Disclaimer: Todos los personajes que aparecen en la siguiente historia, pertenecen a Rowling y no, no busco crear dinero con esto.

Advertencia: Relaciones sexuales implícitas. Algo así como un muggle!AU.

Primer Harry/Ginny que escribo en mi vida. Espero que les guste.


30/08/14.

Edito un poco la historia, arreglando los errores ortográficos.

(Me acabo de dar cuenta que desde los 12 años que soy una pervertida, oops.)


Conteo de palabras: 591.


Siempre de ella.


Casi no podía respirar, el humo de la discoteca mezclado con el de los cigarros no era una buena combinación.

Ella estaba a mi lado, luego frente a mí, luego a mi lado otra vez. La veía a través de las luces intermitentes que causaban los focos. Verdes, azules, rojas, amarillas. Me estaba mareando, pero aun así seguía bailando como si la vida me fuera en ello. Mi corazón lanzaba latidos que iban con la música.

La miré de nuevo, estaba con los ojos cerrados, fumando. No pude evitar mirar su escote, tan pronunciado, cubriendo maravillas. Empecé a toser y abrió los ojos.

—¿Quieres? —me ofreció a mi oído, casi gritando ya que de otra manera no se escuchaba.

—Ya sabes que no fumo, Ginny —siguió bailando, junto a mí, cuerpo a cuerpo, tal y como decía la canción que estaba mezclando el DJ.

Miré a mí alrededor, Ron y Hermione habían desaparecido.

—¡Ginny!, Hermione y Ron ya no están —le avisé con fingida preocupación.

—Fueron a comprar algo para beber.

Asentí confundido, las luces ahora tomaban un color blanco, me cegaban. Cerré los ojos y sentí que la pelirroja se apegaba más aún. Sonreí inconscientemente. Abrí los ojos con dificultad, estaban los suyos, invitándome. La tomé de la cintura y me apegué lo más posible. Nuestros cuerpos chocaron. Ginny dejó salir un pequeño gemido que sólo yo pude escuchar. Mi sonrisa se ensanchó.

—Hermione y Ron pueden volver —susurré. Como respuesta me puso los brazos en el cuello.

La música cambió, una nueva canción. Era más rápida, mucho más. La gente alrededor se movía frenética. Las imitamos, sin despegarnos. Yo sin dejar de tocarla. Ella había terminado con su cigarrillo, lo ha dejado aplastado en el piso.

Mis manos seguían en sus caderas, las bajé, solo un poco y Ginny soltó una risita traviesa. Justo en mi oído. Algo en mi entrepierna me molestó.

Saqué una mano de su cuerpo y toqué su barbilla. Alcé su rostro. Estaba roja, completamente, no de vergüenza, si no de calor. Exhaló en mi boca, su aliento olía a cigarrillo mezclado con menta. Obvio.

—Harry...

Habíamos dejado de bailar, tomé su rostro con mis dos manos y la besé, la besé como nunca había besado a alguien. Nuestras lenguas juguetearon contentas, alegres, excitadas. Sentí el cigarrillo en mi boca, como si yo mismo hubiese fumado. Sentí que Ginny se apegaba más, aunque fuese imposible. Sentí sus pechos en mi pecho, pegados. Sentí que su lengua tocaba mi paladar y que luego saboreaba mis labios. Nos despegamos lentamente.

Sonrió y yo le seguí. Me abrazó y puso su rostro en mi cuello, su cabello olía a cigarro y a transpiración. Sonreí, ido. La había besado, había besado a Ginevra Weasley. Ron y Dean me matarían pero no me importaba, no en ese instante. Estaba en las nubes. Lo único que quería era salir de la discoteca y tener la mejor noche de mi vida, con Ginny.

La pelirroja se alejó un poco.

—Vámonos, Harry —me invitó y yo como hipnotizado accedí.

Salimos de la discoteca, al frío viento que cedía la noche. Ya no me importaba Ron, ni Hermione, ni donde se habían metido. Sólo importaba Ginny y yo, sólo nosotros. Azabache y pelirroja, sólo nosotros.

Entramos a mi departamento, unidos en un beso, casi tan apasionado como el anterior. Nos dirigimos a la habitación, como si no hubiese más caminos y nos pertenecimos por esa noche, ya que a la siguiente ella seguiría siendo de Dean y yo... yo de ella, siempre de ella.