Capítulo 1 como llegamos hasta aquí
Una maldición paso rozando la oreja del pelirrojo antes de que la puerta del ascensor se cerrara. Mientras descendían Hermione comenzó a curarlo mientras este despotricaba:
-¡Maldita cara de sapo! Dumbledore debió dejarla con los centauros- exclamo Ron muy enojado
-¡Ron! ¿Cómo piensas que unos seres tan inteligente y claramente inocentes como ellos iban a poder soportar a ese engendro sapudo allí en el bosque?- le requinto Hermione, mientras Ginny se reía tras ellos -Claro sin que el cretino de Fudge no la mandara buscar exterminando a todas las criaturas del bosque- termino de explicar
-Sabes bien que tiene razón, Ron- dijo Harry tratando de zanjar el asunto. Puede que sus amigos tuviesen ya 2 años de casados, casi tanto como el y la pequeña pelirroja cuya mano tenia sujeta, pero aun peleaban como cuando estaban en el colegio –sí no fuera por esa degenerada no tendríamos que estar haciendo esto; porque Neville no estaría muerto, Luna peor que eso y ni que decir del resto del ED original- termino muy molesto.
Durante los últimos nueve días las cosas se habían puesto de color de hormiga. Pocas horas después de que secuestraran a Dolores Umbrige emboscaron a Neville cuando salía de la casa de Luna y lo mataron por la espalda; a Luna y a su padre los torturaron largo tiempo, hasta que la orden pudo abrirse camino hasta ellos, Xenofilus Lovewood no había sobrevivido y Luna había quedado peor que los Longbottom. Dean y Seamus murieron peleando al día siguiente a las afueras de Kent; al igual que a Susan Bones quien fue muerta esa misma mañana llegando al ministerio.
Al día siguiente por la noche, más de cien Mortìfagos rodearon la madriguera y la hicieron explotar matando a todos los que estaban a dentro, tan solo los dos pelirrojos que lo acompañaban sobrevivían de su familia, Lupin y Tonks también estaban allí para cenar. De la amada casa solo quedaron los escombras y tos trozos de cuerpos regados, de ninguno suficiente como para rearmar sus cuerpos.
Al día siguiente: Cho, a su marido y a no bebe no nato fueron atacados en el callejón Díagon pero aun no los habían encontrado más que el rastro de sangre y magia que había quedado no daba muchas esperanzas de que los encontraran con vida.
Zacarías Smith, Alicia, Angelina y Katie junto con Oliver Word fueron muertos en los vestidores antes de comenzar el clásico partido de quidditch entre el Puddlemere United y Holyhead Harpies.
Para ese día era más que obvio que estaban tras los miembros de la ED. Durante los siguientes días los 4 trataron de ayudar, junto con la ayuda de al orden, a esconder a los miembros pero al parecer o llegaban muy tarde o estos ya había desaparecido por su cuenta. Toda era culpa de la cara de sapo, era claro que ella les había dicho quienes eran y los Mortìfagos solo habían tenido que atacarlos y desaparecer a todo el grupo de apoyo de Harry.
Así que allí estaban otra vez forzando su entrada al departamento de misterios entre un mar de Mortìfagos. Quien hubiese pensado que hace seis meses cuando tomaron el ministerio serian precisamente esos cuatro los que hicieran la primera incursión dentro de este.
Las puertas del ascensor finalmente se abrieron, frente a este se encontraban al menos diez Mortìfagos…
-Estoy harta de estos Mortitarados- dijo Ginny mientras les lanzaba una maldición que los hizo volar contra las paredes.
-Tienes razón, Gin- dijo Harry mientras se hacía cargo de tres de los Mortìfagos que se encontraban a su derecha. Los desmayo con un muy potente "Desmaius Amplicitus" Habían mandados a las hordas contra ellos, pero muchos eran inexpertos y sus propias maldiciones impactaban a sus compañeros, otros lo hacían adrede, nada mejor que deshacerse de la competencia. Pero el cuarteto había pasado 3 años entrenando arduamente. Contra los inexpertos que se enfrentaban, no había mucha dificultad excepto en el numero.
Algunos pocos, si tenían madera para el mal y atacaban con todo su arsenal. No se detenían a lanzar simples Cruciatus, estos cortaban y hacían explotar las pareces cerca de ellos. Fue una de esas maldiciones cortantes la que alcanzo a Ginny. No lo suficiente como para hacerle mucho daño pero si para distraerla y casi separarla del grupo. Claro si no fuera porque ellos habían estaban acostumbrados a pelear de la mano, siempre en pares nunca dejar a un compañero detrás.
A pesar de que parecían salir por miles, pronto desbarataron el hechizo multiplicador que los mortitarados habían puesto. Poco a poco los cuatro se hicieron camino a través del pasillo hasta llegar a la sala giratoria.
Para su buena fortuna, los cretinos los habían estado esperando dentro de cada sala. A penas ellos entraron, todas las salas menos la que está sellada, fueron abiertas. Los chicos corrieron inmediatamente a la sala del tiempo. Lanzando algunos "lumus máxima" y varias inmovilizantes y un montón de hechizos convocadores, hicieron su camino hasta la sala del tiempo.
Mientras cerraban una puerta, Hermione y Ron aprovecharon para lanzar a los morticretinos que quedaban allí, todos petrificados, fuera y cerraron ambas puertas con cuantos hechizos se les viniese a la mente. Mientras Harry y Ginny sellaban las puertas y Hermione hacia barricadas en cada puerta y Ron registraba la oficina en busca de un giratiempo.
Lastimosamente cuando los encontraron los Mortìfagos más experimentados, el baboso de Lestrange voló la puerta y los giratiempos, casi todos, Ron acababa de coger uno cuando la puerta estallo, se destruyeron. Viéndose atrapados, Hermione tomo la peineta con la que sujetaba su cabello, la que habían convertido en un transportador. La activo a la vez que los demás le cubrían. A penas estuvo lista todos los tocaron y mientras gritaban "Lumus Maximus" y el estallido de luz incapacitaba a los soquetes que los perseguían; desaparecieron.
En una carpa perdida en el bosque cerca de los escombros de la madriguera, los cuatro aparecieron con un suave plop. A pesar de las heridas que tenían su mayor preocupación aun era si habían obtenido aquello que los había llevado a aquel nido de víboras.
-Ron ¿pudiste tomarlo?-
-Si, aquí lo tengo- le mostró un reloj de arena de unos 5 cm. de alto, en medio de una moneda de oro. Pero a diferencia del giratiempo que Hermione tuvo en tercer año, en vez de tener una cadena muy larga tenía varias pequeñas, como pulseras, en todo el rededor y en los grabados que habían alrededor que eran esencialmente iguales, excepto que en este había tres "L" y el suyo tenía tres "I".
-¡Gracias al cielo!- dijo Ginny, antes de desmayarse. Harry la atrapo y la llevo a su cama dentro de la carpa. Una de esas carpas mágicas, con 5 habitaciones: dos dormitorios matrimoniales, una cocina comedor, un baño y una pequeña sala. Allí se puso a curarle una herida que tenía en el costado, a causa de una maldición cortante.
Hermione se encargo de las heridas de su marido y su amigo a la vez que ellos hacían lo mismo por ella. La pelea había sido brutal.
Después de la muerte de Dumbledore, cuando cerraron el colegio, ellos habían sido escondidos, en contra de su voluntad:
Una noche cerca del cumpleaños del Harry. La noche que se supone lo venían a llevar al cuartel de la orden, luego de desaparecer a sus tíos. En vez de, como en otras veces inventar un plan ingenioso para llevárselo, simplemente después de comprobar que era él, le dieron una poción (supuestamente multijugos) pero que en realidad lo puso a dormir. Lo transformaron, de eso estaba seguro, pero en que el nunca lo supo.
Lo mismo hicieron con Ron, Hermione y Ginny. Aunque fueron encerrados en el nuevo cuartel de la orden. A pesar de ser ellos movidos siempre que la localización del cuartel era cambiada, a ninguno se les dijo, estando consientes, su localización, ni se les permitió participar de ninguna manera en la orden hasta que tuvieron 19 y Ginny 18.
Durante ese tiempo a otros hijos de los miembros de la orden se les impuso el mismo destino. Felizmente muchos de ellos eran miembros del ED y los que no se incorporaron a este.
A Harry al igual que a sus amigos (ellos después al ED) eran entrenados arduamente por varios de los aurores de la orden al igual que por varios otros miembros. Durante esos días de encierro, el cuarteto de oro y sus compañeros aprendieron muchos hechizos, maldiciones, duelos y curación. Pero como siempre lo que la orden les daba parecía insuficiente.
Durante las tres semanas que permanecieron en la mansión Black, saquearon la biblioteca, todas las armas y objetos mágicos que en esta había. Gracias a la paranoia de la madre de Sirius ningún texto podía ser removido por lo que sacaron copias de todos y la orden no sospecho nada, ya que nada faltaba excepto cuando encontraron el relicario y solo de este ni el polvo dejaron.
Como un mes más tarde, encontraron en un libro de magia oscura una explicación muy completa de que eran exactamente los Horcurses y de cómo podían destruirlos. Cuando el tiempo de mudarse llego una vez más, los cuatro ya habían tomado una poción que anulaba los efectos de la que les daban (nunca se las daban de la misma manera, a veces era en las tostadas del desayuno, una vez fue con una cerbatana), los haría sentirse somnolientos pero no dejaría que se durmiesen. Estuvieron consientes cuando los transformaron en lechuzas y se les dijo el nuevo local del cuartel general y la contraseña para entrar y salir. Lo único que evitaba que ellos y todos los rehenes de la orden huyeran a la primera oportunidad.
Dos noches después, durante una reunión de emergencia de la orden. El ED en pleno escapo, a pesar de que su primera parada fue la casa de los gritos (en lo que el cuarteto aprovecho y se metieron a Hogwarts y robaron la espada de Griffindorf y recuperaron la tiara de Hufflempuf (gran contribución de Luna) terminaron escondidos en una castillo muggle, abandonado desde la era medieval.
El cual se convirtió en el cuartel general de la ED. Poco a poco los originales, más muchos otros jóvenes, muy pequeños según los adultos para pelear menos para siquiera ser considerados parte de la guerra se les unieron.
Varios de los nuevos reclutas habían sido hijos de Mortìfagos y deseaban seguir una senda distinta a la de sus padres, muchos habían sido marcados y aunque por propia decisión servían como espías, Harry jamás les pidió que lo hicieran, aunque apreciaba mucho todos los datos que le daban. Es más para ayudarlos a protegerse y a no levantar sospechas, Hermione, con ayuda de Ginny y Harry (no en vano era el único sobreviviente a la maldición asesina) crearon una maldición que emitía el mismo sonido como de alas al batirse y la misma intensidad de verde que la maldición asesina pero que provocaba catatonia y terminaba después de media hora.
Fue más de un año y medio después de que se escaparon que el cuarteto se cruzo con algunos miembros de la orden, durante una de sus correrías en busca de la copa. Ellos habían enviado noticias de que estaban bien, pero jamás donde. En fin, les ofrecieron unirse y ellos aceptaron. Claro que no abandonaron la ED, es más, aprovechaban los recursos de la orden para seguir reclutando.
Sin embargo una vez que tomaron el juramento de la orden, estos quisieron otra vez monitorear y controlar sus movimientos nuevamente. Después se enteraron de que las únicas razones por las que les habían permitido unirse era para dar consuelo a los miembros nuevos (sí tienes a Harry Potter de tu lado, estamos haciendo un avance) y claro para vigilarlos. No los dejaban participar de todas las reuniones, ni se les asignaba ninguna misión importante. Poco después la Umbrige fue secuestrada y aquí estaban nuestros héroes, abriéndose camino entre un mar de Morticretinos para volver atrás corregir los errores de otros y salvar las vidas de tantos amigos.
-apuren que tenemos que desarmar la tienda- dijo Hermione mientras los demás terminaban de empacar sus cosas, todas.
-Pero Herms- reclamo Ron – ¿no estará esto aquí cuando el giratiempo deje de funcionar?-
-no, porque hace diez días no estaba aquí, lo recuerdas, cielito. Escogimos este lugar porque esta apartado de cualquier parte y sin embargo no lo suficiente como para que no sepamos si retrocedimos lo suficiente- respondió ella
-estas segura que por aquí no habrá una patrulla de la orden, sabes bien que no deben saber que vinimos, vamos, estamos… bueno como sea- pregunto Harry
-yo hice la guardia ese día, ¿Recuerdas?, sé que no vinimos tan al fondo dentro del bosque, por miedo a que nos perdiéramos- dijo lo último en tono bastante despectivo como si le estuviese hablando a un niño tonto
-OK. OK. Listo solo falta la tienda-
Mientras desarmaban y empacaban la tienda las dudas nuevamente asomaron su entrometida nariz en la mente del cuarteto de oro.
-¿Hermione, estás segura que debemos retroceder los diez días? ¿No sería más fácil retroceder solo estos infernales nueve días?- pregunto Harry había sido su plan pero su amiga como siempre había pulido los detalles.
-estoy segura, debemos vigilar a la cara de sapo, nadie sabe exactamente cuando se la llevaron así que debemos ser su sombra desde algunas horas antes, para evitar que se la lleven. Si la matan tampoco me enojare, pero lo principal es evitar que se la lleven y así evitar la muerte de todos nuestros amigos y nuestra familia- explico
Listas las cosas, los cuatro se pararon en círculo y cada uno se coloco una de las pulseras del giratiempo. Apenas las cerraron estas se ajustaron a sus muñecas y la perilla que servía para dar vueltas a l reloj de arena creció hasta tener casi 6cm de diámetro. En su borde izquierdo apareció una aguja y en la misma perilla números que iban desde uno hasta el 120.
-Bien si mis cálculos son correctos debemos dar 240 vueltas, así que haremos dos viajes de 120 ¿bien? Dijo la castaña antes de girar la perilla.
Antes de que el tiempo empezara a retroceder, las pulseras se convirtieron en grilletes y luego en mundo se convirtió en un lugar informe donde las imágenes cambiaban tan rápido que no podían distinguirlas.
Cuando todo se detuvo la perilla volvió a aparecer pero esta vez había una opción más que decías "liberar". Los cuatro se miraron entre sí, antes de asentir. Se tomaron de las manos mientras Hermione giraba nuevamente la perilla hasta 120.
Cuando el mundo al fin se detuvo, los cuatro supieron instintivamente que al malo había pasado. A su alrededor, el paraje había cambiado mucho, muchos de los árboles que los resguardaban ya no estaban, y el mundo parecía de alguna manera más oscuro, como si un halo de miedo se filtrara por sus huesos.
Pusieron la perilla en "liberar" y los grilletes se soltaron. Harry con sus reflejos de buscador, atrapo el giratiempo antes de que cayera al suelo.
-Hermione, ¿Qué fue lo que paso?- pregunto la pelirroja, mientras su marido le daba el giratiempo a guardar.
-no lo sé, pero será mejor que vayamos a la madriguera. Se que retrocedimos en el tiempo, así que deben estar vivos. Allí podremos averiguar que fue lo que paso, ¿están de acuerdo?- pregunto la castaña, preocupada.
Ambos pelirrojos asintieron y los cuatro se encaminaron a través del bosque hasta la madriguera. Todo a su alrededor estaba cambiado y la casa de los Weasley también.
Tenía menos cuartos precariamente sostenidos por magia. Los gemelos de no más de dos años corrían libres por el jardín, Percy también chiquito e tal vez cuatro, ciertamente de no más de 5, estaba pegado a las faldas de su madre, la cual mostraba el avanzado estado de su embarazo. De pronto salieron de pequeñines de la cocina, que no tendrían más de 9 o 10 años el mayor y como de 7 el pequeñín que le seguía.
-¡AY MI DIOS BENDITO, RETORCEDIMOS 20 AÑOS!- grito la castaña antes de desmayarse. Felizmente Ron la atrapo.
