Te amo… Sebastian

- Bocchan, no es así la melodía – Decía Sebastian con un tono de exhausto – Sebastian – Dijo Ciel un poco enojado.

El mayordomo guardo los violines y Ciel comenzó a caminar pero de pronto el pequeño amo se tropieza y Sebastian lo recoge y cuando se levanta quedan muy cerca, Ciel se sonroja y sale muy enojado ya que el mayordomo le hizo sonrojar.

El joven amo veía de lejos a su mayordomo y sabía que iba a hacer un día tranquilo ya que no estaban esos cuatro que molestaban todo el día a SU Sebastian.

El comenzó a cerrar sus ojos ya que el sueño lo estaba venciendo y aquel mayordomo al notar que Ciel se había quedado dormido en el jardín lo fue a recoger para llevarlo a su habitación, este le acaricio sus cabellos azules y el pequeño durmiente dijo en un pequeño susurro:

- Sebastian…

El demonio se sorprendió y de un momento a otro el menor se despierta, el lo quedó mirando pero en vez de enojarse como lo hacía siempre empezó a sonrojarse.

Sebastian noto que Ciel estaba mirando hacía otro lado, esquivando su mirada, y con su mano le giró la cabeza hacía donde el estaba para que lo mirara.

Ciel guardaba silencio y solamente lo miraba, encontrándole una nueva característica para seguir queriéndolo cada día más.

El demonio que estaba muy claro en sus sentimientos se atrevió a confesarle lo que sentía por su amo, sin pensar lo que le ocurriría luego si este no le aceptaba sus sentimientos.

- Bocchan, me gustas – Ciel comenzó a sentirse nervioso – T-Tu t-también me gustas Sebas – Ciel fue interrumpido por la boca de Sebastian.

El no dejo de besar a Ciel hasta que llegaron a su cuarto, donde el mayordomo le comenzó a desabotonar la camisa, la cual momentos después voló por los aires.

El demonio que ya controlaba a su joven amo, su más grande deseo era que su bocchan gritara su nombre mientras el cumplía el deber de seguir complaciéndolo.

Horas después, Ciel seguía allí recostado en su cama, que ya tenía el olor de Sebastian, allí, con su cuerpo acalorado y desnudo, no se movía, lo único que necesitaba era a su Sebastian, que en aquel entonces tuvo que ir a preparar la cena.

En la noche, Ciel no pudo dormir y levantándose fue a la habitación de Sebastian, decidido a que iba terminar en su cama, gritando su nombre agitadamente, completamente desnudo frente a el, su vida, su enamorado, su todo.

Fin