Explosiones. Una tras otra, dejando solo a la vista el fuego y el humo que acababa con todo lo que se encontraba a su paso. Ni siquiera el cielo se distinguía entre esa catástrofe que abarcaba toda la ciudad de Magnolia. Pero en medio de toda esa destrucción, una sombra lograba apreciarse, inmune al fuego, al parecer, mas desesperado, mirando hacia todas las direcciones, como si buscase por algo, o quizás, más bien, a alguien.

Y, finalmente, encontró a esa persona, yacida en el suelo, rodeada por las llamas. El pelirrosa se dejó caer de rodillas a un lado suyo, abatido, mas intentando reanimarla mediante suaves zarandeos que parecían no servir de nada. Quizás, si la llamaba...

-Lucy... Oye, Lucy, despierta... Por favor... - Murmullos salían de sus labios temblorosos, seguidos de varias lágrimas amargas que no tardaron en inundar sus ojos y resbalarse por sus mejillas, sin cesar. Había llegado tarde, y gracias a eso, no alcanzó a proteger a la persona más importante que se había mantenido a su lado- ¡LUCYYYY!

Sobresaltado, Natsu se levantó de golpe, con los ojos bien abiertos y la respiración entrecortada. Sus manos aún temblaban, y su cuerpo estaba empapado en sudor. Tragó saliva, y sin ni siquiera despertar a Happy, que aún se encontraba sumido en un profundo sueño, salió corriendo tan rápido como sus piernas le permitieron. Necesitaba verla. Comprobar que nada había sido real, por lo que fue directo a su casa. Aún era temprano, por lo que ella aún debería estar durmiendo.

Llegó, y sin ni tan siquiera detenerse a tomar aire, se coló por una de las ventanas, pues, tras tantas veces infiltrándose sin previo aviso, ya había tomado experiencia a la hora de abrirla. Pero no había nadie. Ni en la cama, ni en el baño, ni en la cocina... La casa se hallaba vacía, algo que hizo que los nervios del Dragon Slayer solo se incrementaran más. ¿¡Dónde diablos estaba!?

El gremio. Si ya no estaba en casa, debía de haber salido ya hacia allí, ¿no? Eso era lo que quería creer, por lo que, sin pensarlo dos veces, fue directo hacia allí, con una ya notoria fatiga.

-¡Lucy!- Aún a varios metros de la entrada del gremio, Natsu empezó a gritar su nombre, llamando, por tanto, la atención de todos los que se encontraban en el interior del lugar, e incluso de las personas que pasaban por los alrededores. "¿Qué mosca le ha picado ahora?" Era básicamente lo que la mayoría pensaba al verle llamar tanto la atención desde tan temprano.

-Ara, Natsu, buenos días.- Mirajane fue la primera en saludarle una vez entró, con una agradable y calmada sonrisa, y, como de costumbre, tras la barra, secando platos y vasos varios- ¿Qué ocurre?

Pero ni por esas, el pelirrosa se relajó un ápice. Desde que entró, había buscado a la rubia por todas partes, mas no había rastro de ella. Como si hubiera desaparecido del mapa. Entonces, y con las pupilas dilatadas, caminó hasta la albina, parándose del otro lado de la barra, la cual, golpeó con fuerza con la palma de la mano. Todos se sobresaltaron. -¡Mira! ¿Dónde está Lucy?-

-¿Q-qué...?- Los nervios de la albina afloraron, obligándola a inclinar sus cejas, aunque aún tratase de mantener su sonrisa firmemente. No sabía cómo contestarle, por lo que miró a otras personas que estuvieran cerca de ellos, casi suplicando que la ayudaran a contestar dicha cuestión, mas cuando el Salamander imitó a la muchacha, todos esquivaron cualquier contacto visual, como si quisieran desentenderse de la situación. ¿¡Pero qué era lo que estaba pasando!? ¿Nadie iba a contestar? Su furia se incrementaba, por lo que para no desquitarse con nadie, se dio media vuelta, claramente con la intención de volver a salir.

Fue entonces, cuando en la misma puerta, alguien que entraba, chocó de frente contra él, y retrocediendo ambos al mismo instante un par de pasos, el muchacho alzó la voz, irritado. -Tch. ¿¡Por qué no miras por dónde an...- No logró acabar su frase. La persona con la que había chocado, aún luchaba por mantener el equilibrio. Consigo traía bastante compra, quizás demasiada; tanto que le llegaba prácticamente a la altura de la cabeza, tapándole por ende los ojos. -Lucy...-

-Lo siento, lo siento...- Afortunadamente, ninguno de los paquetes cayó al suelo. O eso le hubiera gustado a ella, dado que al escuchar la voz del chico, de manera automática todo se le escurrió de las manos, dejándola con los ojos bien abiertos y balbuceando. - ¡N-Natsu! ¿¡Q-qué estás haciendo aquí tan pronto!?- De reojo miró a los que se encontraban presentes en el gremio, cada quien con una gota de sudor cayendo por su frente. Al parecer, su plan iba en picado.

No obstante, por la parte que a Natsu le tocaba, cualquier resto de mal humor o desesperación, había desaparecido en tan solo cuestión de segundos. Todo su cuerpo perdió cualquier rastro de tensión, y en su rostro por fin se dibujó una sutil sonrisa de aliivio. Aquello había sido otra pesadilla más, a pesar de su realismo. -Te estaba buscando. ¿Qué es todo esto?- Como era de esperarse, toda su atención pasó a centrarse en la diversidad de cajas que se encontraban ahora dispersas por el suelo. Lucy, alterada, se puso a recogerlas todas, sin saber qué contestar, dado que bajo ningún concepto quería que el joven se enterase.

-Yo... Eh...- Y justo cuando fue a decirle cualquier mentira, alguien la interrumpió.

-No deberías estar por aquí perdiendo el tiempo, Natsu.- Una familiar voz se escuchó justo tras de Lucy. Esa persona, o mejor dicho, espíritu, también iba cargado con bastantes cosas encima, aunque no por ello perdía elegancia en sus formas- Erza está esperando por tu ayuda cerca del lago. Si no te das prisa, vete preparando para recibir tu castigo.-

-¡Loki!- Ambos exclamaron el nombre del chico a la vez, aunque fue el pelirrosa quien tragó saliva, nervioso- ¡E-entonces mejor me voy!- Sin decir más, volvió a correr hacia susodicho lugar, pues precisamente no tenía muchas ganas de ser golpeado por Erza. Sin embargo, se quedó con las ganas de estar un poco más junto a Lucy, luego era probable que más tarde apareciese por su casa.

Cuando el muchacho desapareció de la vista de los del gremio, todos suspiraron aliviados. -Nos has salvado, Loki. Gracias. No podemos dejar que nos descubra a estas alturas...-La rubia pasó una mano por su propia frente. Se habían salvado por los pelos, a pesar de que lo que le dijo Loki a Natsu, había sido tan solo una burda mentira.

-Pero, ¿no creéis que Natsu se está comportando últimamente de una manera un tanto extraña? Estos días viene desesperado buscando a Lucy, pero cuando la ve, es como si nada hubiera pasado, y vuelve a actuar con normalidad...- Esta vez fue Mirajane quien alzó la voz, captando por completo la atención de los presentes. Éstos, efectivamente, asintieron, dándole la razón a la albina. Pero Lucy no entendía nada; ni siquiera sabía de qué estaban hablando, pues frente a ella, siempre se comportaba de la misma manera. ¿Acaso debería preguntarle directamente? Le constaba que podrÏa caber la posibilidad de que no le contase si tenía algún tipo de problema, mas, estaba claro que debía intentar sonsacárselo a cualquier costo...

Continuará...