Disclaimer: Siempre y cuando no sea Tadatoshi Fujimaki (van dos veces que lo escribo y no me he aprendido el nombre, ¡joder con tus nombres raros Japón!), Kuroko no Basket ni sus personajes me pertenezcan y no pueda dibujar chido (ejem, lenguaje), me permitiré el lujo de escribir estos desvaríos.

Resumen: «"Insisto en que son muy obvios. —Y yo en que imaginas cosas, Kuroko. ¿Apostamos? —No se apuestan cosas así. —Lo dices porque sabes que perderás." Kuroko rodó los ojos.»


Lovebirds


Kagami se encontraba disfrutando su desayuno tranquilamente. Observaba a las personas a su alrededor conversar y no fue hasta que observó a su lado que lo notó.

— ¡¿Acaso lo haces a propósito?! —vociferó observando al de cabello azul. Kuroko, quien consumía muy tranquilo un batido de fresa por medio de un popote le observó con una ceja arqueada.

—Claro que no, Kagami-kun. Yo estaba aquí antes de que te sentases. Es sólo que no te das el tiempo de asegurarte cuando estoy y cuando no. —Taiga rodó los ojos. Suspiró y después reanudó su almuerzo con relativa conciencia al masticar. Unas mesas más adelante suyo, se encontraba la entrenadora hablando con Junpei-senpai, arqueó una ceja al observar la sonrisa de baboso que tenía el hombre en todo el rostro, el sorbido del batido de Kuroko dejó de escucharse cuando volvió a hablar—. ¿También lo ves?

— ¿Qué cosa?

—Lo que hay entre ellos dos.

— ¿Entre Hyuuga-senpai y la entrenadora?

—Obviamente.

—No. —a pesar de su postura no estuvo muy seguro cuando observó cómo Riko sonreía y después soltaba una carcajada abierta por una tontería que el de anteojos había murmurado a sus oídos. Kuroko, quien también había observado aquella escena sorbió un poco su batido antes de declarar nuevamente.

—Insisto que son muy obvios. —se encogió de hombros esperando la respuesta de Kagami.

—Y yo que imaginas, Kuroko.

—No estoy bromeando con esto, Kagami-kun. —se enojó al tiempo que le propinaba un invisible (pero potente) golpe en el estómago, el pelirrojo resintió lo golpeado y sintió cómo su estómago se revolvía con aquello. ¿De dónde sacaba la maldita fuerza para golpearle de aquella manera siendo alguien tan pequeño? Recordar el rodillazo del otro día le ayudó a confirmar que, en efecto, era peligroso.

—Bueno, ¿apostamos? —Kuroko negó con la cabeza y aquello extrañó al más alto—. ¿Por qué no?

Kuroko observó de reojo a la mesa en la que se encontraban Junpei y Riko. —No se apuestan cosas así. —insistió. Kagami sonrió perverso.

—Lo dices porque sabes que perderás. —Kuroko rodó los ojos. Ambos volvieron a observar a la otra mesa. Kagami abrió grandes sus ojos al ver cómo se besaban sin pudor. Kuroko volvió a sorber de su batido.

— ¿Sigues seguro de querer apostar, Kagami-kun? —el pelirrojo negó rápidamente con la cabeza.


Notas Finales: Nada específico para escribir esto, sólo he de decir que siempre me imaginé que Kuroko y Kagami discutirían sobre la relación entre la entrenadora y el capitán.

¡Gracias por leer!