Este es un fic que se me ocurrió de manera rápida, no sé si quedó bien o no, pero espero que lo lean & que les guste C:
Aclaraciones: Los personajes de Naruto no me pertenecen x)
Sin OoC, ningún cambio en la personalidad de cada pesonaje.
Sin OC.
Pareja: GaaHina. Secundaria: ItaTema. (Habrá más parejas a lo largo del fic, obvio jiji, pero las fijas son esas.)
Ya saben que soy principiante en esto, se acepta cualquier crítica, como dicen, todo sea por mejorar :)
CAPÍTULO 1 -INTRODUCCIÓN-
-Buena suerte, Hinata. –Le deseó la Quinta Hokage, Tsunade Senju. –Aunque ya no pertenezcas a Konoha, siempre serás bienvenida.
Hinata Hyüga se limitó a asentir, pues sabía que si abría la boca, todas esas lágrimas que se estaba aguantando saldrían. Y no podía mostrarse débil. No ante la Hokage, su primo, y sobre todo, su padre.
¿La razón? Aquel maldito acuerdo de matrimonio que hizo su padre con el Cuarto Kazekage.
"¿Nunca pensó en cómo me sentiría? ¿En qué me podría destrozar la vida?" Pensaba mientras abandonaba el despacho de Tsunade. Sabía la razón por la cual se hizo el pacto: Poder. A Hiashi Hyüga le interesaba tener al Shukaku en sus manos, y al Cuarto Kazekage, el famoso Ojo Blanco. Por eso acordaron que, al cumplir la mayoría de edad, Hinata Hyüga debía viajar a Suna para casarse con el hijo del Cuarto. Pero, ¿qué hay de los sentimientos de su hija? Aunque abandonar su tierra natal no era lo único que le rompía el corazón. Aparte de dejar a sus amigos, familia y, sobre todo, al amor de su vida. Pero no, no era eso lo peor. Sin duda, lo que le hacía temblar era tener que casarse con Sabaku No Gaara. Le daban igual los comentarios de la gente, que decían que él ha cambiado. Que ahora es el honorable Quinto Kazekage de la aldea de la Arena. Ella sigue teniendo en mente a aquel aterrador Ninja de Suna que conoció cinco años atrás, en los exámenes Chünin. Aquel que mató sin piedad a Ninjas de Otogakure y de Amegakure, que casi mata a su amigo, Rock Lee, y que hizo temblar hasta a Akamaru del miedo.
-Hinata. –La llamó su primo, que también estaba presente. –Antes de irte, acompáñame al Ichiraku Ramen.
-¿Para qué, Neji?
-Hay gente que te espera ahí.
Hinata no pudo evitar sonreír. Lo único que pedía antes de irse era despedirse de sus amigos.
-Puedes ir. –Contestó su padre al ver las miradas de su sobrino y su hija puestas en él, esperando su consentimiento.
-Gracias, padre.
~ X ~
Después de dos horas sin despegar los ojos del papeleo, se levantó y se estiró, cansado. Observó aún el montón de papeles que le esperaban. Parecían interminables.
"Y es sólo el principio." Pensó.
Aunque su trabajo le dejaba agotado, no le molestaba en absoluto hacerlo. Cada día se siente más orgulloso de sí mismo, de todo lo que ha logrado en estos últimos cinco años. Pasó de ser al monstruo temido de la aldea, a ser el honorable Quinto Kazekage. Parece ser que ya nadie se acuerda de que él es el Jinchüriki del Shukaku, que años atrás mataba a cualquiera que se le cruce. Incluso mejoró la relación con sus hermanos, llegando a sentir algo que nunca imaginó antes: Amor.
Sin embargo, hay una cosa que aún no puede llegar a comprender; los sentimientos de las personas. Por mucho que lo intenta, no podía mostrar sentimiento alguno, ni siquiera comprenderlos.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta que estaban tocando la puerta.
-Pas-Ni siquiera pudo terminar la frase, puesto que aquella rubia malhumorada ya se encontraba dentro de su despacho sin su permiso.
-Temari, ¿Cuántas veces te tengo que decir que no entres sin mi permiso? –Como siempre, se trataba de su hermana, que acababa de llegar de una misión. –En fin, ¿Cómo os fue en la misión?
-Como siempre. –Le contestó bruscamente Temari, entregándole el informe. –Aunque Matsuri resultó herida.
Gaara no tenía que mirar a su hermana para saber la mueca de disgusto que llevaba. Desde que él se convirtió en Kazekage, el equipo que formaba junto a sus hermanos se separó, y a Temari no le quedó más remedio que formar equipo con Matsuri y Daimaru, cosa que no le agradaba para nada. La rubia tenía un nivel de habilidad mucho mayor a la de sus compañeros. Aunque, por otro lado, había comenzado a gustarle tener a Matsuri en su equipo. Era la única que le ayudaba a verse con Shikamaru a escondidas. Sabía que si sus hermanos se enteraban se le iba a caer el pelo.
-Más tarde iré a verla. –Respondió Gaara al terminar de leer el informe de la misión. -Todo está en orden. Podéis retiraros.
-Con permiso, Kazekage. –Exclamó Daimaru, haciendo una reverencia y retirándose.
La rubia, a diferencia de Daimaru, permaneció frente a Gaara varios segundos.
-¿Se te ofrece algo, Temari? –Le preguntó el pelirrojo, al ver que no tenía intenciones de irse.
-Gaara, ¿Es que no recuerdas que fecha es hoy? –Preguntó, un poco sorprendida.
-18 de Diciembre. –Respondió.
-¡Mañana te casas, por Dios! –Gritó su hermana.
-¿Y qué? –Sabía perfectamente que ayer su prometida cumplió los 18 años, y en el papel del pacto que su padre hizo con Hiashi Hyüga antes de morir, indicaron que dos días después tendrían que casarse.
-¿No estás nervioso?
"¿Debería estarlo?" Se preguntó el Kazekage. El no sentía nada. Ni nervios, ni emoción, ni desilusión, ni enojo… Nada. Absolutamente nada.
-Será mejor que me vaya a casa. Voy a arreglar su cuarto. –Dijo finalmente Temari, al ver que Gaara no tenía intenciones de responder a su pregunta. –Y recuerda arreglar los papeles para que Hinata Hyüga sea legalmente Ninja de Suna.
~ X ~
-Hinata, no estés así. –Le pidió Neji, que no había tenido el valor de decirle nada durante el camino hacía Ichiraku Ramen. Le rompía el corazón verla tan mal. A pesar de que es su prima, la quería como si fuera su hermana. –Serás la mujer del Kazekage. Seguro te harás muy fuerte.
-Neji, no digas eso. –Le pidió Hinata, dejando caer varias lágrimas al escuchar "mujer del Kazekage".
A Neji no le quedó de otra que callar. No se le daba muy bien expresar sus sentimientos, ser cariñoso o aconsejar. Pero sabía que, en el fondo, Hinata sabía que él también lo estaba pasando mal.
"Espero que al menos tengas una buena despedida, prima." Pensó, mientras abría las cortinas de Ichiraku Ramen.
Hinata no pudo evitar emocionarse. Estaban todos sus amigos y maestros presentes. Agachó su cabeza y dejó caer una lágrima.
-¡Hinata! –Corrió Sakura al notar la emoción de su amiga.
-Gracias. –Susurró Hinata, mientras abrazaba a Sakura Haruno. A pesar de que ella siempre fue la elegida de Naruto, jamás la vio como una enemiga. Es más, ella e Ino Yamanaka son las mejores compañeras que pudo encontrar.
-¿De verdad creías que íbamos a dejar que te vayas sin despedirte? –Le preguntó Kiba, acercándose a ella con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque por dentro parecía feliz, en el fondo tenía unas inmensas ganas de secuestrar a Hinata para que nunca la separen de su lado. Siempre amó en secreto a su compañera de equipo.
-Gracias, Kiba. –Le respondió, observando al resto de su equipo reunido: Shino Aburame, Akamaru y su maestra, Kurenai Yühi.
-¡Ten por seguro que te iremos a visitar! –Exclamó Tenten, la compañera de equipo de su primo Neji, junto con Rock Lee y el maestro Gai.
-¡Qué envidia me das! –Gritó Ino, acercándose bruscamente a ella y abrazándola. – ¡Más quisiera yo casarme con un Kage!
Escucharles a ellos y al resto de sus compañeros le animó muchísimo. Pero el único que consiguió que el mundo se le detuviera fue su rubio. Naruto Uzumaki.
-Hinata… Te vamos a extrañar mucho. –A Hinata le sorprendió verle serio por primera vez en su vida. –Estoy seguro que te irá muy bien al lado de Gaara. Él te protegerá.
Hinata agachó la cabeza, reprimiendo su llanto. Siempre tuvo la esperanza de conquistar un día el corazón de Naruto. De que él la ame como ella le ama. Pero hoy perdió la ilusión por completo.
-Será mejor comer ya, ¿no? –Preguntó Neji, intentando alegrar la situación después de las palabras de Naruto. –Te espera un largo viaje, Hinata.
Sin perder más tiempo, todos se acomodaron para pedir unas grandes porciones de Ramen.
~ X ~
Ya habían pasado más de dos horas cuando llegó un pájaro mensajero al despecho del Kazekage. Con un poco de pereza, se levantó para leerlo.
"Kazekage-sama, disculpe la demora. Su prometida ya está en camino."
Gaara arrugó ligeramente el papel y lo dejó sobre su escritorio.
"Genial." Pensó sarcásticamente. Otro problema más.
No muy lejos de ahí se encontraba Temari, en la planta baja de la casa del Kazekage. Se encontraba de buen humor y eso cualquiera lo podía notar.
Al terminar rápido la misión, le dio tiempo a acercarse a Konoha y ver a su genio preferido; Shikamaru Nara. ¡Le hacía tan feliz! Aunque había algunas cosas en su comportamiento que aún no entendía. ¿Por qué nunca iba a verla él? ¿Por qué no quería que sus hermanos se enterasen de su relación? ¿Por qué siempre que va a verle, van por lugares poco habitados? Le daba mala espina todo eso, y sobre todo aquella rubia, Ino Yamanaka. Pero prefería no seguir dándole importancia a sus celos enfermizos y disfrutar cada momento que pasa a su lado.
-Temari, ¿qué haces?
Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se había dado cuenta de la llegada de su hermano.
-¡Kankurö! –Gritó asustada. -¡No me vuelvas a asustar así, imbécil!
Cogió unas sábanas blancas recién lavadas y las llevó a un cuarto enorme y bonito, pero que, sin embargo, no utilizaban.
-¿Qué haces en esta habitación? –Preguntó Kankurö curioso mientras la seguía. -¿Tenemos invitados?
Temari negó con la cabeza.
-¿Tú tampoco le das importancia a esta fecha?
-Yo estaba enterado de que venía la prometida de Gaara. –Respondió Kankurö. -Nadie más.
-¿¡Y te parece poco!? –Gritó enfadada. No entendía como sus hermanos le daban tan poca importancia a todo.
-¡No he dicho eso! –Se defendió el castaño. –Pero no entiendo porque estás arreglando este cuarto. Ella debería dormir con Gaara.
-¿Estás loco? –Le preguntó Temari con una mueca de disgusto. – ¿En serio crees que Hinata querrá dormir con una persona que apenas conoce?
-Pero es su prometido.
-Kankurö, que poco entiendes de mujeres. –Le dijo, saliendo de la habitación para buscar un bonito espejo que compró especialmente para la peliazul. –Estoy segura que Hinata no quiere estar cerca de Gaara. Ella lo hace por obligación, pero no siente nada por mi hermano. ¿En serio crees que se querrá meter en su cama?
~ X ~
El tiempo se le había hecho eterno, ya apenas veía por donde pisaba, todo estaba muy oscuro, y, al aproximarse a la aldea de la Arena, pudo notar enseguida sus famosas y constantes tormentas. Alzó la mirada al notar varias luces en las fronteras de Suna, protegidas por grandes rocas y acantilados.
-Ya hemos llegado, Hinata-san. –Le informó uno de los Ninjas de Konoha encargado de acompañarla durante todo el viaje.
Hinata asintió, cubriéndose la cara con las manos por las molestas tormentas. No muy lejos de ahí pudo ver a dos Kunoichis de Suna.
-¡Buenas noches, Hinata-san! –Exclamó una de las Kunoichis, haciendo una reverencia. Hinata se sorprendió. No estaba acostumbrada a que la traten con tanta educación. –Soy Maki. Me encargaré de llevarla a la casa de Kazekage-sama.
-Yo soy Yukata. –Se presentó la otra Kunoichi que, al igual que Maki, hizo una reverencia. –Soy la asistente de Kazekage-sama.
-Encantada. Maki, Yukata. –Respondió Hinata con una sonrisa, devolviéndoles el gesto, cosa que sorprendió mucho a las Kunoichis. No se esperaban para nada a una chica tan bonita y educada.
Las chicas se mostraron muy amables durante todo el camino, familiarizándola un poco con la aldea. Le enseñaron lugares como el hospital de Suna, la bodega de marionetas y la academia Ninja entre otras cosas. A Hinata todo le parecía muy triste y apagado. Estaba acostumbrado al agradable ambiente de Konoha, que nada tenía que ver con éste.
-Ya hemos llegado, Hinata-san. –Le dijo Yukata, indicándole una gran casa que parecía tener unas tres plantas. –Este es su hogar.
-¡Parece enorme! –Exclamó Hinata.
-Lo es. –La corrigió, mientras daba varios golpes a la puerta para anunciar su llegada. –En la primera planta se encuentra el salón, la cocina y el estudio entre otras cosas. En la segunda planta se encuentran las habitaciones. Y en la tercera, el despacho del Kazekage y un taller de marionetas que usa Kankurö-san.
-Buenas noches, Hinata. –Dijo la persona que les abrió la puerta. –Maki, Yukata. Podéis retiraros.
Hinata recordaba perfectamente a la Kunoichi. Su mente viajó de nuevo al pasado, en los exámenes Chünin. Recordó de que manera tan bruta venció a Tenten, sin siquiera mover un dedo. Siempre le pareció una mujer muy seria, reservada, y de mucho cuidado.
-Gracias, Temari-san.
Dicho eso, ambas Kunoichis desaparecieron, dejando a Hinata acompañada por Temari y los dos Shinobis que la escoltaron durante el camino. Maki y Yukata habían conseguido que la peliazul olvide por un momento todos sus temores, pero ahora, al encontrarse en la casa de su futuro esposo, se acordó de todo lo que le espera.
-Pasa. –La invitó Temari, haciéndose a un lado.
Dentro de la casa, por fin, pudo sentirse a gusto. El clima que hacía fuera no era para nada de su agrado.
-¡Buenas noches, Hinata! ¿Has tenido buen viaje?
A la Hyüga le costó reconocer al dueño de aquella voz, puesto que sin maquillaje se veía muy distinto. Pero con un poco de esfuerzo se acordó del hermano mayor de Gaara. Aquel que, al igual que sus hermanos, hizo su terrible apariencia en los exámenes Chünin venciendo a Misumi Tsurugi, un Shinobi de Otogakure.
-S-Sí, gracias, Kankurö-san. –Contestó la Hyüga nerviosa pero, sin embargo, con una tímida sonrisa en sus labios.
-¿Tienes hambre?
-No, gracias.
-Gaara está duchándose. Enseguida bajará. –Le informó Temari al notar su nerviosismo. –Si quieres puedo enseñarte tu cuarto.
-Sí, por favor. –Le pidió Hinata, poniéndose aún más nerviosa. "¿Tendré que dormir con Gaara-sama?" Pensaba una y otra vez.
-Está bien. Kankurö, lleva a los Shinobis de Konoha a las habitaciones del hotel. –Le ordenó su hermana, dándole un papel en el que le indicaba el número de habitación de cada uno. –Después sube las maletas de Hinata.
Temari subió las escaleras, seguida por Hinata. A pesar del triste y amargado ambiente que transmite la casa por fuera, por dentro era muy acogedora. Muy bien decorada y limpia.
Después de recorrer varias puertas cerradas, Temari se paró en una aparentemente igual a todas. Pero al abrirla, Hinata pudo ver una hermosa habitación. Un amplio armario, un retocador cómodo y una enorme cama de tamaño matrimonial. Hinata aún estaba con la duda de si tendría que compartirla con su futuro esposo, pero le sorprendía el hecho de que los armarios estaban casi vacíos. Fuera del armario, sólo le llamaba la atención un enorme espejo, una gran ventana con vistas a la academia Ninja, y una puerta aparte que conducía al baño.
-T-Temari-san.-Pronunció tímidamente Hinata, comenzando a chocar sus dedos como de costumbre. -¿Yo t-tendré que compartir habitación c-con Gaara-sama?
-No, tranquila. –Le respondió Temari de inmediato. Ya se esperaba esa pregunta, por lo tanto no le sorprendió para nada. -Dentro del armario te he dejado el traje típico de las Kunoichis de Suna, por si quieres utilizarlo. También un par de toallas y pijamas. Si necesitas algo más, pídemelo.
-De acuerdo. –Suspiró aliviada. –Muchas gracias, Temari-san.
-Será mejor que bajemos. –Contestó la rubia, dirigiéndose a la salida del cuarto. –Gaara debe estar en la sala ya.
Hinata tragó saliva nerviosa, siguiendo a Temari. Llevaba muchos años sin ver a aquel siniestro pelirrojo que tiempo atrás le hizo temblar de miedo. ¡Y deseaba no tener la necesidad de verle! Estaba enterada que, meses después de la invasión a Konoha, después de que la aldea de la Arena y la aldea de la Hoja quedaran en términos amistosos, fueron ellos los refuerzos que salvaron la vida de Rock Lee, Shikamaru Nara y Kiba Inuzuka. Estaba muy agradecida con ellos por salvarles la vida a sus compañeros, no cabía duda en que admiraba mucho el poder de los tres hermanos. Pero, a pesar de eso, aún no olvidaba el primer encuentro.
-¡Temari, no encuentro los papeles que traje esta tarde! –Exclamó un pelirrojo desesperado al escuchar los pasos de su hermana, sin darse cuenta que iba acompañada. -¡Los dejé en la mesa!
-Gaara, llegó Hinata. –Le informó, sin hacer caso a sus problemas.
Ambos se miraron. La expresión de Gaara mostraba una total indiferencia. Mientras que Hinata no podía evitar temblar al ver otra vez aquellos ojos que en el pasado expresaban solamente odio. Se sentía incómoda, triste, nerviosa… Sólo quería desaparecer de ahí.
-B-Buenas noches, G-Gaara-sama. –Dijo en un susurro después de varios segundos en silencio. A pesar de todo, debía mostrarse amable con el Quinto Kazekage.
-Buenas noches. –Le contestó indiferente, dándose la vuelta para seguir buscando sus papeles.
-Prepararé un poco de té. –Exclamó finalmente Temari, tras otros varios segundos de incómodo silencio.
-G-Gracias Temari, pero estoy un poco c-cansada del viaje. –Mintió la peliazul, tartamudeando. Lo único que quería era estar lo más lejos posible de Sabaku No Gaara. –Quisiera d-descansar.
-Está bien, pero Kankurö todavía no ha llegado –Contestó Temari, observando las maletas de Hinata que aún seguían en el salón. –Gaara, lleva las maletas de Hinata a su habitación.
-Pero…
-¡Yo buscaré tus papeles! ¡Ve! –Le ordenó.
Gaara suspiró y fue a coger las dos pesadas maletas.
POV GAARA.
No suelo hacer caso a las órdenes de mi hermana pero, ya que Kankurö no estaba, no me quedó de otra que obedecerla. Tampoco deseaba mostrarme tan descortés frente a la recién llegada.
Podía sentir el miedo que sentía Hinata, ¡ni siquiera trataba de disimularlo! Me mira con los mismos ojos que me miraba toda mi aldea antes.
Ella aún me recuerda como aquel monstruo que fui años atrás. Quisiera consolarla y decirle que no pienso hacerle nada, pero siento que cuanto más lejos esté de ella, mejor nos sentiremos los dos. Al parecer, ni ella tiene ganas de conocerme, ni yo siento curiosidad por ella. Ni por ella ni por nadie.
Me limité a abrir la puerta y dejar las maletas cerca de la cama. No sin antes observar lo hermosa que dejó la habitación mi hermana.
-Mañana a las siete tienes que estar despierta. –Le informé, pues en mi casa siempre desayunamos a esa hora. Intenté no sonar muy brusco, pero al parecer tan sólo mi voz era capaz de ponerla nerviosa.
Observé como asintió, sin siquiera mirarme. Me di media vuelta y abandoné su cuarto.
Aunque ya no sea la misma persona aterradora que fui antes, aún no aprendo a amar, comprender, dar cariño… No entiendo de emociones ni de sentimientos. No puedo entender como se siente ella, por lo tanto no la puedo ayudar.
POV HINATA.
Llevaba deseando este momento desde que llegué. Al fin sola. Me acosté en mi nueva cama y dejé caer todas esas lágrimas que llevaba aguantando tantas horas. En mi vida me he sentido más miserable, débil, inútil… ¡Quisiera desaparecer en este instante, volver a mi vida de antes! O si no es posible, dormirme y no despertar jamás. Mi sueño siempre fue ser como Naruto-kun, ¡y basta con mirarme para ver lo débil que soy! Siempre me animaba, me protegía, me salvaba la vida… ¡Y yo ni siquiera fui capaz de confesarle mi amor! Me siento tan miserable por no poder hacer nada para estar con él…
Di varias vueltas en mi cama, limpiando mis lágrimas y enfocándome en mi presente: Sabaku No Gaara. Tan sólo con escuchar su voz todo mi cuerpo tiembla. Aún recuerdo con claridad como terminó con la vida de tres Ninjas con tal solo pronunciar Sabaku Kyü.
Si él quisiera, podría terminar conmigo en un segundo. ¿Y si le estorbo? ¿Y si no quiere casarse conmigo y por eso decide matarme? Es el Kazekage, no le pasaría nada.
Aunque pensándolo bien, prefiero que me mate. Prefiero morir antes que tener una vida junto a él.
¡Ahí está! Por cierto, en este fic Gaara aún tiene el Shukaku en él.
Por si no recuedan algún persona de los que nombré, os hago acuerdo:
Daimaru: El Shinobi del Ejército de Revividos que se le declaró a Temari, en esta historia está vivo.
Maki: Kunoichi de Suna, aprendiz de Pakura.
Yukata: Kunoichi de Suna, compañera de Matsuri.
¡Graacias por leer! (:
