CAPÍTULO UNO - BELLADONA
Hola mis amigos … soy Eco o Minerva0924 ….
Ahora les traigo un nuevo fanfic llamado VENENO … espero que les agrade y vamos a ver si resulta igual de exitoso a SÁDICO Y PERVERSO … no se afanen ya tengo en remojo el próximo capítulo.
Belladona
Ingerido. Causa espasmos, pérdida de consciencia temporal, alucinaciones, y en grandes dosis, la muerte. Es amargo. Ingredientes: Baya de Belladona (común/ilegal)
Me llamo Sakura…………….
Soy Sakura de la aldea de las hojas….
Y ahora, justo en este momento, sola, estoy tan adolorida que cualquier acto para apaciguar el dolor estaría muy bien recibido ………
Estoy muriendo encerrada en el oscuro calabozo mientras lloro la posible muerte de mi primo Naruto. ……
Me duele. …………..
Me duele mucho mi costado derecho, bajo mis manos para verificar la procedencia del dolor y justo allí, en medio de dos costillas, una lanza se incrustó cuando me atravesé para evitar que llegara a Naruto, que estaba muy herido por defendernos a sangre y espada.
Creo que ya no importa si les digo que estoy enamorada de él y, creo, él de mí……….
Lo amo desde que tengo uso de razón …………..y, creo, él a mi.
Si no lo hubiese hecho ahora estaría muerto, por eso no me arrepiento pase lo que me pase.
Aún recuerdo sus ojos cuando me vio caer con el rostro seguramente lleno de dolor y la impotencia al no poder moverse por estar sometido por varios soldados.
Mi primo era fuerte, no, es muy fuerte y no se dejaría dominar por unos malditos guerreros, pero creo que se le rompieron en mil pedazos las fuerzas al verme caer casi sin sentido.
Toda su valentía surgía para evitar que los malditos soldados de nuestro venerable Rey y Príncipes asesinaran a nuestros hombres y violaran a nuestras mujeres….. entre ellas yo…..
La violación es un castigo que marca a nuestras mujeres, por lo general, aparte de ser maltratadas por un desgraciado al que no le importan los sentimientos y mucho menos la integridad física de la agredida, son alejadas y es muy raro el caso en que un hombre las acepte como la madre de sus hijos.
Cuando tenía ocho años a mi amiga Ino, unos años mayor que yo, la violó el hombre malo del ejército y aunque no entendiera el enorme dolor que sentía, me solidarizaba con ella y le cuidaba.
Por eso, yo no sería una mujer frente al mundo y antes que un hombre pusiera una mano sobre mi cuerpo sin que yo lo aprobase, me quitaría la vida con una de mis armas.
Afortunadamente Ino encontró a SAI y se casó con él.
Ahora tienen un niño de tres años que es igual a él….
Gracias a Dios salió niño ……
Las mujeres sufrimos mucho …. Quizás debí nacer en otro tiempo … entre otras gentes …..
No es cierto, conocer a Naruto es una gran bendición, compartir un segundo con él …. Vale más que mil años de vida …… eso es cierto.
Bueno, a los 18 sería difícil que reconocieran en mí a una mujer, ya que hace tres años cuando ingresé a las filas de nuestros guerreros vestía como hombre y me comportaba como uno.
Inclusive cuando eso implicó cortar mis cabellos hasta los hombros.
Imitaba a los mismos guerreros que nos atacaban, aprendí sus modales y las actitudes propias de un maldito desalmado y por supuesto las de un hombre.
Me enfermaba de todas formas tener que ocultar las formas que Dios me dio, porque gracias a unas leyes injustas, la virtud de cualquier doncella peligraba por los deseos pecaminosos de cuanto guerrero al servicio del rey Itachi y de sus jóvenes hermanos Sasuke e Hinata se le generaban.
Por eso podría decirse que mi honra estuvo protegida …… nunca reconocieron en mi a una frágil mujer a quien dañar.
Por más que pasaron cerca de mí en tantas ocasiones.
Mis actos y el defender a Naruto los despistaron hoy al punto de sacarlos de sus casillas…….
Al punto de querer traerme para ajusticiarme frente a sus amados Rey y Príncipes.
Bueno eso creyeron todos menos el General.
Era yo, el guerrero más estúpido según ellos por atreverme a enfrentar a su amado General Sasori ….
Un hombre con los cabellos color fuego, que en ocasiones parecía dejar brotar por ojos veneno, el mismo veneno que aplicaba en cada una de sus armas para asegurar que las víctimas de sus ataques se convirtieran en bajas en una forma definitiva.
Una pequeña luz aparecía atravesando el calabozo de izquierda a derecha y llegaba justo a mis pies, acariciando como un suave toque mis desnudos dedos, no tuve tiempo de calzarlos al notar lo mal que se encontraban las cosas.
Cuando ellos llegaron, estaba tomando un baño en el río justo tras mi aldea, obviamente custodiada por mi valiente primo, que me cuidaba como a un tesoro ya que me parecía demasiado a mamá y él amaba a mi madre más que mi tío quien pasaba las horas con le jefa de nuestra gente, Tsunade.
- ¡Sakura! - gritó contrariado - ocúltate bajo el agua y pase lo que pase, por favor, por favor, no salgas - se acercó un poco hasta mí y al verme desnuda acurrucada en el agua, retrocedió apenado y salió corriendo para auxiliar a sus amigos - no dejaré que te toquen - y se volteó otro poco - Sakura, yo te quiero mucho - y al fin salió corriendo.
- Y yo a ti - le dije susurrando mientras me hundía cerca a una cascadas que se alejaban de los caminos y los peligros.
Pero en ese momento en que me adentraba a una pequeña cueva bajo la cascada, una presión en pecho me hizo salir dando saltos en forma sigilosa, desnuda corrí hasta la ropa que había traído, una extra que le sacaba de vez en cuando a mi primo y me vestí con cuidado.
Atendiendo a los consejos de defensa dichos por él, me arrastré por el piso y me unté de barro al punto de parecer un animalito sucio y asustado.
Algo despreciable para ellos, un mendigo, nada, una persona tan baja que tenía la suerte de ser ignorada por ellos.
No parecer una bonita mujer, tal como el me decía.
Corrí oculta tras las hierbas hasta el frente de nuestra pequeña cabaña, pero las intenciones de pasar deparcibida pasaron cuando ese enorme General apuntaba al pecho de Naruto con su enorme lanza.
Sabía los rumores, la lanza del General rojo estaba marcada con la muerte y no dejaría a mi primo morir el día de hoy.
La misma muerte guiaba cada una de sus intenciones…….
Nadie que hubiese sido atacada por ella sobrevivía.
Pero igual, ahora estoy en este castillo tan maldito como su dueño: Nuestros venerable señores, nuestros venerables verdugos.
Mi aldea fue destruida sin compasión por un hombre tan malvado como desconocido, porque jamás se despoja de una enorme armadura negra que guarda el más preciado de sus secretos: Su Identidad.
Nadie conoce el rostro de los príncipes, nadie conoce el rostro de la princesa ….
Manos el del Rey …….
Hay infiltrados en las cercanías del castillo, si alguno descubriera la identidad, los asesinarían ….
Su pueblo les teme …..
Su pueblo les odia ……
Su pueblo ……………está muerto ……………………….
O por lo menos está muriendo como yo ahora…………………….
Al General no le conocíamos sino el color de sus cabellos.
A nuestros príncipes no les conocíamos sino por descripciones, el color de sus cabellos negros como la noche y su color de piel tan blanca como la nieve.
Eso lo dijo una mujer que era sirvienta del castillo….
Cuando fue revelado que ella había descrito a los señores, fue asesinada por el General Rojo ………………………….
Nada más, la imagen de la autoridad en nuestras tierras eran los soldados.
La máxima autoridad, el General Rojo ……………….
Defiendo lo que quiero, porque mi vida no vale nada si los seres que amo están sufriendo.
Por eso di mi vida a cambio de la de mi primo, golpeado y casi ajusticiado, dado por muerto fue dejado allí.
Pero yo sé que él está vivo … me lo dice mi corazón ………………..
Pero yo, gracias a que dañé el golpe perfecto que tenía prevista su muerte fui recogida para ser castigada.
En el momento en que mi cuerpo recibió el golpe, un hilo de sangre bajaba lentamente hasta mi cintura, bajé mis manos por instinto y subí la camisa.
Mala decisión.
Descubrí la delgada cintura y parte de mi abdomen.
El General Rojo bajó de su caballo y lentamente, tal como el viento recorría mi rostro se acercó a mí, me tomó de la espalda para enterrar por completo su lanza y al verificar la estructura superficial de mi cuerpo, así como al ver los rasgos de mi rostro la sacó sin cuidado haciéndome gritar de dolor.
Un grito femenino fue evidente………………
. Maldita mujer - me dije - soy una maldita mujer.
Él se dio cuenta, se detuvo en un momento, sonrió casi sin expresión en el rostro y cuando me miró más cerca y verificó mis rasgos femeninos susurró una suave canción que tenía una gran fama entre las niñas tristes de las aldeas cercanas.
Ellas eran llamadas las niñas tristes porque eran salvajemente abusadas y sometidas a las aberraciones de un ser malvado.
Un hombre malo ……………….
Cerré los ojos cuando un dolor recorrió nuevamente mi cuerpo, lo sentí partirse en dos.
- Sakura - se dejó descubrir Naruto - te lo dije - terminó casi en un susurro al recibir un golpe en el estómago.
Susurró la canción del hombre de cabellos del demonio, la canción que escuchaban al hombre malo antes de ser violadas sin piedad justo en el lugar en que él las encontraba.
Arranco sin cuidado el pequeño sombrero que ocultaba mis cabellos y estos fueron desparramados frente a su rostro, olió con esmero cada una de las esencias que salieron de mi cuerpo.
Olía el miedo que emanaba mi alma y sin cuidado pasó una de sus manos para tocar mis pechos que eran ahora evidentes ante sus ojos.
- Ahhh - dije al sentir pasar su mano sobre la herida, ,untó su mano de sangre y la pasó por su boca.
- Belladona - dijo con risa sádica - es mi nueva belladona - y me golpeó dejándome adolorida pero no inconsciente.
Él era el hombre malo, me cargó sobre un caballo, como un animal, me alejaron de casa con pena más que gloria, con dolor en mi cuerpo y totalmente envenenada.
- Mi señor - dijo un hombre que cabalgaba junto a mi verdugo - el Rey Itachi se sentirá satisfecho con ese regalo, nunca había visto una mujer tan bien proporcionada y tan deseable por estas tierras.
Deseable me dijo, como si se tratara de una comida o de una cosa.
Yo no era deseable, soy una mujer, soy bonita o bella, o linda, o cómo quieran decirme, pero nunca deseable, no soy un bocado o una torta, menos un postre, no soy algo que se coma.
Pero el General me miraba con mucha hambre.
Tuve que cerrar los ojos para no verle la mirada libidinosa que se atravesaba en su rostro como asquerosas dagas en mis pechos y en mis piernas.
Maldito, me dijo deseable, ya sabía que si tenía suerte llegaría a salvo al castillo sin ser ultrajada, pero allí estaría completamente en sus manos.
El General paró su caballo y miró con rabia al soldado.
- Este no es un presente para el Rey, ni para el Príncipe, esta mujer me pertenece como trofeo y tiene un solo objetivo su vida ahora, no le voy a ceder ese derecho a ninguno de nuestros señores, ya suficientes mujeres les he llevado como regalos y todas ellas terminan quitándose la vida luego de una noche con alguno de los señores, ¿a veces me pregunto que les harán? - y sonriendo - si hablas considérate muerto.
- Lo siento señor - dijo el soldado advirtiendo a sus compañeros que nadie podría denunciar la presencia de la mujer que cargaba el General Rojo en su caballo.
Es decir, yo.
Lloré un poco ahora luego de recordar lo que había acontecido, sentía el veneno subir por mi cuerpo, una marca morada recorría como dueña la superficie de mi piel y un dolor terrible me inundaba al alma.
Descubrí parte de mi cuerpo y unas ganas enormes de vomitar me invadieron, pero no podía hacerlo.
No había desayunado para cuando los soldados llegaron a la aldea.
Apenas si me comí unas frutas silvestres que habían en los alrededores.
-. No importa si muero, Naruto es más valioso para nuestra gente, en cambio a duras penas serviría para ayudarlos en cosas simples. No soy dura conmigo, soy fuerte, se defenderme y puedo con algunos soldados , pero seamos sinceros, los hombres tienen más fuerza bruta y él, es bueno, quiere a la gente y ellos lo quieren.
A mi no me quieren mucho, nací en otras tierras y luego mi familia se mudó a la aldea de las hojas.
La temperatura del calabozo aumentaba a medida que transcurría el día, si mis sentidos aún funcionaban debían ser las 12 y mi estómago reclamaba algo de comida, pero esa molestia era mínima si le comparaba con el terrible dolor que me atormentaba.
Retiré la camisa superior y dejé tan solo la pequeña camisilla, acomodé la prenda como una almohadilla para reposar un momento y cerré los ojos esperando morir.
Morir de una buena vez.
La muerte puede ser una caricia dulce cuando la opción es el veneno que me quema y me asesina poco a poco.
Unos pequeños pasos se acercan hasta donde estoy, tengo miedo, pero no tanto ya que estoy muy enferma y la verdad me tranquiliza la muerte antes de verme abusada física o sexualmente por esos desgraciados.
Un rechinido fastidioso para mis oídos atormentaba mi letargo y cuando débilmente abrí los ojos, reconocí las botas de ese hombre, las botas del General Rojo.
Me levanté tan rápido como me dieron las fuerzas, algo resaltable dadas las condiciones físicas en las que me encontraba y allí justo frente a mí por primera vez para alguna persona de las aldeas conocí el rostro de ese malvado.
- Como un animalito - susurró mientras se acercaba lentamente a mí - pareces un animalito asustado igual que todas las belladonas. Todas tan dulces, tan inocentes y luego terminan sometidas ante la fuerza de un hombre.
Cerré los ojos al sentir nuevamente el dolor del veneno y tuve que agacharme, como si apretando la herida pudiese sanar.
- Yo no - dijo suavemente - no soy una bell ..- pero no pude terminar, en verdad no sabía a qué se refería.
Era una mujer y además era pobre, las personas que tenían mi condición no podían acceder a la educación y prácticamente no podían aspirar a algo más que ser la esposa y madre de nuestros hombres.
Las mujeres eran un simple objeto para los hombres poderosos, las sometían ultrajándolas cuando querían, cobrando el derecho de pernada por parte de los feudales o tomándolas como esclavas en los castillos de los señores.
Se burló de mí y se acercaba lentamente hasta mi posición y yo, yo no podía defenderme.
Me tomó de los brazos y sin cuidado me arrojó al piso, inmediatamente también arrojó su elegante abrigo y por primera vez le vi bien justo al rostro.
Era joven, muy joven para ser tan malvado, en muchas ocasiones lo había imaginado viejo y con barba, pero él tenía el rostro que bien podría engañar al más desconfiado.
Rasgó la camisa y dejó al descubierto mi desnudez, avergonzada traté de cubrirme, pero sujetó mis manos al piso.
Por primera vez empecé a llorar, pero mi llanto fue acallado por una de sus manos.
- Se buena - dijo molesto - esta noche llegan los señores de viaje y no quiero que te encuentren, pero para que me colabores te voy a decir algo: Cuando los señores ven a una hermosa mujer como tu, la someten a cosas muy malas y ellas prefieren morir antes de volver a pasar una noche con ellos.
- No - dije quedamente - la verdad no creo ni siquiera estar viva para cuando lleguen - y sonriendo con frustración - además que puede ser peor que estar desnuda con alguien como tú manoseando mi cuerpo.
- Yo no te estoy manoseando - dijo casi atacado de risa - yo - y con morbo y sin cuidado pasó las manos por mi seno derecho - busco la herida que tienes en tu costado - bajó quedamente hasta que llegó al punto centro del dolor - vengo a curarte. No puedo utilizarte como deseo si estas muerta - y subió su rostro hasta quedar frente al mío, colocó estrepitosamente sus labios sobre los míos y pasó su lengua con cuidado - si que eres una belladona - luego, sentí como una punzada , algo filoso era incrustada en la herida y el dolor fue tal que no sentí absolutamente nada más.
Cerré los ojos y el negro era constante en mi cerebro.
Desperté y el frió me recorrió cada uno de los rincones de la piel, estaba completamente desnuda.
Asustada revisé mi cuerpo, pero afortunadamente no había señales de abuso, ese hombre no me había violado.
Por lo menos no por ahora.
Lo que si habían era muchos golpes y morados frutos de la confrontación con los soldados hace varios días, habían querido robar nuestras cosechas, pero logramos hacerlos marchar sin nada, era posible que debido a eso nos atacaran y quemaran cada una de nuestras cabañas.
Me levanté y caminé hasta la ventana del calabozo, estaba ubicado en la primera planta, por lo que pude ver el alboroto, que estaba sucediendo afuera, los señores habían llegado antes de tiempo.
El Rey y los Príncipes habían llegado.
Ellos parecían dioses, con sus ropas elegantes y tan llenas de adornos que me sentí aún más desnuda.
El rey Itachi, no era un anciano, era un hombre joven con el cabello negro tal como decían los cuentos, atrás venía tomando su mano una joven de mi edad con los cabellos hasta las caderas, pero con la mirada orgullosa y prepotente.
Justo tras ellos, venía un hombre más joven que el rey, pero al contrario que ellos dos a quienes podría ver sin temor, él me dio miedo, tenía la mirada cruel y la sonrisa llena de pecados, eso lo se porque el General la tiene igual.
Caminaba sólo apartado de sus hermanos y en un instante creo notó mi presencia porque se detuvo para mirar justo a los calabozos, me agaché de inmediato y me acurruqué en el piso para no sentir más frío.
Ver o no ver a los señores no implicaba nada, igual estaba bajo el poder del General Rojo.
Aún tratando de llamar su atención, qué podría significar eso, seguramente con ellos, tal como lo decía me iría mucho peor.
Seguramente quitarme la ropa tenía otro fin, pero fue interrumpido por la sorpresiva llegada de los señores.
Estoy encerrada y tengo miedo, soy la prisionera del General Rojo en el Castillo de los señores del reino.
Ya no estoy muriendo….
Pero creo que lo prefiero, ver a todos esos seres humanos tras sus ropas y máscaras es peor que las fieras del bosque.
Bajo la piedra está mi daga, la oculté …
Si alguien trata de hacer algo me defenderé……….
Si lo hace ………. Me quitaré la vida …………………………….
Soy una mujer orgullosa …… soy Sakura de la aldea de las hojas …………..
