Disclaimer: Pokémon y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Nintendo.


Advertencias: Posible OoC, uso de OC, MangaCavalierShipping, CrackShipping, mezclas raras de Manga!verse y Game!verse, colaboraciones con Danyeda Goofy Panterita.
Notas iniciales de capítulo: Participa en el reto "We are a Family" del foro "DexHolders del prof. Oak".
He aquí yo de nuevo en un reto (como si fuera sorprendente), un saludo a los administradores, a todos los participantes y los lectores, ¡muchas gracias por leer! Espero les guste :D


Capítulo I
—*—*—*—

|Día XX, mes X, año XXXX, grabación #03, votos matrimoniales|

Se enfoca a la pareja que está en el púlpito frente al sacerdote; la mujer viste un precioso vestido blanco, pomposo y brillante casi como sacado de un cuento de hadas, el velo es larguísimo, tanto que no se puede ver su final en la pantalla y su cabello está delicadamente recogido con una horquilla de perlas; el hombre es elegante, viste de blanco y su corbata es oscura, tiene unas flores en el bolsillo de su abrigo y luce un peinado perfecto.

Parecen un príncipe y una princesa.

Platinum Berlitz —empieza el hombre tranquilamente después de un suspiro, casi no se capta, pero sus manos tiemblan levemente mientras toma el anillo dorado con una piedra preciosa— prometo cuidarte y respetarte, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, prometo apoyarte y seguir tu camino hasta donde sea que vayas —toma la mano de su prometida con suma delicadeza, ella también está nerviosa, pero lo disimula bien, las lágrimas que se acumulan en sus ojos son casi imperceptibles gracias al velo—, prometo estar siempre para ti.

Desliza el anillo en su dedo anular, luego, sin soltarla, le deposita un suave beso en el dorso de su mano.

Ella toma aire antes de recibir el anillo de oro que le correspondía a su prometido, por contrario a él, ella no tiembla, pero su voz es débil, aguantando la felicidad, emoción, nervios y llanto.

Green Oak, prometo cuidarte y respetarte, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, prometo confiar en ti, guiarte bien, estar siempre a tu lado —él levanta su mano y ella le pone el anillo— prometo agradecerte día a día por estar siempre conmigo y prometo… —traga, es duro hablar sin cortarse mientras se reprime el llanto— prometo amarte hasta la eternidad porque eso es lo que deseo.

Ambos se dedican una sonrisa, muy leve pero cargada de cariño. El sacerdote levanta las manos: —¡Lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre…!

La transmisión se corta.

|Fin de la grabación|

.-

Retiró la cinta del reproductor y la guardó con delicadeza en su mochila. De todas esa grabación siempre sería su favorita, la había visto tantas veces que ya se sabía el discurso de su padre de memoria y predecía todas las acciones de su madre, sin embargo, ese no había sido el mejor momento para verlas de nuevo.

Se limpió los ojos bruscamente con la manga de su abrigo, los extrañaba demasiado, hacía frío y estaba seguro de que estaban terriblemente preocupados por él, pero ya era muy tarde para volver.

—¿Quartz? ¿Estás bien? —Preguntó su amigo detrás suyo.

Él asintió. —Sólo… sólo extraño a mi mamá y a mi papá…

—Oh vamos, no seas llorón —dijo el chico rodando los ojos y agarrándolo de los hombros, obligándolo a verle fijamente— apenas han pasado unos días.

—Ya fue una semana, Orange —recordó él algo acongojado. El rubio agitó su mano en respuesta.

—Casi nada, ya verás que ni siquiera se han dado cuenta de que te has ido —aseguró él con las manos en la cintura— ahora recoge tus cosas que ya tenemos que seguir caminando, estamos a unas calles de la casa de tu amigo, ¿no es así?

Quartz asintió lentamente, su compañero sonrió satisfecho, no lo esperó, siguió su camino sabiendo que tarde o temprano terminaría siguiéndolo, y no se equivocaba, Quartz corrió a su lado una vez le vio demasiado lejos. Quartz intentaba, pero no podía entender por qué Orange lucía tan tranquilo con la situación, no estuvo asustado cuando tomaron el autobús ni cuando engañaron a los encargados de la estación, parecía como si el arte de engañar estuviese impreso en su sangre.

Pero en esos momentos poco importaba qué tipo de mañas tenía, lo más importante en ese momento era llegar sanos y salvos a un lugar seguro antes de que anocheciera, necesitaba urgentemente una cama que no fuera parte de una exposición de un centro comercial.

Finalmente llegaron, el pequeño vecindario circular con varias casas iguales entre las cuales había una apartada, una que lucía más como un viejo observatorio que como un hogar, curiosamente, a pesar de ese aire tétrico, él se sintió confortado con la imagen del lugar.

—¿Es aquí? —Preguntó Orange enarcando una ceja, él asintió en respuesta—… ¿Seguro que sí tienes un amigo, Quartz?

El niño negó con la cabeza y suspirando tocó la puerta esperando de corazón que quien abriese fuera su amigo y no su madre. Afortunadamente, así fue, cuando la puerta se abrió un chico alto, delgado, de cabello azabache y ojos de un extraño color les recibió; el joven los miró a los dos detalladamente con un semblante serio y podría decirse que algo enojado, Quartz lo comprendió, ambos lucían sucios y maltrechos, llevaban unos morrales llenos de lodo y seguramente sus padres ya habrían llamado con anterioridad para saber si se encontraban allí.

Orange se quedó en silencio esperando a que dijese algo, pero entonces vio como Quartz movía sus manos haciendo señas extrañas.

El chico le respondió de la misma forma con enojo.

Quartz hizo lo mismo pero con timidez.

Esta vez el mayor le miró con frialdad antes de hacer el ademán de cerrar la puerta, entonces, Quartz habló.

—¡No estoy jugando contigo! —Exclamó en un susurro— Es que no quiero que tu mami sepa que estamos aquí… —el mayor hizo un gesto, Quartz se encogió en su lugar— sé que no te incumbe pero… por favor… sólo déjame explicarte.

Hubo un incómodo intercambio de miradas, Aleph no parecía dar indicios de dar su brazo a torcer y Quartz no podía hacer nada más que rogarle con la mirada, Orange miraba a los dos chicos aún curioso, no creyendo del todo que el dichoso amigo del que Quartz había estado hablándole durante todo el camino se trataba de ese intimidante adolescente, en especial cuando ese adolescente le miraba con tanto disgusto y frialdad.

—¿Aleph? ¿Quién es? —Preguntó una voz dentro de la casa.

Quartz hizo algunas señas con afán, irritando a Aleph quién solamente se limitó a gruñir y darle algunos golpecitos a la pared.

—Oh, está bien —dijo de nuevo aquella voz femenina.

Aleph finalmente les abrió paso y Quartz sin dejar de mover sus manos agradeciéndole, tomó a Orange del brazo y le metió dentro de la casa, dando pasos lentos y bastante silenciosos.

—¿Qué fue eso? —Preguntó Orange en un susurro mirando con sorpresa el interior de aquella casa tan peculiar.

—Código morse —explicó su amigo en el mismo tono una vez habían llegado a una habitación en el segundo piso, la habitación de. Aleph— la mamá de Aleph es ciega y Aleph es mudo, así que de esa forma se comunican… —entonces calló cuando sintió la mirada del mayor sobre él, Aleph había entrado detrás de ellos y había cerrado la puerta con algo de brusquedad— lo siento…

Orange enarcó una ceja. —¿Por qué te disculpas?

—A Aleph… —pero de nuevo hizo silencio al ver a su amigo acercarse a él de forma amenazante— …olvídalo.

No era que Aleph lo odiara, no era eso, sino que Quartz a veces llegaba a ser bastante imprudente con sus palabras. Por esa vez Aleph lo dejó pasar y gruñendo empezó a mover sus manos con rapidez, haciendo que Quartz se encogiera más y más en su lugar.

—¿En serio? No tenía idea…

—¿Qué? —Preguntó Orange sintiéndose mareado por no poder entender lo que ocurría.

—Mamá y papá han estado buscándome —dijo Quartz con algo de tristeza en su voz, miró a Aleph— ¿les vas a decir? —Aleph contestó con seriedad mientras se sentaba en la cama— Pero es algo larga… ¡no! Está bien, lo haré.

Orange bufó, no le gusta a ser ignorado y menos no estar enterado de algo, miró a Quartz con el ceño fruncido esperando a que le explicara la situación y a su vez, Aleph le miró a él como importándole por primera vez su presencia.

Lo único que Orange pudo entender de las señas de Aleph fue que estaba hablando de él.

—Es un amigo de la escuela —explicó el azabache— me ha acompañado hasta aquí… no, no es… bueno sí… pero… —a medida que hablaba Aleph parecía refutarle, finalmente, Quartz miró al rubio cansado— Orange, ¿no te gustaría tomar una ducha?

Pensó en reclamarle, pero el mayor esperaba con los brazos cruzados y una ceja enarcada. Era de apariencia bastante frágil, piel blanca, delgado, no parecía pesar demasiado y de fuerza, ni hablar, daba la sensación de que se rompería en cualquier momento, Orange normalmente no obedecería a alguien tan… débil, sin embargo, el chico imponía su presencia y parecía que no gustaba de él, y aunque no lo mencionara, Orange también extrañaba dormir en una cama.

De mala gana tomó una toalla de su mochila. —¿Dónde está el baño?

—En el pasillo, ve con cuidado, por favor —explicó el niño agradecido por la cooperación del rubio. Asintió y casi zapateando se marchó de la habitación. Aleph miró a Quartz expectante y éste sólo suspiró: —Bueno… creo que debería empezar diciendo que Orange no es tan malo como parece, sólo… —un movimiento, Quartz asintió— al grano, entiendo, eh… bueno, la verdad es que sí debo empezar por Orange…


*Aleph es propiedad de Danyeda Goofy Panterita.