Egoísta.
Creíste que tomabas la decisión correcta, que hacías lo mejor para mí. Con lo que no contaste fue con que lo único que yo quería… era a ti.
Disclaimer: Inuyasha no me pertenece. Es cosa de Rumiko Takahashi.
Drabble.
Jugueteo con la brizna de hierba, la retuerzo entre los dedos. Casi inconscientemente. Y es que en este lugar no puedo pensar en nada que no seas tú. Ni siquiera en algo tan diminuto, tan trivial como la pequeña hebra. Tú, solo tú tienes ahora espacio aquí, en mi cabeza.
Este es el sitio donde me besaste, por primera y también última vez, hace ya cinco años. No he vuelto a saber de ti. Y, a pesar de ello, siempre te estaré esperando. Siempre. Por si algún día te arrepintieras, por si algún día llegaras a entender que tu decisión no fue la correcta. Que te equivocaste.
Me suplicaste que lo entendiera. Dijiste que no podrías irte sabiendo que yo estaría esperándote, esperando a que regresaras. No, simplemente porque no sabías cuándo podrías hacerlo. Y temías que eso me hiciera volver a los brazos de Kôga.
Me rogaste que comprendiera que, por mucho que me querías –o quizá precisamente por eso-, no podrías soportar saber que había renunciado a todo por estar a tu lado. Intentaste hacerme ver que no podía abandonar mi vida solo por ti. Me aseguraste que no te interpondrías entre nosotros.
Excusas. Solo fueron excusas. Estúpidas excusas. Porque lo que jamás llegaste a comprender es que eso era algo que yo estaba dispuesta a intentar. Algo que quería hacer.
Quizá solo tenías miedo. Quizá no me amabas tanto como deseabas hacerme creer. O, quizá, sencillamente, no necesitabas estar a mi lado. No querías.
Ya no importa. Puede que nunca lo sepa, que nunca llegue a comprender por qué tomaste esa decisión, la decisión de abandonarme. De negarte siquiera intentarlo.
Todo lo que sé, lo que de verdad creo, es que fuiste egoísta. Pura y llanamente egoísta. Me hiciste creer que era lo correcto. Juraste que me arrepentiría si echase a perder todo lo que había vivido con Kôga. Y puede que tuvieras razón. Quizá me hubiera arrepentido. Pero, ¿sabes…? Hubiera merecido la pena. Porque, Inuyasha, de lo que sí me arrepiento, de lo que me lamento todos los días es de no haber conseguido convencerte para que me llevaras contigo.
Porque ahora que estoy sola, completamente sola, me doy cuenta de que, aunque querías lo mejor para mí, jamás se te ocurrió pensar que lo que yo quisiera pudiera ser más importante. Que hubiera estado dispuesta a dejarlo todo, absolutamente todo, por ti.
Sí, fuiste egoísta. Nunca lo entendiste y, probablemente, nunca llegues a hacerlo. Y, aun así, yo siempre te esperaré…
Fin.
Este lo escribí hace años pero como no me gusta como quedó… Pues nunca me había animado a subirlo. Ni siquiera sé por qué he decidido darle una oportunidad ahora. Simplemente lo encontré en una carpeta del ordenador, abandonado, y… Bueno, aquí está.
