Bueno, aquí os presento mi nuevo fic, totalmente inspirado en el mundo de la piratería del mismísimo Oda ^^

Espero que lo disfrutéis tanto como lo he disfrutado yo al escribirlo.

Antes de que empecéis a leer, me gustaría deciros que éste no será el típico fic de guerras y aventuras. Me siento bastante orgullosa de la historia que crece en el interior de mi cabeza, y por supuesto, esta historia incluirá lemon yaoi desde el primer capítulo.

Así que si no te gusta, por favor, no lo critiques.

Y poco más que deciros. Espero que os guste y que me dejéis muchos reviews con vuestras opiniones e ideas. Deciros también que este capítulo le he escrito a modo de introducción.

¡Un beso y disfrutad de esta nueva aventura que comienza para estos tres capitanes!

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Trafalgar Law caminaba por las calles de aquella ciudad nocturna.

Contaban las historias que la noche tenía siempre muchas más horas que el día, porque una bruja, en la era perdida, la echó una maldición.

Y no se equivocaban los rumores.

Eran las 8 de la tarde. Pero el cielo nocturno lucía miles de estrellas a modo de velo, cubriendo las cabezas de todas las personas que habitaban la isla.

Purupurupuru…purupurupuru…

Su Den Den Mushi sonó.

Sacó al pequeño caracol del bolsillo de su kimono negro.

El pequeño abrió los ojos. Tenía un bonito sombrero de paja a juego con una cicatriz bajo el ojo.

-¡Torao, donde estas! ¡Te estamos esperando!

Law resopló.

-Es Law, Mugiwara-ya. Al menos podrías llamarme alguna vez por mi nombre.

-¡Eso no importa, vamos!

Y el interlocutor colgó.

Continuó su camino pacientemente, observando como los farolillos de papel decoraban todas las calles, sonriendo.

Eso le recordaba tanto a las fiestas de su pequeño pueblo en el North Blue. Quizás por eso le había gustado tanto esa isla el primer día que la vio, y por eso la había propuesto para la reunión.

Envuelto en sus pensamientos, el destino de sus pies le condujo a la puerta de una pequeña taberna.

Corrió la puerta y entró.

En la barra del bar, el camarero, mientras tarareaba alguna melodía de la época, servía sake a un malhumorado pelirrojo, de ojos ambarinos y kimono blanco, con decoraciones del mismo color que su propio pelo. A su lado, un despistado capitán de pelo negro se terminaba su zumo de naranja. Tenía un kimono azul oscuro, con detalles cosidos en negro.

Ambo se giraron para ver al nuevo capitán presente.

-Ya era hora de que llegaras, Trafalgar – Kid dio un sorbo a su copa de sake mientras le miraba.

Luffy, más ancho que largo, se había abalanzado sobre él en un tierno abrazo mientras frotaba su cara contra su pecho.

-¡Ha pasado tanto tiempo! ¡Shishishishishi!

¿Tanto? A Law se le había hecho relativamente corto. Sólo llevaba sin ver al moreno 3 meses.

Pero sin embargo al capitán Kid llevaba sin verlo casi 1 año.

Tampoco es que lo echara mucho de menos, o de eso se intentaba convencer. La última vez se enzarzaron en una pelea que duró tres días y tres noches. Aunque el final de la batalla fue un tanto…peculiar.

Siempre acababan igual, pensó para sus adentros, guardándose una sonrisa juguetona para la intimidad.

Tomó asiento al lado de Luffy, quien le estaba contando mil historias que había vivido durante esos tres meses sin verse. Que si un barco enemigo…que si una isla misteriosa…

Claro, son aliados, y supuso que tanto tiempo para el menor había sido demasiado.

Si Luffy se caracterizaba por muchas cosas, una de ellas era porque le gustaba tener a todos sus amigos cerca.

Se golpeó mentalmente mordiéndose el interior de la mejilla para retener una sonrisa.

Amigos.

¿Desde cuándo esa palabra había cobrado significado para él?

En la parte trasera de la taberna, todas las tripulaciones estaban juntas bebiendo cantidades ingentes de alcohol, o cantando y riéndose sin parar.

Incluso Bepo, el cual no solía beber mucho, se había tomado ya por lo menos cinco copas.

Killer, rodeando con sus fuertes brazos a Pengüin y a Shachi, reía a carcajadas secundado por los otros dos piratas.

No sabía si calificarlo como diversión o como algo lamentable.

Se decantaba más por la segunda opción, dado que el suelo de madera estaba pidiendo a gritos que lo fregaran de inmediato.

-¿Cuál es el motivo de la reunión? Estoy empezando a aburrirme – Kid dio un largo trago a su vaso de sake.

-¿Has venido a la boca del lobo sin saber para qué? Muy propio de ti, Eusstas-ya.

-Que te follen.

Law dibujó sobre la comisura de sus labios una sonrisa la mar de divertida, cosa que no pasó desapercibida en absoluto por el capitán de los piratas de Kid.

-Eh…chicos, no discutáis. ¡Estamos de fiesta! – sonrió dulcemente Luffy - ¡El trabajo para mañana!

Un ruido llamó la atención de Law a sus espaldas. Killer, Zoro, Nami y Pengüin habían comenzado un torneo de bebida.

Las reglas aparentaban ser muy simples: quien quedase el último en pie, ganaba.

Nunca entendió ese tipo de diversión. No era un gran bebedor, tampoco le gustaba mucho.

Y así comenzó una batalla campal de comida y bebida en la que "casi" destruyen el local.

Dando un último trago a su vaso de sake, se levantó de la barra.

-¿Dónde vas? – Luffy engullía varios platos que le acababan de servir.

-Al baño – Dijo mientras empujaba la puerta del servicio.

Abrió el grifo y se llenó las manos de agua, las que acabaron mojándole la cara.

Ya era muy tarde, y estaba bastante cansado.

Quizás era hora de irse ya a dormir. Mañana iba a ser un día muy largo.

Pero justo cuando cerró el grifo unos brazos le apresaron de la cintura, abrazándole desde atrás.

Alzó la vista al espejo que tenía delante y vio una cabellera pelirroja.

Otra vez volvió su sonrisa juguetona.

Los ojos ambarinos de Kid escrutaban cada facción de su cuerpo a través del cristal.

Suavemente, lamió el cuello del moreno, humedeciendo su piel hasta el punto que Law sintió como se erizaba.

-¿Tanto me has echado de menos, Eustass-ya?

Mordió su cuello, subiendo lentamente hasta el lóbulo de su oreja. Jugueteó con sus pendientes dorados mientras los succionaba, provocando un ligero rubor en sus mejillas.

Mientras, su mano izquierda acariciaba su torso por dentro del kimono.

El moreno se mordió el labio, reprimiendo un pequeño gemido cuando la mano del pelirrojo acarició por encima de la ropa su entrepierna.

Kid sonrió.

-Parece que tú también me has echado de menos, Trafalgar.

Le dio la vuelta de golpe, empujándolo contra la pared, a lo que Law le fulminó con la mirada como respuesta.

Pero todo rastro de molestia desapareció de su rostro cuando Kid hundió sus labios sobre los del moreno, apretando su cuerpo con el suyo.

Apartó el kimono de los hombros de Law con fuerza, dejando que éste se quedara medio caído sobre su delgado cuerpo, notando como el cuerpo del moreno se estremecía de anticipación.

Volvió a atacar sus labios con fiereza, acariciando de arriba abajo todo su torso, obligándose a recordar todas las facciones de ese cuerpo que tanto había añorado en ese año sin verle a él y a su desnudez.

-No soy muy partidario del…ah – se mordió el labio – exhibicionismo, podríamos… - volvió a reprimir un gemido cuando sintió como Kid atrapaba su totalmente duro miembro entre sus dedos.

Con una sonrisa, le liberó y de otro empujón, le metió dentro de uno de los baños, cerrando la puerta con cerrojo tras entrar.

Cuando se giró para abalanzarse de nuevo sobre Law, éste ya se había desnudado completamente, dejando caer su kimono al suelo.

Estaba apoyado contra la pared, mirando fijamente a Kid mientras se masajeaba suavemente su miembro, sonriendo y con las piernas ligeramente abiertas.

El pelirrojo dejó escapar un rubor de sus mejillas ante la imagen que estaba disfrutando, paseando la lengua por los labios.

-¿Vas a quedarte ahí? – dijo con una sonrisa complacida, mientras jadeaba.

Sin dudarlo un instante, se abalanzó sobre el moreno y le besó con toda la pasión que le permitían sus ansias reprimidas bajo su ropa, amenazando con explotar si no era liberado.

Como si le hubiera leído la mente, Law desabrochó con cuidado su kimono, cayendo éste a sus brazos, dejando todo su pálido torso y su cintura libre, acariciando muy lentamente la erección de Kid.

El pelirrojo gruñó ante tanto sosiego, y apartando su mano, rodeó con la suya propia ambas erecciones, provocándoles un jadeo.

Empezó a masturbar ambas pollas con avidez. Law echó la cabeza hacia atrás mientras se mordía el labio todo lo fuerte que podía, intentando esconder todas esas sensaciones que le estaban engullendo cada vez con más facilidad.

-No te cortes… - Kid le metió dos dedos sin permiso en la boca – Me gusta oírte gemir como una puta.

Mientras seguía moviendo su mano sobre ambas erecciones, movió los dedos en el interior de su boca, mientras el moreno los lamía y mordía esporádicamente cada vez que gemía.

Los sacó y llevó uno a la entrada del moreno, metiéndole sin ningún cuidado y arrancándole un gemido sonoro, haciendo que a su vez se sonrojara más.

Sabía que el jolgorio de fuera acallaría cualquier ruido que pudieran emitir, pero aun así no podía evitar pensar en que estaba TODA su tripulación ahí fuera.

Movió ese dedo dibujando círculos en su interior, preparándole, hasta que se detuvo en un punto que golpeó felizmente con la yema. Law le mordió el hombro con fuerza pero sin llegar a hacerle daño, para poder acallar un gemido y provocándole uno al mismísimo Kid.

Con la sorpresa, Kid le metió otros dos dedos, moviéndolos rápido, para no parar de golpear ese punto que tanto le gustaba, que tantas sensaciones provocaba en su amante y que sabía que le volvía loco.

-E-Eustass-ya…métemela…aaah…de una…vez…

Decidiendo complacerle esta vez ante su ardiente necesidad, retiró los dedos para sustituirlos por su más que endurecido miembro, empalándole de golpe.

Law volvió a gemir en una mezcla de placer y dolor.

Hacía mucho que no notaba a Kid dentro, jadeando contra su cuello, moviéndose en su interior, erizando su piel con su respiración.

El pelirrojo comenzó sus embestidas con fuerza, añorando también ese apretado calor que tanto le gustaba, y que llevaba casi un año sin probar.

A medida que aumentaba la velocidad de sus penetraciones, más alto gemía el moreno, que temblaba de placer entre sus brazos, gimiendo el también mientras le besaba apasionadamente, acallando sus propios gemidos.

Las caderas de Kid embestían salvajemente las de Law, aumentando la constancia y el volumen de todos sus gemidos y jadeos, hasta alcanzar un ritmo totalmente errático.

Llevó la mano hacia el miembro de Law, agarrándole con decisión y masturbándole al ritmo que le empalaba.

-Ahhh… - el moreno soltó una pequeña risita – Te echaba…nnngh…tanto de menos…

Kid paró de jugar con sus labios para separarse un instante y verle mejor la cara.

Las pequeñas gotas de sudor se precipitaban por su sien. Sus mejillas fuertemente sonrojadas, con los ojos vidriosos y los labios entreabiertos formando una sonrisa.

Joder…sólo con eso pensó que no aguantaría mucho más…

Aunque se dio cuenta de que Law estaba igual, prácticamente gritando, estremeciéndose, mientras las manos del moreno se clavaban con vigor en su espalda, dejándole por seguro más de una marca.

Ahogando un gemido ronco sobre el cuello de Law de un enérgico mordisco, se corrió en su interior, a la par que Law, al notar ese líquido tan caliente en su interior, fue tras él, hundiendo su cara en su hombro, vaciándose entre ambos vientres.

Liberando la presión que ejercía sobre Law contra la pared, ambos se deslizaron por la pared hacia el suelo, donde se sentaron intentando recuperar el aliento.

Kid apoyó todo el peso de su cuerpo en la puerta del servicio, mirando por el rabillo del ojo al moreno cuando éste había apoyado su cabeza en su hombro.

Cuando salieron del baño un rato después, ya vestidos, pudieron ver la manera en la que había decaído la fiesta.

Los músicos estaban todos dormidos, la mayoría borrachos, como la mayoría de los que quedaban en la taberna.

Apoyado sobre la mesa, Bepo dormía plácidamente mientras que en su lomo estaban acurrucados tanto Shachi como Pengüin, que parecía haberse retirado del concurso de consumición antes de perder la consciencia.

En otra mesa, Killer y Zoro estaban durmiendo, mientras Nami canturreaba feliz totalmente borracha.

Parece que había habido un ganador, después de todo.

Tumbado sobre la barra del bar, Luffy se acurrucaba llevándose comida a la boca.

Kid alzó una ceja y Law sonrió.

-No te extrañes, es algo bastante normal.

Se acercó a la mesa donde estaban sus tripulantes.

Suavemente, movió a Bepo del asiento, zarandeándole.

El gran oso polar entreabrió los ojos con suma pereza.

-Bepo, vete al barco, es tarde. Llévatelos contigo –señalando a Pengüin y a Shachi, que roncaban felizmente abrazados al lomo de su primer oficial.

Asintiendo, cogió como si se trataran de sacos a ambos sobre sus hombros, dirigiéndose hacia el submarino.

En la mesa de los "perdedores del torneo", Kid se acercó donde roncaba Killer, que apestaba a alcohol que tiraba para atrás.

Sonriendo, golpeó una de las patas de la silla con tanta fuerza que la partió, cayendo su primero al mando de bruces en el suelo.

Del sobresalto, Killer se puso de pie todo lo rápido que pudo y se sacudió la ropa, intentado quitarse el polvo.

-Eres encantador.

Su capitán estalló en carcajadas y le dio una palmada en la espalda.

-Es hora de irse.

Despertando a todos los camaradas que quedaban de su tripulación, Killer se adelantó a los capitanes que estaban aún en la taberna y se fue a descansar al barco.

-¿Le despertamos? – Kid señaló a Luffy, que todavía estaba comiendo como un pavo.

-No, déjale ahí – caminó saliendo por la puerta de la tasca, acompañado del pelirrojo – Así no molesta a nadie – Se giró y le miró fijamente a los ojos, luciendo una de sus torcidas sonrisas que tanto solían incordiar al otro supernova – Buenas noches, Eustass-ya-

Pero antes de que pudiera continuar la frase, Kid lo agarró con fuerza de las muñecas.

Con toda su atención puesta en él, el pelirrojo sonrió ampliamente.

-Tú no vas a ninguna parte.

A lo que Law arqueó una ceja, y pronto capturando la misma sonrisa que su amante, comprendiendo lo que quería decir.

-Todavía tengo ganas de follarte – Tiró de él hacia sí, agarrándole el culo con ambas manos con el mismo brío.

Law le lamió los labios, travieso, haciendo que a Kid le diera un escalofrío.

-¿En tu barco o en el mío?

Continuará