Hola! Ante todo me presento; mi nombre es Nara, y soy una gran amante tanto de los fics cómo de los videojuegos de rol (véase Skyrim, Dragon Age, Mass Effect, etc); y al ver que hay tan poquitos fics de la mejor saga que existe (es mi punto de vista, obviamente); pues he decidido empezar yo el mío. Sed pacientes, un saludo y espero que disfrutéis con la historia de Avy

SOLEDAD EN LA RUINA

Aquél día tuve una mala sensación.

¿Sabéis aquella sensación tan conocida de que algo va a salir mal? Pues con ella llevaba yo toda la tarde.

Me encontraba en mi estudio, terminando de revisar unos cuántos pergaminos y sumida en mis pensamientos. Estaba cabreada y no dejaba de darle vueltas a lo ocurrido entre Roland y yo. Estaba harta. Harta de que dirigiesen mi vida y de no tener un ápice de libertad.

-Vuestro padre os busca, mi señora.- oí una voz que provenía de la puerta.- Creo que os requiere para un tipo de recado a vuestro hermano...- solté las hojas y suspiré poniéndome las manos en las sienes. Mi hermano iba a marchar junto con la gran mayoría de nuestra guardia y mi padre; y no me hacía nada de gracia que quedásemos en una postura tan vulnerable al carecer de defensas.

-Ya voy.- dije casi gruñendo y oí cómo el soldado se marchaba. Así que salí de mi habitación, bajé y encontré a mi padre junto con el arl Howe en el gran salón. Conocía al amigo de mi padre desde que era una niña pequeña, tanto a él como a su hijo Nathaniel, con el que no me llevaba nada bien, pero los adultos le restaban importancia riendo y diciendo que solo eran cosas de los muchachos de nuestra edad...

Saludé al arl y estuve hablando brevemente con él. Me contó que llevaba ya bastante tiempo queriendo visitarnos pero que no pudo aparecer antes, y que esperaba que en una futura visita le acompañase su hijo, ya que hacía mucho que no nos veíamos "aun que tampoco es algo que me quite el sueño..." me dije. Le otorgué mis mejores deseos y me giré hacia mi padre.

-Avy, cielo, necesito que le digas a tu hermano que parta sin mí. Debe adelantarse, me han surgido varios asuntos que aún debo finalizar aquí, pero les alcanzaré más adelante. No me llevará mucho tiempo.

-¿Qué asuntos?.- alegué frunciendo el ceño. Mi padre como respuesta chasqueó la lengua

-¿Vas a hacerme caso alguna vez sin cuestionarme todo lo que te pido?- Hizo una pausa, como para esperar que yo contestase, pero en vista que no lo hice, decidió explicármelo.- Ha venido un guarda gris...¿Sabes lo que es?

-Una...¿una orden de valerosos guerreros?.- pregunté a pesar de saber ya la respuesta. Pues claro que sabía lo que era. Llevaba desde que era una niña estudiando la historia de toda Thedas, y aquella orden había sido un tema de estudio que me duró meses.- ¿Y qué hace aquí?.- pregunté curiosa.

-Una Ruina está empezando a asolar Ferelden de nuevo. Vengo a buscar nuevos reclutas para que entren en la orden. De hecho un soldado de vuestro castillo, un tal Roland Gilmore parece ser un buen candidato...aun que vos también seríais una buena opción. Dicen que vuestra destreza con las dagas y espadas son impresionantes.- dijo un hombre de piel tostada en el fondo de la sala, en el cual no había reparado antes.

Yo no pude evitar sonreír ampliamente. ¿En serio mis cualidades le parecían útiles?¿Por fin iban a servir para algo?

-¡No es mala idea padre!

-No – dijo casi al instante.- Me niego, Tú no estás hecha para eso. Una Ruina es algo muy serio, muere mucha gente. Es todo engendros tenebrosos y un archidemonio. Me alegro de que nunca hayas visto una y me sentiré aliviado si no la ves nunca de aquí en adelante. Así que deja ese tema, y ve a avisar a Fergus.

-Pero...

- Ahora. Y no me hagas enfadar. Cuando vuelva al castillo más adelante lo hablaremos. Pero por el momento, mi respuesta es un no.

Tensé la mandíbula mientras soltaba un leve gruñido y después suspiré derrotada. Hice una reverencia tanto a Howe como al guarda gris, el cual se presentó como Duncan, y salí del salón para ir a buscar a mi hermano, como mi padre había ordenado.