Los personajes no me pertenecen, pero los amo con toda mi alma.
*- Es solo una apuesta -*
- ¿Qué?...-pronuncié al fin de mi prolongado letargo.
- ¡Sí!, tu nos habías dicho que él era solo un amigo de tu infancia. Y te recuerdo que hace como 3 años dijiste que estabas enamorada de él, pero que a pesar de eso nunca pasó nada. Así que pensé ¿por qué no?...-
- Alto, ¿qué?...- dije confundida, enderezándome en mi asiento la miré.
-Hablo de Ikuto...-la miré sorprendida. Ella caminaba de un lado a otro frente a mi, me sonrió.- Esta es tu oportunidad de aprovechar...-
Con la simple mención de su nombre hacía temblar todo mi cuerpo de puros nervios. Era tan ridículo el solo hecho de que había pasado tanto tiempo desde que se fue y yo aun conservaba estos sentimientos. Bueno no tanto tiempo. Escondí mi mirada de la de ella con mi flequillo rosado y respiré profundo tratando de ordenar mejor mis ideas junto con mis palabras.
- ¡Oh, vamos! Sé que aún te gusta…-Yuka camino tranquilamente hasta su propio asiento, junto al mio, y se recargó en su escritorio.
La observe dudosa.
-Yuka, ¡acaba de regresar! No quiero involucrarme en esto...- dije con rapidez.- No entiendo muy bien que es lo que pasa por tu mente pero no tener que ver en esto...-la miré con indecisión.- Además, tú también estabas enamorada de él ¿no? ¿Por qué no vas tú y le hablas?...-
- Supongo...-sonrió.-... que hubo algún momento en el que realmente creí que me gustaba, pero... a diferencia de ti, yo más bien, me consideraría encaprichada con él.
Le levanté mis cejas.- ¿Estas diciendo que yo estaba enajenada con él?...- Admito que a mi me gustaba Ikuto cuando era más chica pero, ¡no estaba loca por él!
-En el sentido figurado, si...-ella rió una vez que me vio echándole una mala mirada. Se dejó caer en su asiento.- De todas maneras, era imposible no sentir nada cuando tenías en frente a un chico tan galante y sexy...mhh!...-llevó sus largas uñas rojas a sus labios y los presionó, dejando salir un gemido.
- ¡Yuka!...- Fue imposible detener sus carcajadas, ya habían empezado. Fruncí mis labios, ¿cómo podía decir esas cosas? la fulminé con la mirada pero ella solo seguía riendo en su asiento.
Suspiré. Siempre era lo mismo, le encantaba hacerme enojar o avergonzar con sus estúpidas burlas. En eso se parecía a Ikuto y a Utau. De hecho, ¿porque siempre soy yo la victima? ¡Se la pasaban molestándome para pura diversión de ellos! Apoyé mi mentón en una de mis manos y me giré tratando de ignorar el ruido que Yuka producía.
Mire hacía la ventana sin prestarle atención a Yuka. Era cierto. Ikuto era mi amigo de la infancia, siempre me molestaba a pesar de ser 4 años mayor que yo, pero a veces podía mostrarme su lado amable y caballeroso. Y sin darme cuenta para los 13 años me había enamorado de él. Patético, era muy ingenua para pensar en el amor y aquí estoy no sabiendo que hacer con estos sentimientos. No estoy segura si ya me volví loca, o si tal vez estoy imaginando estas emociones. Después de todo ha pasado tiempo desde que lo vi, y no es como si hablará con él todos los días, eran pocos si es que contábamos.
Sabía que él me veía solo como una niña. Una niña a la que trataba igual que como lo hacía con su hermana, pero no me importaba, me gustaba estar a su lado. Un año después me comentó que se uniría a la gran orquesta que siempre había querido entrar. El tocaba el violín. Y aunque me alegré por él también sentí tristeza, sabía que esa grandiosa orquesta era muy reconocida internacionalmente, y se la pasaban viajando, era obvio que se iría.
Volví a suspirar con profundidad y tranquilidad. Extrañaba escucharlo tocar.
-Entonces ¿aceptas?...-
Me giré para mirar a Yuka hablando con Utau quien tenía el ceño fruncido.
- ¿Utau? ¿En qué momento llegaste?...-
Utau rodó los ojos y miró a Yuka.
- ¿Lo ves?, Amu siempre está en las nubes. Ni siquiera se dio cuenta cuando entre a su salón…-me observó solo unos instantes y cerró con molestia sus ojos.- En serio me preocupas Amu, ser tan distraída no es bueno, tal vez deberías ver a un doctor...-
Fruncí mis labios. De nuevo estaban molestándome.
- ¿De qué hablaban?...-pregunté ignorando la sugerencia de Utau. Ella solo me sonrió.
Utau puso una mano en mi escritorio y me miró.
- Quien logre besarse con Ikuto antes de este viernes se ganará dos boletos de mi concierto tras bambalinas…- Utau sonrió. Le sonreí de la misma manera.
- Me niego…-
- ¡Amu!...- gritó Yuka en desacuerdo, Utau solo comenzó a reír.
Yuka y Utau han sido mis mejores amigas desde que entré a la preparatoria. Pero por algún motivo del destino Utau no quedo en la misma clase que nosotras. Estábamos cursando segundo año. Miré mi cuaderno de dibujo y observe en una esquina un pegote de la sombra de un gatito. Dos años habían pasado desde que Ikuto se había ido. Conocía a Ikuto desde los nueve años, cuando la madre de él llegó a mi casa diciendo que era la mejor amiga de mi mamá. En ese entonces Ikuto tenía trece años y Utau nueve.
- ¡No! Rotundamente no…y tú...-miré con recelo a Utau apuntándola con mi dedo indice.- ¿Eso quiere decir que también estas incluida ? ¿No se supone que es tu hermano?...-
-¡Claro que yo no! Me refiero a Yuka y a ti, me aprovecho de esta situación porque sé que a ustedes dos les gusta mi hermano y también porque Eliot Elric cantará a dueto conmigo este viernes...-
Yuka y yo la miramos unos segundos en medio de nuestra atontada mente.
-¡¿Qué?!...-grité.
Yuka se me adelantó y tomó a Utau de los hombros.-¡¿Qué diablos pensabas al escondernos ese exquisito detalle?!...-Yuka comenzó a saltar mientras yo las miraba embobada.
Eliot Elric era el nuevo artista, cantante y compositor, era la nueva novedad de las chicas, la nueva moda. Todas estaban obsesionadas con él, yo no por supuesto, yo solo escuchaba algunas de sus canciones.
- Pero de todos modos sabía que Amu se negaría, Yuka no ganarás nada si te acercas a mi hermano o incluso tratando de convencerme de llevarte a mi concierto, así que es mejor que te rindas…-
- ¡Estás loca! ¿Has visto con más atención a tu hermano? ¡Está para comérselo!...- fruncí el ceño, tratando de ignorar el comentario anterior de Yuka.- ¡Y por otro lado, tienes, TIENES, que dejarme tener un pase tras bambalinas!...-
- ¿Qué quieres decir con que sabías que me negaría? ¿Quien te crees que soy?¿Acaso estabas probándome para saber mi respuesta?...- Me levanté de mi silla, mirándola a los ojos.
Utau sonrío de nuevo.
- Estamos hablando de mi hermano, eres muy cobarde para atreverte a hacerlo...-
- ¡Lo que quieres es que termine mi amistad con él!...-
- ¡Por favor, Amu!¡Solo estas diciendo puras incoherencias!, piensas quedarte de brazos cruzados como una cobarde o...-
- ¡Acepto la apuesta!...-golpetee la mano en el escritorio. Estaba molesta. Le echaron demasiada leña al fuego.
Utau sonrió.
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Dos días después - miércoles
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Soy una tonta. Soy una tonta. ¿Que demonios estoy haciendo? ¿Cómo pude aceptar eso?, "eres muy cobarde". Maldición. No perderé. Conseguiré esos boletos, quiero decir, le enseñaré a Utau que puedo hacer esto, y por supuesto que no dejaré que Yuka se salga con la suya.
Cuando salí de mi última clase ya no pude hablar con Yuka. Ella tenía clase de gimnasia a esa hora por lo que salió corriendo para no llegar tarde. Sin mas que hacer me dirigí a mi casa, no sin antes comprar takoyaki (bolitas de pulpo) en uno de los locales del parque. Y retornar mi camino a casa.
Camine por el extenso parque observando a niños correr hacia los columpios y el resbaladero, observando a las personas pasar, observando como comenzaba a atardecer, observando los arboles danzar con la elegancia del viento y fue ahí donde me detuve al percibir un aroma que me pareció nostálgico, o simplemente conocido.
-Amu…-
Me estremecí por completo. Sentí su torso posicionarse en mi espalda y sus anchos brazos rodearon los míos, estaba atrapada junto con un revoltijo de emociones.
Alcé mi cabeza con lentitud para encontrar esos ojos azules que tanto conocía a centímetros de los míos. Los veía embelesada, los últimos rayos de luz chocaban en sus pupilas. Recargué mi cabeza en su clavícula. Ahí estaba él con su atractiva mirada y su seductora sonrisa. Mis ojos se llenaron de lagrimas, pero ninguna cayó. Ikuto al ver tal gesto de mi parte, me soltó y yo me di mi tiempo para girarme a verlo.
Traía una camisa blanca con cuello de V con un chaleco de cuero; tenia unos pantalones negros con botas militares que le llegaban un poco más arriba de los tobillos.
De verdad estaba aquí. De verdad estaba en frente de mi. Era verdad que no estaba soñando.
-¿Piensas mirarme a los ojos o te doy unos momentos más para que sigas con tu inspección de mi ropa?...- Lo miré a los ojos por segunda vez y sonrió. Su rostro tenía rasgos más fuertes, había rebasado la adolescencia para convertirse en todo un hombre pero sus ojos eran los únicos infantes en ese rostro, parecían divertidos. Parecía mas...fuerte.
- ¿Te le quedas mirando tanto a las personas?...-
Inflé mis cachetes. Aun así su forma de ser no había cambiado en absoluto.- Que decepción...-murmuré dejando salir ese pensamiento al aire.
Me sonrojé, de nuevo esta pensando en voz alta. Ikuto sonrió de forma cautivante (o al menos a mi me lo pareció), su quijada desencajada y sus cejes levantadas daba un aire algo incrédulo. Parecía no aceptar mi oración.
-¿Cómo dices? Ese es tu concepto de mí después de todo este tiempo, ¿estas decepcionada?...-
-¡N-No!¡No quería decir eso, lo que en verdad quería decir era que...yo...es solo que aun no...-Volvió a sonreír de manera galante, esa sonrisa me estaba mareando, ¿es posible que esa sonrisa pudiera ser considerada como droga?Porque me estaba volviendo adicta...-Aun no puedo creer que de verdad estés en frente mio. ¿Eres real?...-
Le pude sacar una pequeña carcajada, eso me hizo sonreír a mi también.
Miró un poco hacia el cielo y sin dejar de verlo me volvió a abrazar rodeando sus brazos por mis hombros. No lo pensé dos veces cuando le devolví el abrazo. Estaba sorprendida, su altura había crecido. Fruncí el ceño al igual que los labios. Las emociones se me estaban mezclando. Había mínimo 30 centímetros entre mi cabeza y la suya. Otra desventaja más de porque él no se fijaría en mí. Aspire como loca su esencia, y aunque creí que estaba siendo discreta no era lo correcto.
- Yo también te extrañé…- dijo él, rompiendo el abrazo.- ¿Hmn? ¿Qué es ese olor? ¿Takoyaki?...- tomo uno de mi bolsa y se lo metió por completo por la boca.
- ¡Oye!...¡Pregunta antes de tomar las cosas de los demás!... ¡Hey!...- Ikuto me sonrió con la boca llena.- al menos mastica, no solo te lo tragues…-reí. Debería de haber traído una cámara, se veía tan tierno con las mejillas infladas.
- Debiste comprar taiyaki, con sabor chocolate por supuesto, son más deliciosos. Vamos…- lo mire con cara de pocos amigos. Este era el momento en el que él se aprovechaba de mi dinero para que le comprara lo que quiera, pareciera que es un niño. Seguramente a eso vino. Comenzaba a creer que mi cara era de payaso porque el seguía sonriendo, y explicaría mucho el porque Yuka Y Utau se burlaban de mí.
Me volví a estremecer y a sonrojar. La apuesta.
- No te dejaré ir, si no consigo esos taiyakis…- tomó de mi muñeca y me jaló hacia él.
¿Qué haré? Él…aun me gusta, y mucho. ¿Cómo podría besarle ahora? No puedo apartar mi mirada de él. Cuando llegamos al puesto donde vendían los taiyakis Ikuto escogió una bolsa grande de chocolate. Lo regañé, iba en serio cuando dio que quería taiyakis. Caminamos hasta una de las bancas del mismo parque, y nos sentamos comer la bolsa de Taiyaki y Takoyaki.
Al anochecer nos la pasamos platicando de su viaje a Francia, China, Marruecos y otros países y de mi vida en la preparatoria. No pasó mucho después de que el me propusiera llevarme a casa. No pude dormir esa noche. No dejaría que Yuka ganara, eso lo tenía presente, pero… ¿Cómo ganaría yo?
- Al día siguiente -
- ¿Así que...ninguna lo ha besado?...- preguntó desinteresadamente Utau, limándose las uñas.- Mañana es el último día ¿lo saben, no? Supongo que regresaré esos boletos y les diré a los chicos de la banda que no las esperen tras bambalinas, quiero decir, Eliot…-
-¿Estás bromeando?...- cuestionó de pronto Yuka
Utau solo rió
- ¡Me estas tomando el pelo!…-
- No puedo creer que le estés haciendo esto a tu hermano, como es que yo también estoy metida en este lío...- dije con pesar.
- Tranquilízate Amu, es solo un beso...-
Solo un beso. Es solo eso. Yo... ¡nunca he besado a nadie!
De acuerdo, solo tengo que respirar, este debía ser el día, no podía echarme para atrás.
Le confesaría mis sentimientos sin importar las consecuencias. Estaba decidida con respecto a eso, pero... también estaba asustada. Él...podría rechazarme, tal vez no podríamos volver a ser amigos.
Sonó la campana alertando a todos que era hora de la salida y todos comenzamos a salir rápidamente del salón.
Nos dirigimos con rapidez a la salida pero nos detuvimos al ver que varias personas de nuestra preparatoria se giraban entre ellas para murmurar o secretearse. Desde un principio no podía saber que era lo que todos veían, hasta que lo vi. Mi corazón se aceleró.
Ikuto estaba en la entrada de la puerta principal, miraba entre el mundo de estudiantes mientras todos salían y algunos cuchicheaban acerca de él. Su mirada se posó en mí y luego la pasó por Utau y Yuka. Sostenía una mirada tan galante y de victoria ¿Por qué? Llegamos hasta él y nos sonrió.
- Parece que Yuka y yo nos despedimos aquí…- no pude esconder mi cara de sorpresa.
- ¿Eh?...-
- ¿Y eso? ¿Por qué?...- preguntó Utau divertida mientras veía a Yuka saltar a un lado de Ikuto.
- Su padre me llamo esta tarde, supo que iría a ver hoy a mi padre y me pidió de favor traerla conmigo…- Es verdad. El padre de Yuka y el de Ikuto trabajan en la misma compañía. Yuka sonrió y jaló a Ikuto hacia afuera, se despidieron de nosotras y se fueron sin más. Utau se despidió también de mí diciendo que iría a ver a Kukai, su actual novio.
Había perdido mi oportunidad. No podría decirle nada a Yuka. Tenía que aceptarlo. Tenia...muchas ganas de llorar.
El camino a casa fue eterno para mi, pero fue lo suficientemente agradable para despejar un poco mi mente, aunque era imposible rememorar que había perdido. El solo pensamiento de lo que estarían haciendo me devastó. Cuando llegué a mi casa esperé encontrar a mi madre cocinando y a mi padre viendo la televisión, en cambio, me encontré una nota donde avisaban que salieron salieron y que llegarían tarde.
Subí rapidamente las escaleras y me dejé caer en mi cama, no pasó mucho tiempo cuando me quede dormida, y aunque fue difícil, lo logré.
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Ouch. Acabé en el suelo de la cama de tantas vueltas que daba sobre mi cama. En ese momento sentí mi celular vibrar a un lado de mí. Cuando pude desbloquear el celular, vi la hora. 9:55. Maldición. ¿Tanto había dormido? Tenía 2 mensajes de Utau. Sin esperar dos segundos más abrí el primero.
- 6:20, Amu, supe que Yuka no pudo conseguir el beso de Ikuto, ¿Qué harás? ¿Seguirás con la apuesta?
- 9:30, Para ser sincera no quiero que Yuka consiga un beso de mi hermano, iré al supermercado por unas cosas que necesito, te daré tiempo para que vayas y le ganes a Yuka. Aunque no creo que seas lo suficiente como para ganar esta apuesta ¿o sí?
Gruñí ante el último mensaje de Utau aunque nunca esperé que mediera algún tipo de aceptación. ¿Cómo es que dejaba que Utau me manipulara?
- ¡Maldición!...- Tomé rápidamente del armario una falda de cuero en vuelo, y con una blusa negra con tirantes que parecía más bien un corsé y me puse unas botas sin tacón a la altura de mi tobillo. Dejé mi cabello suelto y me lave rápidamente los dientes y salí de mi casa. Suerte para mi que aun no llegaban mis padres, pero no sería nada agradable que ellos llegaran y yo no estuviera ahí.
Utau e Ikuto vivían en un departamento sin sus padres a unas cuadras de mi casa. Estaba muy nerviosa, nunca había hecho esto. Pero no me echaría para atrás en este momento.
Cuando llegué a la casa pude ver la luz prendida de la habitación de Ikuto. Temblé. Toqué la puerta pero no se escuchó ningún ruido proveniente de adentro. La abrí, estaba abierta, claro, Utau había planeado dejarla abierta. Subí por los escalones en busca de la puerta de Ikuto, cuando toque con suavidad ocurrió lo mismo que en la puerta principal. No había nadie en la habitación. Me gire para irme pero una luz al fondo del pasillo llamo mi atención. Me acerqué a ella y pude darme cuenta de que era el estudio de Ikuto.
Consistía en una habitación de paredes de madera que sostenían puros libros y en medio estaba el escritorio de Ikuto donde el mismo dueño se hallaba sentado frente a él, frente a mí. Escribía en una hoja en blanco, mientras que había otras regadas en la misma mesa.
Me acerqué despacio pero él levanto la mirada con rapidez y se me quedo viendo.
- ¿Pero que...?...¿qué haces vestida así en mi casa?...- cuestionó Ikuto con… ¿nervios?- ¿Sabes la hora que es? No puedes salir a la calle a una hora tan tarde...- Demonios, ¿quien era?¿mi padre? Era lo suficientemente mayor para...Ugh. No, no no,no. No debería de pensar en estas cosas por ahora.
Actúa con indiferencia. Indiferencia.
- Nada, solo pasaba por aquí para ver a Utau pero me di cuenta de que no estaba en casa…-mentí, mire los libreros y me fui acercando desinteresadamente.
- ¿Cómo entraste?...- sonó divertido, como si estuviera tratando de esconder su risa. Recargándose en su silla reclinable puso sus brazos detrás de su cabeza. Esa imagen de él lo hacía ver muy relajado.
- La puerta estaba sin el seguro, deberías tenerla cerrada…- lo mire una vez que me recargaba a lado de el, en el escritorio. En seguida se enderezó y me miró inseguro.
- Hmp, lo dice la chica que deja la ventana abierta ¿no?...-
Mire otra vez hacia los libreros.
- E-Es diferente…- Ikuto alargo con extraña velocidad su brazo y tomó mi rostro girándome hacia él.
- ¿Por qué no me permites ver ese hermoso y tentador sonrojo?...-me sonrió.
- Y-Yo….Yo…- Estaba a punto de salir corriendo y hacer el ridículo pero al parecer Ikuto vio mis intenciones. Parándose de golpe hizo que la silla se resbalara hacia atrás y apoyó una de sus manos a cada lado de mi cintura sobre el escritorio. Estaba sin escapatoria.
Me sorprendí al ver el rostro de Ikuto. Sus ojos estaban puestos fijamente en mis labios y tenía el ceño fruncido.
- Iku...-
- Mierda, estoy en el límite, no soporto ningún segundo más…- sin previo aviso me sentó en su escritorio y me besó. Me besó con ferocidad y anhelo, pude sentir la intensidad en ese beso. Me besaba con fuerza y con rapidez, no podía seguir su ritmo.
Ikuto me inclinó en el escritorio abriendo más espacio en nuestras bocas. Se situó entre mis piernas y las acercó a él, haciendo que yo apoyara una de mis manos en el escritorio para no caerme y sin darme cuenta de que la otra ya estaba firmemente agarrada de su cabello. Una de sus manos se ocultó detrás de mí cuello sobre el cabello rosado que tenía y la otra la pasó por mi otra pierna alzándola para pegarla más a su cintura.
-Maldición, Amu…- murmuró Ikuto aun con nuestros labios pegados y con la voz ronca. Esto era lo más asombroso que me había ocurrido en toda mi vida. Tomé con mis dos manos su cabello y lo acerqué más a mí. Ikuto soltó me soltó pero de inmediato me rodeo con sus brazos y con fuerza mi cintura sin dejar de besarme. Mordió mi labio y lo estiró. Sonrió.
- Sabía que tu hermoso orgullo no te dejaría perder la apuesta ¿eh?...- río. Volviendo a besarme con más calma y posando sus manos en mi estómago. Pero no duro por mucho tiempo.
- ¿Qué?¿Como…- Ikuto no me soltó. Devoró mis labios por completo, succionó mi labio superior y comenzó a besarme por debajo de mi mentón- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ikuto!...- él solo sonrió contra mi piel. Lo aparté poniendo mis manos en sus hombros. Aun sonrojada reuní fuerzas para mirarlo.- ¿Lo-Lo sabías?...-
Ikuto cerró sus ojos y asintió rápidamente con energía, como si de un niño se tratara y hubiera hecho algo de lo que podría estar orgulloso. Sentí toda la sangre subir hasta mi rostro.
-¿D-Desde cuándo?...- Puso su frente contra la mía mirando directamente a mis ojos. La cercanía hizo que involuntariamente apretar con mi mano un poco su cuello.
- Ayer por la tarde…-
-¡¿Qué?! ¿De que hablas? ¿Y entonces porque no dijiste nada?...- me volvió a besar y antes de que pudiera decir algo más; Utau se encontraba en el marco de la puerta recargada. Ikuto apoyó su cabeza en mi hombro y me rodeo con un brazo.
- Obviamente él no dejaría pasar ninguna oportunidad para besarte…- dijo ella.
- ¿Qué?...-
- Y estoy perdiendo una y muy buena sin no sales ahora de mi estudio…-rechinó Ikuto sus dientes.
Utau soltó una risita y se giró para retirarse sin antes decir:
- Solo para que conste que esto fue idea de Yuka y mía así que también agradécele a ella…- sin decir más se fue.
- ¡¿Qué?! ¿Quieren decir que este fue un plan suyo?...- me gire hacia Ikuto ya que Utau ya se había ido.
- Oye, apenas me entere ayer, yo solo aproveché…-
- ¿Y hoy en la tarde?...-pregunté temerosa.
- No hicimos nada, como dije, solo la lleve con su padre y yo regrese aquí esperando si el día de mañana tú me besabas pero ¡oye! Viniste horas antes, eso no me lo esperaba. De todas formas ella no tenía ninguna intención conmigo. Ellas lo planearon, yo solo me uní...- admitió invicto.
- Pero, pudiste haberlo evitado, sí no lo hiciste… entonces… eso quiere decir…- Sonrió.
-Me gustas…- me dio un corto beso- muchísimo…- me besó con suavidad acunando mi rostro entre sus manos.- Te tardaste mucho ¿lo sabias?...-
- Yo también… - sonreí.- siento lo mismo…- Ikuto me levantó e hizo que rodeara su cintura con mis piernas mientras el pasaba sus brazos por mi trasero y me cargaba como si fuera un peluche.
- Ni creas que está noche dejaré que pises un pie fuera de mi casa, así que es mejor que le vayas llamando a tus padres…- Ikuto se dirigió hacia su habitación sin soltarme.
- Estas jugando ¿no?...-
- ¿Quieres que te preste mi teléfono?...-
- ¡Ikuto!...- Absolutamente, definitivamente, infinitamente estaba agradecida con mis amigas, si no hubiera sido por ellas, no tendría al chico al que tengo ahora, nunca lo hubiera imaginado.
Y claro, sobra decir que gané esos pases tras bambalinas. Ikuto no estaba contento cuando Eliot Elric intentó coquetear conmigo, mas bien estaba furioso. No hallaba la forma de tranquilizarlo, así que...¿por que no mejor hacer una apuesta? XD
