Hola a todos, yo aquí, de nuevo, poniendo una historia Lavyu, solo que esta no es nueva, es una antigua que por el mal manejo de los personajes, mala narración y al no saber nada sobre el romance hicieron que esta historia, anteriormente llamada "sin suerte" - creo- llegara a odiarla por ello lo borre y todo eso, pero hace poco leí mi cuaderno en donde estaba esta historia bien escrita, así que...decidí volver a hacerla. Ah, para que no se confundan, la narración es en primera persona.

Disclaimer: ningún personaje me pertenece, son todos de Hoshino Katsura.


Prologo.


Algunas veces deseaba odiarlos, pero a la ves no hacerlo, aquellos sueños que se repetían al menos una ves por semana, llegaban a molestar a tal punto de no dejarme dormir, lo peor es que no los puedo odiar. En ese sueño que al final y al cabo no es un sueño, solo es...bueno no entiendo mucho el sueño, solo sé que hay una mujer a la que quiero reconocer, la promesa que al parecer hicimos y no sé casi nada sobre ello, por eso, por tantas preguntas y ninguna respuesta, es que algunas veces desearía odiarlos, porque no entiendo y no sé si esta búsqueda sea algo que deba continuar.

Dirigí mi mirada hacia la ventana mas próxima, vi los rayos del sol, no quería salir, pero sabia que no podría volver a dormir, nunca lo logro después de tener esos sueños que siempre acaban por despertarme, aunque esté muy cansado, nunca lo logro. Entonces decidí vestirme y peinarme para salir, para ir a comer algo y luego ir a meditar otra ves sobre la mujer. Antes de salir vi la esquina de mi cuarto, donde esta ese reloj de arena con la flor de loto dentro, esa cosa que solo yo puedo ver. No se cayo ningún pétalo.

No me gusta salir, cuando salgo siempre me encuentro con la escoria de la orden, los seres mas idiotas que haya conocido. Vienen a la orden voluntariamente, nadie les pidió tal cosa, pero como los tarados quieren "ayudar a su Dios" -vaya idiotas- vienen a la orden. Joder que ellos tenia la opción de jamás poner un pie en la orden, pero no...ellos quisieron ir a esta maldita guerra, solo a morir, por ello y mucho mas cosas no soporto ver a los buscadores.

Odio la cafetería, siempre llena de gente idiota, mayormente buscadores, algunos exorcistas y uno que otro cíentífico. No me agrada ir a pedirle mi orden al tipo raro que es Jerry. Odio la cafetería, solo voy porque tengo que comer. Mierda.

-Buenos días Yu.

El día empeoró.

Ese imbécil que tiene poco respeto a su vida, se acerco a mi, llevando en su mano una taza, con la boba sonrisa pegada a su estúpido rostro, se sentó en la silla que estaba enfrente de donde yo estaba, era obvio que no le respondería así que solo seguí comiendo mi comida, como si no escuchara nada, en verdad que no quería volver a escuchar su voz y era mucho mejor callarme y mas tarde gritarle que no me llamara por mi nombre de pila. No lo soporto -y tampoco es como si quisiera hacerlo- al idiota que siempre me dice con el nombre que solo esa persona puede llamarme, no importa cuanto lo amenace o lo golpe, él sigue diciéndome así, no lo entiendo, juro que no puedo comprender cuán idiota puede llegara ser el conejo.

Fue raro. Al menos para mi lo fue. El parlanchin de la orden, el conejo con boca de loro no volvió a hablar, solo tomaba el líquido que había dentro de su taza sin decir nada, sin sonreír, estaba extrañamente serio. Parecía que ese gato hambriento por fin comió la lengua al idiota.

Ya estaba acabando de comer.

El tarado siguió callado.

Una ves que acabé de comer, me levante de la silla, dispuesto a irme del lugar, para irme a mi cuarto u otro lugar con menos gente. Cuando ya estaba fuera de la cafetería, supe que seria un día tranquilo, algo le paso a mi molestia que casi todo el tiempo me jodía, sin él, seria un día tranquilo, de eso no hay duda.

-Espera Yu.

El gato le devolvió la lengua al pelirrojo. Puto gato.

-¿No me podías decir que te ibas?, eres tan cruel Yu -se quejó el idiota.

Me enoje, ese idiota seguía diciéndome por el nombre prohibido, ¿Cuántas veces le tengo que repetir al idiota para que se le entre a la cabeza?

-Deja de llamarme por mi nombre de pila imbécil.

-Bah, pero si...

No, yo no le interrumpí -hubiera desea que así fuera- tampoco paso que el gato volvió a comerle la lengua al tarado para que este dejara de hablar, no, solo fue la mala suerte que siempre me acompaña. Puta suerte. Komui fue el responsable que el conejo se callara. Si ese imbécil se hubiera quedado quieto, yo nunca hubiera acabado involucrado en toda esta mierda, provocado por el estúpido complejo de hermana. Maldito Komui. Quién sabe el por qué el tarado de Komui haya corrido tan rápido como si alguien lo estuviera persiguiendo, -el cobarde no enfrenta sus problemas, maldito cobarde- y para colmo ni siquiera veía hacia delante, por ello, por el estúpido de Komui que no vio por donde corría, se estrelló contra mi y el conejo.

Cuando me recupere del choque y cuando el muy hijo de puta de Komui se levanto, dejando me aplastarme, fui directo hacia él, enojado, emputado, tanto que ni me di cuenta de la cara de horror que tenia Komui.

-¿Qué mierda te pasa? -me dirigí a Komui.

El complejo de hermana no contesto, pero pude escuchar un grito de parte del conejo.


Hasta aquí.

Bueno, como dije antes, esta historia es la mejora de la otra, así que si leíste la otra...sabrás que paso, jajajaja.

Es la primera ves -perdón, segunda- que hago una historia en primera persona, así que me dicen si me equivocado en tiempos o si he mezclado la primera persona con la tercera o...cualquier cosa.

La próxima ves va a ser narrado por Lavi y dirá que paso y demás.

Esta historia es un poco larga, calculo que unos ¿10? O ¿15? Capítulos, pero creo que los episodios van a ser cortos.

Buuuueno, alguna pregunta, un insulto, felicitación...¿algo?, si han sentido algo en este pequeño prologo, solo digan, no los va a matar poner un comentario.

Espero ver si hay algo por aquí.

Hasta que ponga el otro capitulo. Adiós.