Universo alterno. Nada me pertenece, ni siquiera la computadora la compre yo. ¡ha!
Llevaban ya dos años de novios y la verdad es que todo parecía perfecto; el la amaba, ella lo amaba, sus amigos y ellos convivían decentemente entre si, nadie en la escuela decía nada al respecto sobre ninguno de los dos, pero eso era tan sólo por el hecho de ser Draco-te-callas-o-te-arrepentirás- Malfoy; como fuera todo parecía perfecto, pero había un pequeño, diminuto, e infinitesimal detalle.
-¡quiero conocer a tus papás! ¿Qué tiene de malo?- pregunto Draco a su novia sentado en uno de los sillones de la sala que tenían en la torre de los premios anuales.
Para resumir, cuando los nombraron premios anuales y la asignación de vivir juntos en la torre dedicada a los premios anuales, ambos se gritaron palabras de odio y venganza el uno al otro enfrente de Snape y Mcgonagall… sobra decir que recibieron una tremenda reprimenda, castigos y puntos menos para sus respectivas casas.
Con el paso del tiempo, empezaron a madurar, olvidando sus rencores en la sala de la torre cuando se besaban al final de cada día. Era el mismo ritual de siempre, ningún hola y ningún hasta mañana, llegaban, se observaban unos segundos (los suficientes para llegar al love seat de la sala) y comenzar a besarse como si fuera el único beso de sus vidas. El resto es historia.
Y así había sido desde quinto hasta el séptimo año. Hermione se lo pasaba fenomenal, disfrutaba mucho despertar en la cama de Draco, sabiendo que tal vez no seria la primera, pero si la única que de ahora en adelante se metería en las sabanas de cualquier cama que tuviera por propietario a Draco Malfoy.
En la torre había una extensa colección de libros que no se conseguirían en la biblioteca del colegio y Hermione ya había leído cada uno de ellos, pero en ese momento no quería leer así como tampoco tener esa conversación, por lo tanto revisaba los tomos solamente para poder estar a espaldas de la mirada penetrante de Draco.
-ya te dije, que no soy como las otras, no tienes que ir a conocer a mis padres porque sea un ritual o lo que sea, estamos bien como estamos
-ya se que no eres como las demás, por eso estoy contigo, pero quiero demostrarte lo importante que eres para mi y quiero conocer a tus padres- Draco sabia que estaba revisando títulos solo para evitarlo, la conocía demasiado bien y también sabia que el iba a salirse con la suya, era un Malfoy.
Hermione secretamente se enterneció por lo que había dicho, pero eso no quería decir que le iba a dejar ganar tan fácilmente.
-lo siento, pero yo digo que no conoces a mis padres y punto- dejó los libros en su lugar e iba ya subiendo a su dormitorio con la clara intención de no dormir (aunque pocas veces lo hicieran) en la misma habitación y cama que Draco, cuando el volvió a hablar.
-¿Qué te asusta? ¿Hay algo que no deba de saber de ellos, o ellos no deben saber de mi?- ante esto, Hermione se giró y lo encontró al pie de la escalera mirándola fijamente.
-claro que no, no es eso…
-Hermione, yo soy muy clásico, desde pequeño me enseñaron toda clase de modales y etiquetas y conocer a los padres de mi futura esposa está entre ellos- para ese momento Draco estaba enfrente de ella y había acunado su rostro entre sus manos –pero no te preocupes ya no te voy a presionar- la besó y continuó subiendo las escaleras lentamente.
Hermione estaba parada en seco observando cada uno de los movimiento de el, algo no andaba bien, lo sabia, el problema era que iba a hacer al respecto para que la convenciera de dejarlo entrar a su casa.
Draco se detuvo justo antes de entrar a su cuarto y dijo –pide permiso con tus padres, vas a pasar las navidades en mi casa- y con eso entró y cerró la puerta de su alcoba.
Hermione sólo pudo murmurar –eres un tramposo-
Al día siguiente Hermione había llegado muy temprano al gran comedor, se sentó y comenzó a comer una tostada de mermelada.
-¿te peleaste con Draco?- pregunto Ginny que se sentó a su lado y la imitó.
-no precisamente- dijo son voz apesadumbrada
-¿quieres hablar de lo que pasó?
-quiere conocer a mis padres-
Ginny la miró sorprendida y esperaba una respuesta de Hermione, pero como no lo hizo comenzó a hablar -¿y que tiene de malo?-
-tu también
-dime que tiene de malo, muchas imploran que ellos quieran conocer a sus padres, otras matarían por que dijeran esas… palabras- y agitó los dedos como si estuviera contando una historia de terror.
-ok, no se que hacer, nunca me había pasado esto. Draco es mi primer novio y llevarlo a la casa es sinónimo de estar formalizando la relación.
-sigo sin entender, ¿Qué hay de malo en eso?
Hermione suspiró y dejo la tostada en el plato, que solo tenia una sola mordida.
-toda mi vida, cuando me imaginaba al lado de un hombre era viviendo juntos y felices, pero jamás me imaginé casada o tener una relación de más de dos años… creo que le tengo pavor al compromiso.
Ginny la observó sin hacer ningún movimiento
-¿tu madre te dejo caer de chiquita?
Hermione le metió un codazo entre las costillas, Ginny solo hizo una mueca y volvió a hablar.
- conociéndolo de estos seis años viviendo en el mismo castillo, sabiendo de las maldades que ha hecho a muchas personas para conseguir lo que quiere, aunque lo quiera sea tan insignificante como un tarro de tinta… ¿crees que tiene algún plan para poder llegar a tu casa?-
Hermione la miró con ojos de derrotada –me ha obligado a pasar las navidades en su casa… voy a conocer a sus padres.
Ginny tapó su boca con ambas manos y la cara de asombro no tenia precio. Harry llego a su lado y comenzó a elegir lo que desayunaría.
-buenos días chicas- tocando la cintura de Ginny, ella se giró con una cara de tranquilidad tan distinta a la anterior, lo besó y volvió a hablar. -¿algo interesante hoy?-
Ginny sonrió malévolamente y lo miró directamente a los ojos –eres el hombre perfecto.
Hermione comprendió que se había tratado de una indirecta muy directa, se levanto de mal humor y salió del salón.
-¿Qué le paso?- pregunto Harry
-nada mi vida- y lo besó en la mejilla.
Había llegado el tan fatídico día para salir del castillo rumbo a las casas a pasar una alegre y tranquila navidad… menos para Hermione Granger que había volteado su alcoba buscando ropa decente para llevar a la mansión Malfoy.
Tocaron suavemente la puerta y entró Draco. -¿te ayudo?- su voz sonaba tan falsamente infantil que poco faltó para lanzarle de lleno con el florero que tenia cerca de ella.
-hola amor- Hermione también sonrió y lo saludó tan falsamente sacando de el la media sonrisa que la derretía.
-olvidemos las falsedades y dime todo lo que quieras decirme
-¿te parece si te digo que eres un tramposo y embustero? ¿No te cansas de obtener todo lo que quieres?
-cariño, si me hubiera cansado de obtener todo lo que quiero, no estaríamos hablando como dos amantes civilizados, si no como dos cavernícolas que no aceptan que se aman.
-eso ultimo no tuvo sentido
-lo sé, era solo para distraerte y hacerte esto-
La tomó de la cintura atrayéndola suavemente a su cuerpo, acercando su cara milímetro a milímetro disfrutando de las múltiples emociones que ella tenía, dejando al descubierto que sí, siempre lograba lo que quería.
-¿te das cuenta porque nunca me canso de obtener lo que quiero?- su mano derecha se desprendió del amarre de su cintura y comenzó a bajarla lentamente a su muslo, levantando delicadamente la falda que cubría sus torneadas piernas, llegando a jugar con el elástico de su delicada tanga.
-¿quieres que me canse de obtener todo lo que quiero?- murmuró en el espacio que hay entre su lóbulo y el cuello.
Hermione tenía que aceptar que Draco era un mentiroso y un tramposo, pero en esos momentos adoraba que lo fuera sólo para conseguir revolucionar sus hormonas como él sabía hacerlo.
E inesperadamente se apartó, con las manos entrelazadas en su espalda, comenzó a recorrer toda la habitación revisando con la mirada todo lo que estaba tirado en el suelo.
-en mi opinión solo lleva cosas indispensables como tu fragante shampoo con aroma a fresas que tanto me gusta o tu perfume de rosas que me… enciende- la mirada de Draco era para derretirse, de no ser porque estaba un poco enojada con el, se hubiera arrojado a sus brazos y terminarían en su cama, pero ella sólo se limito a levantar una ceja.
-¿eso quiere decir que de nuevo te saliste con la tuya y que me compraste todo un guardarropa para usarlo en una navidad?- cruzó los brazos, solo para evitar que su cuerpo la traicionara y no se pegara a el por los labios.
Draco sonrió ampliamente y extendió los brazos, caminó hacia ella y la abrazo –cariño, me conoces perfectamente, solo tú puedes sacar lo peor de mi en beneficio tuyo y no darte cuenta que solo quiero lo mejor para tí-
Hermione se soltó y volteo su cara –largo de aquí, en una hora estaré abajo- y le dio la espalda.
Unos segundos después sintió que la abrazaba y le susurraba al oído –tendrás tu propia alcoba, pero puedes ir en la noche a la mía, claro si ya no sigues enojada para ese entonces- y salió.
La verdad ya no estaba enojada en lo absoluto. Estaba aterrada.
Bajando del tren inmediatamente se dirigieron hacia la salida de la terminal de trenes para ser interceptados por un hombre alto, mucho mas alto que Draco y vestido muy formalmente al puro estilo muggle.
-Draco, por aquí esta el auto- los tres comenzaron a caminar por la calle y encontraron un coche muy elegante y demasiado muggle para alguien como Malfoy. Draco la ayudo a subir mientras el hombre acomodaba sus maletas en la cajuela y así emprendieron su camino.
Hermione retorcía sus manos y miraba por la ventanilla, su boca estaba completamente seca y su mente estaba ocupada en la invención de frases que podría usar cuando se encontrara con los padres de Draco.
El tomo sus manos delicadamente y ella lo miro –no estés nerviosa, tampoco te iré a arrojar a la vergüenza, mis padres son algo anticuados, mi padre proviene de una antiquísima familia que se han dedicado a ser aurores… son un poco serios pero nada de lo que tu no podrías manejar si estuvieras enfrente de Mcgonagall-
Hermione suspiro y volvió a mirar por la ventanilla –pero a la profesora Mcgonagall la conozco desde hace años y yo soy la mujer que viene a arrancar de los brazos de su madre a su único hijo-
Draco soltó una gran carcajada. Eso le ayudo mucho a relajarse, Draco nunca sonreía y mucho menos se reía, por lo menos no al resto del mundo.
-no siempre eres una sabelotodo insufrible-
-¿ahora soy cómica? ¿Qué cosas debo saber antes de llegar a tu casa?…
Draco sonrió y acaricio su nariz, volviendo a observar hacia el frente.
Al poco rato llegaron a la mansión y volvió a formarse el nudo en la garganta de la que se había ya acostumbrado desde hacia semanas.
Bajaron del auto en cuanto este se aparco y una elfa abrió la puerta de la mansión.
-Amo Malfoy, sus padres ya lo están esperando en la sala principal
-en un momento subimos Dorothy- después volteo a ver a Hermione que tomó de la mano para entrar –no digas nada, convencí a mis padres de pagarles, darles vacaciones y todo eso de lo del P.E.D.D.O.- Hermione sonrió y de nueva cuenta se relajo un poco.
Hermione siempre imagino que su casa seria bastante austera, ya que al venir de una estricta familia, la decoración seria muy simple o nula; aunque tal vez se tratara de navidad, pero la casa estaba exquisitamente decorada con arboles blancos por cada rincón, velas que flotaban en el aire dejando un agradable aroma a canela y demás cosas que no pudo incluir en la lista ya que entraron a una gran sala que tenia como fondo un ventanal de cristal y a sus padres sentados en un sillón en frente de ellos.
Ambos se acercaron a ellos y sus padres se levantaron a saludarlos
-buenas tardes, soy Lucius Malfoy, ella es mi esposa Narcissa, encantados de tenerte aquí- aunque fue muy cortes Hermione notó nula emoción en su voz y la misma mirada con un dejo de arrogancia que había heredado a su hijo.
-buenas tardes querida, siéntense, ahora mismo traerán el te- dos elfos entraron caminando con dos charolas de plata, una con la tetera y cuatro tazas y otra con pastas para acompañarlas.
Hermione tenía una pequeña sonrisa nerviosa debido a que el temor que inspiraba el señor Lucius era tal que creía que en cualquier momento la regañaría por cualquier cosa.
-¿Cómo ha estado su ultimo año?- pregunto Narcissa, había algo en su tono de voz que a Hermione le pareció como si estuviera ansiosa.
-perfecto- respondió ella, tomando el te que le servía uno de los elfos y dejándolo en su regazo.
-¿Cuánto tiempo llevan juntos?- pregunto Lucius más a su hijo que a ambos.
-dos años padre- Draco no había dejado de tomar su mano y ahora acariciaba su dorso con el pulgar en forma de círculos, la señal que ella tomaba cuando algo se avecinaba, ante esto comenzó a estar ansiosa y respiraba un poco más profundamente.
-¿y tus padres aprueban esta relación?- Lucius sorbió un poco de te sin dejar de mirarla con la misma mirada penetrante que Draco le hacia cuando quería obtener algo. Si la mirada no era suficiente así como la situación, comenzó a hiperventilar y a sentirse mareada.
Titubeando un poco al responder dijo –eh, ellos aun no saben de nuestra relación- aunque estuviera tomada de la mano por el, ambas manos comenzaron a temblar de lo nerviosa que estaba sin poder detenerlo.
-es un poco difícil para ella, soy su primer novio- Hermione enrojeció violentamente y le pareció muy entretenido observar la taza en sus piernas.
-por supuesto- contesto el señor Malfoy, dejo la taza y se levanto del sillón –disculpen que tenga que retirarme, el deber me llama- se despidió con un asentimiento de cabeza y salió de la sala. Nadie se movió ni dijeron nada hasta que escucharon cerrar la puerta principal y entonces supo porque la señora Malfoy estaba tan ansiosa.
Inmediatamente dejo su taza en la mesita de café y se sentó al lado de Hermione con una gran y cálida sonrisa, Draco también sonrió y se sentó más cómodamente en el sillón.
-disculpa a mi marido, es muy formal con todo. Estamos encantados de conocerte, siempre estoy acosando a mi hijo para que me cuente todo sobre ti, pero ahora que estas aquí me lo contaras todo de primera mano.
Hermione dejo de estar nerviosa y por fin logro lo que había esperado, la paz y tranquilidad que le inspiraba la señora Malfoy la hacia sentirse suave. Toda la tarde se dedico a bombardearla con preguntas y después cuando decidió mostrarle toda la mansión siguió bombardeándola con anécdotas de su vida.
-… y así conocí a Lucius, en un bar muggle de América- para ese entonces Hermione ya estaba mucho mas que relajada y los tres estaban comiendo en uno de los comedores que poseían. Después de cenar, Draco se disculpó y se retiro a la biblioteca para revisar las finanzas de la casa, al pasar tanto tiempo fuera su padre, él tenía que encargarse de esa parte.
Antes de entrar a la alcoba que le había asignado la señora Malfoy le dijo –estas en tu casa, cualquier cosa que necesites pregúntale a los elfos, que duermas bien querida- beso ambas mejillas y se retiro. La alcoba de Hermione estaba al lado de la de Draco, nunca supo si Draco le había dicho algo o fue simple coincidencia, pero la simple idea de que sus padres estuvieran al tanto de su vida intima la hacia sonrojarse como lo hizo horas antes.
Enseguida de haber entrado a la alcoba escucho claramente abrir y cerrar la puerta y al voltear observo a Draco parado en la puerta con la media sonrisa que le encantaba.
-¿terminaste lo que tenias que hacer?- pregunto mientras observaba en el closet lo que podría ponerse para dormir, un camisón que le llegaba debajo de la rodilla estaba bien y sugería que su suegra se lo había escogido; como Draco había dicho que solo empacara lo necesario y quería vengarse de haberla llevado a su casa, empaco todo lo que justamente usaría debajo de la ropa.
-venia a ver si necesitabas de mi ayuda- murmuro lo suficiente bajo para hacerlo casi un susurro, la mansión estaba tan silenciosa que no le costo oír lo que dijo.
-no te preocupes, solo voy a darme una ducha muy rápida y me iré a dormir- tomo el camisón y las prendas interiores que usaría para dormir. Al salir se dio cuenta de que Draco la estaba esperando en el sofá que tenia enfrente de su cama, y el inmediatamente comenzó a recorrerla con la vista de pies a cabeza deteniéndose un poco en las partes que mas le gustaban de su cuerpo.
Hermione sonrió y le dijo –pensé que ya te habías ido a dormir- estaba apartando el edredón blanco y las sabanas que cubrían el suave colchón, pero antes de subirse a la cama apagó casi todas las velas que iluminaban la estancia menos dos que iluminaban perfectamente su cuerpo dejando en la completa oscuridad a Draco. Lentamente se fue quitando el camisón para quedarse con un brasier de encaje rosa y una tanga a juego, escucho la respiración rápida de el y antes de que el diera un paso hacia ella, lo petrifico, dando un sonoro ruido en el piso.
Hermione con una ancha sonrisa se acerco a verlo y se sentó a horcadas sobre de el, acerco su cara y le murmuro –no se cuanto tiempo estarás castigado, pero hoy tampoco tendremos sexo, te recomiendo que duermas en la tina con agua fría- le levanto y comenzó a levitarlo hasta su alcoba. Ahí dentro lo acomodo en la cama y lo cubrió como si se tratara de su pequeño hijo.
-buenas noches- le dio un beso y desapareció en la oscuridad.
saludos chicas, es este es un mini fic, tendrá solo dos capitulos, el resto se los tendre para el viernes. Cualquier cuestionamiento, critica o aplauso para eso estan los reviews (amamos los reviews ¿no?). Se les quiere a todos por igual.
Audrey Agnes II
