Disclaimer: El Universo de Star Wars y sus personajes no me pertenecen, simplemente los utilizo con fines de entretenimiento.

N/A: Se me acaba de ocurrir ahorita, no podía dejarla pasar. Estaba recordando varios fics que leí dónde Padmé y Obi-Wan anhelan estar juntos pero Anakin está de intermedio sin saber nada, pues aquí si lo sabrá. Así que espero que les guste.


El tiempo no coincidía para nada en absoluto.

Si él estaba haciendo bien las cuentas sus hijos tendrían que nacer hasta dentro de dos meses, un embarazo se podía adelantar y con ellos tener bebés prematuros pero los niños que estaban acostados en los cuneros para nada lo eran.

Estaban perfectamente sanos, de desarrollo completo. Algo ahí no estaba encajando, no despegó su mirada de los gemelos que estaban dormidos, acostados frente a frente como si se sintieran.

Tenía que hablar con Padmé pedirle una explicación. ¿Acaso lo había engañado con alguien? No lo creía, ella había profanado su amor por él antes de salir en aquella arena y finalmente morir ejecutados pero hubo un cambio de planes y sobrevivieron.

Regresó a la habitación en dónde ella estaba, mirando a la nada, triste, en cuánto lo vio su expresión cambio y le sonrió, pero no dijo nada. Y él sólo la miro. Quiso hablar, decir algo pero las palabras no salieron de su boca y regresó al cuarto de los gemelos.


Los ojos de los bebés eran azules, pero no similares a los de él. No, conocía ese tono era igual al del hombre que lo entrenó durante más de diez años, mirando fijamente a Luke se dio cuenta del iris gris que corría por sus ojos. La furia comenzó a correr por sus venas al darse cuenta de la verdad.

Padmé estaba sentada en el sofá, Anakin caminaba como bestia furioso a su alrededor. Sabía la verdad, conocía el engaño. Él no dejaba de proferir groserías, le gritaba pidiendo explicaciones, ella no pudo hacer nada más que encogerse en su lugar, sintiendo miedo por ese hombre al que llamaba esposo.

La puerta se abrió y el hombre que odiaba en esos momentos entró con un ramo de flores y dos cajas pequeñas que sin duda iban para los gemelos. El hombre era sínico, según pensó Anakin. Obi-Wan miro la escena y antes de que pudiera decir algo, Anakin se abalanzó contra él, Padmé gritando a sus espaldas.

Disfruto de cada golpe que le dio a su maestro, su amigo, sintió rabia cuando él se defendió, debería ser en ese momento el fin de todos, había cometido un error al permitir el asesinato de Palpatine, él era en verdad la única persona en quién podía confiar. No esos dos traidores, usando la fuerza del lado oscuro Anakin tiró con sus fuerzas a Padmé, dejándola inconsciente. Se levantó pero le impidió el paso a Obi-Wan de acercarse.

—Ella es mía. Ellos son míos, acércate a ellos y no dudare en matarlos.

Él siempre elegiría a todos los demás por su vida, conocía a su amigo. Obi-Wan lanzo una última mirada a la mujer que yacía inconsciente y salió del departamento senatorial. Sin decir una palabra. Obi-Wan había sentido el lado oscuro de Skywalker.

Padmé era una senadora fuerte en esos momentos, la República se estaba restaurando poco a poco. La elección de un nuevo Canciller se llevaría pronto acabo y ella tenía que estar presente, no podía faltar a ninguna junta. Y si lo hacía, irían a buscarla para saber que es lo que le ha ocurrido.

—Terminada la junta te regresas de inmediato, querida. Los gemelos y yo no queremos esperarte mucho tiempo —le dijo, inclinado sobre la puerta.

—Anakin...

—No me interesa —levantó una mano, callándola—. Y si me enteró que te ves con Obi-Wan, Luke será el primero.

Por supuesto que se verían, no porque lo quisieran, sino porque los Jedis seguían presentando las pruebas de las mentiras de Palpatine, que el temor y la desconfianza que fue dicho desapareciera, los Jedis sólo querían la paz en la Galaxia. Y que la confianza fuera restaurada.

Gritó a Dormé cuando el llanto de uno de los gemelos se escucho por el apartamento, la doncella rápidamente se acercó a ellos para calmarlos. Anakin los odiaba, los detestaba, no los soportaba, no eran sus hijos, no lo eran, contuvo un sollozo, no se vería débil ante nadie. Era el elegido después de todo.

Obi-Wan no tendría a su esposa, ni a esos niños. Los dos cometieron un acto de traición, la misma que él cometió cuando se caso con ella hace años. ¿Qué razón los había impulsado a engañarlo?

Su maestro jamás habría hecho. ¿Era posible que Obi-Wan y Padmé siempre se habían amado? ¿Y porqué ella se había casado con él? No tenía sentido alguno y no le interesaba. No quitaba el hecho de que era su esposa.


Padmé no lo miró cuando llegó, él sí. Ella entró al cuarto de los gemelos y se encerró. No salió en todo el día, Dormé salió y entro a su habitación sacando ropa de dormir para su esposa.

Dormé era una chica hermosa, demasiado parecida a su esposa. Tal vez debería pagarle con la misma moneda a Padmé.

Los gemelos no conocían otro lugar que la habitación de la residencia del Senado. Padmé no los sacaba, ella obedece como a una esposa fiel.

Él tampoco ha salido de esa residencia, ha interceptado todo los mensajes de Padmé pero ninguno es de Obi-Wan. Él tampoco se ha acercado a ellos.

—A él no le interesas —le dijo cuando entró silenciosamente al cuarto—. Habría venido hace mucho tiempo, luchando. Simplemente fuiste alguien de una sola noche. ¿Porqué él?

—Me di cuenta de mi error al casarme contigo, decirte que te amaba —la furia corrió por sus venas por las palabras dichas fue un golpe que él no esperaba—. Siempre fue él, como dato adicional Anakin, él me dejo ir porqué él es un Jedi en toda la regla. Yo estaba despechada, las mujeres hacemos cosas incorrectas estando en ese estado —Padmé sonrió—. Cada vez que te ibas, Anakin, cada noche que no estabas en casa él estaba aquí conmigo. ¿Quieres escuchar más?

Ella había sobrepasado el límite de paciencia del elegido, Anakin se acercó a ella con paso decidido y ella tratando de no mostrar que le asustaba no se movió. El movimiento fue inesperado cuando Anakin le arrebato de sus brazos a Leia, Padmé le gritó, la vio llorar pero la ignoro, salió de la habitación, cerrándola por fuera.


No podía creer de sus pensamientos suicidas al imaginarse a lanzar a Leia por el gran balcón. Así haría sufrir a la mujer que le había hecho tanto daño. No quería dejarla, no quería perderla, darle la libertad que ella quería sería para reunirse con Obi-Wan.

Siempre regresaba a Obi-Wan.

Aunque él era el elegido siempre estaba detrás de ese caballero que se había ganado tanto respeto. ¿Qué pensarían los del Consejo al ver a su perfecto Caballero ver que se ha convertido en padre?

Simplemente estaba sorprendido, nadie en el Consejo se había acercado a ellos.

¿Qué estarían planeando? ¿Lo atacarían por la espalda? Se sumergió en la fuerza esperando encontrar algo que le advirtiese que se encontraba en peligro. Nada.

Encontró a Padmé en el suelo, sus hermosos ojos marrones brillaban de tristeza, sus mejillas estaba rojas de tanto llorar, sin decir palabra le entregó a Leia y salió.

Todos esos años pensó en ella, en ser una familia. Y ahora que lo tenía todo eso, simplemente eran una pareja disfuncional, desde antes del embarazo algo cambio, ella ya no estaba tan entusiasmada con él, fingió reírse en más de una ocasión de sus chistes y cuando la tocaba ella no le correspondía como esperaba. Siempre estaba cansada.

Él lo sabía.

Él sabía que de no ser por la guerra su matrimonio se habría disuelto rápidamente.