La pequeña Pan de cuatro años de edad, después de haber platicado con su abuela había quedado muy pensativa porque su abuelita Milk le había hablado de su boda y de lo inolvidable que fue para ella casarse con el nombre amado y entonces una pregunta se cruzó por la mente de la inocente azabache. — ¿Qué es amar? —Se preguntó con un dedo posado sobre su mentón y con su mirada baja entonces todo pensamiento se espumó al oír la masculina voz de su abuelo y Vegeta, de seguro estaban entrenando y sin pensarlo mucho fue hasta donde están los sujetos entrando y al verlo en armonía decidió hablar ya que para ella no estaba interrumpiendo nada.
— ¡Abuelito, ¿Qué es amar?!—Preguntó en un grito y llamando la atención del pelinegro mal humorado sin pretenderlo, quien gruño al oírla.
—Pues amar es…—Se rascó la cabeza a la vez que pensaba y al no ocurrírsele una respuesta coherente miró a su antiguo rival. —Vegeta, ¿tú sabes algo sobre eso? —Emitió despreocupado como de costumbre y la pequeña miró al hombre de ojos color negro.
—No molestes, sabandija. —Respondió el otro ignorándolo por completo, o eso precia por su actitud.
Goku sonrió y observó una vez más a su pequeña nieta. —Amar es cuando…sientes un hormigueo en tu estómago cuando estás cerca de la persona que quieres, o eso creo. —Soltó unas risas y su acompañante varón frunció el ceño.
Pan al oír las respuesta de su pariente se sonrojó hasta las orejas porque ya sabía quién la hacía sentir lo que Goku dijo entonces volvió hablar. — ¿Y cómo haces para casarte con la persona que quieres, abuelito? —Cuestionó y el gran salvador de la tierra pensó y pensó por unos cuantos minutos hasta que al fin respondió. —Creo que deber pedir la mano de esa persona que amas al papá, o eso fue lo que hice antes de casarme con Milk. —Pan se sonrojó aún más al escucharlo y sintiendo toda la vergüenza del mundo y se acercó al príncipe de la raza extraterrestre.
— ¿Señor, Vegeta me daría la mano de Trunks para poder casarme con él?—Preguntó la inocente con un gran sonrojo adornando sus mejillas y con su cabeza baja esperando una respuesta del orgulloso hombre. — ¡¿Pero que acabas de decir, mocosa?!
—Diga que sí, no sea malo, por favor. —Rogó Pan y eso provocó que Vegeta la mirara con enfado. —¡Kakaroto ese un idiota! —Le dijo al esposo de Milk quien no entendía sus palabras.
— ¿Por qué, vegeta?
En ese momento el hijo del orgulloso guerrero se acercó a los presentes y con desconcierto y preocupación observó los ojos llorosos de Pan y sin pensarlo se inclinó frente a ella para calmarla pero ella solo se arrojó a sus brazos para llorar como una condenada. —El señor, Vegeta no quiere darme tu mano para que me case contigo, no quiere. —Trunks se quedó helado al oírla y miró en busca de una respuesta a su padre, el supuesto causante de que Pan estuviera mal.
— ¡No me mires así, no fui yo quien le metió estupideces en la cabeza a esa escuincla! —El adolecente suspiró y miró a los ojos a la niña. —No llores, pequeña te prometo que me casaré contigo algún día y mi padre no se opondrá. —Le dijo para calmarla y le limpió con suavidad la mejilla.
— ¿Me lo prometes?
—Sí, te lo prometo, Pan.
