Tatuajes del alma

"Sabía que parte de su sangre ahora corría por mis venas"

Melissa Camden

Siempre había escuchado decir que los humanos eran demasiado débiles, vampiros, demonios y demás seres sobrenaturales lo decían, sin embargo durante este tiempo viviendo en la oscuridad me había dado cuanta de algo, una completa verdad que si se la decía a alguna de esas personas ignorantes e hipócritas, probablemente me fulminaría con la mirada y me gritaría, quizás simplemente se quede callado, era algo que yo no podía predecir, las cosas variaban dependiendo a quien pensase decirlo; los vampiros se alimentaban de la sangre de los humanos, nos consideraban comida y nada más que eso, pero había algo a lo que no le prestaban mucha atención, y era que sin los humanos probablemente se matarían entre ellos.

Tenía nueve años de edad cuando lo supe, mi familia, el clan Camden había sido invitados a una gran fiesta organizada por algún vampiro poco interesante, quizás no era así pero estoy segura de que no le hubiera dado mucha importancia, mamá modelaba frente al espejo de cuerpo completo mientras yo me recargaba en el ventanal mirando como el viento sacudía las hojas de los árboles, estaba lista, solo tenía que esperar a que mis padres dijeran "vámonos", toda mi vida había permanecido encerrada en cuatro paredes por no ser como los demás. Mire mi reflejo en el cristal frente a mí, mis ojos azules y mi cabello negro combinaban con mi vestido color turquesa, no estaba emocionada y no me interesaba mucho llegar a la fiesta. Mi madre, me había hablado sobre los vampiros antes, me había enseñado la forma en que debía comportarme frente a ellos y lo que sí y no tenía que hacer sin embargo nunca me había dicho quienes éramos realmente los Camden, o mejor dicho, quienes eran ya que yo había nacido como una humana, o al menos eso parecía.

Llegamos a una mansión que desde afuera parecía abandonada, había enredaderas en las paredes y todo era gris pero aun así se veía en buen estado; bajamos unas escaleras y caminamos atreves de una gran puerta de madera para después encontrarnos con mucha gente que cuando entramos hicieron una reverencia; mire a mi madre y después a mi padre quien me acerco a él con su mano en mi hombro, no había expresiones en las caras de mis padres, siempre se comportaban de esa forma frente a las personas, así era como yo debía ser de ahora en adelante. Podía ver la falsedad en los ojos de las personas que se nos acercaban, me miraban con una gran sonrisa en sus rostros, sentía como si quisieran devorarme en ese mismo instante, después de todo ahora yo era la carne fresca, la nueva a la que llamarían "princesa" y tratarían con respeto aun si fueran hipócritas e hicieran comentarios molestos y dolorosos, aun si solo lo hicieran por ser la hija de Valentine e Isabel Camden, no sabía si debía sentirme orgullosa y feliz o simplemente como una humana entre vampiros, ese no era mi mundo, era un lugar en el que yo simplemente no encajaba y al que quizás nunca pertenecería.

Había famosos cantantes y actores en ese lugar incluso empresarios y modelos, todos ellos vampiros, me preguntaba que harían cuando los años vayan pasando durante los cuales ellos debían seguir envejeciendo, algo que claramente no pasaría; supuse que solo se retiraban y después de algunos años volvían a escena.

Tenía un primo, Michael, la única persona con la que podía pasar horas dibujando y escuchando música, todas las demás personas siempre trataban de entablar una conversación que muchas veces era un tema que no importaba mucho ni llamaba la atención; él era algo parecido a mí, era una persona que nunca decía lo que pensaba a menos que te tuviera mucha confianza, le gustaba pasar el tiempo solo sin que lo moleste nadie, era como mi hermano mayor; había estado toda la noche buscándolo entre la gente pero al parecer los Collins no habían asistido, por un momento me sentí sola y triste, no era muy social y no pretendía ir corriendo a saludar amistosamente a la primer niña que se me cruce en el camino, estaba sola.

Habían pasado varias horas desde que llegamos al salón, eran alrededor de las tres de la madrugada y yo me estaba cayendo del sueño,- ¡era humana! Dormía durante la noche ¿y qué?- mis padres me llevaron escaleras arriba a una de las habitaciones de esa gigantesca mansión, era un cuarto grande y sin ventanas, en las paredes color café claro había líneas doradas y en el techo había un gran y brillante candelabro con docenas de velas encendidas en él.

Me recosté en uno de los sofás frente a mí, sin darme cuenta me quede dormida, esa noche comencé a tener un sueño extraño en el que un yo ocho años mayor de lo que era en ese momento estaba entrando a ese mismo salón en el que podía ver a todas las personas que conocía reunidas en ese lugar, pero antes de entrar se detuvo frente a la puerta y miro el suelo, de repente la vi parada en medio del salón sobre un gran charco de sangre, había varios cuerpos con ropas manchadas de sangre en el piso y las personas a mi alrededor ahora cubrían sus rostros con antifaces, mientras la miraban con una sádica y cruel sonrisa; un hilo de sangre deslizándose por su –o mi- barbilla, el vestido blanco estaba teñido de rojo, todos hacían una reverencia, como si me hubieran puesto una prueba que ahora había pasado, la prueba de que ya no era más una humana, -cubrí mi rostro con mis manos intentando no verme en esa situación- no pude haber sido yo la culpable de la muerte de esas personas, no era capaz, sentí una fuerte presencia familiar, levante la cabeza y frente a mi estaba la única persona en todo el salón que no cubría su rostro, era un chico, el parecía conocerla ya que su mirada era diferente a las demás, era una mirada cálida y triste, como si estuviera decepcionado al ver en esa escena, por un momento me sentí avergonzada aunque no lo conociera. ¿Era posible que algún vampiro estuviera manipulando mis sueños? El chico salió y yo corrí tras el dejando a la vampiresa cubierta de sangre parada a mitad del salón mirando la puerta, desgraciadamente no lo encontré, en mi carrera la escuche decir "Christopher", supuse que ese era su nombre.

Desperté de un sueño que parecía no tener fin, probablemente un fragmento de mi futuro, quizás esto era una advertencia, y si, al final descubrí que lo era. Las luces doradas que antes adornaban la habitación ahora se encontraban apagadas, la oscuridad gobernaba la habitación y no había un solo rayo de luz que pudiera colarse, por algún lado, no había un solo sonido, era como si hubiera muerto, me sentí enterrada tres metros bajo tierra dentro de un claustrofóbico ataúd negro, quizás en ese momento a mis siete años de edad tenía una imaginación del tamaño del sistema solar, si no es que más grande claro. Toque la pared desesperadamente con la esperanza de poder encontrar lo más rápido posible la puerta por la que había entrado antes.

Cuando sentí la madera rozar mis dedos la abrí y corrí hacia el pasillo, había pocas velas encendidas y la música se escuchaba a lo lejos, llegue a la parte en la que podía observar desde arriba a las personas en el salón, mis padres no estaban allí así que me fui por las habitaciones buscándolos, quizás esto era demasiado, esta no era mi casa y sentí como si estuviera invadiendo la privacidad de los dueños, me di cuenta de que solo quedaba una puerta frente a mí, la abrí; dentro había muebles cubiertos con sábanas blancas a las que solo las iluminaba la luz de la luna que entraba por la gigantesca ventana, me pare y mire un gran lago frente a la casa, los arboles lo rodeaban como si quisieran que el único lugar desde el que pudiera verse fuera atreves del cristal frente a mí.

Recorrí la habitación y encontré otra puerta, dude un momento en abrirla, me sentía como Alicia en el país de las maravillas, no me sorprendería si de repente me encontraba frasquitos con pociones raras dentro. Estaba segura de que mis padres no estarían allí dentro pero aun así sentía como si algo me dijera que debía entrar, lo hice, era una habitación llena de espejos, todos los espejos que debían estar esparcidos por la mansión se encontraban dentro de este lugar, lo pensé y llegue a la conclusión que esto no debía ser nada raro, después de todo los propietarios de esa casa eran vampiros, vampiros sin alma que no se podían reflejar en un espejo por las cosas malas que habían hecho durante su larga vida.

Escuche un ruido en una de las esquinas del cuarto, cuando voltee vi una figura sentada en el suelo, todo estaba oscuro, así que no podía ver muy bien, me acerque y me di cuenta de que era un chico probablemente un poco más grande que yo, me acerque a él y parecía estar dormido, quizás él vivía en la mansión, si se daba cuenta de que yo estaba ahí quizás me saque a patadas, me voltee lista para levantarme pero sentí una fuerza jalándome.

Caí sentada en las piernas de la persona detrás de mí, me abrazo fuertemente acercando su rostro a mi cuello mientras olía mi cabello. Me mordió. Comencé a sentir como toda la sangre de mi cuerpo era jalada, sentía como si lo conociera, como si él hubiera bebido mi sangre antes; trate de quitarlo de encima pero mi cuerpo no respondía, estaba inmóvil, por mi cabeza pasaban imágenes muy rápidamente, era mi sueño, el que había tenido hace poco tiempo, lo vi todo de nuevo pero esta vez vi más, me preguntaba si era posible que quien estuviera robando mi sangre en este momento fuera la persona que vi mientras dormía, ¿un intercambio de sangre?, era lo único que podía estar pasando en ese momento, mi sangre se mezclaba con la suya.

No supe como lo hice pero salí corriendo de esa habitación sin mirar atrás hasta llegar al pasillo, con mi mano derecha cubriendo mi cuello cruce otro pasillo y entre a un baño, comencé a lavar la herida y me quede allí hasta que dejo de sangrar, después tome el listón que llevaba en la cabeza era de rayas azules y negras tenía una rosa negra en medio, lo ate a mi cuello para cubrir la mordida y me cerciore de que haya dejado de oler a sangre, después salí y volví al salón.

Pedí a mis padres que nos fuéramos inmediatamente, no sabía si podía decirles lo que me había pasado y decidí que era mejor no hacerlo, ellos no sospecharon nada aunque cuando llegamos a casa mi madre solo se me quedo mirando –"me gusta como se ve ese lazo en tu cuello"- ella sonrió y acomodo el moño juro que por un momento me sentí morir no me podía imaginar a mi madre enojada después de todo ella siempre sonreía.

Subí corriendo las escaleras con dirección a mi cuarto y cerré la puerta.

En la mañana después de bañarme me mire al espejo y me di cuenta de que la mordida había desaparecido casi por completo, mi piel solo se veía un poco roja, sabía que parte de su sangre corría por mis venas y que por esa razón la herida en mi cuello se curaría rápido así como todas las que llegase a hacerme de ahora en adelante porque desde ayer mi yo vampiro comenzaría a despertar lentamente tenía miedo de que no fuese bueno y de que el sueño en el que todos me veían orgullosos se hiciera realidad.

¿Reviews?

Bien esta historia nueva es la que más he tomado en serio, incluso he hecho dibujos de los personajes que pueden ver aquí

Gracias por leer

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"Bajo la lluvia"

Que será mucho más largo que este, solo fue una probadita, los recuerdos de nuestra protagonista.

.:IsaKuroki:.