Aviso: Este fic participa del Reto "Emociones y Pecados" del foro"Supernatural: Blood Brothers"

Disclaimer: Los personajes utilizados en este fic pertenecen a Eric Kripke creador de la serie y a la cadena CW.

Mis emociones son: Deseo, Amor, Decepción y Esperanza.

Mis pecados: Ira, Pereza, Lujuria y Vanagloria.

Deseo e Ira

Castiel camina lentamente por la vía, perdido en sus pensamientos. Su cuerpo humano esta adolorido y no puede hacer nada para aliviarlo. Esta cansado, hambriento y tal vez un poco aterrado, porque por primera vez no sabe que le depara el futuro, no sabe donde ni como conseguirá la comida que ahora necesita para subsistir, ni en que lugar lo cobijará la noche.

No tiene nada.

Ni a nadie.

Solo tiene el deseo de suprimir el dolor, la hambruna, la sed y la fatiga.

Un flash ilumina la oscura carretera y varios segundos después un trueno resuena sobre su cabeza, alza sus vividos ojos azules hacia el manto negro y solo puede ver espesas nubes grises de tormenta.

Sonríe con tristeza ¿un castigo divino? el cree merecerlos, pero en su estado tan deplorable no sabe cuanto mas pueda aguantar. Si llegase a llover, la lluvia lo calaría hasta los huesos de frio y la ropa empapada no ayudaría.

Debe encontrar un lugar para guarecerse durante la noche. Y debe encontrarlo pronto.

Apura la marcha, pero no ha avanzado mucho cuando un ruido de motor a sus espaldas lo hice volverse. De entre la ligera niebla surge a gran velocidad una motocicleta y esta se detiene a su lado. A Cas solo le basta ver la cara poco amigable del hombre y el destello plateado para darse cuenta de que nada bueno esta a punto de ocurrirle.

Da una mirada nerviosa a la navaja que el hombre sostiene en su dirección, amenazante. Su instinto de supervivencia le dice que corra, que huya y pida ayuda. Es un simple y ordinario humano después de todo, y una navaja puede hacerle mucho daño…puede matarlo.

–Corrección – piensa. – El hombre puede matarme, la navaja solo es un instrumento. –

Pero ese hombre también es un simple y ordinario humano, con la diferencia de que nunca ha sido un poderoso ángel.

Castiel lo mira a los ojos duramente, sin demostrar miedo.

– ¿Qué quieres? – pregunta firmemente, de forma glacial.

–Dame todo el dinero niño bonito, dinero, reloj…lo que tengas. – responde el hombre con maldad, sujetando la navaja hacia Cas con mas fuerza.

Castiel niega lentamente con la cabeza sin dejar de mirarlo. –No tengo nada. Ni dinero, ni nada de valor. – responde entre dientes. –Y te puedo asegurar que estoy mucho peor que tu, pero amenazar y quitar pertenencias a las personas no ha cruzado por mi mente…– añade.

– ¿No vas a darme? ¿No tienes nada? No te creo niño bonito. ¿Por que mejor no te mato y luego reviso los bolsillos del asqueroso abrigo que tienes eh? Eso te enseñará a no darme lecciones. – escupe el hombre, con desprecio.

Cas mira hacia abajo, hacia su abrigo, hace una mueca y levanta su mirada de nuevo –Asqueroso es un adjetivo demasiado fuerte, tal vez esta un poco sucio… últimamente me ensucio como nunca antes…Como humano soy un imán para la suciedad. – dice lo ultimo casi para si mismo.

El hombre armado lo ve como si estuviese loco.

–Sabes…no tienes que hacer esto. Al final, serás juzgado por tus pecados y malos actos e iras al infierno, que no es un lugar muy agradable, créeme. Pero aun puedes ser redimido. – continua Cas.

El hombre sonríe, dejando ver que le faltan varios dientes y el resto esta amarillento y manchado.

–Higiene personal…– piensa Cas. –Necesito empezar urgentemente con la higiene personal. Especialmente la de la boca… sobre todo la de la boca. – enfatiza el ex - ángel en su mente.

–Eres un marica enloquecido ¿no es así? – dice el hombre.

Cas frunce el ceño. –Eso es grosero…señor. – responde. Rechina sus dientes al empezar a sentir la ira hirviendo en su interior.

Castiel siempre había tratado de mantener su fe en la humanidad intacta. Pero algunas veces, personas como ese hombre se la hacían replanteársela.

–Si aun fuese un ángel, pondría una mano en tu frente y te asaria de adentro hacia afuera, porque eso es lo que te mereces. – sisea Castiel. La ira hablando por el.

El hombre se carcajea salvajemente y antes de que Cas pueda reaccionar, la navaja hace contacto con su abdomen. De inmediato el dolor se hace presente, Cas aprieta la mandíbula al sentir la herida arder y quemar.

El se lanza hacia el hombre, esquivando otra mortal puñalada, ambos caen al suelo, rodando y Cas trata con todas sus fuerzas de mantener el brazo con el que el hombre sostiene la navaja lejos de su cuerpo. Forcejean y finalmente Castiel toma ventaja y tuerce el brazo del motorizado, empujando la navaja dentro del cuello de el.

El hombre jadea y hace espavientos, desangrándose rápidamente. Se arrastra al borde de la carretera y resbala hacia la cuneta, Cas lo sigue de cerca y observa como se arranca la navaja del cuello.

Gran error.

Ahora sangra mas profusamente, basta solo un momento hasta que deja de respirar y queda inerte.

Castiel observa el cadáver por minutos que le parecen horas.

Ha matado a alguien, un pecado que es castigado con la eternidad en el infierno.

Gotas de lluvia impactan contra el, lo cual lo hace reaccionar. Primero son pocas y luego la tormenta se desata con toda su fuerza, empapándolo. El enjuaga sus manos llenas de sangre, y lava su rostro.

Su mirada se fija en la motocicleta aun encendida y ronroneando. Se monta en ella sin tener idea de que hacer. Pero le toma minutos saber como avanzar y detenerse y como mantener el equilibrio.

Su ansia por escapar del aguacero se acrecenta.

–Si ese hombre no me mató. Tal vez esta carcacha haga el trabajo– piensa.

Arranca a una velocidad considerable y recorre la vía esperando encontrar un lugar para pasar lo que resta de la noche.

La lluvia helada y el viento silbando furioso en sus oídos no son agradables, esta congelado y el agua se mete en sus ojos haciendo que ver el camino sea difícil.

Pero por primera vez, se siente vivo.