Nowadays
En la oscuridad de un cuarto dos muchachos dormían profundamente. En la habitación reinaba el silencio. Solo se oía la respiración de los jóvenes, hasta que
-¡James!-grito la madre de uno de los muchachos-¡Arriba, vamos!
El aludido se despertó con un sobresalto, miro a su alrededor mientras se desperezaba. Su mirada se poso en el joven en la cama de junto. Se coloco las gafas, se llevo la mano al cabello desordenándolo, mientras pensaba en una forma graciosa de despertar a su compañero. Se aproximo a la cama de su compañero, tiro de sus sabanas provocando la caída del durmiente. Este se despertó al sentir la caída. Se levanto mirando molesto al bromista.
-¡Potter, eres un idiota!- refunfuño aun somnoliento- Pudiste haberme despertado tocándome un hombro o algo así.
-¿Y dónde está la diversión en es?
- Por tu propio bien, te aviso, empieza dormir con un ojo abierto Prongs.
Aun riendo James lo miro. Pensó en lo genial que amigo era tener a, Sirius Black, su mejor amigo en la casa.
Mientras Sirius se vestía, el otro joven pensaba en la noche que su amigo llego a la casa de sus padres. Al llegar, Sirius, no fue muy explicito acerca de porque había huido de la casa de su familia, pero si de algo James estaba seguro, era de de que jamás había visto a Sirius tan deprimido.
Sirius venia de una de las más importantes familias de magos en Inglaterra. Esta era la familia Black, todos los que llevaban este apellido lo portaban con orgullo, si eras un Black ninguna puerta estaba cerrada para ti. Eran una familia de sangre pura, es decir: una familia se remonta atreves de las generaciones en magos y hechiceras sin una sola gota de sangre muggle, de alguien no mago. A Sirius jamás le pareció coherente la forma en la que su familia despreciaba a los muggles, el era diferente. Realmente no le importaba que alguien tuviera sangre pura o muggle o mestiza, gracias a James y a el resto de sus amigos en el colegio, el aprendió que no importa de qué familia vienes.
James interrumpió sus pensamientos al mirar la hora en el reloj que llevaba en su muñeca.
-Tenemos que apresurarnos ya son las ocho.
-Claro, claro-respondió Sirius frotándose los ojos que seguían algo pegados.
Al estar, casi media hora más, tarde listos bajaron a la sala, cargando sus baúles del colegio, en donde los esperaban los padres de James para llevarlos a la estación de tren en donde tomarían uno muy especial, el cual los llevaría a su ultimo año estudiantil en el colegio Hogwarts de magia y hechicería.
-¿Listos muchachos?-pregunto Charlus Potter mirando a los muchachos bajar por las escaleras con sus baúles.
Los chicos asintieron y sin querer perder un segundo se encaminaron a la estación King Cross. En el camino James y Sirius hablaron sobre todo lo que harían en ese año, mientras Charlus y Dorea, su esposa, los oían planear travesuras pero sin intentar que no las hicieran.
-Prongs, creo seriamente que este año tenemos que hacerle una buena broma merodeadora a Snape-dijo Sirius con tono grave.
Antes de que James contestara, su madre finalmente interrumpió la charla.
-¿Saben una cosa?, jamás entendí lo de sus apodos.
James y Sirius se miraron fugazmente antes de contestar.
-Nada, no significan nada-término contestando James.
En realidad, si tenían un significado.
En el colegio, junto con dos amigos, James y Sirius tenían apodos. Se llamaban entre si los merodeadores, y los cuatro tenían un apodo que llevaban en honor a una característica especial de ellos. James era Prongs, Sirius era Padfoot, su amigo Remus era Moony y el último era Peter lo llamaban Warmtail.
Todos en Hogwarts sabían que se llamaban así entre ellos, pero nadie sabía realmente porqué.
Al llegar a su destino vieron a un muchacho de cabello claro que los saludaba con alegría. Era Remus Lupin.
-Hola Prongs, Padfoot-dijo el joven cuando llegaron a él- ¿Todo bien señor y señora Potter?
-Muy bien gracias Remus-respondio la mujer.
-Hum...mama, papá desde aquí puedo solo-dijo James mirando a sus padres.
-Bien, nos vemos en navidad hijo- dijo Charlus abrazando a su hijo- Remus, espero verte pronto a ti también. Estas invitado para navidad por supuesto- estrecho su mano, volteo para despedirse de Sirius- A ti no tengo que decirte que estas invitado, tú estás obligado- mientras Sirius reía, el extendió su mano y cuando Sirius extendió la suya, Charlus lo atrajo hacia sí.
-Gracias, señor-respondio Sirius mirando al padre que le gustaría haber tenido.
-Lo mismo digo yo muchachos-Dorea Potter abrazo a los tres jóvenes- saluden a Peter de mi parte y por supuesto el también está invitado, avísale James.
Al terminar las despedidas, los tres chicos empezaron a caminar a su plataforma. Cuando llegaron tuvieron que esperar que el lugar se despejara un poco, necesitaban estar seguros de que nadie los veía al pasar. El motivo de tanta precaución era que para poder llegar al tren debían atravesar la columna que se alzaba entre las plataformas 9 y 10. Al otro lado atravesando el muro se encontraba la plataforma 9 ¾, en la que los esperaba el Expreso Hogwarts.
-Tenemos veinte minutos para llegar-dijo Remus mirando su reloj-. Hay tiempo.
- Si, pero aun así quiero llegar temprano para buscar un compartimiento para poder dejar los baúles.
- Casi lo logras, pero no puedes engañarme Prongs-dijo Sirius con una sonrisa ante la cara de James y la expresión de confusión que tenia Remus-. No te dejes engañar, Moony. Lo que en realidad quiere Prongs, es poder dejar los baúles en algún compartimiento para tener tiempo de buscar Evans en el tren.
-¿Qué pasa Black?-dijo James intentando alejarse de ese tema lo mejor posible-¿Celoso? Tú sabes que eres la única mujer que me importa.
Sirius golpeo a James en la nuca, mientras el muchacho reía.
Cruzaron la columna, y al atravesarla, se encontraron con el tren que tenían que abordar. Los tres miraron felices lo que tenían en frente, ansiaban regresar a ese lugar por última vez. Ya que ellos iban a cursar su séptimo y último año escolar.
Subieron al tren en busca de un lugar en donde acomodarse. Lo encontraron rápidamente, ya que aun no había llegado mucha gente. Acomodaron sus cosas y se sentaron a descansar unos minutos, porque el peso de los baúles los había cansado.
-Muy bien mi querido Prongs-dijo Sirius mirando a James con rostro serio-. Puedes irte a corretear a Evans.
-No necesito tu permiso para corretear a Evans.
-¿Y si en lugar de discutir idioteces vamos a buscar a Peter? -pregunto Remus, sabiendo que si no intervenía la discusión podía durar hasta llegar a Hogwarts.
Bajaron del tren y comenzaron a buscar entre la multitud, saludaron a muchas personas en la búsqueda, pero no encontraban a Peter.
-Voy a matar a Warmtail-dijo Sirius molesto porque Peter no aparecía.
Cuando faltaban solo dos minutos para que el tren saliera, divisaron a un muchacho de baja estatura, cabello negro y robusto que corría hacia ellos.
-¡Muchachos!-grito Peter levantando una mano para saludarlos. Ese fue un error ya que, al solo llevar el carrito con el baúl con una mano, perdió el control. El carrito cayó al suelo junto con su dueño.
-Como dije, voy a matar Warmtail-repitió Sirius corriendo junto con Remus y James a ayudar a Peter.
Entre los cuatro lograron subir el baúl al tren antes de que este partiera. Una vez arriba regresaron a su compartimento y se sentaron.
-¿Por qué demonios tardaste tanto?-pregunto Sirius a Peter.
-Me quede dormido.
-No sé por qué no me sorprende-dijo Remus-. Bien, nos vemos luego.
-¿A dónde vas Moony?-pregunto James con cara de sorpresa.
-Bueno Prongs, no sé si recuerdes que soy prefecto y tal vez no recuerdes tampoco que como tal tengo la obligación de patrullar por el tren, viendo que nadie haga nada indebido-contesto Remus.
-Bueno Moony, no sé si recuerdes no pasar por este compartimiento si no quieres ver nada indebido-dijo Sirius imitando a la perfección el tono de voz de Remus cada vez que mencionaba que era prefecto.
-Muy gracioso, Black-respondio Remus mientras se marchaba.
Al irse Remus, los muchachos hablaron de Quiddich. Esta el deporte al que jugaban los magos cuatro pelotas: la Quaffle, con ella se marcaban tantos; las Bludger, eran dos pelotas que intentaban derribarte mientras juegas; y la Snitch esa era la pelota que se debía capturar para ganar el partido. Los integrantes de los equipos que juegan Quiddich son siete: tres cazadores, encargados de marcar tantos con la Quaffle; los guardianes que debían evitar que la Quaffle pasara por cualquiera de los tres aros que había en la cancha de juego; dos bateadores, ellos debían intentar que las Bludger hirieran o derribaran a los jugadores de sus equipos y lanzárselas a el equipo contrario golpeándolas con un bate; y el buscador, el se encargaba de atrapar la Snitch y dar fin al partido.
James y Sirius estaban en el equipo de Gryffindor.
-¿Quién es el nuevo capitán del equipo de Gryffindor?-pregunto Peter aunque conocía la respuesta.
-Un muchacho apuesto, gentil, hábil, talentoso, encantador...-comenzó James.
-Olvidaste modesto-interrumpió Sirius-. Obviamente el nuevo capitán es nuestro cazador estrella, nuestro pequeño James. Quien también tiene el honor de ser un Premio Anual junto con Evans.
-Felicitaciones Prongs-dijo Peter.
James solo asintió en señal de agradecimiento. Tanto Sirius como Peter lo miraron fijamente, como esperando algo.
-¿Qué?-. Pregunto James ante la expresión de sus amigos.
-Bueno...es que tu...tu no-. Empezó Peter
-Bueno, es que ante mi comentario tú normalmente habrías respondido con una idiotez y no dijiste nada-. Concluyo Sirius-. Tal vez nuestro pequeño James está creciendo, Peter.
-Es que note que madurar no estaba en tus planes, Black, entonces decidí hacerlo yo.-dijo James aun sin entender de todo lo que Sirius le decía, pero creyendo que lo mejor era decir algo.
-Puf, Prongs me habías asustado.-Sirius se paso la mano por la frente removiendo un falso sudor-. Pero con tu última frase me doy cuenta que me equivoque, Potter lamento informarte que sigues siendo el mismo idiota.
Remus entro al compartimiento en el momento justo para ver como James le pegaba un puñetazo en el hombro a Sirius.
-¡Oigan! Cuando dijiste que no debería pasar por este compartimiento sino quería ver cosas indebidas, no creí que hablaras enserio Sirius.
-Sí, no sé por qué nadie cree que yo puedo hablar enserio, ¿Qué?-dijo Sirius ante las risas de los otros tres jóvenes.
-Nada, Sirius-contestaron sus amigos al unisonó
Cuando se sentó, Remus, les conto sobre a quienes había visto en el tren mientras patrullaba. James lo miraba y lo escuchaba con atención, ya que esperaba a que Remus nombrara a la única persona sobre todos en el tren, fuere del compartimiento, que le importaba.
-Está en el compartimiento de al lado.-dijo Remus cuando entendió porque James lo escuchaba con tanta atención.
-¿Quién?- pregunto James, creía imposible que su amigo su hubiera dado cuenta de lo que pensaba.
-Lily-contesto Remus-. Lily Evans esta aquí al lado.
-No pensaba en eso- mintió James-. Pero gracias por la información, es bueno saberlo-los miro con una expresión que ellos ya conocían muy bien-. Pero ya que estamos hablando de eso déjenme decirles que este, mis queridos amigos, va a ser el año en que lo logre.
-Claro, claro. Creo que oí esas palabras antes.- dijo Sirius.
-Sí, creo que fue el año pasado.-cometo Remus.
-O el anterior -rio Peter.
En el instante en el que James les iba a contestar una joven mujer con un carrito de golosinas, los interrumpió.
-Hola jóvenes, ¿Desean algo del carrito?-pregunto la mujer.
-Claro-se apresuro a decir James saliendo del compartimiento hacia el pasillo
- Oiga si quiere llamar a las personas del próximo compartimiento, vaya. Yo no sé que comprar aún.
La mujer acepto lo que James le propuso. Entre las personas que salieron a comprar se encontraba una joven de cabello rojo profundo y ojos verdes brillantes, que al ver a James se pusieron en blanco.
-Hola Evans- dijo James apoyando un hombro sobre el carrito.
-Hola Potter-dijo ella frialdad.
-¿Qué tal tu verano?-pregunto el intentado mantener una conversación normal con ella.
-Estuvo bien-la respuesta fu muy cortante.
-¿No me vas a preguntar como estuvo el mío?-dijo él mientras su sonrisa enflaquecía sin llegar a desaparecer.
-Si me importara ya lo habría hecho, Potter.
-¿Hecho que?-pregunto el sin darse cuenta de lo que decía.
-Preguntarte como estuvo tu verano.
-Muy bien gracias por tu interés.
Ella parecía estar a punto de contestar, pero cambio de idea y le pregunto a la mujer del carro el precio de una golosina, la pago y se fue a sentar nuevamente.
-Creo que ya no tengo hambre, gracias.-dijo James.
El fue a su asiento, esperaba escuchar un estallido de carcajadas al entrar. Eso no sucedió. Tres rostros lo miraron mientra se sentaba sin decir nada.
-Pueden decirme que soy un idiota-dijo James luego de un largo silencio-. Adelante al parecer lo merezco.
-Eres un idiota-dijo Sirius-. Pero no por lo que acaba de pasar, tú eras idiota antes de eso.
-Explícanos qué demonios pretendías diciéndole eso a Lily. Sabes que no le gusta que te comportes así, y tu vas como un idiota y le hablas de esa forma-lo reprendió Remus-. Sé que no lo haces apropósito pero aun así deberías pensar antes de hablar con ella.
-Pero en realidad no me di cuenta de lo que decía, no quise ofenderla. Las palabras solo salieron de mi boca de esa forma, estoy acostumbrado a ser gracioso, no lo puedo evitar-dijo James con voz apenada.
-James, hasta cuando intentas excusarte y pedir perdón, suenas arrogante-dijo Sirius con sorna.
Peter solo escuchaba, no quería entrar en la discusión. No entendía el porqué de tanto problema, el no creyó que James digiera algo tan malo.
James solo miro por la ventana y dejo que la conversación se perdiera. Sabia de sobra había actuado mal, no necesitaba que los demás se lo digieran. El solía quedar en ridículo cada vez que hablaban Lily. Pero era peor cuando Lily estaba presente y sin ánimos de soportar sus bromas, en esos momentos, era ella quien lo hacía quedar en ridículo.
James no noto cuando había empezado a anochecer, por eso se sorprendió cuando escucho la voz de Remus.
-Ya estamos llegando, deberíamos cambiarnos.
Los chicos se cambiaron de ropa y se pusieron las largas túnicas que usaban como uniforme del colegio.
El tren comenzó a perder velocidad hasta detenerse por completo. Al frenar el tren, todos los alumnos salieron de sus compartimientos y se dirigieron hacia la plataforma de Hogsmade. Este era un pueblo que se encontraba cerca de Hogwarts, era el único pueblo en Inglaterra en donde su población era total mente mágica.
James noto que Sirius se ocultaba detrás de él mientras bajaban a la plataforma.
-¿De quién te estás escondiendo, Black?-preguntó
-De quien no me estoy escondiendo, querrás decir-dijo Sirius hablando bajo-. Creo que la mitad de las mujeres de sexto y séptimo año en Hogwarts me odian.
-Entiendo que las mujeres de Hogwarts te odien. Pero ¿Por qué solo la mitad?-pregunto Remus.
-Sí, solo la mitad-dijo Sirius tratando de pasar desapercibido entre un grupo de chicas de 5to año-. La otra mitad es de Slytherin o estuve con ellas y no me odian, sino que no me pueden olvidar, o aun no tuvieron el privilegio.
-¿Aun?-pregunto Peter.
-Sí, oíste bien. Aun-dijo Sirius poniéndose derecho cuando vio que las mujeres de las que se ocultaba ya habían pasado.
Riendo caminaron por la estación hacia los carruajes que los llevarían desde el pueblo hasta el colegio. En el camino oyeron una voz conocida.
-¡Los de primer año!-gritaban hombre enorme de cabello y barba enmarañados-. ¡Aquí los de primer año!
-¡Hagrid!-grito James mientras saludaba con las manos al gigantesco hombre.
-James, Sirius, Peter, Remus.-dijo Hagrid con alegría-. ¿Cómo están?
-Muy bien ¿y tú?-pregunto Remus.
-Excelente, me encuentro excelente. Me han llegado un animal muy especial que quiero enseñarles ni bien pasen por mi casa.
-Genial-le contesto Remus radiante, el amaba a los animales.
Hagrid era el guardabosque y guardián de llaves de Hogwarts. Era un buen hombre, pero tenia una rara fascinación hacia los animales peligrosos.
-Bueno Hagrid, ha sido genial verte, pero debemos irnos o nos quedaremos sin carruaje-dijo James.
-Si por supuesto. Vayan, ya nos veremos cuando vayan a visitarme.
Al terminar de decir eso, Hagrid se marcho levando con él a los alumnos de primer año. Era una costumbre del colegio que los alumnos de primer año fueran hacia Hogwarts atravesando el lago en botes, de esa forma tenían una vista perfecta del colegio y sus terrenos y Hagrid era el encargado de llevarlos en el camino.
Los muchachos subieron a un carruaje vacio. Los carruajes de Hogwarts eran muy peculiares, ya que parecían moverse sin que nadie jale de ellos.
Anduvieron casi media hora hasta llegar al colegio. En el camino, Remus, comenzó a recitar todos los libros que sacaría de la biblioteca ni bien iniciaran las clases, los otros no lo escucharon, estaban muy acostumbrados a este tipo de charlas de Remus y sabían que lo único debían hacer era dejarlo proseguir.
Al llegar a la entrada, se sintieron como se debe sentir uno al llegar a casa. Los cuatro amaban Hogwarts y los cuatro estaban orgullosos de decir que conocía ese lugar mejor que nadie. Ni siquiera Albus Dumbledore, el director del colegio en ese entonces, conocía tan bien Hogwarts como ellos.
Ese era el motivo por el cual se llamaban merodeadores entre si, por ser quienes más conocían de el colegio. Cuando ellos estaban en quinto año crearon un mapa muy especial que mostraba todos los lugares en colegio, menos uno, y a todas las personas que estaban en allí.
Una vez que entraron, se dirigieron al Gran Salón, que era el lugar en el que se comía y celebraban los banquetes de principio de año y la ceremonia de selección. Esta ultima consistía, en colocar a los nuevos alumnos y colocarlos en una de las cuatro casas del colegio, estas eran: Hufflepuff, Ravenclaw, Gryffindor y Slythein. Cada casa tenía su historia y sus nombres eran en honor a los cuatro fundadores del colegio, y los alumnos eran seleccionados dependiendo de las cualidades que poseían.
Los estudiantes se fueron sentando en las mesas. James, Sirius, Peter y Remus se ubicaron en la mesa ubicada en el extremo izquierdo del salón, esta era la mesa de Gryffindor, la casa en donde estaban. Una vez sentados, esperaron a que comenzara la ceremonia.
Una mujer apareció por la puerta principal llevando un taburete y un sombrero de punta en las manos. Una fila de alumnos marchaba tras ella. La mujer se detuvo frente a la Mesa Alta, que era donde se sentaban los profesores y el director. Coloco el taburete en el piso y el sombrero sobre el taburete. El sombrero se puso rígido y por el espacio de una de sus arrugas comenzó a cantar, como si la arruga fuera una boca.
El tiempo ha pasado desde que se fundó este colegio,
Mas espero ser de utilidad, aunque este viejo.
Les quiero contar sobre dos grandes mago y dos grandes hechiceras,
Cuyo deseo era el de transmitir sabiduría a las generaciones futuras.
Sus nombres eran Hufflepuff, Slytherin, Gryffindor y Ravenclaw.
Hufflepuff estaba dispuesta a enseñar a los entusiastas que no se rendían.
A Slytherin solo le importaba la astucia y noble descendencia.
Gryffindor quería compartir su sabiduría a corazones leales y valientes.
Mientras que Ravenclaw buscaba mentes inteligentes y despiertas.
Dividieron el colegio en casas para poder enseñar a quienes querían, durante un tiempo, todo estuvo en armonía. Todo eso cambio el día que Slytherin partió.
Ahora soy yo el encargado de decidir a qué lugar va cada quien, según lo que puedo ver en sus cabezas, creo que separarlos está mal, sería bueno a todos juntos poder enseñar.
No cometeré errores eso se los puedo asegurar, no hay nada que a mi puedan ocultar.
Sin más que decir, les deseo suerte a todos, acérquense sin miedo, les digo a los nuevos.
Que empiece la selección.
Muchos alumnos aplaudieron cuando el sombrero termino su canción, este respondio a los aplausos con una reverencia a cada una de las mesas. Al cesar el ruido en el salón, la mujer que había llevado el sombrero saco un pergamino de su túnica y comenzó a llamar a los alumnos para la selección. Esta consistía en sentarse en el taburete, colocarse el sombrero y esperar que este decidiera a que casa deberías ir.
La ceremonia termino y los nuevos alumnos estaban ya sentados en sus nuevas casas. La mujer se retiro con el sombrero y el taburete, y solo cuando regreso Dumbledore se paro para hablar.
-Un muy feliz año escolar a todos ustedes-dijo mirando a los alumnos con una sonrisa-. No quiero...
-Señor, a pesar del temor de sonar como un idiota, déjeme decirle: que hermosa túnica lleva puesta esta noche-dijo Sirius con un tono muy formal y serio que nadie le creyó.
-Oh, muchas gracias señor Black-dijo Dumbledore encantado por el alago-. Es una historia graciosa como la obtuve, vera yo-se detuvo ante una mirada de reproche. La profesora Minerva Mcgonagall, era quien había hecho callar a Dumbledore solo con su mirada. Era profesora de Transformaciones, subdirectora del colegio, jefa de la casa de Gryffindor y quien llevaba a cabo la selección-. Creo que mejor le cuento esa historia otro día. Bien no quiero retrasar esto mucho mas, asique les digo: no se atraganten.
La mayoría rio, los nuevos parecían.
Platos rebosantes de comida aparecieron frente a ellos. Pasteles de carne, pollo asado y frito, puré de papas y calabazas, ensaladas y muchos otros tipos de platillos deliciosos. Los alumnos comenzaron a llenar sus platos y disfrutar de la comida.
En la mesa de Gryffindor, mientras comían, Remus y Lily hablaban sobre libros.
-Claro que me gustaría poder leer el Manual de las Transformaciones avanzadas otra vez, pero no creo que pueda. Este año no vamos a tener mucho tiempo para leer por placer-dijo Remus.
-Por supuesto-Lily miro a el muchacho con precaución-. Remus te ves algo cansado, ¿Te sucede algo?
-¿Qué?-Remus se sorprendió de que Lily lo notara-. No, solo que la semana anterior estuve enfermo y ya sabes, creo que he estado cansado desde entonces.
-Eso lo explica-Lily sabía muy bien cuál era la "enfermedad" que sufría Remus, pero no quería agobiarlo con preguntas que él no quería contestarle aun. Ella conocía su secreto pero jamás selo diría a alguien para perjudicarlo-. Oye, ¿Tú has leído alguna un libro escrito por muggles?-quería cambiar de tema, pero también le interesa
-Sí, solo uno. Alicia en el País de las Maravillas-respondio el contento porque la conversación cambiara de rumbo-. Mi padre me lo regalo cuando tenía doce-recordó que a un amigo le debía muchos favores y trato de sonar casual cuando volvió a hablar-. James también leyó el libro.
-Oí mi nombre-dijo James interviniendo cuando se aburrió de hablar con Peter y Sirius sobre todas las bromas que se realizarían ese año-. Lástima que fue tu voz la que lo pronuncio, Lunático, y no la de Evans-Lily solo le rodo los ojos-. ¿De qué hablaban?
-De libros escritos por muggles, le conté al Lily sobre el libro que me regalo mi padre-le contesto Remus.
-¿El de la chica que se cae dentro de el pozo?
-¿En verdad lo leíste Potter?
-Pues, si. ¿Y tú?
-Sí, cuando era pequeña.
James sonrió, Lily lo miro sorprendida,
-¿Por qué sonríes?- lo cuestiono.
-Porque me acabo de dar cuenta de que tenemos algo en común.
-Remus también leyó el libro y no te veo sonriéndole a él.- dijo con escepticismo.
-Bueno eso es porque Moony y yo somos amigos, ya sabemos en qué nos parecemos y en que no. Contigo no tengo ni idea de que tanto tenemos en común.
Ella no respondio, sabía que tenía razón. Pero no estaba tan segura de disfrutar de ello como él. Aun así tenía que admitir que le gustaba saber que James había leído un libro muggle siendo él y toda su familia magos puros. El no tenía porque conocer ningún libro que no fuera de magos y sin embargo lo había hecho.
-Así que-empezó James buscando un tema del cual hablar con ella-. ¿Te enteraste quien es el nuevo capitán del equipo de Gryffindor?
-S.-respondio ella sin mirarlo.
-¿Y qué te parece?- pregunto el sonriendo y cambiando la voz para que sonara grave.
-Que tiene serios problemas vocales.-dijo ella con sencillez-. Y que su ego lo va ayudar volar muy alto ya que lo inflado que esta lo va beneficiar.
Remus, quien había intentado salir de la conversación y dejarlos platicar solos, no pudo evitar reír antes el comentario. James le lanzo una mirada envenenada y decidió llevar la conversación por nuevos horizontes.
-Evans, ya me dijiste que tu verano estuvo bien, pero no me constate qué fue lo que hiciste.
-Nada que tú fueras a encontrar divertido o interesante-respondio ella
-Vamos Evans, fui educado al preguntártelo.
Ella, sabiendo que el tenia razón, le contesto.
-Bueno, básicamente me pase el verano leyendo.
James estuvo a punto de decir que ella tenía razón al decir que el no iba a encontrar eso divertido o interesante. Pero una sutil y fuerte patada, departe de Sirius, lo hizo ver que no sería una buena idea. Lo que le sorprendió no fue que su amigo siguiera la conversación, sino que supiera que iba a contestar antes de que lo dijera.
-¿Y qué libros leíste?- dijo James con los ojos muy abiertos para no llorar por la patada que había recibido-. Tal vez los lea.
-¿En verdad te interesaría leerlos?-dijo Lily sorprendida.
-Aunque no lo aparente se leer.
-Nunca dije lo contrario. Solo te pregunte si te interesaría leerlos.
-Y mi respuesta es: Si, Evans. Me gustaría leerlos.
-¿Por qué?-pregunto Lily sin recordar que el muchacho que tenía enfrente no le caía demasiado bien.
-Bueno, tú los leíste.-le gusto ver como la confusión se dibujaba en la cara de Lily.
-¿Eso es relevante?
-Claro. Admito que leer no es mi pasatiempo favorito, pero si lo hago tendríamos más cosas en común-James le contesto como si fuera obvio el porqué quería leer esos libros.
-Ahora que lo dices, no sé si sería bueno que tengamos tantas cosas en común.
Antes de que él le pudiera contestar, Dumbledore se paró de su asiento y todos cesaron de hablar.
-Tiempo de los anuncios.
"Los de primer año deben de saber que los bosques en los terrenos del catillo están prohibidos. También me gustaría que algunos de los estudiantes de séptimo año lo recuerden"
A Lily no le sorprendió ver a Remus y Peter con las cabezas bajas, y a James y Sirius con una sonrisa radiante inundándoles el rostro. Estaba esperando que uno le contestase, pero si le sorprendió que fuera Sirius y no James el que le respondiera a Dumbledore.
-Señor, le puedo prometer en mi nombre y el de mis amigos, que este será el último año que rompamos esa regla.
Dumbledore rio al igual que la mayoría de los alumnos. Luego prosiguió.
"Para proseguir les diré: nuestro celador me ha pedido que les informe que se ha renovado la lista de objetos prohibidos en los corredores del colegio. Si les interesa saber sobres esta lista pregúntenselo al señor Filch. Además, los que deseen anotarse en alguno de los equipos de Quiddich de su casa deben hablar con los jefes de sus casas".
Dicho eso solo me queda desearles un buen año a todos- concluyo el director con una sonrisa
-Igualmente señor, igualmente-respondieron James y Sirius al unisonó.
-Debe recordar contarnos sobre su túnica-termino James.
Tres de las cuatro mesas de Hogwarts rieron. La única en la que se mantuvieron rostros serios fue en la de Slytherin. Los miembros de Slytherin se llevaban mal con los miembros de las otras casas, pero entre Gryffindor y Slytherin había una rivalidad especialmente agresiva. Ambas casas estaban muy orgullosas de ese enfrentamiento.
Los estudiantes se levantaron de sus asientos y se dirigieron a sus salas comunes. Las cuatro casas poseían una sala común, estas eran habitaciones en las que los estudiantes se podían sentara a hacer sus deberes, charlar o simplemente pasar el tiempo.
James no se había terminado de levantar cuando Remus llego en busca de Lily.
-Lily debemos irnos.
-¿Adonde van ustedes dos?-pregunto James miran fijamente a Remus.
-No es de tu incumbencia-respondio Lily.
-A mostrarles el camino a los nuevos-dijo Remus antes de que James tuviera tiempo de contestarle algo a Lily-. Es la segunda vez en el día que te lo digo James. Soy prefecto al igual que Lily, es obligación.
-Claro, es raro que se me olvide eso siempre-replico James con una falsa expresión de confusión-. No sé porque siempre se me pasa. Debe de ser que no lo dices tan seguido-termino su burla haciendo referencia a la vasta cantidad de veces que Remus nombraba su titulo de prefecto.
-Muy gracioso Prongs-le replico Remus-. Bueno que disfrutes tú camino a la Sala Común. Vamos Lily.
La sonrisa de James se desvaneció de su rostro mientras observaba como los dos prefectos se marchaban. No es que lo fuera admitir, pero odiaba que, a Remus, le fuera tan sencillo estar con Lily. No culpaba a Remus por eso, ni mucho menos. Pero no entendía por qué él no podía tener esa relación con ella.
Un golpe en la nuca lo saco de sus pensamientos.
-Prongs, nos tenemos que ir.
-Black eres un redomado imbécil-se quejo James frotándose la nuca.
-No te golpee tan fuerte, y si lo hice fue en venganza por tirarme de la cama hoy en la mañana-dijo Sirius sonriendo.
-Chicos, debemos irnos-dijo Peter-. Ya se han marchado casi todos.
Era la verdad, salvo por alguno alumnos y por los profesores, el salón estaba casi vacío.
Se dirigieron a su sala común. La de Gryffindor se encontraba en la torre del lado izquierdo del castillo; la de Hufflepuff estaba abajo, cerca de las cocinas; la de Ravenclaw en la torre del lado derecho y la de Slytherin encontraban en las mazmorras.
Al llegar, al último pasillo de todos los que atravesaron para llegar, se encontraron con un cuadro colgando de la pared que tenia a una mujer gorda vestida de seda.
-¿Contraseña?- pregunto la mujer
-Jugo de calabaza-dijo Peter.
El cuadro se movió, revelando una puerta detrás de él. Esa era la entrada la sala común.
Cuando ingresaron un tumulto de estudiantes se acercaron a ellos. Un grupo de muchachos querían hablar con James acerca de las pruebas para los aspirantes al equipo de Quiddich, mientras que un grupo de chicas se acerco a Sirius.
-Oh, no-fue lo que dijo Sirius al ver a su última conquista caminar hacia él muy decidida, era una muchacha morena de cabello largo y brillante-. Marie, ¿Cómo estás?
-Lo sabrías si hubieras leído mis cartas, Black-respondio la muchacha con aire ofendido.
-Sí, yo no tuve mucho tiempo este verano-dijo Sirius con sencillez
-Claro, lo entiendo-ella se acerco a Sirius-. Pero, ¿Por qué no tuviste tiempo?-se acerco aun mas a él-. Ya se debe de ser por la cantidad de cartas de otras chicas que tenias para leer-concluyo esta frase dándole a Sirius una fuerte bofetada-. Me entere de que estuviste con Amelia Grindfourt
Todos los que estaban mirando la escena, que eran casi todos los presentes, se paralizaron. James y Peter tenían que hacer un gran esfuerzo para no reírse, algunas chicas miraban a Marie con sonrisas en la cara otras la miraban como preguntándose como se había atrevido a hacer eso, los chicos también se dividían en dos grupos: los que miraban a Sirius con admiración por haber conquistado a esa chica y los que querían reírse pero tenían demasiado miedo como para hacerlo.
-Sabes, creo que en algún punto de nuestra relación te confundiste-Sirius miraba a la joven con la cabeza alta si demostrar ni un poco de vergüenza en el rostro-. No recuerdo haberte dicho que éramos novios o algo por el estilo. Lamento si te confundiste, pero yo no soy nada tuyo ni de ninguna mujer, entonces jamás te he engañado.
-Yobueno-La chica parecía no saber qué contestar y un fuerte tono rojo se mostraba en sus mejillas.
-Tranquila, no estoy enojado-dijo Sirius-. Fue divertido pasar tiempo contigo.
La joven se marcho sin decir nada más. Sirius suspiro, miro al resto de los que se le habían acercado con suficiencia en el rostro.
-¿Alguien más quiere saludarme?
Las chicas se fueron dispersando.
-Eso creí-dijo con una sonrisa en el rostro, se fue a reunir con sus amigos-. ¿Vamos al dormitorio o qué?
-Primero esperaremos a Moony-respondio James.
-¿Ahora le llamas esperar a Moony?-le pregunto Sirius con una sonrisa provocadora en el rostro-. Si deseas esperar está bien. Pero no nos digas que es a Remus, porque muy bien sabemos a quién quieres esperar.
-Muy perceptivo, Padfoot-replico James-. Quiero ver esa misma percepción en el campo cuando tengas que darle a un Bludger.
-No cambies de tema.
-No cambio de tema, yo solo
No pudo terminar de hablar, ya que voces que provenían de la entrada de la sala lo interrumpieron.
-Y esta es la Sala Común-dijo Lily a los nuevos estudiantes-. Por esas escaleras encontraran los dormitorios-dijo señalando dos orificios que llevaban a unas escaleras.-los chicos dormirán arriba del lado derecho y las chicas arriba del lado izquierdo. Las habitaciones de ambos grupos están divido en cursos, es decir que dormirán con sus compañeros de curso-les explico Lily.
Los nuevos se dirigieron a sus habitaciones mientras Lily y Remus se iban hacia donde estaban James, Peter y Sirius. Al llegar junto a ellos Lily se sentó en una butaca, de las muchas que había en la sala, los otros la imitaron.
-Bueno Remus me tienes que seguir contando-dijo Lily haciendo que los demás chicos se alarmaran.
-¿Qué es lo que le tienes que contar?-pregunto Sirius.
-Qué raro, Black, siempre creí que el mas entrometido era Potter-Lily intento bromear sobre el asunto, ya que entendía por qué se habían me estaba contando sobre un libro de cuentos infantiles que les leen a los magos.
Los tres muchachos suspiraron aliviados.
-Luego te lo presto, no tiene gracia si te lo cuento todo.-Remus miro a James y recordó nuevamente todo lo que ese amigo había hecho por el, asique cambio de opinión y dijo-. De hecho, creo que no lo tengo. James, ¿tienes el libro de Bladde el Bardo?
-Sí, eso creo-James le sonrió a su amigo, recordando porque había hecho tanto por él.
-No es necesario que me lo prestes-dijo Lily.
-Quiero hacerlo-le respondio James sonriendo-. Más cosas en común, ¿Recuerdas?
Ella asintió y estuvo a punto de sonreír.
-Bueno, gracias Potter-fue lo único que dijo-. Creo que me voy a dormir. Buenas noches.
-Igualmente-le respondieron los chicos.
Una vez que estuvieron seguros de que Lily no podía oírlos, comenzaron a hablar.
-Increíble Prongs, hablaste con Evans si decir ni una idiotez.-le comento Sirius.
-Bien hecho James-lo felicito Remus.
-Gracias, gracias caballeros-respondio James levantándose con una reverencia-. Les dije que este sería el año.
-Oye, Remus-comento Peter-. Casi se me para el corazón cuando Evans te dijo que le tenías que seguir contando algo.
-Aquí no, Warmtail-dijo James-. Vamos a hablar al cuarto.
Subieron por las escaleras a su habitación, en el camino de subida pasaron por todas las habitaciones de los chicos de otros cursos. La suya era la que estaba al final de las escaleras, arriba del todo. Entraron, sus baúles ya estaban junto a sus camas, pero no era costumbre de merodeador ordenar las cosas el primer día de vuelta al colegio, ellos lo hacían durante el periodo de las primeras semanas, así que solo sacaron sus pijamas y comenzaron a desvestirse.
-Ahora que ya podemos hablar, debo decir que creo que Warmtail tiene razón-dijo Sirius-. Yo también creí que le habías contado el secreto a Evans.
-Yo igual-agrego James.
-Bueno, yo creo que ella ya lo sabe-le dijo Remus a pesar que sabía que si decía eso. Las preguntas lo bombardearían.
-¿Y por qué supones eso?-pregunto Peter con los ojos muy abiertos.
-¿Quién mas sabe, además de los presentes, cual es mi problemas?-pregunto Remus.
-Snape-dijeron los otros tres jóvenes al mismo tiempo, pero todos con voces distintas. James lo dijo con asco, Sirius con la cabeza agachada y vergüenza en el rostro y la voz, y Peter lo dijo como si respondiera una pregunta cualquiera.
-Bien, pues. El y Lily eran amigos-les dijo Remus con sencillez.
-No creo que Snape le haya contado a Lily-dijo James-. Tiene demasiada vergüenza de admitir lo que paso.
-Tal vez tengas razón. Pero si el descubrió lo que paso fue porque ya sospechaba algo antes de ir y meter la nariz en lo que no le importaba. El pudo haber compartido su sospecha con Lily antes de lo que ocurrió.
-Aun así, ¿Por qué Lily no le ha dicho a nadie o te ha venido a preguntar a ti sobre eso?-pregunto Sirius.
-No creo que sea una persona entrometida. Ella no es así, creo que Moony tiene un punto en eso. Si ella lo supiera no creo que se lo fuera a decir a nadie.
-Bueno, ¿Qué hacemos?- pregunto Peter finalmente.
-¿A qué te refieres?-pregunto James entornando los ojos.
-¿No le vamos a preguntar a Evans si lo sabe?-dijo confundido.
-No, Peter-dijo Remus-. Estoy casi seguro de tener razón. Pero, si ella no lo sabe nada, preguntarle sería demasiado arriesgado.
Sirius se había mantenido callado desde la mención del nombre de Snape. Severus Snape era un joven de Slytherin al que odiaban, en especial James, y el los odiaba a ellos. El había sido amigo de Lily. Pero por una discusión en la que él la había llamado "sangre sucia", en referencia a sus padres muggles, ellos se habían distanciado.
Snape o Snivellus, como lo llamabas los merodeadores, había descubierto un secreto sobre Remus. Este era: que Remus era un hombre lobo, de esos que cambian de forma con la luna llena y que pierden la conciencia humana en la transformación, era por eso que lo llamaban Moony. Snape sabía esto por una broma que se le ocurrió a Sirius, de decir en voz alta cerca de Snape, en referencia a Remus y su licantropía.
Snape fue al lugar en donde Remus se escondía, durante su transformación, para no herir a nadie, antes de llegar a ver completamente Remus en su estado de hombre lobo James, le bloqueo el camino impidiendo que continuara pero pudo vislumbrar la figura de Remus. Ese día, James le salvo la vida a Snape, ya que si Remus los hubiera visto pudo haberlos atacado. James arriesgo su vida, no para salvar a Snape de ser atacado. Sino para salvar a su amigo de atacar a Snape.
Sirius jamás no se podía perdonar por haber arriesgado el secreto de Remus y la vida de James con su broma.
-¿Sirius en que piensas?-pregunto Remus aunque sabía de sobra que era lo que pensaba Sirius-. Ya hablamos de esto. No lo hiciste apropósito-Remus estaba muy lejos de culpar a Sirius.
-Eso no importa-respondio Sirius, se sentía más culpable cuando le decían que no lo había hecho apropósito. Porque así sentía que no solo le había fallado a sus amigos sino que le había fallado a los mejores amigos que alguien pueda tener.
-Déjalo Moony. Sabe muy bien que no te va a oír-le dijo James a Remus, pero aun mirando a Sirius.
Dejaron caer el tema. Se acostaron a dormir sin volver a hablar. Todos tardaron en conciliar el sueño.
James pensaba en lo que había dicho Remus acerca de que Lily conociera su secreto. Sirius pensaba en sus amigos y como lo habían perdonado, ellos según él lo veía, eran su única familia. Remus pensaba en sus amigos y lo afortunado que había sido al encontrarlos. Peter pensaba en Remus y deseaba que la próxima luna llena tardara en llegar a visitarlos.
