy cuenta que mi vehículo no se mueve. Enciendo con desesperación mi vehículo, con la plena intensión de seguirla. Creo volver a tener quince años, cuando se tiene el frenesí del deseo. El vehículo responde y puedo seguirla, ella camina con lentitud. Se ve… como el ángel que nunca dejó de ser. Lleva una cubre todo color crema, y unos guantes de lana. No puedo ver más porque voy tras ella.

No me había dado cuenta, pero un niño de por lo menos cinco años camina junto a ella. Tenía el cabello casi blanco con algunos matices dorados, le estaba dando su mano desnuda, ella se paró por un momento y me pareció que besaba las pequeñas manos del pequeñín. Inmediatamente después se quito los guantes y se las dio al pequeño. Acaricia su rostro. Me fijo en sus manos con cuidado, quiero saber si hay algo dorado, como por ejemplo un anillo. Pero al parecer no hay nada. Los dos entran a una tienda , la reconozco… es el mismo café, en el mismo café en el que años atrás… mi respiración se acelera. Aparqué cerca del lugar y corrí hasta el local.

Cuando estoy dentro, vuelvo a sentir miedo. Un miedo absurdo, un miedo hueco. Pero es miedo, miedo que… miedo a que no le importe mi presencia. Prefiero pensar que me odia, por haber sido un cobarde. Oculto mi cara con un periódico muggle, me siento en una mesita cerca de donde ella está sentada, es el mismo lugar… el mismo lugar de la última vez. La mesera se me acerca y le pido un café cortado. Y la veo, tengo el mejor ángulo de su rostro. Y mi corazón se ha acordado de latir y lo hace como si estuviera corriendo una maratón. Hace años que no lo hacía, se siente bien, se siente como estar en casa.

Sonríe ante la conversación del niño, y su risa me remonta a la época en que lo hacía diario. Ahora soy el sucesor de Nick casi decapitado, soy una especie de fantasma, uno que todos admiran. Pero si conocieran mi historia sabrían que no hay nada de bonito en admirar a un hombre cobarde y tonto como yo.

Desde que le pedí que se alejara de mi, no la había visto. Nunca más hasta ese momento. Según Luna se fue de la vida mágica a hacer una vida como médico en América. Recuerdo haberme sentido como un idiota egoísta. Claro, porque lo era. Una bruja como ella desperdiciada por un mal hombre que le desgracio la felicidad. ¿Qué hubiera sido ella si no le hubiera pedido que se alejara de mi? ¿Qué hubiera sido de mi si no le hubiera hecho caso a Ginny? Siento el sabor amorgo del remordimiento, de la pena y la ira. Veo como ladea su cabello y asiente. Parece estar absorta en la conversación con el niño. ¿Será su hijo? Y no sé que es peor, recordar como le destroce el corazón o imaginarme que ella ya tenga una familia lejos de mi.

La mesera trae el café y lo deja a mi costado, pero yo sigo observando a Hermione. Ahora está soplando en el chocolate caliente de su acompañante. El niño la mira como si efectivamente fuera su madre, y eso me hace recordar… lo mucho que me gustaría tener hijos. Veo al niño y no veo nada de ella en él. Además el niño no puede ser su hijo, es demasiado mayor. Pero esa idea no me tranquiliza, ahora el pequeño se sentó a su costado y recostó su rubia cabellera en su regazo. Hermione lo acarició lentamente. Ella hubiera sido una excelente madre. ¿Todavía lo puede ser, no? Dice una voz valiente. Pero mis miedos callan a esa voz. "Tus hijos heredarán tus ojos y tu valentía, ya veras los hermosos que serán" recuerdo una de sus conversaciones y me parece que estoy hecho de vidrio y empiezo a romperme.

Veo que saca de la mesita un cuento. Lo abre y lee en voz alta, la puedo escuchar… y su voz me hace recordar que alguna vez soñé con ser feliz. Recuerdo nuestras tardes en la sala común, recuerdo como ella leía en voz alta, con su típica voz mandona. Siento como si el alma me abandonara el cuerpo y se fuera junto a ellos.

¿Cómo se puede ser tan ciego para cambiar el cielo por cualquier cosa? ¿Cómo se puede confundir el oro con el aserrín? ¿cómo se puede confundir el deseo con el amor? ¿Cómo me pude confundir? Siento que pasan los minutos, pero ella no se mueve, si ella sigue ahí… yo quiero estar ahí.

El niño parece saltar como un resorte, y la mira extrañado, y ella le responde cosas que no logro escuchar. Sonríen y él toma su mano y hace un gesto magistral, ella suelta una carcajada y se para junto a él. Se toman las manos y se balancean de un lado al otro, están bailando.

Y mi corazón se encoge… mi mente se transporta a la lluvia torrencial de hace tantos años, me parecen que han sido una eternidad desde la última vez que la vi. Duele, duele verla tan radiante, simplemente duele. Juro ser querer ese niño, en ese momento.

No me doy cuenta en que momento apareció una sombra grande. Me sobresalté, me tapaba de lleno la figura de mi… de mi Hermione.

Era un hombre, llevaba un abrigo grande y una gorra de lana, se le acercó por la espalda y tapó con sus dos manos los ojos de mi castaña. Tanto ella como yo quedamos quietos. Pero nuestras reacciones después nos diferenciaron.

Yo siento como si me vinieran a dar el beso de la muerte y ella, como si fuera el Harry de hace cinco años. Yo puedo identificar esa sonrisa y sé que no es para mi. Y prefiero, hubiera preferido haber muerto cuando tuve oportunidad. Porque ahora el precio de verla lejos de mi era mucho más del que pensé pagar. No puedo ver la cara de ese hombre. Y tampoco el de ella, pero se que se están besando, lo sé.

El hombre, deja una libras en la mesa. Carga al pequeño con un brazo y con el otro sostiene la mano de Hermione. Ya no corre sangre por mis venas, ya no hay aire en mis pulmones, ya no distingo si quiera la luz. Los tres salen por la puerta del café. Y tras el vidrio puedo comprobar, tontamente, que ese hombre no soy yo. Yo escogí no ser ese hombre. Ese hombre es Draco Malfoy.

Y yo sigo sentando, sentado, y pienso ¿cómo un ex mortifago tiene lo que él? ¿cómo alguien que hizo tanto daño al mundo mágico cogiera la mano de una mujer tan bella? ¿cómo era que… Ya no puedo pensar… Solo deseo, deseo de todo corazón que haga todas esas cosas que a ella le encantan hacer. Siento un sabor salado en mis labios, me toco el rostro y borro la humedad con mis manos. Estoy ¿llorando? No sé que hacer.. ni qué pensar ..Yo por ahora, voy a terminar mi café y esperar… a esperar… que mi corazón vuelva a latir ¡a ver si se acuerda!


Nos leemos pronto :)

Besos

Dlila