¡Hola! Antes que nada debo explicar algo de este UA (Universo Alterno), está basado en el universo más fácil de imaginar: "¿qué hubiese pasado si Bardock hubiera salvado a la raza saiyajin?, ó ¿qué hubiese pasado si los saiyajins hubieran sobrevivido a la explosión del planeta?".
Lo que intento hacer es apegarme lo más que pueda a lo que sería la historia original de DBZ, por lo que seguramente encontrarán diálogos que se les harán familiares, y es porque hay escenas que creo que sucederían en cualquier universo.
Obviamente cada escritora hace y deshace en este tipo de universo, aclaro que no introduciré personajes poderosos que no pertenezcan a DBZ, (lo más poderoso que veremos sería Broly y Freezer hasta donde tengo planeado).
Posiblemente verán algún carácter ligeramente cambiado, y es por el hecho de que no todos (o ninguno) se criaron bajo las mismas circunstancias que conocemos, ¡PERO! no por eso haré un Vegeta amable, un Goku despiadado, una Bulma sumisa, etc, etc.
Bueno, sin más qué poner de inmediato sin hacer spoilers, los dejo con esta fiction.
ADVERTENCIA: LA FICTION LA ESTOY RETOCANDO EN ESTOS MOMENTOS, ENTONCES HABRÁN ALGUNOS CAPÍTULOS QUE SE VEAN CON UN ESTILO DE ESCRITURA DIFERENTE PORQUE TODAVÍA NO LOS HE CAMBIADO.
DISCLAIMER: El Universo de DBZ, así como sus personajes y diálogos, no me pertenecen; le pertenecen a Toei animation, Akira Turiyama y a Fuji TV.
-1-
-Larga vida al Príncipe Vegeta-
¿Cómo lo había conseguido? No lo entendía, ¿dónde estaba su hijo? Tampoco estaba seguro de saberlo a ciencia cierta, ¿cuántos más sobrevivieron a la explosión del planeta? Sabía que eran menos de 100… o eso pensaba, pero sobretodo se preguntaba: ¿estaba Gine bien? Maldecía a esa mujer por hacerle desarrollar lo que ella llamaba sentimientos, pero debía admitir que le había tomado un aprecio mayor al que hubiese sentido por otro saiyajin… y ahora a sus hijos también… la prueba de ello era esa búsqueda casi interminable que había estado realizando desde hacía poco más de un año, había estado asesinando hombres de Freezer para lograr llegar con vida al planeta donde estaba Kakarotto, sabía que lo más sabio hubiese sido pasar desapercibido, pero su sangre de guerrero no le permitía hacerlo.
Tenía los ojos cerrados e incluso así sintió cómo se adentraba a su nave una poderosa luz. Abrió los ojos y vio una estrella de fuego, sabía que debía estar cerca del planeta Tierra. Había estado investigando cómo llegar, la galaxia del Norte era demasiado basta, él lo había descubierto por las malas.
Tardó una semana más en llegar al planeta Tierra, debía admitir que era uno de esos pocos planetas hermosos que evocan esa sensación de no querer irse, pero él sabía muy bien que debía hacerlo. Recuperar a su hijo y largarse lo más rápido posible. Por sus visiones sabía que si llegaban a estar en problemas, la última esperanza sería esconderse en ese lugar, y para eso debía mantenerlo escondido de todos, Freezer, Cooler… incluso de su propia raza.
Al arribar al planeta encendió su rastreador para buscar un poder de pelea superior a lo ordinario, la sorpresa que se llevó fue encontrarse con varios así. Sabía que en ese planeta había guerreros, pero ahora no era momento para encontrarse con el futuro maestro de su hijo, ese anciano con un caparazón, ¿Roshi era su nombre? No lo recordaba, tenía el vago recuerdo de las visiones mientras había viajado, pero ahora las estaba olvidando poco a poco, especialmente porque visiones totalmente contrastantes llegaban a su mente… sabía muy bien que había cambiado el rumbo de la historia, no entendía bien eso de los universos alternos y líneas de tiempo, pero tenía esa sensación en el pecho de que lo que había visto antes de salvar a su raza era distinto a lo que vendría en su futuro.
Mientras buscaba a su hijo encontró la casa donde, en otro universo, él debía estar. Esperaba que eso no hubiese cambiado en lo absoluto. Al entrar se topó con una escena que no esperaba ver: Kakarotto tenía vendada la cabeza y parecía estar inconsciente, ¿qué demonios había pasado?
-Cayó por un acantilado- escuchó decir una voz detrás de él. Al voltearse se topó con un anciano de baja estatura. –El pequeño Goku es bastante intranquilo, y mientras lo cargaba de camino a casa, cayó… creo que estaba intentando agarrar una mariposa o algo por el estilo…- se acercó al niño que yacía durmiendo en el sofá –Supongo que vienes a llevártelo… es un buen muchacho, bastante brusco, pero un buen muchacho-
Bardock miraba la escena sin saber qué decir, realmente no era su especialidad entablar conversación; Gine era quien solía hacer eso –Su nombre es Kakarotto-
El anciano volteó a verlo y sonrió, Bardock se sintió fuera de lugar con eso –Kakarotto… le queda muy bien-
-…- Hizo una especie de gruñido como respuesta, realmente un nombre era simplemente un nombre. No había relevancia en ello.
-Quizás sea mejor dejarlo dormir y esperar a que recupere sus fuerzas, seguramente tu viaje será demasiado largo de regreso- dijo el anciano mientras se adentraba a la cocina –Debes tener hambre, y si ese niño es una pequeña versión tuya, debes comer como un ejército de soldados- se rió levemente.
Bardock no se movió del lugar. Su instinto era no confiar en nadie, mucho menos un anciano que tenía inconsciente a su hijo en su sala. Su estómago rugió y supo sería una idea estúpida rechazar comida, pero esperaría a que el anciano comiera primero… para asegurarse que no estuviera envenenándolo.
Tres días pasaron hasta que Kakarotto recuperó la conciencia, Bardock asintió con la cabeza de manera de saludo. El pequeño lo observó sorprendido, parecía como si nunca hubiese visto a otro ser más que al anciano.
-Parece diferente- dijo el anciano acercándose a Goku y cargándolo –Antes hubiese hecho un escándalo con tan solo despertar. Tenía un carácter bastante salvaje.-
Bardock sonrió, así debía ser un saiyajin, pero el anciano tenía razón. Había algo distinto en su hijo, lo supo por las visiones, él no sería como los otros saiyajins… y hubiese estado bien si su vida fuese a ser en la Tierra, pero no lo sería más. Él se lo llevaría de vuelta, entrenarlo como debía ser, hacerlo un soldado completo, no dejaría que su hijo fuese a ser un guerrero con compasión y demás debilidades que Gine adoraba.
-Me lo llevaré de inmediato-
El anciano asintió y depositó a Goku en el piso –Espera- dijo mientras abría la gaveta de un mueble, sacando algo que parecía un simple palo ante los ojos de Bardock –Éste es un báculo. El báculo sagrado. Lo he tenido por muchos años y me gustaría que Gok-… que Kakarotto lo tuviera- se lo entregó a Bardock –Seguramente será un guerrero formidable-
Bardock asintió lentamente, algo en su interior le decía que debía dejar al niño ahí, pero sabía que su lugar era junto a los de su raza.
-Si pudieras traerlo de vez en cuando para que yo lo viera, te lo agradecería-
Bardock soltó algo parecida a una risa, y esbozó una media sonrisa –Viajar media galaxia no es lo mismo que vivir en otra montaña, anciano- apretó el báculo –Si puedo, haré que Kakarotto venga a entrenar, le caerá bien tener técnicas distintas a los demás- aunque no por eso lo haría elevar de rango, pensó por un segundo.
-Sería magnífico, estoy seguro que incluso el Maestro Roshi estaría encantando de entrenarlo-
-Ese maestro… él debe ser quien lo entrene personalmente- dijo al recordar que las técnicas de Kakarotto fueron enseñadas por él –Si volvemos, deberás llevarnos ante él.-
El anciano sonrió, sabía que era una orden lo que le estaba dando, pero él la cumpliría felizmente. Bardock y Kakarotto comieron antes de despedirse, sería un viaje largo.
-Oye, Anciano, ¿cuál es tu nombre?- preguntó antes de subir a la nave, había pasado tres días ahí y se había referido a él como anciano. En ningún momento le interesó saber su nombre, pero sentía una leve obligación en saberlo, después de todo, él era quien había cuidado a su hijo por un año.
-Gohan- respondió tranquilamente –Ten un buen viaje, Bardock-
Bardock se congeló por un segundo, ¿había dicho él su nombre antes? No estaba seguro, pero rápidamente ignoró eso. Sabía que los ancianos tenían siempre algo místico en ellos, sobre todo los que eran como Gohan. Asintió con la cabeza como si se estuviera despidiendo, mientras que Kakarotto gimoteaba en sus brazos, parecía no muy complacido por irse.
La nave despegó en un abrir y cerrar de ojos, Kakarotto miraba hacia la Tierra de manera nostálgica. Bardock se relajó en el sillón de la pequeña nave, sabía que el viaje sería largo, y más peligroso ahora que tenía al mocoso con él. Cerró los ojos mientras escuchaba cómo su hijo comenzaba a llorar, no tenía madera de padre.
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La habitación era oscura, totalmente de piedra húmeda. Estaba iluminada por antorchas, se escuchaba cómo el agua goteaba desde alguna abertura del techo. En la recámara había algo parecido a un trono que estaba sobre un bloque de piedras que lo hacía estar por encima de todos. En el centro del lugar había una mesa de madera que tenía esparcidos mapas de distintas partes de las galaxias, planetas y demás.
En el trono estaba sentado un saiyajin con el cabello de color café que casi rozaba el color rojo. Tenía barba y bigote, lo que le daba un aspecto de severidad. Su armadura era distinta a las de los demás, donde los otros tenían detalles dorados, él tenía los detalles de color rojo, además de una marca que parecía un ancla del lado izquierdo del pecho.
-Maldita sea- dijo el saiyajin que estaba en el trono –¿Dónde demonios está Freezer?- preguntaba a nadie en particular aunque en la recámara hubieran mínimo 5 consejeros.
-Los informes dicen que parece haber abordado una nave hacia la galaxia del Sur, Su Alteza- respondió un saiyajin alto de tez morena y cabello algo puntiagudo.
-No necesito que me digas cosas que ya sé, Paragus- espetó el saiyajin que era el rey –Estás aquí porque tu hijo es una de las claves para derrotar a Freezer, no por tu inteligencia-
Paragus bajó los ojos, los cuales estaban llenos de odio y temor. Sabía muy bien que de no haber sido por la alerta del ataque de Freezer, él y su hijo estuvieran muertos en algún rincón del planeta.
-Señor…- dijo un saiyajin de cabello largo y color azul marino, tan oscuro que parecía negro –Lo más importante ahora es encontrar refugio y conseguir un ejército para atacar.-
-¿Y se puede saber de qué servirá eso si ese infeliz nos mata a todos antes de siquiera encontrar un planeta para poblarlo?- espetó el rey –Primero necesitamos saber si está en esta galaxia, luego veremos eso-
-Debemos encontrar un planeta lejano, tan lejano e inhóspito que ni siquiera él tenga deseos de ir a inspecciona- dijo un saiyajin.
-¿Crees que no pensará en buscarnos en lugares así? Debemos retomar un planeta que haya sido vendido por él, jamás pensaría en buscarnos en uno de sus antiguos planetas- respondió otro.
-¿Qué te hace pensar que Freezer no recibirá información sobre eso, estúpido?-
El rey escuchaba a cada uno, cada saiyajin tenía cierta razón en lo que decía, el problema era que nadie concordaba en nada. Si tan siquiera supieran a ciencia cierta en dónde estaba Freezer… quizás un ataque sorpresa… ¡no! Eso sería estúpido, pero por su sangre corría el instinto de ir a enfrentarse a él y demostrarle lo que era un verdadero guerrero… vio a Paragus mientras aportaba su opinión… su hijo, Broly, el legendario saiyajin, para tener poco más de un año ya comenzaba a demostrar grandes habilidades de combate, y su poder era monstruoso… sabía que pronto su sed de sangre sobrepasaría su lógica y perderá toda la razón.
La puerta de la recámara se abrió y el rey levantó la vista. Bardock acababa de entrar, todavía no era muy de la idea de tener a un soldado de clase baja entre el consejo, pero había demostrado ser más valioso que cualquier otro saiyajin en la habitación. Su habilidad para ver el futuro los había salvado. Estaban en ese planeta a salvo porque sus visiones le habían mostrado que Freezer atacaría tres planetas cercanos, pero no ése.
-Bardock- dijo el rey, haciendo que el resto de los saiyajin callaran de inmediato –Espero que tengas algo valioso que informarnos-
Bardock se hincó ante el rey –Freezer está en los bordes de esta galaxia con la del Oeste… va en busca de King Cold- sabía que esta noticia no era la que todos esperaban escuchar, era todo menos alentadora –Y… planea enviar al príncipe Vegeta a los confines de esa galaxia, Su Alteza-
La sala quedó en silencio, habían casi agotado todas las naves para rescatar al príncipe, o intentar rescatarlo. Ningún soldado había logrado regresar con él, y aunque el rey estuvo tentado a acabar con esos inútiles, le fue recordado que ya había tan pocos saiyajin que no podían darse el lujo de perder más.
El rey se puso de pie y todos se hincaron –¿Sabes a qué planeta irá exactamente?-
Bardock asintió, en los meses que tardó en regresar al planeta donde estaban los saiyajin, había logrado entrenar su mente para buscar específicamente con las visiones cosas útiles –Al Planeta Cold, Su Alteza-
-Necesitamos recuperarlo de una buena vez. Preparen una emboscada- ordenó.
-Su Alteza- interrumpió Bardock –Debe saber que si usted participa en esta misión, morirá- sabía que no era la manera más correcta de decirlo, pero él no era famoso por ser sutil.
El rey lo miró fijamente, sabía muy bien que ese soldado no mentía, pero debía recuperar a su hijo. Si había alguien capaz de alcanzar el nivel de súper saiyajin era su hijo mayor.
-Nada puede matar al rey de todos los saiyajin. Ahora apártate de mi vista- espetó el rey.
Bardock asintió y se retiró de la recámara. Tenía autorización de entrar siempre que tuviera información importante, y francamente le gustaba mucho más estar fuera de ese lugar que adentro.
Caminó por el pasillo, el cual tenía unas cuantas ventanas sin vidrio, lo que permitía que la brisa entrara sin problemas. Necesitaba respirar hondo e intentar enfocar sus visiones para conseguir información sobre la ubicación del joven príncipe, necesitaba hacerlo no por el rey ni la familia real, debía hacerlo porque su hijo Raditz estaba con él.
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-Me parece buena idea- decía Gine mientras lanzaba unas pequeñas esferas de energía a Kakarotto, quien había demostrado tener talento en su entrenamiento.
-¿Lo crees?- preguntó Bardock, quitándose la parte superior de su armadura. Luego de conseguir datos exactos había pedido autorización para estar en la misión de rescate; sabía que los saiyajin rescatarían al príncipe y posiblemente ignorarían a su hijo, ¿a quién le importaba el hijo de un soldado de clase baja?
-No hay nadie más apto para esta misión que tú. Sabrás exactamente dónde está Freezer, si decide cambiar de planes y demás- dijo su pareja mientras miraba cómo su hijo jugaba con su esfera de energía.
-Las visiones no funcionan así… lo haces sonar como si pudiera leerle la mente a ese bastardo-
-Quizás si entrenas más…- murmuró ella. Bardock la había escuchado perfectamente, y no es como si él no lo hubiese intentado antes –Podrías entrenar conmigo-
Se acercó a ella y colocó su mano sobre la frente de Gine –Estás pensando en cómo divertirme esta noche- comentó con una leve sonrisa.
-Eso no…- dijo sonrojándose un poco.
Bardock se inclinó hacia su oído mientras una mirada de depredador se apoderaba de sus ojos –Oh, creo que es lo que estoy pensando yo entonces- dijo susurrándole con una voz ronca. Gine sintió cómo su cola se estremecía, Bardock siempre había logrado ese efecto en ella.
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Todo hubiese ido perfecto si hubieran seguido el plan. Bardock especificó lugares, tiempos exactos, incluso describió a los soldados que estaban como civiles para confundir a los enemigos. Pero no. En el momento en que pareció que Bardock tomó el mando, los otros saiyajin hicieron todo menos seguir sus órdenes, sobre todo el rey Vegeta. Ahora había 5 cadáveres de saiyajin frente a sus ojos, tenía 3 soldados heridos detrás de unas piedras, el rey estaba dentro de la nave de Freezer con un puñado de soldados de élite, y él tenía al príncipe en la mira. No importaba que hubieran unos 20 soldados rodeándolo, el problema era Dodoria… ese ser gordo y rosado. Tenía un conflicto interno en arremeter contra él para vengar a sus camaradas caídos hace casi dos años, o esperar para raptar al príncipe.
-Debemos atacar- dijo un saiyajin alto y de gran musculatura –Debemos recuperar al príncipe-
-Calla, Nappa- espetó Bardock, sabía que estaba fuera de lugar callar a un soldado de élite, pero no estaba de ánimo para soportar órdenes que no harían nada bueno –Debemos esperar que bajen la guardia…- Solamente él sabía que eso se lograría con la muerte del rey, y si decía una sola palabra, podrían tomarlo como traición.
-Quizás eso hacen los cobardes, pero un soldado de…-
Una explosión dentro de la nave interrumpió la oración del saiyajin. Todos los soldados de Freezer voltearon a ver hacia la nave de su jefe, ¿qué había pasado? Bardock sabía qué había sucedido, el rey había muerto, al igual que su guardia real; pero éste era el momento para rescatar al príncipe y a su hijo, que estaba en las manos de Dodoria.
Lanzó varios ataques que levantaron una nube de polvo. En este momento agradecía haber acabado con todos los rastreadores de los enemigos, casi había perdido su brazo izquierdo por eso, pero realmente lo había valido. Encendió su rastreador y rápidamente se abalanzó contra Dodoria, quien estaba demasiado conmocionado como para reaccionar. Lo mandó a volar varios metros, haciéndolo soltar a Raditz.
-¡Padre!- gritó el pequeño saiyajin sorprendido.
Bardock no dijo nada, solamente lo tomó del brazo y rápidamente mató a los soldados que estaban alrededor del príncipe. Otros saiyajin se unieron al ataque al ver lo que sucedía, eso facilitó el rescate del príncipe.
Cuando Bardock se acercó al príncipe, intentó tomarlo por la cintura pero el muchacho era demasiado obstinado –Maldita sea, suéltame, ¿dónde está mi padre?-
-El rey ha sido asesinado, debemos huir- dijo rápidamente Bardock mientras lo tomaba del brazo a la fuerza y lo alejaba del lugar. El resto de saiyajin se encargaron de acabar con los soldados de Freezer y se dirigieron al punto de encuentro. Sabían que no podían perder más tiempo. El viaje fue rápido entre un espeso bosque, el príncipe se quejaba de la situación mientras Bardock se movilizaba lo más rápido que podía.
-¡¿Por qué estamos huyendo?!- preguntó el príncipe cuando ya estaban donde se encontraban las naves de los saiyajin –Si mi padre está muerto, debemos vengarlo-
Bardock suspiró profundamente, no tenía paciencia para esto –Su Alteza- dijo intentando mantener la compostura –Necesitamos regresar al planeta y planear la venganza desde ahí, de nada serviría la muerte de su padre si morimos ahora-
El pequeño príncipe apretó el puño. Su padre le había enseñado cómo combatir: arremeter contra el enemigo aunque eso significara la muerte o atacarlo utilizando su entorno, explotando sus debilidades. Nunca le enseñó algo tan cobarde como huir. –¡Eso está fuera de discusión! Iremos ahora mismo a enfrentarnos contra Freezer- su tono de voz, a pesar de ser tan pequeño, estaba lleno de autoridad.
Bardock sacudió la cabeza en negación y se acercó al joven príncipe por la espalda, sabía que era un movimiento cobarde, pero no tenía opción. En un rápido movimiento lo dejó inconsciente al golpearlo detrás del cuello. Los otros saiyajin llegaron justamente cuando el príncipe caía al suelo.
-Está exhausto- explicó Bardock mientras se encogía de hombros –Debemos regresar al planeta-
El resto de soldados se vieron entre ellos confusos, un saiyajin no huía por naturaleza, pero con el paso de los meses se había mostrado que 'huir hoy para pelear mañana' era una estrategia que había estado funcionando. –El rey Vegeta ha muerto- dijo un saiyajin robusto y de pelo corto –Yo logré escapar del ataque de Freezer, no pude hacer nada por su Alteza-
Bardock asintió con la cabeza mientras los otros saiyajin murmuraban entre ellos –Con mayor razón debemos proteger al príncipe-
Los saiyajin no eran famosos por ser leales hacia alguien al mando, su rebelión contra Freezer era la prueba de ello. La única razón por la que habían nombrado un rey, o permitido que Vegeta se nombrara rey, era por la fuerza que había demostrado tener, además del liderazgo natural. Bardock vio al príncipe que yacía inconsciente en el suelo, ¿serían leales a él? Personalmente no le hallaba gracia en seguir las órdenes de un mocoso pretencioso, pero de por sí era el niño más poderoso nacido, a excepción del pequeño súper saiyajin de Paragus… pero darle el poder a alguien como Broly sería una locura, aunque el príncipe no era su opción favorita.
Nappa, quien fue el último en aparecer, tomó al príncipe por el brazo y lo lanzó dentro de una nave –Me encargaré de que el príncipe llegue al planeta.-
Los otros saiyajin se apresuraron a entrar a sus naves y despegar. El viaje de regreso fue peor de lo que habían pensado. Freezer no solamente estaba ileso, sino que más furioso que antes. Se encargó personalmente de destruir casi todas las naves, Bardock y Raditz tuvieron que refugiarse en un planeta tan diminuto y lleno de seres de distintas razas. Su estadía fue de una semana, sin saber realmente qué había sucedido con los demás.
-El príncipe me dijo que tenía un hermano menor- dijo Raditz la noche antes de que partieran. Bardock había logrado conseguir una habitación en un motel donde nadie preguntaba nada a los visitantes. De haber sido por él, habría preferido dormir a la intemperie, pero ahora que estaba con Raditz no le parecía tan apropiado –Estábamos seguros que Freezer nos mataría ese día, así que me dijo que el linaje no se perdería con él…- continuó diciendo el joven saiyajin.
Bardock asintió –He escuchado rumores. Ese niño nació con el poder de un soldado de clase baja, así que el rey se encargó de que lo enviaran a otro planeta.- La verdadera historia era sabida por pocos, y Bardock la descubrió sin querer. La reina tuvo a ese hijo tan débil, que le costó la vida, pero antes de morir rogó que le perdonaran la vida a su hijo, así que el rey simplemente lo exilió. Quizás por eso se había dedicado a entrenar a su hijo mayor personalmente, debía hacerlo tan poderoso que no quedara dudas de que la descendencia de la familia real era lo más alto. -¿El príncipe no dijo en qué planeta estaba?-
-No, luego de eso el príncipe no volvió a hablar del tema-
El regreso al planeta donde estaban los saiyajin restantes les tomó un día. Al llegar descubrieron que había un ambiente extraño en el lugar. Unos saiyajin parecían relajados, mientras que otros molestos. Bardock llevó a su hijo a la choza en la que había estado viviendo junto con Gine antes de partir al rescate del príncipe. Su madre recibió a Raditz con un gran abrazo, a pesar de la mirada de desaprobación del padre.
-Creí que estaban muertos- dijo Gine mientras soltaba a su hijo –Ninguno de los saiyajin que habían sobrevivido sabían sobre ustedes-
-Eso ya no importa, ¿qué está pasando en el planeta?- preguntó Bardock mientras lanzaba su armadura al suelo.
-El príncipe está de regreso, muchos están aliviados, pero a otros no les gusta la idea que un niño vaya a ser el nuevo rey- explicó.
-Prefiero tener a un rey definido que a un montón de saiyajin peleándonos por el trono-
-¿Peleándonos?- preguntó Gine sorprendida.
-No estaría mal probar suerte en conseguir el trono, pero no importa. El maldito príncipe está vivo y con eso termina todo el dilema- dijo mientras miraba cómo Raditz se acercaba a su hermano menor, era la primera vez que lo miraba, así que no sabía mucho sobre cómo tratar a un bebé.
Se escuchaban ruidos fuera de la choza, al parecer muchos saiyajin se estaban reuniendo. Bardock frunció el ceño y salió para ver a qué se debía el alboroto. Entre los gritos se lograba definir una frase repetitiva: 'larga vida al príncipe Vegeta'.
–Creo que el príncipe dará un discurso o algo parecido- explicó Gine –Eso escuché cuando fui por comida para Kakarotto. El niño tiene tu apetito-
Bardock sonrió de lado –Iré a ver de qué trata-
Se metió entre la muchedumbre, muchos eran saiyajin de clase baja que lo conocían, así que lo saludaron al verlo. Al llegar a lo que parecía una plaza, se podía observar al príncipe sobre una gran piedra, y con guardias reales detrás de él. Entre ellos estaba Nappa; se sabía que él había sido nombrado guardián del príncipe antes de que todo el caos iniciara, así que no era sorpresa verlo allí.
-¡Somos la raza superior!- comenzó a decir el pequeño futuro rey –Freezer cometió el error de hacernos enojar y ahora tendrá que saldar las cuentas- apretó el puño y lo elevó –Crearemos un ejército tan grande que él se inclinará ante nosotros y lo haremos rogar por su vida. Entrenaré para alcanzar el nivel de súper saiyajin y lo derrotaré con mis propias manos. ¡Pronto seremos la raza gobernante del universo!- finalizó.
Los saiyajin gritaban con euforia, si algo que adoraban era el pensar que pronto serían dueños de todo y sin nadie que los detuviera. Bardock sonrió tristemente, el príncipe tenía más madera de líder que la que tenía el antiguo rey. Cerró los ojos intentando tener una visión específica del príncipe. Frunció el ceño al conseguirla; Vegeta lograría hacer que una gran cantidad de seres se unieran a su causa y los utilizaría como simples peones, él acabaría con Dodoria y Zarbon, sería el saiyajin más temido y despiadado entre todos… pero no sería él quien acabaría con Freezer. Abrió los ojos y posó sus ojos sobre el nuevo gobernante…
-¡Larga vida al Príncipe Vegeta!- gritaban muchos saiyajin al unísono. Bardock miraba la pasión en los ojos de sus camaradas. El príncipe había logrado hacerlos recuperar ese espíritu de batalla que muchos habían estado perdiendo debido a las derrotas consecutivas.
Lo peor de todo era que, no importaba lo que el joven príncipe hubiese dicho, en sus ojos era obvia la ambición por el poder, la venganza, la destrucción y sangre… Bardock se sentía extraño en esa situación, él compartía la misma ambición, ese deseo de pelea jamás mermaría de él, pero la diferencia era que él sabía perfectamente que esa misma ambición podría llevar la raza a la extinción inminente. Volvió a cerrar los ojos buscando algo que lograra salvar a la raza saiyajin, pero lo único que era constante en sus visiones era el Planeta Tierra. Ahora sabía su misión, debía proteger ese lugar a toda costa, ocultarlo de su raza, sabía que en ese planeta probablemente se encontraba la clave para hacer la supervivencia de su raza.
Los saiyajin comenzaron a hincarse ante el joven príncipe, era muy joven para ser nombrado rey, quizás cuando tuviese 16 años sería lo suficientemente adulto como para ser coronado, pero los saiyajin habían decidido dejarle el trono sin dudar. Bardock se hincó también, ¿quién lo diría? Él hincándose ante el presuntuoso príncipe que llegaría ser el mayor rival de su hijo menor.
-Salve al príncipe- exclamó uno de los soldados reales.
-Salve la corona- exclamó otro.
-¡LARGA VIDA AL PRÍNCIPE VEGETA!- gritaron todos los saiyajin de nuevo.
¿Y?, ¿qué les pareció? XD obviamente es la introducción, no veremos un acercamiento de Bulma y Vegeta hasta que avance la historia, ¿qué opinan?, ¿vale la pena dejar un review? ;D Es un poco largo, pero debía sentar las bases en un capítulo para ya adentrarme a la historia en el segundo capítulo.
Subiré un capítulo cada dos viernes (o cada viernes dependiendo de la cantidad de reviews.
¡Una última aclaración! :D Ésta no es una fiction romántica. No esperen leer un amor rosa, un enamoramiento que se da a primera vista, o una demostración de afecto como lo hemos visto en la Batalla de los Dioses o el resto de DBS, no. Esta fiction tiene romance, sí, pero no es un romance lindo, sino uno crudo, que sólo pueden descubrir si van leyendo cómo evoluciona la actitud de X personaje hacia Y personaje :D
Repito: NO ES UNA FICTION ROMÁNTICA.
