I
Me despertó la vibración del teléfono y, todavía demasiado dormida, descolgué sin tan siquiera molestarme en echar un vistazo a la pantalla.
'Rizzoli'
'Janie, ¿estabas durmiendo?'
Lancé un suspiro y me froté los ojos, arrepentida por no haber consultado quien me llamaba antes de responder puesto que sino bien sabe Dios que habría silenciado el maldito teléfono y habría seguido durmiendo como si nada hubiera pasado.
'¿A ti qué te parece, Ma?' le pregunté mientras echaba un vistazo al reloj despertador que tenía sobre la mesilla de noche. Tan pronto como vi la hora, brinqué fuera de la cama. 'Mierda. Llego tarde. Hablamos después'
Sin preámbulos corté la llamada y arrojé el teléfono encima de la almohada, volteando a toda velocidad hacia el baño para darme una ducha rápida y—.
Me detuve en seco junto a la puerta, frunciendo el ceño después de que una sensación extraña me provocase un retortijón en el estómago, advirtiéndome de que algo no estaba bien y no, no tenía nada que ver con el temor a llegar tarde a trabajar, sino con otra cosa.
Algo se me estaba pasando por alto y no tenía idea del qué.
Un tanto desorientada, eché un vistazo a mi alrededor esperando encontrar alguna pista que me dijera qué era lo que parecía habérseme olvidado, hasta que mis ojos volvieron a posarse en el despertador y no pude hacer más que soltar un respingo al ver que era sábado.
No llegaba tarde a trabajar.
De hecho, no llegaba tarde a ninguna parte y bien podría haber dormido hasta las diez, al menos.
Me había levantado de la cama para nada.
No, no.
Un momento.
Angela Rizzoli me había hecho levantarme de la cama para nada, porque de no haberme llamado ella por teléfono, yo no me habría despertado y mucho menos así de confusa.
Lo que me lleva a recordar…
¿Qué diantres podía picarle a mi madre un sábado a las ocho y diez de la mañana?
Antes de poder comenzar a formular hipótesis que no me parecían demasiado alentadoras debido a la hora – aunque tratándose de mi madre quizá no debería de extrañarme tanto –, mi teléfono móvil comenzó a vibrar de nuevo y no pude hacer más que enarcar las cejas hacia él, preguntándome si acaso mi madre tenía poderes psíquicos, o era que de veras se trataba de una emergencia como había llegado a pensar.
'Rizzoli' respondí, más por costumbre que por otra cosa.
'Janie, ¿a dónde llegas tarde? ¿Has hecho planes para hoy y no me dijiste nada?'
Me humedecí los labios y, sin poder evitar sentirme de cierto modo avergonzada por cómo me había alarmado hacía un par de minutos, lancé un suspiro.
'No recordé que era sábado y pensé que llegaba tarde a trabajar, eso es todo' respondí de mala gana, pero sabiendo que lo mejor que podía hacer era decirle la verdad antes de que pensara que le estaba ocultando cosas.
No es tampoco como si fuera asunto suyo si tenía o no planes con alguien, pero prefería que supiera que no, no fuera a ser que empezara con sus interrogatorios avasallantes.
Era muy temprano para uno de esos.
'Eso es porque estas últimas semanas has trabajado demasiado. Necesitas un descanso'
'Y lo dice la que ha decidido llamarme un sábado a las ocho de la mañana' le contesté con sarcasmo y al tiempo que rodaba los ojos.
Un café no me vendría mal.
'La verdad, no me fijé en la hora que era y lo lamento, pero pensé que quizá te gustaría saber que Tommy y Lydia se han pasado por aquí hace un rato para decirme que se irán de fin de semana… Los dos solos'
Lancé un respingo.
'Y te han dejado a TJ' le dije, segura de que ese era el verdadero motivo por el que me había llamado – para presumir de nieto y todas esas cosas – y no para decirme que mi hermano y su… Lo que fuera Lydia para él, aparte de la madre de su hijo, se iban de fin de semana a Dios sabe dónde.
'Más o menos' respondió ella, borrando la sonrisa de mi rostro.
'¿Qué quieres decir?'
'Stanley me ha llamado. Está enfermo y tengo que ir yo a atender la cafetería, así que digamos que, al menos mientras trabajo, TJ no estará conmigo, precisamente'
Enarqué una ceja y sonreí sin poder evitarlo.
'Maura estará que no cabe en sí de gozo'
Mi madre rió.
'Deberías de haberla visto. No me dejó ni terminar de explicarle la situación. Tan pronto como le dije que Stanley me había llamado para cubrir su puesto, me quitó a TJ de los brazos y se lo llevó sin más'
'La imagino perfectamente' contesté, sonriendo de medio lado.
De veras era como si la estuviera viendo, con sus hoyuelos y todo.
'Supuse que también querrías venir tú y por eso te he llamado. Sé que hace tiempo que no lo ves y—'
'Por supuesto' la interrumpí, sincera. 'Dile a Maura que me prepare café para dentro de cuarenta minutos' añadí, enarcando una ceja cuando escuché al otro lado de la línea una puerta abriéndose y la inconfundible voz de Maura explicándole a TJ que tenía que sentarlo en su carrito porque era imprudente preparar el desayuno con un bebé en brazos, al igual que si él fuera a entenderla, y yo no pude más que menear la cabeza.
¿Cómo se las arregla Maura para hacer que algo así suene adorable en lugar de estúpido?
'Maura, cielo, Jane dice que si puedes prepararle café para cuando llegue'
'Pero que se ahorre la descripción porno que suele hacer de cómo funciona su cafetera. No queremos que TJ se trauma—'
'¡Jane!' escuché que Maura gritaba, haciéndome saber que me había oído por el tono de reproche indignado que noté en su voz.
No pude evitar reírme y lo mismo hizo mi madre.
