¡Hola! Bueno, ésta es mi primera historia, por lo tanto disculpen los errores de escritura o cualquier error que pueda haber.

Ah, estoy emocionada y nerviosa por publicar esta historia, así que espero sea de su agrado.

Aviso

Importante (no me odien por ello): hay Eruri, lo siento, pero es necesario para la historia, no será mucho pero pues es lo que da sentido a la historia, espero comprendan eso.

Este fanfic puede ser un poco descriptivo al principio, no será mucho, pero solo quiero avisar.

Segundo, si usted espera sexo en los primeros capítulos, me temo decepcionarlo, no habrá. Si, lo siento. Tal vez mas adelante si haya, pero por ahora vamos con calma.

Y tercero, es un fanfic Ereri/Riren (como guste llamarlo), lo cual significa que habrá romance entre Eren y Levi, por si no le gusta, le pediría de la forma mas amable que no lo lea.

Sin mas, disfruten de la historia.


Prologo

*Everything Is Gone

Miraba el Támesis, tranquilizándose con las calmadas aguas, tan tranquilas y tan ajenas de que arriba estuviera un chico con un catástrofe de emociones en su interior. Algunas veces se preguntaba, ¿cómo había pasado todo aquello? Su vida iba a dar un enorme cambio, para bien o para mal, y tenia miedo de ello. Aceptar lo que venia le costo tanto, algunas veces ignorándolo, deseándolo que por algún milagro cambiara y eso no hubiera sucedido. Pero nada en el mundo lo cambio, el transcurso de la vida paso; al igual que la enfermedad de su madre. Su padre, un reconocido medico, trajo los mejores doctores que conocía, hizo lo mejor que sabia, todo para que nada evitara que la enfermedad avanzara y acabara con la vida de su madre. Irónico, el mejor medico de todo el mundo no pudo hacer nada para curar la enfermedad de su esposa. Sabia que su padre se culpaba de ello, y eso fue lo que sucediera que el ambiente en casa cambiara. Antes era un hogar feliz que siempre lo recibía con la calidez de su madre, ahora solo lo recibía una fría casa que le recordaba la ausencia de su madre. Cada lugar, cada mueble, le recordaba a ella. Odiaba su casa. Fue por eso que prefirió tomar aquel estúpido viaje, quería olvidar un momento su maldita desdicha, tomo un viaje y fue a estudiar un tiempo en Londres, la escuela acepto su decisión, incluso le dijeron que lo aceptarían en cualquier momento que deseara volver. Bueno, le tenían lastima, y también porque, tal vez no fuera el mejor alumno, pero tenia una enorme y bonita fortuna, claro que lo aceptarían de nuevo.

Quiso alejarse de todo mundo, de aquella ciudad donde estaban los recuerdos tan vividos de su madre, de una vida que una vez fue alegre pero que ahora era una amarga tristeza. No soportaba verlo. Ver como su vida cambiaba y la cruda realidad de que jamas sentiría la risa, los abrazos, la comida, el consuelo, el amor de su madre nunca mas. Ese dolor lo mataba tan lentamente que deseaba desesperadamente arrancarse su propia piel hasta llegar al lugar donde provenía ese sentimiento y destriparlo, hacerlo desaparecer. Aunque le daba miedo que si lo hacia, los recuerdos de que una vez su madre existió desaparecían, así que prefería vivir con el dolor. Pero eso no era lo peor, claro que no, lo peor es darse cuenta que podía estar atrapado en una horrible pesadilla, que todo a su alrededor era producto de algo que no era real… era darte cuenta que perdías el hilo de la realidad y tu no eras mas que una fantasía, su madre era el hilo de la realidad y ese hilo se había roto.

Lo mas doloroso de haber tomado esa decisión, fueron sus amigos. A ellos les dolía verlo en el estado que estaba, él los necesitaba pero no podía estar con ellos con el dolor aun fresco. Realmente le dolió dejarlos, pero fue lo mejor, esperaba un día volver a verlos y poder hablar con ellos en persona y no a través de una pantalla. Por lo mientras estaba dispuesto a tratar de hacer el dolor mas fácil de llevar.

Respiro el aire denso y frío de Londres, el lugar parecía tan perdido en el tiempo, tan mágico y tan antiguo. Londres era hermoso y era el mejor lugar para tratar de comenzar su propia vida, un nuevo comienzo donde podría tratar de sanar la herida, jamas desaparecería, pero tenia que cicatrizar, al menos. Debía intentarlo, su madre quería que fuera feliz y, si era posible, que se enamorara.

Apretó con fuerza la moneda que tenia en su mano, con tanta fuerza que por un momento parecía que quedaría marcada en su palma. Era la razón por la que escogiera ir a Londres. La moneda tenia un pequeño agujerito que su propia madre había hecho para poder meterle una cadena y pudiera colgarlo a su cuello, ella lo hizo para él.

Una vez habían estado caminando hacia casa después de que saliera de clases, iba agarrado de su mano y le decía a su madre que un día sería un increíble esposo y deseaba tener una esposa tan bonita como ella, su madre había reído y sentido tan halagada que le dijo que le compraría una bolsa de galletas, él había sonreído inmensamente feliz. Mientras iban caminando, su madre le decía que deseaba conocer un día a esa magnifica persona, cuando vieron un penique, una moneda extranjera en su pequeña ciudad, su madre se paro y luego lo miro con una mirada traviesa, tomo la moneda y se la entrego. Él la miro desconcertado, observando que la moneda no era igual a las que usaban ahí donde vivían.

––¿Por qué esta moneda es tan extraña? ––pregunto a su madre sin quitar la mirada de la moneda.

––Es un penique ––contesto ella con una sonrisa.

Miro a su mamá sin entender nada.

––Es una moneda inglesa ––respondió ella a la pregunta que él no pronunció.

––Ya ––dijo como si entendiera lo que significaba "inglesa".

Su madre se agacho para estar a la altura de sus ojos, su mirada tenia un brillo divertido y tan alegre, pero también una seriedad de una mujer que ha vivido tanto. En ese momento no supo de eso, solo supo que su madre diría algo serio. El recuerdo aun estaba tan vivido en su mente que podía recordar el olor que salía de la panadería que estaba a cinco metros de donde estaban ellos, el olor a lavanda y vainilla de su madre (mas tarde se enteraría que ese olor fue producto de cuando se puso a preparar un pastel), aun podía sentir los cálidos rayos de esa despejada tarde de primavera y recordar con una claridad perfecta los rasgos de su madre; las pequeñas arrugas que se formaban en las comisuras de sus ojos, el brillante color de sus ojos, las muy ligeras pecas salteadas por su nariz y su cabello castaño que tenia un ligero color rojo oscuro debajo del sol. Una mujer hermosa y llena de vitalidad.

––Esta es la moneda de la suerte ––hablo ella con seriedad, a pesar que no iba con la sonrisa de su rostro–– que provino desde Londres ––. Recuerda haber hecho una enorme expresión de sorpresa en su rostro, a pesar que no sabia donde o como era Londres, el saber que esa moneda procedía de algún otro lugar lo asombro––. Pero debes prometerme una cosa, esta moneda encontrada por tu madre y que le puso toda la buena energía del mundo, deberas cuidarla todo el tiempo.

Él asistió con excesiva energía.

––La cuidare muy bien, mami ––le aseguro con una voz infantil.

––Y cuando crezcas, se la darás a la personas que ames ––frunció el ceño––. Si, mi niño, así mamá se dará cuenta quien es la persona indicada en tu corazón ––rió suavemente su madre––. Sé que suena tonto y tal vez no lo entiendas, tu madre es una mujer muy romántica, pero me gustaría que le entregaras esto solo a la persona que estés seguro que amas mas que nada en el mundo y creas que es tu alma gemela.

––¿Puedo dártela a ti? ––pregunto.

––¿Oh?¿Soy la persona que mas amas?

––¡Si! Te amo mucho ––dijo con una enorme sonrisa.

––Eso hace muy feliz mi corazón, pero esta moneda dásela a otra persona con la que quieras estar igual como estamos tu padre y yo; casarte con ella.

––Ah ––exclamo comprendiendo mas o menos lo que quería decir su madre––. ¿Tenerla como una esposa tan bonita como tu?

––Y que ames ––agrego ella con severidad.

––Bien ––agarro la moneda con una expresión llena de determinación––. Se la daré a mi futura esposa.

––O esposo. No importa si es mujer u hombre, mientras lo ames mucho, mucho, mucho.

Él rió sin comprender muy bien eso, pero no le importaba, le encantaba toda esa idea. Su madre le apretaba suavemente una mejilla, mostrando en sus ojos el mas infinito amor.

––Ahora debes de decir, "mamá, prometo darle esta moneda a la persona que mas ame" ––dijo su madre levantando la mano derecha cerrando el puño y colocándola en la parte izquierda de su pecho.

Hizo lo mismo sin parar de reír, con una voz fingida de adulto, dijo.

––Mamá, prometo darle esta moneda a la persona que mas ame ––prometio sin dejar de sonreír.

––Bien. Eso es todo, los pájaros que acaban de pasar son testigos de ello ––su madre se levanto en un elegante movimiento––. Pero por lo mientras, esa moneda es tuya y te dará suerte, incluso sino quieres dársela a nadie, esa moneda es un pedazo de mi, mientras la tengas siempre me tendrás y me podrás recordar.

Su madre le tomo la mano y volvieron a caminar. No pudo evitar pensar porque su madre debía ser una moneda olvidada y tirada por alguien mas, una moneda que había estado tirada en el sucio suelo. Su madre era algo mas, su madre merecía ser comparada con un enorme y brillante diamante, incluso eso sería poco. No le parecía bien que su madre representara esa fea y sucia moneda, que seguramente ni valía mucho.

––Esta moneda no vale nada, no se comparara a ti, no me gusta que te compares a ella ––hizo un mohín.

––¿Por qué no? ––pregunto suavemente ella.

––Porque tu vales mas que ello.

––Amor, nadie tiene un precio, no valemos nada. Ni siquiera la persona mas rica e importante en el mundo, aunque él crea que si ––contesto ella.

––No entiendo ––frunció el ceño.

Su madre rió.

––Un día lo harás ––ella hizo una pausa mientras seguían caminando tranquilamente––. Pero si la persona que te ama, acepta y cree que esa moneda sin valor y "sucia" la ve con el mismo valor que la veo yo, entonces esa persona realmente te ama. No le importara que no sea un flamante diamante, ni tampoco sea nada importante, pero si siente el mismo valor sentimental y lo trata mas como si fuera mas valioso que un diamante, porque aprecia y comprende el sentimiento que tu le das, no verá nada de malo en ella. Incluso lo apreciara con todo su corazón.

––Mamá, no entiendo nada ––comento ligeramente frustrado.

––Un día lo harás, te lo juro. Por cierto, ¿quieres comer una rebanada de pastel que hice? Si quieres podemos hablarle a tus amigos para que vayan a comer.

––¡Si! ––contesto alegremente mientras saltaba, su madre solamente reía.

––Entonces vamos.

El tema quedo olvidado, no tomo mas importancia hasta unas dos semanas después, cuando su madre le dijo que llevarían la moneda a hacerle un agujero para poder ponerle una cadena y así la tuviera con él. Le pareció una buena idea, así no tendría que tener miedo que pudiera dejarla en alguna parte o peor aún que pudiera caérsele. La llevaron y luego desde ahí la uso como un dije todo el tiempo. Un dije que se convirtió en parte de él y de su madre, un dije que era todo lo que le quedaba de su madre.

––Un nuevo comienzo ––dijo en un susurro, parecía que lo decía mas para el Támesis que a él mismo. Apretó con mas fuerza la moneda que colgaba de su cuello––. Lo prometo, mamá.


Esto solo es el prologo, no sé si tenga sentido, pero gracias a esto fue que la idea empezó a crecer ^ ^

Me gustaría saber su opinión, espero puedan dejar un comentario, se los agradecería mucho. Y ya tengo el capitulo 1, así que es cuestión de subirlo. En fin, espero haya sido de su agrado.

¡Gracias por leer!