Capítulo 1: Igual se te habría olvidado

Recién pasaba de mediodía. Judy comenzaba su jornada a bordo de su monstruosa patrulla cuatro por cuatro. Esta vez no era acompañada por su pareja debido a que esta acostumbraba a aplazar su papeleo hasta el último momento y tuvo que quedarse en la estación a terminarlo –o por lo menos eso es lo que ella creía–. Todo en las calles parecía bastante tranquilo. Existía una racha de días sin incidentes relevantes en la ciudad que ocasionaba que la coneja se mantuviera mirando hacia los lados con más frecuencia y ansias que de costumbre.

De repente, el CarrotPhone de Judy que se encontraba en la guantera empezó a sonar. "No I won't leave I wanna try everything I wanna try eve..."

–Hey, zanahorias, ¿Podrías venir a la estación? Necesitaba que me ayudes con...

–Oh no, claro que no Nick –le interrumpió Judy–, ya te he dicho que tu papeleo es tu responsabilidad, si tan solo me escucharas cundo te... ¿Hola? ¿Nick? –Judy escucho como la llamada termino sin aviso– ¡Pues ahora me debes una disculpa –le dijo al teléfono, arrojándolo al asiento del copiloto.

Ciertamente Nick no era el zorro más caballeroso del mundo, pero Judy ya estaba más que acostumbrada a ello. Lo que realmente tenia malhumorada a la pequeña oficial era la falta de casos por resolver. No todas las semanas surgen conspiraciones que intenten derrocar el gobierno en busca de acabar con una supuesta opresión que genera el racismo, sustituyéndolo con... más racismo.

Concluyo que lo único que podía hacer era limitarse a refunfuñar en su asiento. Realmente necesitaba algo de acción y pareció que sus plegarias fueron escuchadas porque de repente...

–Estación a unidad 97 ¿Me copia? estación a unidad 97, cambio...

Tomo la radio emocionada como si se tratara de moras frescas traídas directamente desde Bunny Borrow. Parecía que por fin tendría un pretexto para encender las sirenas.

–Aquí agente Hopps en la unidad 97, les copio, cambio.

–Hopps, se te necesita en la estación en este momento.

–Voy en camino.

Judy no se desanimó por esto. Le gusto hacerse a la idea de que si la necesitaban en la estación justamente a ella podría tratarse de todo un caso. Dio vuelta para dar camino a la estación y recordó que Nick la había llamado hace unos momentos, pensó que esto podría ser cosa suya, sin embargo, lo descarto rápidamente pensando en que el zorro no era lo suficientemente torpe para hacerle ir después de la charla tan poco cortes de hace unos momentos.


Cuando Judy atravesó las inmensas puertas giratorias de la estación fue atacada por dos cañones de confeti a ambos lados y un grito que decía "¡Sorpresa!" Sus largas orejas y grandes ojos se dispararon, en efecto ¡Era una sorpresa! No entendía muy bien la situación y el porqué de tan inesperada celebración, pero sin duda era para ella –No podrían estarse confundiendo, ¡Es la única coneja en la estación!

Mientras se quitaba las serpentinas de entre las orejas y se sacudía el confeti del chaleco, manifestó su duda.

– ¿Acaso es mi cumpleaños? –Pregunto a sus compañeros que le sonreían alrededor.

–No, pero si ese fuera el caso igual se te habría olvidado –Dijo un zorro uniformado que se acercaba hacia ella con una sonrisa ladeada .

–Sigo sin entender... –Ahora si se encontraba extrañada.

–Hoy es el día que pisaste por primera vez la estación de policía, zanahorias.

– ¡Wow! No creí que fuera tan importante, de hecho, ni siquiera lo recordaba.

–No puedo creer que no lo recuerdes, con lo mucho que te gusta tú trabajo. ¿Y también dices que no lo considerabas importante? Y yo que si lo recordé y me tomé estas molestias innecesarias para hacerte está... tan noble celebración –claramente sobre actuaba como broma–. Para ti, de mí para ti... pero no es importante... creo que empiezo a entristecer –dijo mientras se llevaba la pata a la cara y bajaba la mirada.

Judy abrazo con fuerza al zorro tomándolo por sorpresa.

–Muchas gracias Nick –expresó la tiernamente la conejita

Las muestras de afecto físicas eran comunes en Judy, pero esta vez las miradas de todos esos enormes mamíferos recaían sobre la pequeña pareja, lo cual hacía sentir al zorro un poco... acosado. Por suerte cuando se comenzó a poner pesado el asunto...

— ¡Muévanse! ¡¿Acaso son perezosos?! No es un día de descanso, hay mucho que hacer aquí adentro y afuera aún mucho más –grito genéricamente el Jefe Bogo , quien estaba junto con el resto de los animales.

Todos se empezaron dispersar consolidando sus felicitaciones hacia Judy: "Feliz primer año de trabajo Judy" "Felicitaciones Judy" "Excelente trabajo Judy, sigue así".

Cuando todos se habían alejado lo suficiente, la coneja dio un paso hacia atrás saliendo del espacio personal del zorro para poder mirarle a la cara sin inclinar tanto su cuello.

–Aunque lo hubiera recordado, no esperaría nada de esto –menciono encogiendo los hombros con cierta timidez.

–Sólo espera, zanahorias, aún queda mucho más. Benjamín trae un pas... –Nick volteo a ver a Benjamín que estaba a un par de metros atrás de ellos y los miraba con cara de mapache lampareado. Al ver que tenía restos de pastel de zanahoria en su boca decidió improvisar–. ¡Un pas... un passse al spa que en realidad tengo yo aquí! Olvida a Benjamín... "él es un egoísta" –Murmuro entre dientes e hizo que Garraza se diera a la fuga.

Judy reía en silencio mientras Nick le lanzaba una mirada amenazadora poco discreta al pobre guepardo.

– ¿Un spa? Nunca he ido a uno.

Nick rompió la mirada contra Benjamín para sonreírle a su compañera.

–Siempre hay una primera vez para todo. Y mira, esta tiene todo incluido, una sesión en cada una de las áreas. Te caerá de caerá de maravilla ahora que últimamente has estado de gruñonsita.

Dicho eso, le entrego el pase.

–Hare como que no escuche eso ultimo –dijo restándole importancia–. Espera, este pase es para hoy en la tarde. Con suerte estaré libre para cuando empiece mi sesión de yacusi con aromas.

–Qué bueno que no tardaste en notarlo. Conseguí que el Jefe Bogo te diera el día –la cara de pillo lo decía todo–, hable con el hoy en la mañana.

–Zorro astuto... –lo elogio mientras tomaba el pase.

La conejita sonreía agradecida sin saber más que decir, lo mismo por el lado de Nick. Como si de repente no se conocieran. Esto era completamente desatinado pues en sus jornadas patrullando hablaban, reían y se gastaban bromas hasta donde se lo permitía su labor de agentes de la ley, pero extrañamente este momento se había convertido en algo más íntimo, a pesar de que ya habían tenido charlas bastante personales.

Justo cuando la situación se comenzaba a tornar incómoda, el silencio se vio interrumpido una vez más...

– ¡Wilde! ¡Tú papeleo! –grito nuevamente el jefe Bogo quien se encontraba en el barandal del segundo piso apuntando firmemente hacia la oficina de Nick– ¡Los expedientes extra ya están en tu oficina! Y Garraza tiene un par más que acaban de surgir, pasa con él para que te los entregue.

– ¿Con que expedientes extra eh...? –esta vez ella fue quien puso cara de pilla.

–No soy tan bueno como antes. En fin, disfruta de tu tarde en el spa. Yo tengo mucho, mucho que hacer –dijo mientras se daba vuelta en busca de sus expedientes.

– ¡Muchas gracias Nick! –grito feliz al zorro que ya se encontraba a una distancia considerable.

–Sí, sí, ya lo dijiste –respondió despreocupado desde lejos sin voltear atrás–. ¡Se acerca mi cumpleaños! ¡Mi color favorito es el verde! ¡Solo por si planeabas hacer algo con fuegos artificiales!

–Torpe zorro... –se dijo así misma en voz baja con una con cálida sonrisa– Yo también anoto las fechas en el calendario.

No estaría mal tomarse un rato para relajarse ya que no estaba pasando nada interesante en las calles y Nick se había tomado la molestia con todos estos detalles. Y pensar que un rato atrás ella se quejaba de lo fastidioso que podía llegar a ser. Respiro profundo y presiono el pase contra su pecho. La coneja salió saltando feliz de la estación.

– ¡Así que las donas no son lo único que devoras! –alego molesto Nick a Benjamín, arrebatándole los expedientes de un zarpazo. El regordete guepardo no pudo hacer otra cosa más que volverse pequeño y meterse a la boca una dona de chocolate con chispas extra mientras veía como el zorro se retiraba. Le esperaba una larga, larga tarde.