.ALL BECAUSE OF YOU.
(Basado en la canción de Saliva con el mismo nombre).
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Resumen: Unidos bajo un mismo contrato, el demonio se sintió complacido de poseer a tan semejante rareza, un alma en busca de venganza pero a la vez pura. Así que decidió aprovechar la situación, porque era travieso y perverso. Y entonces, de 6 maneras le corrompió.
Pareja: Ciel/Sebastian. Slash. Shota.
Spoilers: Segunda temporada de Kuroshitsuji.
Advertencias: Algunas malas palabras y expresiones. Lemon explícito.
Disclaimer: Este anime ni los personajes me pertenecen. Son propiedad de Yana Toboso.
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Nota de la autora: Cada One-shot es independiente del hilo de la historia. Ninguno se relaciona en una línea de tiempo o escena.
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*Acto I. Insolencia (Inspirada en: So contagious-Acceptance).
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Una divertida expresión se instaló en el rostro pálido y travieso del mayordomo. Esa fina sonrisa de satisfacción burda adornó su gesto imprimiéndole un toque de malignidad. Demoniaco, casi perverso. Sus irises carmesí cobraron vida propia siguiendo atentos los movimientos del niño frente al modesto y antiguo escrito. Su preciada joya, el objeto de sus deseos más bajos.
Cada acción parecía ensayada y provocadora, digna de la escena más erótica que alguna vez pudo imaginar en sus largos siglos recorridos. Tan atrayentes que casi podían gritar tabú.
Porque la condenada cuchara se deslizaba entre esos cincelados dedos bajando despacio y cuidadosamente, aguardando, torturándolo con odiosa lentitud mientras recogía su botín. Y nuevamente se elevaba perezosa hasta rozar los sonrosados pliegues carnosos. Esos que servían de entrada a la caliente cavidad de donde provenían tan insulsas y absurdas órdenes, pero que ahora permanecía a medio abrir en espera que la lengua juguetona y curiosa finalizara su tarea. Se movía con gracia, experta en su acción, dejando que la suave nata de chocolate se enredara entre cada papila y se derritiera ante su presencia. Para finalmente deslizarse hacia el interior con suavidad a medida que su mandíbula subía y bajaba triturando y destruyendo, ayudados claro está, por el vigoroso y activo miembro carnoso que recorría aquí y allá sus encías, su paladar y sus dientes, degustando.
El suspiro de satisfacción terminaba el acto junto con un gemidito de placer que sólo escucharía de una perra en celo.
De pronto, se le antojó estar en el lugar de aquella torta, devolviendo con fervor el esfuerzo que el imprimía su bochan a semejante proeza, comerle la boca completa sin dejar de danzar con su lengua a medida que probaba y le robaba el aliento. Eso, en definitiva, era una mejor actividad y una más sugerente a la forma como aquel crío parecía tratar a su preciado postre.
El encanto se rompió al ser descubierto por un par de ojos azules que lo miraban de manera extrañada aún sin separar el cubierto de su boca, y mucho menos sin dejar de masticar. Bastaron unos segundos para que el conde se percatara de los sucios pensamientos que rondaban su cabeza porque un visible sonrojo asomó por sus mejillas antes de atorarse en el proceso y dejar caer el cubierto con el pedazo de torta sin terminar.
Su sonrisa se amplió más ante la escena, que fácil era hacer que perdiera la compostura.
Aún seguía siendo un niño.
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