Capítulo 1. Terapias e historias.
Tamara y James vieron como David alzaba la mano y golpeaba dos veces con los nudillos la puerta de la casa. Los dos adultos aún no podían entender en profundidad porque estaban aquí, pero David no era el mismo desde que había vuelo de Hogwarts y Jessica, que sabía más que ellos acerca de esto, les había dicho que esto podía ayudar a que volviera a ser el que era.
- ¿Se te ha ocurrido en qué puede consistir esta "terapia"? -preguntó James a su mujer.
- Aquí tiene que vivir alguien relacionado con el colegio. -respondió Tamara.- Alguien que haya pasado por la misma situación que David.
- Tiene sentido... -admitió James, sin saber más que decir.
Tamara recordó todo lo que les había contado Jessica, acerca de lo que había pasado al final de curso. Aunque había pasado un mes y había reflexionado acerca de los sucesos, seguía teniendo sentimientos contradictorios. Estaba orgullosa de su hijo por haber ayudado a Harry a salvar a su padrino; estaba enfadada con el por no haber aprovechado el momento en el que se había quedado solo para huir del Departamento de Misterios y se preocupaba cada vez que veía sus ojos apagados.
Tampoco era capaz de entender porque David estaba tan afectado por ello. Sabía que Sirius y el se habían hecho amigos durante el tiempo que habían pasado en la casa del padrino de Harry; pero veía imposible que hubieran conectado tan profundamente en tan poco tiempo como para provocar tal reacción.
Un hombre mayor con pelo castaño y una barba del mismo color abrió la puerta y observo de arriba a abajo a David y a Jessica. Tras unos segundos de intensa observación, le indicó a ambos adolescentes que pasaran.
- Me imagino que ustedes son los padres de David. -les dijo el hombre de pelo castaño. Tamara y James confirmaron con la cabeza.- ¿Debo suponer que están informados de lo que ocurrió el año pasado en Hogwarts? -volvieron a afirmar.- Muy bien. Pasen por favor.
- Lo lamento, señor... -comenzó Tamara.
- No, por favor. -replicó el hombre con cara de dolor.
Tamara y James pasaron al salón donde se encontraron a Jessica hablando en voz baja con una mujer de cabello marrón rojizo que sonreía levemente. David se limitaba a mirar fijamente una foto donde salían tanto el hombre como la mujer acompañando a un chico joven, aproximadamente de la edad de David y Jessica, que sonreía a cámara mientras sujetaba una escoba.
- Recibimos tu carta, David. -comenzó a hablar el hombre.- En ella dices que querías pedirnos algo pero que no te parecía correcto hablarlo vía lechuza.- David miró a Jessica y esta le animó, rodeándole la cintura con el brazo.
- No creo que sea un tema que se pueda hablar por carta. -replicó el metamorfomago.- Quiero pedirles que me permitan...
- Si. -respondió el hombre, impidiendo que David terminara de hablar.- Sabemos que quieres pedirnos. La profesora Sprout nos avisó por carta. Melissa y yo hemos estado hablando de ello y, aparte de la sorpresa por saber que no eras un tejón, hemos decidido que puedes ir a visitarlo. Puedes ir a ver a Cedric.
- Cementerio de Godric's Hollow. -añadió la señora Diggory.
David y Jessica bajaron del coche y miraron a la iglesia. Era una construcción bastante normal hecha de piedra; destacando ampliamente la belleza de las vidrieras de colores.
- Bonito sitio para descansar enteramente. -comentó James, admirando la tranquilidad del pueblo.- ¿Y dices qué es uno de los pocos pueblos muggle-mágicos de toda Inglaterra?
- Si. -respondió Jessica, sin dejar de observar las reacciones de David.
- Papa, mama, Jessica, ¿puedo entrar a ver a Cedric primero? -los tres se miraron entre ellos y afirmaron con la cabeza.
David cruzó la cancela y avanzó por el camino que dividía el cementerio en dos. No se preocupó en mirar los nombres de las tumbas. Sabía que, en alguna parte, estaban las tumbas de los padres de Harry; sin embargo, solo tenía ojos para el enorme ciprés que se alzaba en la parte derecha del cementerio. En alguna parte, bajo sus hojas, se encontraba la tumba de Cedric.
Cedric Diggory
31 de octubre de 1977
24 de junio de 1995
- Hola, Cedric. -dijo David en un susurro mirando la brillante lápida.- Perdóname. No me lo merezco pero perdóname. Soy un miserable y un cobarde. Podría haberte salvado. Sabía lo que iba a pasar. Sabía que podías morir. Pero no hice nada.
- ¿Por qué no hiciste nada? -dijo una voz grave. David alzó la cabeza y vio al fantasma de Cedric Diggory, apoyado sobre su lapida.
- ¿Cómo? -preguntó.
- No supe como pasar al Otro Lado. Fue todo tan repentino. -respondió el fantasma.- Ahora dime David, ¿por qué no hiciste nada?
El metamorfomago le explicó todo. El conjuro de Hermione, los futuros alternativos, su conocimiento oculto, todos sus años en Hogwarts, lo que había cambiado, lo que no, Érebo, lo que iba a pasar, lo que no podía impedir, lo que querría impedir... todo. Nunca antes se había abierto de aquella manera.
- Soy un cobarde. -admitió David, dejándose caer al suelo, llorando.
- Si. -afirmó Cedric.- Eres un cobarde; pero un cobarde con motivos. Me dejaste morir por miedo. Pero, al menos, fue por miedo a no querer que un mundo cayera en la oscuridad. Así que, en cierto modo, soy una especie de mártir.
- No te entiendo, Cedric. Deberías de estar enfadado, deberías de desear matarme y, ahora que sabes quien soy, podrías contarle a cualquiera mi situación y condenarme.
- No te equivoques, metamorfomago. -replicó Cedric, con el rostro serio.- Estoy enfadado, muy enfadado. Podría seguir vivo si hubieras querido. Pero no deseo castigarte por dos motivos.
- ¿Qué motivos?
- Uno, sería absurdo matarte ahora que se lo que me has contado. Aún tienes que terminar tu misión y, como no lo hagas, te torturare eternamente en el Otro Lado.
- ¿Cómo que en el Otro Lado?
- Yo no me arrepiento de nada. -respondió Cedric.- No estoy aquí por ello. Yo no soy Nick Casi Decapitado o el Barón Gordo. Sencillamente, aún no se como pasar. Pero aprenderé y nos veremos al Otro Lado.
- ¿Y el segundo motivo?
- Que sufrirás más, teniendo en tu conciencia que pudiste salvarme y no hiciste nada para evitarlo. -respondió implacable.
Y era verdad. Cedric lo sabía, David lo sabía, Érebo lo sabía, Hermione lo sabía y cualquiera que conociera mínimamente al metamorfomago y su misión, lo sabría. No hacía falta condenarle a nada. Solo el conocimiento de que había tenido en sus manos la posibilidad de salvar una vida y no había hecho nada, era suficiente tortura. Incluso, aunque todo saliera bien, seguiría teniendo ese peso en su conciencia.
- ¿Qué puedo hacer? -preguntó el metamorfomago al viento.
- Cumple tu misión. Salva al mundo del futuro funesto que conoces. -respondió Cedric.- Solo eso te permitirá alcanzar algo de paz.
- ¡David! ¡Despierta, por favor! -exclamó una voz.
El metamorfomago abrió los ojos y vio los rostros preocupados de sus padres y de Jessica inclinados sobre él. De repente, sintió un intenso dolor en la frente.
- Menudo golpe te has dado. -dijo James, riéndose.
- ¡James! ¡No te rías! ¡Podría haberse hecho mucho daño! -le recriminó Tamara.
- ¿Estás bien, David? -preguntó Jessica, inclinándose aún más sobre él.
- Me duele la cabeza. -contestó, tocándose en la parte posterior de la cabeza.
- ¿Puedes levantarte? -inquirió James, ofreciéndole una mano para ayudarle a volver sobre sus dos piernas.
David se ayudó de su padre y se levantó, aún con la mano tocándose la zona golpeada. El metamorfomago se giró y observó, con mirada desconcertada, la tumba de Cedric.
- ¿Qué ha pasado? -David se acercó a la lapida de Cedric y la tocó, esperando que algo ocurriera. Se dio la vuelta y vio que sus padres le miraban con gesto de preocupación.
- Que has estado aquí quince minutos hasta que hemos entrado y te hemos encontrado desmayado en el suelo. -respondió Tamara, acercándose a el y poniéndole mano sobre su frente.
- ¿Tiene fiebre? -preguntó James.
- No.
- Pues entonces lo peor que ha pasado es la entrada de metro que has empezado a abrir al lado de esta raíz. -dijo James, señalando una zona de tierra levantada junto al árbol.
- ¿Me he tropezado con una raíz?
- Y has caído de espaldas, golpeándote la cabeza contra el suelo. -explicó Jessica.- ¿De verdad estás bien?
- Voy a tener un dolor de cabeza horrible, pero creo que sí. -contestó David.
- ¿Has hecho ya lo qué venias a hacer? -preguntó Tamara.
- Si... digo... no -respondió el metamorfomago, llevándose la mano a la zona del golpe una vez más.
- David, si te mareas, deberíamos de ir al medico. -le avisó James, mostrando por primera vez un gesto de preocupación en su rostro.
- Papa, mama, ¿podéis darnos un momento a Jessica y a mí? Queda una última cosa que debo hacer. -pidió David. Tamara y James se miraron entre sí y luego a su hijo.
- De acuerdo, pero solo cinco minutos y te vigilaré desde lejos. -respondió Tamara.
David esperó hasta que sus padres se alejaran para girarse de nuevo hacia la tumba de Cedric. No sabía que pensar de lo que acababa de pasarle.
- Jessica, se que suena increíble y que lo más seguro es que haya sido una alucinación o un sueño que he tenido mientras estaba inconsciente, pero he visto y he hablado con el fantasma de Cedric.
- ¿Dónde? -preguntó la chica.
- Estaba ahí, apoyado en su lapida.
- Pero... ahí no está.
- Lo sé, sihaya.
- ¿Entonces?
- No sé... parecía tan real...
- ¿Y qué te ha dicho?
- Algo que necesitaba. -Jessica se acercó a él, apoyó sus manos sobre sus mejillas y le miró fijamente a los ojos.
- No fue real, David. -insistió ella.- Pero, sea lo que sea que te ha pasado, ha hecho que vuelvas.- el metamorfomago no retiró la mirada y pestañeó un momento.
- ¿Sigo aquí? -preguntó David. Jessica le miró con cara rara.
- Si, sigues aquí, pero... ¡la madre que te trajo! -exclamó Jessica.
- Esta aquí, Jessica. -intervino Tamara, sonriendo.
- ¡Oh, lo siento! -dijo la chica, avergonzada.
- No te preocupes, Jessica. David siempre ha sido un poco cabroncete. -añadió James, con los ojos brillantes.- Creo que lo ha heredado de mí.
- No me cabe duda, cariño. -remató Tamara, besando en la mejilla a su marido.- ¿Nos vamos?
- Claro. -respondió David, echando un último vistazo a la lapida de Cedric.
- ¿Qué ha pasado? -preguntó James a Tamara, mientras se tumbaba en la cama junto a ella.
- No sabría decirte, cariño. -respondió Tamara, mientras se aplicaba crema hidratante.
- ¡Uy!- exclamó James, poniendo gesto de sorpresa fingida.- Ese tono me dice que tienes una teoría.
- Si, -dijo Tamara.- pero solo es una teoría.
- Cielo, te conozco lo suficiente como para saber que tus teorías respecto a David suelen ser correctas. -le recordó James.
- ¿Te has fijado cómo estaba David desde que regresó de Hogwarts? -preguntó.
- Por supuesto. Tendría que haber estado ciego para no darme cuenta. Jamás le había visto tan de bajón. Pero, no se... me parece normal... ha visto morir a alguien... y, según lo que nos contó Jessica, parece ser que se considera culpable de esa muerte.
- ¿Y le has visto hoy, después de visitar la tumba de ese compañero suyo que murió el año pasado?
- Ha vuelto.
- ¿Y cuál es tu teoría, cielo?
- De una forma extraña y que no llego a comprender, parece que necesitaba hablar de aquella muerte con alguien que ya había pasado por aquella situación. -James miró a su mujer e intentó entender lo que su mujer quería decir.
- A lo mejor, solo necesitaba hablar con alguien que no pudiera responderle... como desahogo. -razonó James.
- Un poco forzado, ¿no? -inquirió Tamara. James intentó mantener su gesto meditativo pero no pudo y sonrió ampliamente.
- Lo se, -admitió James.- pero... ¿qué quieres que te diga? La experta en teorías psicológicas eras tú.
- Menos mal que no me enamore de ti por tu capacidad de razonamiento. -bromeó Tamara.
- ¡Oye! ¡Que yo razono est... -James no pudo terminar su queja, ya que Tamara se abalanzó sobre él, besándole con pasión.
- David.
- Hola, Hermione. ¿Cómo estas?
- Bien, pero no te he llamado por eso.
- ¿Qué es lo que deseas?
- ¿Qué ha ocurrido en el cementerio?
- Eso también me interesa a mí. -intervino Érebo.
- Cierra el pico, Érebo. -replicó David cortante.
- No puedes estar enfadado eternamente conmigo.
- ¿Ah, no? Espera y veras. -replicó.- Ahora márchate. No voy a responder a nada más que tengas que decirme. -David sintió como el Doppelganger se retiraba de su mente.
- Perdona, Hermione. ¿Por dónde íbamos?
- Me gustaría saber que ocurrió en el cementerio.
- Me tropecé con una raíz, me golpeé la cabeza con el suelo y perdí el conocimiento. -respondió el metamorfomago.
- No, me refería a eso. -dijo Hermione.- Quiero saber que pasó durante esos momentos para que hayas vuelto a ser más o menos como eras antes de la muerte de Sirius. -David le relató a la mujer en su cabeza su conversación con el fantasma de Cedric o... la alucinación de Cedric.
- Sea lo que sea lo que te ha pasado, te ha venido bien.
- Pero... ¿tu qué crees que ha pasado?
- Una alucinación. -respondió Hermione.
- ¿Y cómo explicas que lo que me dijo Cedric?
- Puede que escucharas a tu propio subconsciente. Una pequeña vocecilla en tu cabeza que te quería decir que no era culpa tuya y no le permitías que lo hiciera.
- Cedric me echó la culpa. -le recordó el metamorfomago.
- Pero te explicó lo que tenias que hacer para redimirte. -insistió la mujer.
- ¿Y estás de acuerdo con mi subconsciente?
- En gran parte.
- ¿Cómo que en gran parte?
- No estoy de acuerdo con que eres un cobarde. -respondió Hermione.
- Si lo...
- ¡No lo eres y punto! -gruñó.- ¡Y ni que pienses en ello! ¡Si quieres buscar un culpable, aquí me tienes! ¡Soy yo la que te metí en este entuerto!
Distribuido por encargo del Ministerio de Magia
CÓMO PROTEGER SU HOGAR Y A SU FAMILIA CONTRA LAS FUERZAS OSCURAS
La comunidad mágica se halla en la actualidad bajo la amenaza de una organización compuesta por los llamados «mortífagos». El cumplimiento de las sencillas pautas de seguridad que se enumeran a continuación lo ayudará a proteger de ataques a su familia y su hogar.
1. Se recomienda que no salga solo de su casa.
2. Se aconseja tener especial cuidado durante la noche. Siempre que sea posible, procure terminar sus desplazamientos antes de que haya oscurecido.
3. Repase las disposiciones de seguridad de su vivienda y asegúrese de que todos los miembros de la familia conocen medidas de emergencia, como los encantamientos escudo y desilusionador, y, en caso de que en la familia haya menores de edad, la Aparición Conjunta.
4. Prepare contraseñas de seguridad con familiares y amigos íntimos para detectar a mortífagos que pudieran suplantarlos utilizando la Poción Multijugos (véase pág. 2).
5. Si advierte que un familiar, colega, amigo o vecino se comporta de forma extraña, póngase en contacto de inmediato con el Grupo de Operaciones Mágicas Especiales, pues esa persona podría encontrarse bajo la maldición imperius (véase pág. 4).
6. Si aparece la Marca Tenebrosa encima de una vivienda u otro edificio, NO ENTRE. Póngase en contacto de inmediato con la Oficina de Aurores.
7. Ha habido indicios no confirmados de que los mortífagos podrían estar utilizando inferí (véase pág. 10). Todo encuentro o detección de un inferius debe ser INMEDIATAMENTE comunicado al ministerio.
- ¿Qué significa esto? -preguntó Tamara a su hijo y a Jessica cuando aparecieron por el salón aquella mañana.
- ¿El qué? -preguntó David, bostezando.
- Estas recomendaciones del periódico mágico. -respondió Tamara.
David se acercó a su madre, que le entregó el periódico con gesto serio. Jessica se sitúo al lado de su novio y leyó la página que tenía abierta David. El gesto de ambos chicos se tornó más preocupado según iba avanzando la lectura.
- ¿Dónde está papa? -preguntó David, poniéndose de puntillas para comprobar si su padre estaba en la cocina.
- Sigue durmiendo. -respondió Tamara, removiendo su café.
- Voy a despertarle. Tenemos que hablar sobre esto.
Tras diez minutos y un par de tazas de café tomadas por cada uno de los adultos, los cuatro ocupantes de aquella casa estaban sentados en la mesa de la cocina, con El Profeta abierto en la página de los consejos de Ministerio de Magia.
- Vale, cariño. -comenzó Tamara, mirando con gravedad a su hijo.- ¿Qué significa esto? ¿Qué son los mortífagos?
- Los mortífagos es una organización de magos oscuros liderada por Voldemort...
- ¿Voldemort? -interrumpió James.- ¿El mismo Voldemort que mato a los padres de Harry y a Cedric?
- Ese mismo.
- ¿Y qué quieren estos mortifagos? -preguntó Tamara, preocupada.
- A ver como lo explico... -dijo David dubitativo.
- Pensad en los mortifagos como en los nazis. -intervino Jessica.- Salvo que en vez de creer en la superioridad de la raza aria y el exterminio de las razas inferiores; creen en la superioridad de los sangre limpia, el exterminio de todos los magos que no pertenezcan a ese grupo y la esclavización de los muggles.
- ¿Quiénes son esos sangre limpia? -preguntó James, impactado por lo que acababa de escuchar.
- Eres un sangre limpia si tus padres son magos, si tus abuelos son magos, si tus bisabuelos son magos y así. -explicó David, a grandes rasgos.
- Consideran que los magos sangre mezclada, como Harry, cuyo padre es mago y cuya madre es no mágica y los magos hijos de muggles como nosotros, -añadió Jessica señalando a David y a si misma.- son una mancha en la pureza de sangre mágica.
- Vale, vale, vale... tiempo muerto. -pidió James.- Así que los mortifagos estos son unos locos que se creen que son superiores solo porque sus antepasados eran todos magos y pretenden exterminar a todos los que no son como ellos y el tal Voldemort es su líder, ¿voy bien? -ambos adolescentes afirmaron con la cabeza.
- ¿Y qué está haciendo el Ministerio de Magia para detenerlos? -preguntó Tamara.
- No tenemos ni idea, mama. -respondió David.
- Cariño, aunque sea mágico, es un gobierno. ¿Cuándo dicen algo? -apuntó James. -Tamara miró a su marido y le sonrío levemente, incapaz de negar la realidad que mostraban esas palabras.
- ¿Y qué hacemos entonces?
- Huir. -respondió David.- Si en algún momento, sabemos que el Ministerio ha caído, tenemos que huir, irnos de Inglaterra.
- ¿Cómo que huir? -preguntó Tamara, alterada.
- ¿Os acordáis de la noticia sobre la muerte de Amelia Bones? -les preguntó David.
- No me digas que... -susurro James.
- Era un bruja, uno de los peces gordos del Ministerio... la equivalente mágica del Secretario de Interior.
- ¿Una Secretaria asesinada? -casi gritó James.
- David, Jessica... -dijo Tamara con la voz más seria e imponente que cualquiera de los dos adolescentes había escuchado nunca.- quiero que nos contéis todo lo que esta pasando en el mundo mágico, sin dejaros un detalle.
Durante los próximos veinte minutos, David y Jessica explicaron lo mejor que pudieron todo lo relacionado con el gobierno mágico y la situación con los mortífagos. James y Tamara se miraron gravemente, mientras los engranajes de su cerebro intentaban asimilar todos los detalles.
- ¿Por qué dijiste lo de huir? -preguntó Tamara a su hijo.
- Si Voldemort se hace con el gobierno, cualquiera de nosotros tendremos, inmediatamente, una diana en la frente. Si nos encuentran, nos mataran o nos encerraran en Azkaban. -la respuesta de David fue como una losa.
- ¿Y a dónde huimos? -preguntó Tamara.
- Mientras sea fuera de Inglaterra, no importa. Voldemort no es tan idiota como para provocar un conflicto internacional hasta que no domine Inglaterra y, aún dominándola, dudo mucho que se arriesgue a poner al resto de potencias mágicas en su contra.
- Estados Unidos, entonces. Esta más lejos. -respondió James.- Podemos irnos todos a vivir a la casa de mi madre. Es suficientemente grande para todos y tenemos a mi hermano para que nos ayude a encontrar trabajo si fuera necesario.
- Bueno, ya veremos que ocurre. -dijo Tamara, intentando no pensar en todo lo que había escuchado.- Aún no ha pasado nada, ¿verdad?
- Como ya he dicho, mientras Dumbledore este vivo, Voldemort no se atreverá a tomar el Ministerio. Sabe que Dumbledore es uno, si no el único mago, capaz de mantenerle a raya. Es al único que teme.
- ¿Qué es la Poción Multijugos? -preguntó Tamara, señalándolo en el periódico.
- Es una poción que permite tomar la forma de cualquier persona durante una hora. -respondió Jessica.
- ¡Ah! Por eso lo de las contraseñas y pregunta secretas. -reflexionó James.
- ¿Y la maldición imperius?
- Es un conjuro que permite controlar a la persona que lo recibe.
- ¿Cómo que controlar? -preguntó James.
- Papa, si te pusiera bajo la maldición imperio y te digo que mates a mama, lo harías. Hasta ahí llega su poder. -explicó David, ante la mirada horrorizada de sus padres.
- ¿La Marca Tenebrosa? -preguntó Tamara.
- Como la esvástica nazi. -respondió Jessica.
- Si, es la marca de los mortifagos. La dejan en los lugares donde han realizado asesinatos o algún ataque. Es una calavera y de su boca sale una serpiente.
- ¿Y un inferius?
- Son cadáveres reanimados por la magia oscura. -aclaro Jessica.
- ¿Zombis? -preguntó James.
- No, papa. No contagian ningún tipo de virus que te transforma en un zombie. Solo son muertos reanimados que siguen las ordenes del mago que les reanima.
- Se les elimina con fuego. -añadió Jessica, llevándose una mirada de sorpresa por parte de David.- ¿Qué pasa? ¿Te crees qué eres el único que lee cosas fuera de lo que indica el colegio?
- Pues... la verdad es que no había pensado nada... solo me has sorprendido... no me lo esperaba. -admitió el metamorfomago.
- No solo me interesa la sanación. -dijo Jessica, frunciendo ligeramente el ceño.
- Lo siento, sihaya. -se disculpó David.
- No pasa nada. -replicó la chica, dulcificando su gesto y acariciando la mejilla de su novio. David se estaba recuperando poco a poco de su bajón moral y no era plan de que todo el esfuerzo que habían hecho por ayudarle, se fuera a la basura.
Hipólita entró en el despacho de la fallecida Amelia Bones y se colocó frente a la estantería de libros situada a la izquierda de la puerta. La inefable sacó su varita, comenzó a golpear las distintas baldas en un orden concreto. Dos golpes en la arriba, tres en la de abajo, uno en la de arriba y, finalmente, dos en la central. Tras unos segundos de espera, se escuchó un ligero sonido de succión y una caja metálica se materializó encima de la estantería. Hipólita la hizo descender con un ligero giro de varita y la abrió, echándole un vistazo rápido para comprobar que todo estaba allí. Así era; allí estaban todos los documentos copiados.
Sin perder un segundo, redujo la caja y se la guardó en uno de los bolsillos secretos de su túnica. Inmediatamente después, salió del despacho de Amelia Bones y se dirigió hacia el Departamento de Registro Administrativo. Allí comenzaba la segunda parte de su operación.
- Vengo a hablar con Justin Blackmore. -anunció Hipólita. La mayoría de los allí presentes, sorprendidos que uno de los misteriosos inefables se acercara a su Departamento, se limitaron a señalar la puerta del despacho del jefe.
- Aunque ahora mismo no hay nadie. -apuntó uno de sus subalternos.
- No se preocupen. Solo vengo a recoger unos documentos.
Hipólita entró en el despacho, identificó el gran archivo donde estaban los originales y lo marcó con una runa explosiva, de creación exclusiva e indetectable para cualquiera fuera del Departamento de Misterios.
- No he estado aquí y vosotros no sabéis nada. -les dijo, dejando que la amenaza implícita fuera absorbida por todos los trabajadores.
A cientos de kilómetros de allí y en un despacho muy diferente al del jefe del Departamento de Registro Administrativo, un mago hacía algo muy similar en otro gran archivo de documentos y lo guardaba dentro de un compartimento secreto de su mesa, protegido mediante varias capas de magia de ocultación.
Comentarios.
Hola a todos. Empieza el sexto año. Quiero dar un aviso a todos mis lectores. No esperéis nada de las múltiples conversaciones de Harry con Dumbledore. David no estará allí. Por esto, es muy posible que sea una año con menos capítulos que el anterior. Sin embargo, espero que os sigo gustando el fic.
Como veis ya esta resuelta la duda, sobre que le había pedido David a la profesora Sprout. Aunque aun dejo abiertos algunos frentes. ¿Que documentos serán los que Hipolita ha copiado? ¿Quien será el mago que también ha copiado otros documentos? ¿Que documentos serán?
Bueno, pasemos a los agradecimientos:
- A Natalie G o linfocito por sus reviews en del añ de este fic.
- A Fechu Callejera por su review del ultimo capitulo del año pasado.
- A Ryhen y Vaishyuu por su review del ultimo capitulo del año pasado.
- A karlyta tonks por seguir y poner en favoritos el quinto año de este fic.
Espero que os guste el capitulo. Un bratzo, xotug.
