Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

"Mi jefa pervertida"

*Inconveniente matutino*

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—¡Naruto...-kun! ¡Mmmhhh! ¡Aahh~! ¡Ngh!

¿Cómo había llegado a esto?, ella misma se lo preguntaba ahora mismo, su mente rebuscaba entre sus recuerdos y aun así no encontraba nada, y es que no había motivos o razones para que acabara de un día para otro metiéndose dedo mientras pensaba en su sexy y candente jardinero.

¿Quién necesita razones para hacerse una buena paja?

Eso le había preguntado su Hinata interior, la muy sinvergüenza seguía duro que dale al molcajete, y si, en parte tenía razón, nadie anda por el mundo buscando razones para pajearse duro y tendido, solo se necesita inspiración y un poco de necesidad, eso y nada mas.

Pero bueno, se podía decir que él tenía la culpa, ¡si!, él tenía la culpa, todo por ser tan jodidamente sexy, le valía madres que nadie fuese culpable de ser sexy, sólo debía culparlo y esa era la razón mas congruente, era una mierda pero era su puta mierda.

Todo comenzó esa mañana, hermosa y calurosa mañana de verano, había bajado después de desayunar para ver como iba su jardín, solía hacer lo mismo cada mañana así que se podía decir que era una rutina sagrada o algo así, ella vestía un delgado vestido blanco en conjunto de unas lindas y sencillas sandalias, después de todo estaba en casa y no es como que el presindente del país fuese a llegar a esas horas, incluso dudaba que el presidente supiese de su casa, si bien su padre es importante pero no hay por que exagerar.

El punto es que iba bastante fresca, había bastante calor y cocinarse en sus jugos no estaban en los planes del día, en cambio ir y trabajar junto al jardinero en sus nuevos rosales si que estaba en los planes, así que a paso divertido y hasta coqueto avanzó a la cabaña de hospedaje del señor sexy -llamese también jardinero-, iba decidida a tocar la puerta pero ésta ya se hallaba abierta así que penso: "una invitación directa a pasar", bueno quizá se había equivocado un poco.

Al entrar al lugar no pudo ni hablar, el señor sexy andaba apresurado -quizá se quedó dormido-, se notaba acababa de tomar un baño pues andaba con una tolla -peligrosamente- amarrada a la cintura, en algún momento el pequeño Kurama soltó un ladrido desde las escaleras y asustó al señor nalguitas -sigue refiriendose al jardinero- que se le cayó la toalla dejando todo su extenso, parado, redondo, firme y bien formado trasero al aire, un hilillo de sangre salió de las fosas nasales de ella, pero al verlo doblarse para tomar la toalla le provocó una hemorragia de magnitudes garrafales, por un momento creyó que estaba reglando por la nariz -lo cual sería asqueroso-, pero no podían culparla, el hombre le había mostrado todo, le vio aquél lugar que de ser ella hombre -y semesito sabroso para ser precisos- sería el mismísimo paraíso, seguido de que vio aquél par de duraznos rosados y rellenos contonearse cuál tetas de Jessica Rabbit, y mas adelante alcanzó a ver un arma de temer, un arma de fuerza, un arma bruta pues. A nada estuvo de desmayarse.

Pero sepan que Hinata Hyuga no es una pervertida acosadora violadora -al menos con la mirada- de jardineros ardientes que parecían salidos de una película porno alabada por la academia y ganadora de premio oscar al hombre mas orgasmeante. ¡No, claro que no!, ella era una chica descente -medianamente descente si se trataba de su hermoso jardinero- y es por esa razón que cogió su dignidad y su sangre para salir de ese lugar a toda prisa antes de terminar viendo todo a cámara lenta y ya no solo las sombritas y la punta, que alguien la salve de la perversión por favor.

Después de semejante vista era normal que ella corriera para evitar que alguien la viera con la cara de percertida que seguro ahora mismo cargaba, sería trágico si su hermana menor la viera, un trauma que la pobre niña no superaría ni con terapias eternas, es por eso que corrió tanto como sus flacuchentas piernas se lo permitieron y se encerró en su habitación.

Su pecho -grande por cierto- subía y bajaba, su cabello estaba cubriendo su cara y seguro que el pobre era un completo desastre, caminó hasta llegar al baño y se limpió la nariz, se observó detenidamente y sonrió de no haber sido pillada, menuda suerte tenía, estaba por regresar y tirarase sobre la cama cuándo vio que sus pezones se erguían cuál bandera en desfile, pasó sus dedos por ellos y entonces se le escapó un jodido gemido, de esos que salen cuándo te están follando duro y sabroso -según palabras de sus precoces amigas-, entonces movió sus piernas y si, ahí estaba mas mojada que Sakura cuándo Sasuke la rechaza, lo bueno que no se había mojado nivel sakura cuándo sasuke la humilla, eso de por sí ya es una humillación, y mira que ella es virgen.

Hinata tenía planes, uno de ellos era bajar de nuevo, superar la imagen del señor orgasmos desnudo y continuar juntos con el hermoso trabajo de los rosales, así que no podía salir con ese vestido que casi decía "Hey, mira mis pezones, están así por que te he visto las pelotas", no señor, es por eso que se lo sacó en un instante y corrió a la habitación para colocarse un jersey, poco le importaba cocerse en sus jugos, así que se movió rápido hasta el ropero sin embargo de camino chocó con un bate que golpeó suavemente su entrepierna, mismo que le provocó otro gemido, ahora que lo miraba bien, sus bragas estaban húmedas, bastante húmedas por si fuera poco, así que humillada por su mala suerte se tiró en la cama con la intensión de llorar.

¿Les ha pasado que su yo interior es una sucia pervertida con cara de violadora?, ¿no?, pues a Hinata si, su yo interior es bien perra y en su modo perra le hizo mover su virginal mano hasta su vientre y la otra a los pechos descubiertos, la Hinata interior era una guarra.

El movimiento de su mano sobre uno de sus pechos era suave, la sensación de movilidad sumado al calor que me proporcionaba le parecía muy bueno, sus pezones eran constantemente rozados por los dedos y movidos de un lado a otro lo que le provocaba infinidad de sensaciones, los gemidos no se hicieron esperar, era una sensación deliciosa que le recorría desde los pechos, bajaba por la columna y se perdía en su húmeda intimidad.

Cansada de solo acariciar au vientre, llevó su mano hasta la zona de calor que palpitaba deseosa de más, estaba tan húmeda y sensible, los dedos indice y cordial se abrieron paso entre los labios hasta rozar con el clítoris que le hizo vibrar.

Las caricias que se propinaba a si misma la estaban volviendo loca, no podía parar de gemir mientras acariciaba todo su cuerpo, en algun momento su mente se hizo de su lado mas pervertido y su imaginación comenzó a volar.

Podía claramente ver a Naruto, con el rebelde cabello rubio húmedo, gotas de cristalina agua que caían por su pecho, cuello y brazos, unas mas que se perdían en el triángulo del paraíso, con la mirada brillante y rebosante de lujuria, pasaba la punta de su venenosa lengua por sus labios y finalizaba mordiéndolo en una expresión de seducción en su máximo esplendor, la risa rasposa y masculina que era capaz de provocar mil orgasmos por segundo y una amenaza latente de hacerle gozar como nunca.

Ver a un rubio de ojos azules que se arrastra por la cama hasta subirse sobre ti, tiene que ser el sueño mas erótico de la vida, la mirada que recorre cada rincón de la cama y que observa hasta el último centímetro de piel, las manos grandes y rasposas que recorren el cuello, la clavícula, los hombros y se pierden en los pechos, los apretan, los amasa, tira de ellos y los pellizca, haciendo gala de la autoridad y huevos que tiene para hacer todo cuanto le plazca y venga en gana, todo con un único fin. Follar rico y tendido.

El sonido acuoso que surgía de sus pliegues la avergonzaba fuertemente, era el sonido de la propia perversión, pero a él parecía parecerle una sinfonía única y placentera, arrastró su rasposa mano hasta colarse por debajo de la húmeda braga que comenzó a bajar al son que él imponía, se sentía un rey haciendo su voluntad, realmente incluso lucía como uno.

Los dedos largos abrieron los pliegues y se colaron entre ellos hasta chocar con el clítoris que masajeaba con fuerza, era tan malditamente delicioso que sentía que se perdía a sí misma, maldita fuese la hora en que Naruto le había pillado, aun que... No recordaba haberle visto entrar en ningún momento.

Observaba con las mejillas fuertemente sonrojadas como el rostro del rubio se perdía entre sus piernas con una sonrisa perversa, al sentir la presión de la lengua de ese hombre contra su clítoris sintió que moría y sin aviso se aventuró en un fuerte y desgarrador orgasmo que arrasaba con todo a su paso dentro de su mente y sus ser, mismo que le mantenía las piernas temblorosas y el escarchado sudor surcandole el rostro mientras sus ojos buscan aquella mata amarilla que era un torbellino en su entrepierna, sin embargo ahora mismo no encontraba a nadie.

La realidad le cayó cual valde de agua fría que le apagó toda la excitación hasta hace poco reunida, ella que se jactaba de ser una señorita descente, toda una dama de sociedad -según palabras de su hermano y padre-, una florecita llena de porte había terminado masturbándose mientras fantaseaba con su sexy, fornido, bronceado y siempre apetecible jardinero que estaba mas bueno que los roles de canela, sobre todo cuándo se ponía aquél pantalón marrón que le quedaba de maravilla, le apretaba el redondo trasero y seguro que si corría este se mantenía firme como debía ser, tan hermosamente di-vi-no.

Bueno, retomando el tema inicial y dejando un poquito de lado lo bueno que está el jardinero, la verdad es que se sentía avergonzada, jamás se imaginó que terminaría masturbándose cuál adolescente en época hormonal, y no es como que jamás se haya masturbado, el problema no es meterse dedo -aun que ella no metió dedo-, el problema realmente era que lo había hecho mientras pensaba en el jardinero, es que hasta lo había imaginado tocándola y faltandole al respeto de una manera tan deliciosa y para nada reprochable.

Pero dejen ya que lo pensó, lo imaginó y fantaseó, lo que mas de dolía de todo es que sólo fuese eso, una cruel fantasía, mira que eso es crueldad divina, por que teniendo a semejante adonis a unos metros de distancia y que no pueda ir para hacer sus fantasías realidad, eso si que es triste, mas triste que México perdiendo en los cuartos de final del mundial -como siempre-.

Treinta minutos después y ya recuperada del orgasmo se levantó de la cama feliz -todo por que ya no parecía bambi queriendo caminar-, levantó la ropa sucia y la colocó en la cesta de ropa sucia, tomó una toalla y fue a darse un baño de agua fría -para quitar los restos de la excitación-, ya limpia y con ropa fresquita -short y un top- salió de nuevo de su habitación, ya saben con toda la actitud, saludó a algunas chicas de limpieza y salió al jardín para un tardío encuentro con el señor de los duraznos.

—Buenos días señorita -saludó tan galante como siempre y con esa hermosa sonrisa digna de un ángel-

—Bu-buenos días, Naruto-kun -no podían culparla, realmente intentó evitar el tartamudeo-

—Pensé que ya no vendría -se colocó de rodillas para mover un poco la tierra-, pero son rosales, no había forma de que no viniera.

—Lo siento, tuve un pequeño percance, pero ya estoy aquí -dio una vuelta sobre si misma con la para nada evidente intensión de mostrarle se corto short-

—Luce hermosa ésta mañana, es un honor verla de esa manera, pero ¿no cree que a su padre y hermano le molestará?

—Es que hay calor, no te preocupes Naruto-kun no dejaré que te tachen de pervertido, ese par de celosos no se acercarán a ti.

—Bueno, eso me deja mas tranquilo -sonrió con dulzura que Hinata sentía que se derretía-

La vida para Naruto era bella, mas que bella era hermosa, tenía poco mas de un año desde que había llegado a trabajar con la familia Hyuga, él tenía su título como arquitecto, sin embargo la jardinería le parece fascinante y cuándo conoció el hermoso jardín de la familia decidió que podría trabajar muy feliz allí, además que la paga era buena y le daban incluso un lugar donde vivir, lo que ellos llamaban "pequeña cabaña" que lucía mas bien como una casa moderna de lujo. Así es la vida de los ricos.

Claro que cuándo llegó al hogar no imaginó lo que su nuevo empleador le dijo "Éste es el jardín de mi hija, ella es tu empleadora", siendo honestos, cuándo vas a trabajar con una hija de millonarios lo primero que viene a tu cabeza es "Prepotencia", por que así son esas chicas, una masa de prepotencia con tacones, votox, cirugía aquí y allá junto a kilos y kilos de maquillaje, en resumen "Falsedad". Sin embargo cuándo conoció a su empleadora fue como: "¿Cuándo morí o por que está éste ángel aquí?", su jefa resultó ser la representación de la bondad.

Hinata Hyuga era una chica dulce y encantadora, miren que lo decía él, un hombre -o intento de uno- de 24 años de edad hacía una jovencita de 19 años, y es que ella para nada era como el resto de niñas ricas, no era presumida o presuntuosa, no andaba por ahí gritando " Mi papi" a diestra y siniestra con molesta voz chillona, si es que hasta hablaba como una persona normal, no andaba diciendo estar en dieta todo el año y comía bastante bien, no era irrespetuosa y siempre era amable con todo el mundo, incluso a él lo trataba de maravilla, era perfecto, excepto cuándo lo miraba -según ella discretamente- directamente a los labios, pecho, trasero u otras partes mientras ella mordía su labio inferior, es allí dónde las cosas se ponían un poquito incómodas, bueno muy incómodas.

No es que Hinata no fuese atractiva, Dios sabe que Hinata fue su obra maestra, es una chica preciosa con cuerpo espectacular y sentimientos de diamante -el oro se queda corto-, sabe Dios también que él a tenido la tentación latente de robarle uno -o muchos- besos en mas de una ocasión, incluso moría por estrecharle de la pequeña cintura o bailar con ella para poder abrazarle de las caderas en un tipo de baile lleno de sensualidad pura y magnífica, sin embargo hay un problema que le impide hacer eso y mas, un problema que lo hace quedar a él como un pervertido aun que se ella la que ponga un rostro de "estoy imaginando cosas sucias ajio ajio".

Neji Hyuga.

Neji es el hermano atractivo y jodidamente celoso de Hinata, un chico de cabello largo y castaño, ojos perla como los de Hinata, alto, fornido, fuerte y un poco -muy- aterrador, el mismo que después de que fuese contratado llegó con una cerveza en mano, una sonrisa en el rostro y actitud amenzante, si, el mismo que grabó aquélla frase en su puerta de habitación.

" Hinata es intocable, tus pelotas no"

Una clara amenaza que mas explícitamente decía "no puedes tocar a mi hermana, pero si lo intentas, yo si que puedo tumbarte las pelotas", ¿cómo se las tumbaria?, a él no le importaba y no quería averiguarlo, era por ese motivo que el pobre rubio no podía intentar nada con su hermosa jefa que estaba mas buena que él pan.

—¡Naruto-kun! -la voz de la mujercita lo devolvió a la realidad-

—Emmm... Disculpe señorita, me distraje -hizo una reverencia exagerada-

—No te preocupes, no es para tanto -verlo disculparse de esa manera le hacía sentir mal, era como la culpa por masturbarse fantaseando con ese pan de dios-, te decía que tomemos un descanso, he traído agua de limón y bocadillos.

—Oh, de acuerdo señorita.

Realmente se sentía agradecido por ese descanso, su mente había comenzado a divagar hace rato, así que ni lento ni perezoso acompañó a Hinata hasta la mesa muy hermosamente diseñada que se encontraba debajo de unos árboles de cerezos, como todo un caballero le ofreció asiento y luego se colocó junto a ella, ya estaba servido un refrescante vaso con agua de limón y bastante hielo, en una bandeja grande habían sándwiches, sushi, frutas y un poco de comida chatarra, ella lucía bastante comoda y realmente no se sentía avergonzada de comer frente a él y eso sin duda le agradaba, ella era fiel a si misma, siempre siendo tan real, sin fingir.

En algún momento ambos comenzaron una extraña platica sobre las cosas raras que hacen los chicos y chicas en la adolescencia.

—He visto a chicos que van con sus móviles en la mano, el volúmen a todo lo que da y escuchando raps en otros idiomas mientras caminan como si la ropa les hubiese provocado rozaduras, ¿creen que lucen guay?

—Probablemente solo tengan rozaduras -respondió divertido el rubio-

—Eso sería genial y les dejaría un poco de dignidad -acusó Hinata-

—Y que me dices de las chicas que se pasan el día con un espejo frente a la cara por que se les corre el maquillaje de los ojos y parecen un mapache.

—Sigo rezando por que dejen de hacerlo o mínimo consigan un tratamiento para dejar de sudar cual cerdos, ok eso fue grosero -dijo aún que a Naruto le parecía divertido-

—Creo que tener maquillaje de mayor calidad sería mejor opción -le dijo el rubio divertido-

—Hinata-nee~ -canturreo una voz chillona-

Naruto giró su cabeza y entonces vio a otro tormento, Hanabi Hyuga.

—Hablando de mapaches -dijo para que solo Hanabi lo escuchara-

—¿Jardinero por que mejor no te vas a jardinear por ahi? -ella si que era una masa de prepotencia, quizá ella tiene prepotencia por dos en compensación por la falta de prepotencia de Hinata-

—¡Hanabi! Debes ser respetuosa con Naruto-kun

—No se puede respetar a la servidumbre, son los niveles de clase -espetó venenosa la chiquilla-

—Tiene razón -aceptó Naruto con una sonrisa en el rostro-, aun que señorita, usted no debería salir al jardín, ya sabe, por niveles de raza.

—¿Que dices? -se burló molesta-, sólo los aninales se clasifican por razas.

—Exacto. -finalizó el rubio con fingida Inocencia-

—Nee-sama -se dirigió hacía Hinata que comía una rebanada de sandía mientras ella daba una mirada asesina al rubio-, necesito que me expliques esto -señaló su libreta de apuntes-

—Oh, es muy fácil -respondió al ver el problema-, aquí dice que tienes 15 manzanas, restale 20 y suma 10, ¿cuántas manzanas hay?

—mmmm... Creo que son diez -respondió la menor-

—No, escucha si a quince le restas veinte, te quedan cinco en números negativos, a cinco negativo sumándole diez es igual a restarle cinco a diez, por lo tanto quedan como resultado cinco.

—No lo entiendo -dijo Hanabi confundida-

—Espera, iré por lápiz y papel, espera aquí -pidió Hinata-

—Yo puedo darle una explicación en lo que regresa -ofreció el señor de la bondad, Uzumaki-

—Muchas gracias Naruto-kun

Naruto sonrió cuando su preciosa jefa se retiró con la promesa de no demorar, era como un pase directo a la venganza contra la enana gruñona.

—Señorita -le llamó peligrosamente respetuoso-

—¿Que es lo que quieres idiota? -la mujer tenía mucho mas veneno cuándo Hinata no estaba cerca-

—Voy a darle una explicación muy sencilla

—¿Tu entiendes esta mierda? -preguntó sorprendida-

—Por supuesto, es bastante sencillo de la manera en que lo explicaré.

—Entonces dilo de una vez

—Escuche -dijo con seriedad- Si tenemos una Hanabi, le restamos prepotencia y le sumamos sociabilidad, ¿que cree que nos queda?

—Una Hanabi que te da una paliza -amenazo furiosa-

—No, nos queda una Hanabi con... ¡amigos!

Hinata corría con lápiz, goma y papel en mano cuándo escuchó gritos groseros de su hermana, corrió a toda prisa y la encontro llamando a Naruto: "jardinero idiota", no es por que ella quisiera mucho a Naruto, nada tenía que ver que lo visualizara como potente padre de sus futuros hijos, mucho menos que fuera el hombre al que sin duda ella le pediría matrimonio, no, para nada, era mas bien una cuestión de educación.

—¡Hyuga! -levantó la voz Hinata-

—Nee-sama -dijo sorprendida la menor-

—Señorita -se puso de pie el rubio-

—Señorita Hanabi, vas a pedirle una disculpa a Naruto-kun por tu evidente falta de respeto.

—No voy a pedirle disculpas al chacho, soy su jefa -recriminó molesta la menor-

—Naruto-kun no es ningún chacho, y no eres su jefa, Naruto-kun es un muy buen -y que está bueno- jardinero y está a mi servicio, además es cuestión de educación, es mayor que tu y merece respeto.

—Bien, entonces le pido disculpas, Naruto-idiota.

—¡Hyuga! -le reprendió de nuevo Hinata-

—¡Assshhh!, disculpa, Naruto-san -dijo con cara de querer vomitar-

—Lamento esto Naruto-kun, puedes tomarte el resto del día para descansar, iré por la noche para organizar la plantación de tulipanes para mañana.

—No se preocupe señorita, me retiro.

Hizo una reverencia a su sexy jefa y se retiró del jardín, cerca de allí se topó con Hanabi que había ido a fingir que vomitaba sobre los rosales, la chica tenía una mirada venenosa que no sabía si decía "Muerete" o "Te mataré", de igual forma no era muy reconfortante.

—Me las pagarás, U-zu-ma-ki -dijo finalmente-

Bien, eso era como un "Es la guerra", Naruto regresó hasta la mesita donde Hinata hacía anotaciones para Hanabi, se acercó peligrosamente al cuello de Hinata mientras olía el delicioso olor a jazmín del cabello de la chica, suspiro y pasó su mano hasta la mesa de dónde tomó un paquete de semillas.

—Lo siento, los olvidé.

Su voz rasposa de seducción salió mas necesitada de lo que él quería aún así se puso de pie mientras era seguido por la mirada de Hinata, le hizo un guiño coqueto acompañado de una sonrisa de medio lado y se dio la vuelta mientras escuchaba a la menor de los Hyuga proferir maldiciones entre dientes, oh si, si esa pequeña quería guerra, guerra es lo que le daría, nadie iba a quitarle la atención de su preciosa y amada jefa.

Llegó a su casa y observó las frutas en una cesta, seguro que eran frescas, sonrió con travesura y subió por cosas que necesitaría para cuando Hinata le fuese a ver en la noche, después tomaría una ducha y centenaria para mantener el cuerpo de infarto que enamoraría a Hinata.

Su siempre bella y pervertida jefa.


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Hola ❤

He regresado después de haberme quedado sin imaginación por una larga semana, así que hoy les traigo este nuevo fic de comedia o un intento de ella jajaja xD espero que les guste y me den su opinión, probablemente no publique en una semana o dos, pero trataré de regresar lo mas pronto posible con mis fics pendientes, se que dije que traería primero "En las puertas del abismo" pero debo hacer investigación para que quede bien, por ahora eso es todo.

¡Gracias por su apoyo!

¡Besitos! ❤