Esta historia pertenece a Dess Cullen. Los personajes son de Stephenie Meyer

CAPITULO 1 Introducción

Me llamo Isabella Swan, tengo 21 años y acabo de terminar la carrera de enfermería.

Ese día, me dieron la noticia que cambiaría mi vida para siempre… Pero empecemos un poco más atrás.

Mis padres están separados desde que tengo dos años. Mi madre prácticamente se fugo conmigo a Phoenix, donde empezamos una vida juntas y solas.

Ella, mi madre, es una persona algo alocada y despreocupada; a parte de una enamoradiza nata, así que desde muy temprana edad, yo me hice cargo del papel de responsable. Ella siempre me dio cariño y en cierto grado protección, pero nunca llegamos a tener el tan preciado amor madre-hija.

Mi padre, se quedó desolado cuando mi madre se fue; aunque por lo que he sabido, se veía venir que el día en que mi madre acabara aborreciendo Forks, era próximo. Todos lo veían menos él. Siempre fue una persona silenciosa, poco comunicativa… sobre todo, desde ese acontecimiento; no acabando de reponerse del todo nunca.

Solo nos veíamos unos dos meses al año en total. Nuestra relación era prácticamente nula.

Cuando contaba con 15 años, mi madre vino con un hombre a casa: Phil. En ese mismo momento supe, que ese era distinto… posiblemente el definitivo.

Cómo así fue. Un año después, estaban felizmente casados.

Phil y yo nunca llegamos a encajar demasiado bien. Incompatibilidad de caracteres.

Yo soy una persona alegre, bastante sociable y divertida, pero eso no resta a que sea muy responsable, educada e inteligente. Y Phil, aunque poseía algunas de esas cualidades, era una persona celosa; adjetivo que fue el detonante de todo.

Phil, era unos años más joven que mi madre y por su trabajo, era jugador semiprofesional de béisbol, quería que mi madre viajara con él para disfrutar de una luna de miel continua, según decía.

A mí eso me parecía perfecto, por supuesto, pero a mí madre no tanto; teniendo yo 16 años, no podía dejarme semanas y semanas sola en casa mientras ella recorría el país. Eso hacía que él comenzara a sentir celos hacía mí.

Ese hecho acabó por complicar la casi inexistente relación que había entre él y yo haciendo sufrir aun más a mí madre por nuestra poca conexión. Así que tome una decisión:

Los dos años que me restaban de instituto, los pasaría en Forks con mí padre.

A mí, siempre me había gustado ir. Era un pueblo relativamente pequeño, pero con prácticamente todo lo necesario para vivir y Port Ángeles, que ya se consideraba una ciudad, estaba bastante cerca, supliendo lo que Forks no tenía.

Era un sitio cómodo para vivir si te gusta la tranquilidad y para una temporada, estaba bien.

Así lo hice… cogí el montante y me fui.

Mi madre sufrió con la despedida y yo también, por supuesto. Pero sobre todo, porque sabía que entre mi madre y yo, todo acabaría una vez subiera a ese avión; como así resultó ser.

La convivencia con mi padre no fue excesivamente mala, pero tampoco buena.

Decía que por mí carácter tan parecido a mí madre, se la recordaba constantemente. No es que me culpara de nada, por supuesto, pero si hacía que me sintiera mal, ya que yo sabía de sobra que mi padre aún quería a mi madre y que no había superado su marcha.

Cada uno hacía su vida; yo me limitaba a darle el respeto de padre y él a mí el de hija.

Los años de instituto pasaron bastante rápidos. Por mí carácter alegre y jovial, hice amigos enseguida.

Sobre todo con Ángela, Ben, su novio, Jessica y Mike, el medio novio de esta última.

Hicimos una cuadrilla bastante divertida y leal. Lo tenemos pasado muy bien juntos; forjándose una amistad relativamente duradera. Sobre todo con Ángela y Ben.

Ya conocía a la gente de la Push, de mis vacaciones, con la que forje aun más mi amistad al estar allí dos años de continuo.

Ellos siempre me habían tratado muy bien, haciéndome ser una más de su especial grupo.

A parte de mis amigos del instituto, encontré grandes amigos allí, sobre todo a Jacob.

Él era un año mayor que yo, pero muy maduro, cosa que valoraba. Lo pasábamos muy bien juntos. Hacíamos de todo; éramos los mejores amigos. Aunque él quería algo más que una amistad, cosa que deduje pronto; pero detalle que omití durante todo el tiempo que pude, ya que no quería que nuestra amistad se rompiera.

Hasta que al cabo de unos meses de estar en Forks, de una manera deliciosa, romántica y memorable, comenzamos a salir como novios.

Éramos la pareja perfecta. Todo el mundo nos lo decía, y yo misma me daba buena cuenta de ello.

Encajábamos perfectamente… bueno, menos en una cosa: El futuro.

A mi me gustaba estar en Forks, la verdad. Tenía la tranquilidad que da un pueblecito pequeño como ese para vivir. Pero yo quería estudiar en la universidad y allí no la había. Lo más cercana era Seattle y para estar yendo y viniendo todos los días, era algo demasiado.

Por mi buena trayectoria estudiantil, tenía una buenísima y cuantiosa beca para estudiar donde quisiera. Grandes universidades me habían admitido, pero yo no iba a alejarme, ya que Jake no quería irse del pueblo. Ese era nuestro único punto en discordia.

Yo estaba tan enamorada, que no me importaba el no acceder a universidades tales como Dartmouth, Harvard ó Yale, por quedarme y estudiar en la normalita de Seattle.

Jake sabía a lo que renunciaba y haciendo gala de su carácter poco egoísta, había intentado convencerme de que fuera; aunque sabía que lo decía con la boca pequeña.

Una vez aclarado esto, nuestra relación fue incluso mejor. Ya que yo en ese momento, no le daba importancia a nada más que a él, a Jake y a nuestro futuro juntos.

Su familia y mi padre, estaban más que contentos con nuestro noviazgo, llegando a llamarse entre mi padre y Billy consuegros. Cosa que nos hacía muchísima gracia a Jake y a mí.

La cosa iba tan, tan enserio, que durante el último curso, por las vacaciones de navidad, Jake vino conmigo a ver a mi madre y a Phil, que estaban relativamente cerca de Seattle por unos partidos de él.

Mi madre quedó encantada con Jake, por supuesto. Él era el chico perfecto:

Atento, guapo, educado, simpático, divertido, cariñoso; además de ser un pedazo de pan.

Todos nos veían casados una vez concluidos mis estudios de enfermería; incluso yo misma había llegado a fantasear con esa idea. Cosa bastante rara en mí, ya que no era muy propensa al matrimonio. Pero creo que de tanto oír a la gente comentarlo, ya me hacía ilusión hasta a mí misma. Hecho por el cual Jake estaba emocionadísimo, ya que sus planes, conmigo, eran esos; casarnos una vez finalizados mis estudios, tener dos hijos y un perro. Y repito, cada vez se me antojaba más apetecible ese plan.

Un mes antes de acabar el último curso, las cosas empezaron a ir… raras, entre nosotros. Aunque realmente, todos los chicos de la Push estaban de lo más extraños.

Recuerdo perfectamente un día en concreto; sobre todo, porque ahí es donde las cosas entre nosotros empezaron a ir mal de verdad.

- Bella, - me dijo Jake sujetándome por los hombros con fuerza - quiero que vayas a casa de Emily y no te muevas de allí hasta que yo regrese, me has entendido? - sus ojos destilaban miedo, rabia y odio, muchísimo odio. Estaba tenso y su cuerpo temblaba de forma extraña.

- Claro Jake… pero… qué es lo que pasa? Por qué estás así de… raro? - no me atrevía a usar otra palabra más fuerte. No quería alterarlo aun más de lo que ya estaba.

- Tranquila, no pasa nada… solo que parece ser que hay algún animal en el bosque… y no quiero que te pase nada; solo es eso. - su mirada se suavizo ligeramente y me beso. Pero su beso no era como siempre. Aunque estaba cargado de amor, había demasiada tensión en sus labios.

Intenté sonsacarle a Emily algo de información, pero solo pude sacar lo mismo que de Jake:

- Tranquila Bella, simplemente van a hacer una batida por el bosque. Parece ser que hay osos que están atacando a los turistas y los chicos, conocedores del terreno, han querido echarles una mano a los guardias forestales. - me dijo de lo más calmada.

Después de aquello, las cosas durante unos días, estuvieron algo más calmadas, pero había tensión entre nosotros. Algo preocupaba a Jake y parecía que no tenía la suficiente confianza para abrirse a mí y contármelo, hecho que a mí me encolerizaba y me hacía estar tensa, aun intentando evitarlo.

Yo, por aquel entonces, ilusa de mí, creí que era por la proximidad a acabar el curso y que yo tuviera que ir preparándome para empezar en la universidad. Algo que podía ser perfectamente lógico… pero ni de lejos me podía aproximar por aquel entonces, al meollo en cuestión de lo que preocupaba realmente a Jake: Vampiros.

Una familia de vampiros se había asentado en Forks. Aunque ellos, no eran peligrosos para los humanos, ya que no se alimentaban de ellos, si no de animales. Eran vampiros vegetarianos.

Y de paso, mi tan amado novio, era un licántropo recién convertido al igual que el resto de muchachos de la Push… Pero no adelantemos acontecimientos, ya que de eso no me entere hasta mucho, mucho tiempo después.

Durante unas semanas, la cosa fue bastante bien entre Jake y yo. Pero hacía el mes de julio, algo más de un mes antes de tener yo que irme a la universidad, una prima de Quil, vino de visita a la reserva.

Acababa de llegar el día anterior cuando yo subí a la Push, como casi todos los días, a conocerla. En cuanto vi como Jake y ella se miraban, comprendí que lo nuestro había llegado a su fin.

De sus ojos, salían llamaradas de amor. De amor puro, incondicional, místico. Él siempre me había mirado con ojos de enamorado, aunque aquellas semanas habíamos estado algo distantes… desde hacía una temporada, parecía que la cosa volvía a funcionar, más o menos; ya que yo sabía que él me ocultaba algo. Una virtud y una pega de ser tan perceptiva y observadora.

Jake me miraba con los ojos cargados de culpa. Se veía a un kilómetro y yo, manteniendo la compostura, fui de lo más agradable con aquella chica, Nessy.

Después de casi una hora, ya no podía más. No podía resistir ver como intentaban ocultar sus miradas al estar yo delante; así que le pedí a Jake que me llevara a casa.

Los ojos me escocían por las lágrimas que intentaban salir y yo no daba acceso al exterior. Tenía que salir de allí como fuera y lo antes posible.

Una vez en el coche, Jake comenzó a hablar, la tan temida pero a la vez, ansiada "gran conversación"…

- Bella… yo… sé que lo has visto. Quería habértelo dicho antes de que pudieras verlo por ti misma… eres tan observadora… - decía él nervioso.

- Jake… la amas? Solo necesito saber eso. - le respondí fría.

- Sí, Bella. La amo más que a mí vida. - me respondió en un susurro. Yo apreté mis ojos y fruncí la boca por la sinceridad y devoción de sus palabras. El estómago se me contrajo igual que si me hubieran asestado una fortísima patada en él… y el corazón, iba disminuyendo sus latidos, haciéndome creer que llegaría incluso a pararse.

- Ella fue el motivo por el que estuviste tan raro aquellos días? - tenía que preguntarlo, no podía dejar aquello en el aire. Conociéndome, sabía que sino no lo preguntaba, me acabaría matando.

- No, Bella… noooo - respondió él rápidamente y alzando la voz a un volumen normal. - Aquello fue por otras causas… Simplemente estaba preocupado… ya ves que una vez se hubo solucionado, volví a ser el mismo de siempre… - sonrió con dulzura hacía mí. – Jamás te he engañado, ni con ella ni con cualquier otra chica…

- Tú nunca has vuelto a ser el de siempre, Jake. Hace semanas que no eres mi Jake… eres… un espectro de lo que eras. No sé que habrá producido el cambio, y ahora no quiero ni saberlo… - suspire sonoramente - Por lo menos has sido sincero. Aunque no ibas a poder ocultarlo por demasiado tiempo, la verdad - él agachó la mirada, avergonzado - No, tranquilo… no debes pasarlo mal… sucedió y sucedió… no le demos más vueltas. Mejor ahora, que no más adelante cuando hubiéramos tenido planes más… serios de futuro. - él sabía perfectamente a lo que me refería: matrimonio.

- Bella… siento tanto hacerte daño. Pero es algo que no he podido controlar… de verdad. Yo pensé que pasaría mi vida contigo; que formaríamos una bonita y unida familia… pero las cosas no son siempre como uno piensa o planea, verdad? - dijo él mostrando una cara adulta, madura, como nunca se la había visto. – Bella… siempre te querré, aunque ahora esté Nessy. Tu siempre serás "My Qhala"

Años después, supe que lo que le había sucedido a Jake, era simplemente que se había imprimado. Pero por aquel entonces, el mazazo fue bestial.

Él había sido mi primer novio, mi primer beso, mi primera vez, mi primer amor… lo habíamos sido el uno del otro… y parecía que el cuento feliz se iba a ver realizado en mí… pero no. La realidad, dejo de lado los cuentos de hadas que tanto me gustaban de pequeña… e incluso de no tan pequeña.

Estuve casi dos semanas sin salir de casa. Mi padre estaba de lo más preocupado, incluso en él, que las emociones parecían no poder tocarle, se veían reflejadas en su forma de mirarme y hablarme.

Estuve otras dos semanas haciendo preparativos para mi marcha a la universidad. Aunque todo lo que necesitaba comprar, lo hacía en Port Ángeles. No quería encontrarme a nadie de la Push o incluso a Jake por el pueblo.

Él me llamo en repetidas ocasiones, en las cuales, no quise ponerme al teléfono ninguna. Cortando toda comunicación con él.

Ahora ya no tenía porque quedarme en Seattle, así que probé a solicitar una plaza tardía en Dartmouth; aunque sabía que tenía mínimas oportunidades.

Pero, como si el destino quisiera darme un respiro, me la concedieron. Así que, loca de contenta, una semana antes de empezar las clases, ya tenía todo listo y me ponía rumbo a New Hampshire.

Lo sucedido con Jake, me había marcado de una manera mucho más importante de la que yo misma quería reconocer, haciéndome más fría y huyendo de cualquier relación esporádica que amenazara con intentar dejar de serlo y convertirse en algo más serio.

Había salido con varios chicos, pero jamás intimando demasiado en el sentido de relación.

Había tenido encuentros sexuales, como cualquier chica de mí edad; siendo las primeras veces difícil para mí. Ya que yo tenía la ideología que para llegar a la cama, había que sentir más que el puro deseo físico… pero los palos que te va dando la vida, hacen que tus creencias de adolescente, puedan llegar a modificarse, o incluso llegar a cambiar por completo.

La relación con mi madre se enfrió hasta tal punto que desde aquella vez que fui con Jake a verla, no nos vimos más.

Durante mi primer año en la universidad, ella y Phil se habían convertido en padres y no era apropiado viajar con un bebé y yo siempre estaba atareadísima como para ir hasta Jacksonville, donde se habían asentado.

Con mi padre fue más de lo mismo. Él le tenía fobia a volar y a separarse de la tranquilidad y seguridad que le daba Forks; si es verdad que había insistido una y mil veces en que fuera, pero lo más lejos de mis intenciones era volver y encontrarme con Jake y verlo feliz con Nessy.

Después de dos años, más o menos, un día me di cuenta de que ya no me dolía tanto. Sí, me había hecho muchísimo daño y eso me había echo cambiar, pero después de ese tiempo, ya no lo sentía tanto.

Además, pude comprobar, que a lo mejor, sin falta de haberse cruzado aquella chica, Jake y yo, no hubiéramos acabado juntos… bueno… quién sabe?

Yo era una persona inteligente y con grandes ansias de aprender, compaginado con una personalidad divertida y alegre. Así que la vida de la universidad, me encantaba; estaba echa para ella.

Después de un tiempo y una vez, comenzado a superar lo de Jake, empecé a relacionarme con la gente de la universidad, haciendo un grupo de amigos. Con ellos estudiaba y salía de fiesta. Y con alguno… bueno, hacíamos otro tipo de cosas más… privadas.

Entonces comprendí muchas cosas… Estaba más que segura, que él y yo, una vez probado el sabor de la universidad, no acabaríamos juntos. Él era una persona sencilla, sin grandes metas. Formar una familia, montar su taller de mecánica en el pueblo y envejecer allí con los suyos. Él era una persona lista... pero le faltaba algo para mí, que descubrí en la universidad. El atractivo que la inteligencia les da a las personas; un aire intelectual a la vez que interesante, que a Jake le faltaba.

El tiempo fue pasando, sobre todo, una vez que lo de Jake ya quedó en un segundo plano.

Eso nos lleva al primer día de prácticas. Tres meses antes de acabar la carrera. Ahí, mi vida, empezó su verdadero cambio… Aunque por aquel entonces no tenía ni la más mínima idea de cuan grandioso iba a llegar a ser.

Estaba en mí último año de carrera y por fin llegaron las tan ansiadas prácticas de la especialización que había escogido: Urgencias.

Ese día me levanté nerviosa, por supuesto; la causa no era para menos.

Aunque estaríamos bajo atenta supervisión, ahora era el momento de llevar a la práctica todo lo que habíamos aprendido a lo largo de estos tres años de estudios teóricos.

Hola a tods,

Soy Dess Cullen, y aquí os traigo una de mis historias.

Espero que os guste leerla, y disfrutéis tanto como yo escribiéndola.

Agradecería vuestros comentarios, para saber si os agrada.

Os aviso de que los primeros capitulos pueden pareceros algo lentos... por así decirlo. Pero he de introduciros poco a poco en la historia, que vayais conociendo a los personajes para que así, al transcurso de la historia lo entendaís todo bien.

Pero, la acción de nuestra parejita favorita llegara pronto, no desespereis ;)

Un besazooo a todas!