Disclaimer: Sólo algunos personajes de ésta historia me pertenecen.
Capitulo 1°: Cómo ha cambiado la vida.
"De pronto me sentí ahogada, de modo que decidí salir de la clase e ir a caminar por el parque que tenía la universidad. Desde hace 2 años estoy estudiando, el próximo año hago mi tesis, y si todo va bien, seré Enfermera. De todos modos no era algo que me pusiera tan feliz desde aquel fatal día... sólo así he decidido llamarle, un día fatal.
Me senté en una de las bancas del parque y no tenía ganas de pensar, por lo tanto me puse los audífonos que yacían conectados a mi i-pod. Comenzó aquella canción... Justo en aquel momento ésa canción debía estar agrega a la lista de reproducción. ¿El destino, mala suerte? No lo sé, sólo sé que recordé tantas cosas... me duele tanto que... me está costando respirar.
Ya bueno, ya debo dejarlo pasar, ya basta con ponerle una barrera a un sentimiento. Quizá si no le tomo importancia pueda dejar de sentirlo de una vez..."
- Ahh.... - Suspiro ahogado – "Desde cuándo cambió mi forma de ser... yo no me di cuenta…"
Koizumi decidió volver hasta la clase, debía saca su carrera lo más rápido posible, quería volver a Kansai. Eso deseaba con todo su ser. De modo que se encaminó hasta la clase, pero desafortunadamente ésta ya había terminado y todos sus compañeros se disponían a volver a sus casas.
- ¡Risa! - Gritó una muchacha. Risa le miró en forma de contestación.
- Karen... Ahí estás – Dijo aliviada la pelirroja.
- Estaba buscándote – Karen le miró con cara apenada - ¿Estás Bien?
- Sí... supongo – Risa sonríe alegremente y se devuelve a casa con su actual amiga.
"Tokio... tiene tanta gente, tantos autos, tanto movimiento, el comercio, el estrés... Siempre supe que esto no era lo mío. Desde la muerte de mis padres he estado muy sola"- Risa tenía la vista pegada al suelo, sin embargo, ésta mirada estaba ida.
- Risa, ¿te encuentras bien?
- ¿Eh?, si. Sólo recordaba un poco a mis padres...
- Oh, Risa, debes dejar de pensar en ello, todo pasó hace más de un año, no te lamentes. No fue culpa tuya.
- Si lo sé... es sólo que... mi situación. Soy una carga para ti, Karen-chan.
- No, Risa, estás hablando estupideces de nuevo. Yo te prometí cuidarte, incluso después de que dejes la silla de ruedas.
- Es que... es tan difícil Karen-chan. Y ¿Si nunca puedo volver a caminar? Tú sabes que el accidente me produjo una contusión bastante delicada en mi columna, y si bien no perjudicó mi sistema nervioso central, yo... a veces pienso que no volveré a caminar.
- No pienses estupideces, ¿Vale?. - Karen le miró con esperanza.
Karen, una chica de estatura normal para una chica Japonesa. Su pelo era lacio y negro, tan largo que llegaba hasta sus nalgas. Suele vestir siempre de falda, ya sea corta o larga. Una remera que convine con la falda y siempre sus zapatos amados, las chalas. Es una chica sencilla, y sensible. Le gusta mucho compartir con la gente y tiene facilidad para adecuarse en grupos y situaciones diversas. Le es difícil hacer amigos por que es muy desconfiada de la gente.
Koizumi Risa y Hiroyuki Karen se dirigieron a un centro comercial para ir a hacer algunas compras, en unos días más habría una fiesta formal y pretendían brillar en ésta. Caminando, mientras Karen llevaba a Risa en su silla de ruedas, conversaron de cosas variadas. La verdad es que eran muy amigas. Se llevaban muy bien, pero jamás habían hablado de cosas pasadas, de penas y alegrías, y supusieron que ése era el momento indicado para hacerlo, de modo que decidieron que antes de ir de compras pararían en algún restaurant de comida rápida para poder hablar tranquilamente sobre cosas variadas.
- Nee, Risa – Se adelantó Karen a hablar – Sé que hay algo más que te está torturando. Soy tu amiga de hace más de dos años, sabes que puedes confiar en mi...
- Gomene, Karen-chan. Es que me duele hablar de ello. Sí, Es verdad, hay algo que me está torturando de hace un tiempo – Respondió Risa - Hace... aproximadamente 5 años, cuando iba en segundo año de preparatoria, me enamoré perdidamente de un chico. Siempre supe que sería un amor imposible, sólo por el hecho de que él medía veinte centímetros menos que yo. De igual forma le declaré mis sentimientos, siendo rechazada dos veces. Aún así, me esforcé, derramé miles de lágrimas. Éramos tal para cual. Los gustos, la forma de ser... incluso el complejo lo compartíamos, pero él sólo me veía como su amiga, la amazona que le apoyaba en momentos de penas y quien le acompañaba al concierto de nuestra banda favorita – El brillo de los ojos de Risa se apagó - Dos años estuve sufriendo por aquel amor. Dos navidades juntos, yo amándolo y él... sólo viéndome como su amiga, la mejor, probablemente. Hasta que un día, en mi cumpleaños... decidió dar un primer paso. Me besó...
- Que hermosa historia, Risa... ¿pero qué pasó entonces?
- Yo le amé sin condiciones, no me importaba su altura, le amaba con toda la intensidad que un corazón podría soportar. Estuvimos de novios durante un año, la primera navidad juntos como novios. No fue la más normal, sin embargo fue la más hermosa. Jamás necesitamos ser una pareja normal, porque sólo la estatura impedía que lo fuera, pero nos amábamos, andábamos sin temor, tomados de la mano por la ciudad, frente a las miradas indiscretas de las personas... no nos importaba. El quería ser profesor de Educación física, de modo que se postuló para Nagasaki University, donde fue aceptado. Sabíamos que debíamos separarnos. Nagasaki estaba bastante lejos de Kansai. Pasaron varias cosas, y llegó el momento en que él debía irse. Me dirigí a Airport Kansai. Al llegar, caí en la cuenta de que estaba con una chica. ¡Maldita sea! No pude verle la cara a esa estúpida. Sin embargo... ahí estaba él, besándola. Yo no supe más que hacer que... escapar. Corrí sin cesar hasta llegar al centro de Kansai, Ahí pasé la tarde... al ver mi celular, 24 llamadas perdidas tenía de él, luego, una llamada entrante, también de él. No le contesté, estaba tan enojada, no te imaginas cuanto...
- … - Karen sólo podía mirar a Risa, cabizbaja.
- Para entonces, yo ya tenía 19 años. En unos meses más cumpliría 20... y me sentía sola. Se hizo de noche y llegué a casa. Mi madre preocupada me estaba esperando con té verde... Sabía que ése día yo me alejaría de quien amaba, nunca supo que tanto fue ése alejamiento. Jamás volví a saber de Otani. 2 meses después te conocí cuando estaba haciendo la prueba para entrar a la universidad. Y de ahí, hasta ahora han pasado 3 años. Vaya que estoy vieja, ¿nee, Karen-chan?. - Risa sonrió tontamente, tratando de ahogar un llanto.
- La verdad, Risa, no sé qué decir, yo... jamás he amado a alguien con tal intensidad...
- No te preocupes. ¿Y tú? ¿Qué tienes para contar?
-Después de lo que tú me contaste, lo demás es basura – Rió – Ya, vamos a comprar.
- Ok.
Risa y Karen se dirigieron a la tienda de vestidos de noche. Se probaron una y mil cosas. Risa, la verdad, sí podía caminar, pero dificultosamente, así que el doctor dijo que debía tomar reposo de ésa forma, sin dejar de, a veces, caminar un poco, para que sus músculos no se atrofiaran, de forma que una vez a la semana tenía que ir al kinesiólogo.
Ya habiendo tenido lista la ropa, las muchachas se dirigieron a tomar un taxi. Aquel día a Risa le tocaba kinesiólogo y era de suma importancia asistir. Todos los miércoles a las 7 de la tarde, salían aproximadamente de ahí a las 8, para llegar a su hogar – el cual compartían juntas – a las 9 de la noche. Ésta vez no habría sido una excepción si no hubiera sido porque el doctor que revisaba a Risa todos los meses la mandó a llamar, a solas.
- Hola, Sensei – Dijo Risa asomándose al consultorio del Dr. Ajibana, algo nerviosa
- Hola, Koizumi-san, Entra.– Dijo el Doctor – Bueno Risa, no quiero hacer esto muy largo, así que iré al grano. Revisé tus exámenes, estás lista para dejar la silla de ruedas. Tu columna se encuentra en perfecto estado. – Risa le miraba expectante - Tus piernas no lo están a un cien por cien, por lo que tendrás que usar una muleta en cada lado por unos 5 meses, aproximadamente. Luego, deberás andar con una. El proceso de andar con una es un poco más largo, en total sería como 1 año y medio para ya poder decirte si estás en condiciones de andar por tu propia cuenta
- Doctor, eso es una excelente noticia. Yo deseaba con muchas ansias volver a caminar por mi propia cuenta.
- Sí, he visto tus ejercicios y me di cuenta que, si bien no caminas del todo bien, ya tu columna se reafirmó del accidente
- Gracias, Doctor. Entonces pasaré a recoger las muletas. Arigato Gonzaimasu – Risa hizo una reverencia y sobre su silla de ruedas salió del consultorio.
Afuera de éste, le esperaba Karen, quien al ver que Risa salía con una sonrisa en la cara se paró de inmediato del asiento y se dirigió donde su amiga para preguntarle qué había hablado con el Doctor. Koizumi le contó y fueron juntas a celebrar a un Bar.
- Brindo, por el logro que has tenido, te ha costado, Risa y por fin podrás ponerte en pie como has deseado.
- Amen por eso, hermana. – Rió
Rieron juntas durante varias horas, contando anécdotas y acordándose de cosas que vivieron juntas.
- ¿¡Risa!? - La aludida miró hacia donde provenía la voz que llamaba a su nombre.
- ¿No-Nobu-chan?
- Risa, tanto tiempo – Nobu se acercó a Risa para saludarla con un fuerte abrazo.
- Si, Nobu. Siéntate. Te presento a Karen, Amiga y compañera de universidad y pieza.
- Hola, Karen, Soy Nobu, mucho gusto – Nobu saludó a Karen con un beso en la mejilla y una sonrisa
- Mucho gusto, Nobu-kun.
- Nada de formalidades, sólo dime Nobu. Y bien, Risa, dime, ¿qué ha sido de tu vida?
- Pues nada. Sólo estudiar.
- ¿En qué universidad estás? No sabía que te habías venido a Tokio.
- Estoy en la Universidad de Juntendo.
- Oh qué bien... ¿am..? pero Risa, en esa universidad no hay Estilista.
- Oh, no – risa atontada – Estoy estudiando enfermería.
- Qué raro, pero bueno. ¿Te gusta?
- ¡Claro que si! Me gusta mucho.
- ¡Qué bueno Risa!. Yo ya salí de la universidad. Estudié Educación parvularia.
- Am... Y... ¿Nakao?
- ¡Ah!. está en Hokkaido. Yo vine con una amiga de la universidad a comprar vestidos. Él se quedó con Otani... Están viendo trajes de noche.
- ¿Qué?, ¿se casaran?
- ¡Oh! ¡no! Otani se graduó hace un mes y ahora toca la ceremonia de despedida.
- Qué bueno. Hace mucho tiempo que no sé de él.
- Sí, está muy cambiado. Siento que será un excelente profesor.
- Oh, ¿si? Está bien eso – El brillo de Risa se apago por unos segundos –
-Nakao-chii y yo pensamos casarnos, aún no tenemos la fecha. La verdad es que no me ha pedido matrimonio. Pero presiento que pronto lo hará.
- Espero que me invites – Una sonrisa picarona salió de los labios de Koizumi.
- Pero obvio. Es más. He estado tratando de ubicarte. Llamé a la casa de tus padres y nadie contestó por días.
- Nobu... Tú no sabes... – Karen miró con preocupación a la pelirroja - yo... mis padres... han muerto hace un año más o menos.
- Oh, Risa, lo siento tanto.
- No te preocupes... supongo que supiste del accidente.
- Si, salió en la televisión.
- Si... bueno, no te preocupes. - Sonrió tiernamente.
- Bueno, Risa. Mi amiga me está esperando afuera. Dame tu número para llamarte y nos juntemos un día de éstos.
- Ok, aquí está mi numero – Risa le estiro un papel que parecía ser una tarjeta donde tenía anotado su número telefónico.
- Ya, Risa, Karen, Adiós, fue un gusto.
- Adiós – dijeron al unísono las universitarias.
- Ella... fue mi amiga durante y después de la preparatoria. Ella me ayudó con el tema de Otani.
- Así que asi se llama el chico.
- Si...
- Bueno, Risa, supongo que tenemos que volver, ya son las una de la madrugada, debemos ir a la universidad mañana
- Karen, ¡tonta! Mañana no hay clases.
- Oh, genial. Pero de todos modos... volvamos, ¿si?
- Está bien.
Karen y Risa se encaminaron al paradero y tomaron un taxi, en pocos minutos ya se encontraban en casa, dispuestas a dormir.
