Disclaimer: Todos los personajes y la historia base pertenecen a Stephenie Meyer.
Y otra vez sus ojos se encuentran con los de ella. Siempre es ella, a pesar de las otras personas que los rodean, ajenos a lo que ocurre entre ellos. Jared le sonríe tenuemente como si temiera que alguien más lo notara, mas no puede evitarlo. Sus ojos plateados resplandecen un segundo y ella aparta la mirada de él mientras continua hablando con Ian, observándolo con admiración y un tipo de amor que él jamás recibiría de ella. De Wanda. ¡Ni siquiera debería desearlo!
Melanie está a su lado, limpiando los espejos más cercanos al suelo sin prestar atención, porque sus grandes ojos avellana lo miran interrogantes. Él alza una de sus cejas sin dejar de apreciar la expresión en su rostro. Porque sabe que es Melanie, sólo Melanie. Y no puede evitar sentirse miserable, terrible, porque de pronto en rostro de la morena se desvanece tornándose blanquecino y un adorable hoyuelo aparece en su mejilla. Jared parpadea, apartando la imagen mental de Wanda, asustado de sí mismo.
Y a pesar de todo es capaz de sonreírle a Mel. Sabe que es egoísta, un vil mentiroso, humano después de todo. Mira una última vez en dirección a Wanda una vez que su Melanie se rinde al intentar descifrar lo que él piensa. Le duele saber que ella jamás se rinde y que lo sabe, Mel sabe lo que el siente por Wanderer. Ella siempre sabe, lo conoce mejor que él mismo. Ella estaba ahí a pesar de todo, oculta en un oscuro rincón de su mente la noche en que Wanda le pidió que le mintiera y él acabó confesando una verdad absoluta, una que había intentado negar durante mucho tiempo.
Ve a Ian pasar por su lado con la mandíbula tensa pero sin dirigirle ni siquiera una mirada, como si adivinara lo que él está pensando pero a la vez supiera a la conclusión que llegaría. Wanda continúa sentada sobre sus rodillas, con los brazos cubiertos de tierra hasta el codo. A él no sólo le inspira ternura su cabello dorado y ensortijado, su figura menuda y casi infantil. Es algo más, algo más profundo, más cálido. Jared también puede ver más allá del cuerpo, a pesar de que todo en ella es tan… Wanderer. Ya no puede engañarse a sí mismo diciéndose que era el cuerpo al que amaba, que simplemente la quería porque Melanie estaba con ella.
Una última vez, se dijo. Y aún con todo el ruido de la sala, la gente cruzándose en su campo de visión cargando herramientas y otras cosas, su vista se fijó en Wanda. En su pequeña y pecosa nariz que en ese momento se fruncía por no poder sacar la roca que le impedía sembrar el huerto de Jeb. La vio apartarse un mechón dorado del rostro con el dorso de su mano y de pronto ella estaba mirándolo otra vez, como si supiera lo que pensaba. Esta vez el alma no sonrió. Jared no quiere saber aunque intuye que debe ser la expresión de su propio rostro. Wanda ladea ligeramente su cabeza y suspira, sus ojos plateados fijos al costado de Jared en dónde Melanie se encuentra concentrada en su trabajo. Jared asiente, sin necesitar más.
Porque para él siempre será Melanie, sin importar lo mucho que quiera a Wanda. Es a Melanie a quién ama más que a su propia vida, con quien es absolutamente feliz. La ama, claro que sí. Y entonces comprender que el amor que siente Wanderer jamás podría compararse por el que siente por Mel. Por que sí, también ama al Alma y es por eso que debe dejarla. Sabe que Wanda también lo quiere, pero quizás, si continúan ignorándolo aquel sentimiento desaparezca. Quizás, con el tiempo, dejarán de desearle el uno al otro.
