Amando después de una traición.
By: tommy hiragizawa
Los personajes no son míos. Son de la gran Rumiko Takahashi.
N/A: no critiquen el fic hasta que lo termine de leer, aún así espero reviews.
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Cap.1… viviendo una vida… feliz??
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Muchas cosas habían cambiado desde hacía ya varios años. Inuyasha había dejado de ver a su adorada Kikio para tomar por esposa a Kagome. Es verdad que de vez en cuando tenían sus diferencias y peleaban por tonterías. Pero ella siempre lo perdonaba como cuando viajaban juntos. Además de que ella era feliz. Después de todo el hombre que fue su primer amor le había correspondido y la había hecho su hembra.
Desde hace algunos años también habían perdido el contacto con Miroku y Sango. Solo sabían que tenían mas de 4 años de casados y ya tenían mas de 6 hijos, cuando ellos aún no habían tenido ni uno. Shipo en un principio vivia con ellos, pero un día dijo que quería volverse fuerte y con las comodidades en las que vivía no lo lograría, así que emprendió un viaje para entrenar y conocer el mundo.
Y Naraku… Naraku estaba muerto, y todo por su propia ignorancia. Antes de morir había hecho un hechizo que mas temprano que tarde salió a la luz llevandolo a su a su pronta destrucción. Había intentado llevar a Kagome al lado oscuro la pasarle tanta de su energía como le fue posible, convirtiendola poco a poco en una verdadera Youkai. Mas no contó con la pureza de su corazón, que de inmediato purificó su escencia hasta convertirce en una mezcla mas youkai que humana entre las dos razas, concervando de su parte humana solo unos increíbles poderes espirituales y la habilidad que con el tiempo descubrió de controlar a voluntad su poder para crear materia.
Y con Kagome ahora una youkai Inuyasha vio la oportunidad perfecta de tomar a aquella hembra poderosa. La marcó sin dudarlo un segundo y la hizo suya. Sin contar que ella también lo marcaría como suyo.
Pero conocemos a nuestro protagonista. Inuyasha nunca se deja amarrar por las reglas ni de su propia especie, reglas que le exigian serle fiel a su mujer por la marca que portaba. Cosa que no cumplió.
Era una noche de otoño y el viento soplaba llevando una brisa fresca a su rostro. Ella estaba preocupada, ya que su marido, o mas bien macho había salido temprano a cazar algo para la comida del día siguiente, donde celebrarían ya 5 años de casados, pero ya iba a oscurecer y el no había regresado.
De pronto comenzó a sentir como la marca de su cuello ardía, significaba que algo había pasado con su macho o iba a pasar.
Con una velocidad digna de una fina Youkai se dirigió a donde captó el aroma de Inuyasha, presenciando el momento en que su compañero comenzaba a poseer el cuerpo de la muñeca de barro.
Ella susurraba un "te amo" muy ocupada para notar su presencia. Y el simplemente seguía con lo suyo sin el mínimo remordimiento. Y no se percataron de su presencia hasta que un gruñido, o mas bien rugido de furia cortó el aire.
La chica, loca de ira, dio un zarpazo con sus garras afiladas para separar a la sacerdotisa del hombre, mientras que la otra solo se quedaba viendo como aquella youkai la miraba con odio. Los ojos de Kagome mostraban su furia por si mismos. Eran dos lagunas de sangre, rojas cual carmín. Y las marcas en su rostro se intensificaban hasta tal punto que parecían querer reventar. Ya harta de la mirada asquerosa de la no-muerta sobre ella descuartizó el cuerpo hueco de la mujer haciendolo trizas, y de el solo quedaron los restos de polvo en los que poco a poco los pedazos de su cuerpo se fueron convirtiendo.
Inuayasha ni intentó ayudar a la sacerdotisa, ya que sabía que los poderes de Kagome estaban muy por sobre los suyos. Y menos podría hacerle frente sin su espada. Cerró los ojos esperando tener el mismo destino de la mujer muerta por seguna vez… (o era tercera), pero lo único que llegó a el fue el sonido de un grito de dolor.
Y al abrir los ojos la vio ahí, arrodillada en el suelo con las garras enterradas en su propio hombro, justo sobre sus marcas, arrancandose la piel de un solo jalón. Derramando dos contadas lagrimas y levantandoce de nueva cuenta, orgullosa y alzada, mirandolo con desprecio.
esas marcas – señaló su hombro desnudo – esas marcas te hacían mío. Lo entiendes MÍO!! – se tranquilizó – si algún día tu rompias tu juramento de lealtad a mi, de "amor" – dijo ironica – si es que sabes lo que es amar, ese lazo que nos unía de por vida se rompería igual que tus falsos juramentos –
kagome… yo… -
callate!!! – gritó enfurecida – callate que te estoy hablando, ahora esas palabras no son nada. – lo miró con odio – la piel de mi hombre volverá a aparecer, esta vez sin tu marca, y sin ella tu aroma se irá de mi cuerpo – se dio la vuelta – cuando se te antoje quitate mi marca del hombro o si no cuando yo tome una nueva pareja la verás desaparecer y no quiero que te entrometas en mi vida nunca mas –
eso… eso… eso nunca!!, tu… tu me perteneces solo a mi, eres únicamente mía!!! – grió colerico.
Y con que derecho me reclamas?!!! – le gritó furiosa – ahora soy libre y tu… ja!, tu buscarte a otra que acepte tu miserable amor como única recompensa… -
Kagome espera!!! – la tomó de la muñeca impidiendole seguir su camino.
Sueltame!!! Sucio Hanyou – esas palabras de la boca de la chica le sonaron la irientes, tan buras, ella se safó de un brusco movimiento y después, envuelta en una ventisca desapareció de la vista del medio demonio.
Maldición!!!!!! – fue lo único que se escuchó en el lugar.
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Desde que aquello ocurrió...
Desde entonces, cuando esa humana insignificante se convirtió en una reluciente y fina youkai. Desde ese momento no la puede sacar de su mente.
Simplemente todos los días aparecía en sus sueños. Con esa cabellera negra como la noche, o como mejor la describiría un poeta al que la describió… la cabellera negra cual ala de cuervo. Brillante como las estrellas en el firmamento y ondeante como el fuego en la hoguera.
El aroma que rememoraba a cada instante en sus jardines, tratando de un aroma que se le compare, pero ni aún en los mas bellos parajes ha encontrado una flor o escencia que pueda asemejarla.
Los ojos que le robaron mas de un suspiro con solo su recuerdo. Con solo el pensamiento de que aquellos ojos llenos de pasión por la vida se posaran en el por mas de un minuto. Que le robaron el aliento desde el primer momento en que los vio.
El cuerpo de sirena, esbelto y perfecto, mas perfecto que el de cualquier Youkai que hubiera conocido en sus mas de 200 años de vida. Mas hermoso que los mas bellos paisajes que ha visitado, mas perfecto que cualquier creación de Kami en el mundo, simplemente cautivador para cualquier ser vivo.
Todo en ella, hasta su recuerdo, lo estaban enloqueciendo hasta tal punto de pensar tales cursilerías. Y por eso, porque lo volvía loco, se alejó. Buscó refugio en su castillo, fue a guerras de tierras que ni siquiera le interesaban, entranaba hasta caer muerto de cansancio, y lo que mas lo distraía eras sus celos de padre.
Hace no mucho tiempo un kitzune había llegado a sus tierras "de paso". Parecía haberse encariñado con su pequeña protegida, cosa que no fue de su agrado. Después de un tiempo lo reconoció como el cachorro youkai que aquella mujer siempre protegía entre sus brazos, cosa que le hizo odiarlo mas. Y la gota que derramó el vaso, la cosa que nunca creyó ver hasta por lo menos dentro de unos 5 años.
Su niña, de apenas 14 años tenía novio!!!... para acabar era ese zorro. Que para comenzar con la lista de cosas desaprovatorias que encontraba era mayor que la pequeña por lo menos unos cuantos años humanos, de eso estaba seguro.
Salió de su palacio a pasear hacia los bosques que estaban rodeando las murallas del castillo, tratando de sacarla de su mente. Pero de pronto un aroma llegó a su fino y sensible olfato, y se sintió temblar al reconocer el dulce y fresco aroma de la mujer que le estaba robando en sueño.
Llegó hasta donde su aroma lo guiaba, donde su aroma se hacía mas fuerte y se mezclaba con el aroma a sangre que lo hizo acelerar el paso. Se quedó helado al verla sentada apoyando su espalda en el tronco de u arbol sin un pedazo de piel en el hombro, producto de alguna pelea, supuso el, y los ojos rojos e hinchados…
que haces aquí Sesshoumaru?? – preguntó a la defensiva por lo que el pudo apreciar.
Estas en mis tierras mujer insignificante, no te atrebas a levantare la voz ni a usar ese tono conmigo – le ordenó dando su lugar ante la mujer que aunque lo hacía debil no era aún nadie para darle ordenes ni burlarce de el.
Oh!, lo siento excelencia, no tenía idea – dijo ironica. Y con eso hartó al youkai de su insolencia. La tomó por el cuello y lo apretó ligeramente.
Tenle mas respeto al lord de las tierras que pisas hembra – y después vio mas de cerca la herida. – porque tienes esa herida?? –
Ahora te preocupas por esta hembra, preguntale mejor a tu medio hermano – le dijo tajante.
Desde cuando tan despectiva con tu amorcito?? – le dolió decirlo, pero ella siempre amaría a ese hanyou.
Desde que me arranque su marca de mi hombro –
Marca?? –
Que no te lo dijo?, me tomó como su hembra –
Eso fue un golpe bajo para el youkai que ni enterado.
y como es que estás aquí?, no debes de alejarte del macho y por lo que veo no vienes con el –
lo se, pero ya no soy nada de ese desgraciado hanyou, me engañó –
eso es normal, a menos que tu… - sus ojos se abrieron con sorpresa.
Si, lo marque y el rompió su parte del trato, así que… -
Ya no le perteneces –
Exacto – afirmó ella.
Y el sonrio para si mismo. Ahora tenía dos grandes oportunidades. Una, tomar a la hembra que quería desde hacía ya tanto tiempo y dos, hacer pagar a Inuyasha todo lo que había hecho a la chica y a el.
Continuará…
