El rey

La sangre es algo a lo que puedes hacerte adicto, realmente. Beyond no pensó que esa idea tan clicheada y sobreexplotada por los novelistas inclinados por escribir sobre caníbales, fuera cierta en la práctica. No sabía que mordería la carne de sus víctimas en un par de ocasiones, para succionar la sangre de sus venas y pintarse los labios con ella, imaginándose mordiendo sugestivamente a L. con ese aspecto tan peculiar. Soñó que era dueño de un castillo y que en él tenía cientos de bibliotecas. En cada una, libros que se llenaban con sus experiencias. Escribió con deleite sobre sus víctimas, que ya no eran bolas de helado y caramelos idénticos a los probablemente consumía L., pero seguían siendo devorados con una mezcla de complacencia y odio por su maestro/rival, desconocido y deseado como el Grial para la Iglesia Católica.