Como verán esta es mi primera historia [o más bien un two-shot] que escribí y fue publicada. Ahora la vuelvo a subir solo que un poco editada, no se pierde para nada la esencia de la historia en sí, solo le agregue algunas cosas y corregí errores.

Espero la disfruten


Traicionados

POV Edward

Aun me encuentro nervioso al dar este paso que cambiara toda la relación que tengo con ella, lo raro es que no tenía miedo de nada. Había soñado con este momento y por fin decidió darme el sí, escuchar esas palabras de sus benditos labios hizo que todo lo que me rodeaba no importara nada. Añoraba este día como ningún otro, lo había imaginado de todas y cada una de las formas existentes, quererla era poco, yo la desea y ella lo sabía más que nadie. El momento de la verdad había llegado, el momento que cambiaria mi vida.

La vi a lo lejos, se veía hermosa con ese vestido negro que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, pero tal vez mis ojos no podían ocultar ese brillo cada vez que la veía, era inevitable ocultar mis sentimientos por ella. Cada paso que daba parecía que no avanzaba pues se me hacia eterno llegar donde ella se encontraba.

– Siento el retraso cariño, había mucho tráfico – la salude con un casto beso en los labios

– No te preocupes Edward, también voy llegando – me contesto con una linda sonrisa que me derretía

– Entonces no hay que perder tiempo y a divertirnos, ¿por donde quieres que empecemos?– le pregunte cortes y apresuradamente pues no quería perderme ningún momento a su lado y quería disfrutarlo como si fuera el ultimo

– No se… tal vez una película y después me invitas a cenar, ¿te gusta la idea?

– Mas que gustarme, me encanta

– No seas payaso y vámonos

– Lo que ordene la señorita – le conteste jugando

Y como no iba a obedecerla si daría lo que fuera por ella. Nos encaminamos al cine y por mera casualidad la única película disponible en ese horario era de romance, llevada de la mano con un triangulo amoroso, lo último que quería ver. Solo quería ver romance en esta linda noche, pero como había dicho antes lo haría por ella.

Durante toda la película no vi más de 15 minutos, estaba tan concentrado en mirarla y acariciar su mano, que no puse atención a la gran pantalla.

Al salir de la sala nos dirigimos a un pequeño restaurant no muy lejos de ahí, al llegar nos dieron una mesa alejada de las demás para darnos privacidad y tomaron nuestra orden. Durante la cena platicamos de todo, el trabajo, los amigos, el tiempo que llevamos de conocernos y aquellos bellos momentos que vivimos. No pude contener las ansias de volver a tocarla y la invite a bailar.

– ¿Como es que llegamos a esto? – pregunto – Nos perdimos de tanto durante este tiempo, nos dejamos de ver y tomamos caminos separados, y mira ahora estamos aquí como si no hubiera pasado nada.

– Yo tampoco lo sé, pero lo que cuenta es el ahora, estar aquí contigo de nuevo, reviviendo lo que un día dejamos, esto me hace realmente feliz – le conteste melosamente y acercándola más a mi cuerpo

– También estoy feliz de estar contigo ahora, además te perdone todo, solo éramos unos adolecentes y nos dejamos llevar cuando todo eso ocurrió, así que dejemos el pasado atrás.

– Todo iba tan bien que no importaba lo que había dejado pendiente en la vida real, todo lo que yo quería estaba a mi lado. Como la noche aun era joven, al salir nos dirigimos a una pequeña plaza y caminos abrazados, como una pareja feliz.

Después de una larga noche me pidió que la llevara a su departamento, ya que era demasiado tarde y mañana tenía que trabajar. Ya en el auto no dejamos de platicar de cómo nos habíamos divertido aquel día, hasta que llego una pregunta que no pensé escuchar.

– ¿Sabe tu novia que estás conmigo? – pregunto cómo no queriendo

– A decir verdad no lo sabe, Bella cree que estoy en una "junta", ya sabes de aquellas en las que no te puedes "escapar"

– Te entiendo, pero porque no le dijiste la verdad, no me cabe la menor duda de que ella sabe que tenemos contacto de una o de otra forma.

– No lo creo, es muy fácil mentirle…

– Y crees que se lo trago – me interrumpió tranquilamente – sabes que no le simpatizo para nada y… - no la deje terminar

– Mira, ella no tiene porque saberlo Tanya, además tú y yo somos muy buenos amigos y nunca dejaremos de serlo solo porque a ella no le caigas bien, ¿está bien?

– Está bien, solo decía que por ser tu novia deberías de tenerla un poco mas informada, a mi no me gustaría que me hicieran eso

– Nunca se va a enterar, nunca le he dicho lo que paso entre nosotros y nunca lo sabrá ¿entendido?

Ella solo asintió con la cabeza seriamente, después de esa pequeña platica no sabía que pensar, tal vez tenía razón, tal vez Bella no se había tragado la mentira, pero me bastaba con que ya no mencionara nada del tema, eso me tenia tranquilo, así que no deje que mi conciencia participara en ese ni en otro momento.

Llegamos a su departamento y me invito a pasar, lógicamente no me iba a negar pero tampoco quería que notara mi entusiasmo. Me pidió un momento y cuando regreso, lo hizo con un pequeño short y una ligera blusa, quedando boquiabierto con su atuendo.

– Espero no te moleste – dijo señalando su vestimenta – quería algo mas cómodo

– No… como crees, si así te sientes a gusto no hay problema – le conteste con una gran sonrisa

– ¿Gustas un vaso con agua, una cerveza o una copa de vino?

– Una cerveza está bien

– Entonces ponte cómodo ahorita regreso – contesto, pero antes de irse me dirigió una linda sonrisa, con la cual me quede fascinado.

Ya entrados en la noche entre botellas de cerveza, tequila, una que otra de vino y linda música de fondo empezamos a recordar viejos tiempo, me levante por un paño para limpiar el charco de cerveza que se había caído, pero estaba tan mareado que tropecé y caí justo encima de ella y fue ahí donde todo comenzó.

Quede a centímetros de su cara y su mirada me pedía a gritos que la besara, que la hiciera mía, no dude un momento en reaccionar a su petición. Comencé a besarla suavemente y poco a poco se convirtieron en más demandantes. Entre caricias desenfrenadas la ropa nos empezó a estorbar. Sentía que ese momento nunca terminaría, por fin la tenía en mis brazos y no la soltaría, hasta no hacerla mía o mejor dicho, nunca.

– No estoy segura de hacer esto – me dijo con voz entrecortada

– Entonces porque me invitaste a tu departamento, tenias en cuenta que iba a pasar de una u otra forma – le dije sin dejar de besarla por todo su cuello

En ese momento se alejo un poco y pude notar en su mirada que también deseaba este momento, pero también sentía un poco de arrepentimiento al estar conmigo.

– Lo sé, lo siento, pero tu estas comprometido y no puedo, además tengo… - la interrumpí antes de escuchar esa palabra para evitar pensar en ese bastardo que la complacía en la cama

– Solo por un momento deja eso atrás, será un secreto… nadie lo sabrá.

Y así fue como ella se entrego a mí, sentía como se estremecía con cada uno de mis besos y carias repartidas en cada parte de su cuerpo, por mi parte me excitaba escuchar mi nombre salir de sus bellos labios. Mi mente solo estaba en ese momento, no importaba nada, ni mi trabajo, mis amigos, mi familia y mucho menos mi prometida. Ese momento era mi gloria, mi paraíso al cual solo ella estaba invitada. Y entonces llego el momento en que solo se dejo ir, fundiéndose entre mis brazos, pegada a mi cuerpo.

Deseaba quedarme con ella y verla despertar por la mañana, pero había recibido una llamada de su novio que vendría a buscarla temprano. Después de aquella velada no volvió a ser lo mismo, me envía mensajes para vernos y volver a repetir lo de aquella noche. Accedí rápidamente, se había convertido en una adición para mí. Pero tenía que cerciorarme de que mi novia no se enterara que no era la única mujer en mi vida… y mucho menos en mi cama. Aunque ya empezaba a sospechar de mis ausencias y los extraños mensajes de mis "clientes".

– Que fue ahora ¿Una cena de negocios o un contrato rechazado? – pregunto queriendo saber cual había sido la mentira del día

– Emmett necesitaba verme – le conteste orgulloso – eso fue lo que le dije

Una vez en su departamento no tarde en empujarla contra la pared y besarla desenfrenadamente, metiendo mis manos bajo su blusa. Lo nuestro se había convertido en algo pasional, en una necesidad, pero había algo que necesita, algo que faltaba, solo que no sabía que era.

No podía esperar más y la lleve al sillón, no había tiempo para llevarla hasta la cama. Y ahí, con la mitad de nuestra ropa aun puesta, saciamos nuestra sed de lujuria. Una hora más tarde y más relajados la lleve a la cama, donde la hice mía nuevamente.

Todo iba mil sobre hojuelas, cuando el fatal día llego… el día en que todo se vino abajo. Bella, ella la única mujer que realmente me había hecho feliz, me esperaba en mí departamento con una maleta en la puerta, me enfrento y lo saco todo. Ella estaba enterada de la aventura que sostenía con la mujer que siempre detesto, la que siempre odio y que sin más un día me había dicho que nos iba a destruir. Y así fue, nos vio, no una vez, si no varias ocasiones, y llego al punto en el que nos siguió cuando una noche saliendo de cenar y sin una pizca de pudor mientras nos besábamos. En ese momento dejo de creer en mis mentiras. Aquella tarde cuando Bella rompió nuestro compromiso me sentí totalmente devastado y en ese momento comprendí que lo que me faltaba era el cariño y amor que solo ella podía ofrecerme, algo que Tanya nunca me dio.

Si, precisamente Tanya me confesó que solo me quería para pasar el rato, que no buscaba nada serio conmigo, que nunca lo buscaría mas, solo había sido un juego y logro hacerme lo que un día yo le hice, destruirme la vida.

Después de 4 años aun sigo arrepentido de lo que hice, nunca conseguí su perdón y no tengo por qué culparla. Así fue como llegue a esto, tenía una familia que me apoyaba, amigos que me querían y sobre todo a una maravillosa mujer a mi lado que me amaba, que ponía su empeño, dedicación y daba todo por mí y nuestro amor. Pero todo esto lo perdí gracias a mi inmadurez, al aumentar mi ego sabiendo que dos mujeres deseaban estar conmigo y podía tenerlas sin sufrir ninguna consecuencia. Hoy me lamento al traicionar la confianza de aquellos que me quería y confiaban en mí, ahora lo que me gane fue la desconfianza de amigos, perdí el apoyo de mi familia, pero más que nada, me quede sin el amor de aquella mujer que me entrego todo y me amo realmente. Después del aquel día no la volví a ver jamás, nadie me decía absolutamente nada. Los únicos recuerdos vividos que tenia de ella eran cuando le pedí matrimonio, cuando le destroce el corazón y como salió corriendo de mi vida con la cara llena de lagrimas.

Hoy para evitar sumergirme en tristes recuerdos nuevamente, tome mi auto y salí a tomar un poco de aire fresco. Iba sin rumbo fijo hasta que vi un parque, así que decidí dar un pequeño paseo caminando y distraerme un poco. Cuando baje del auto sentí un gran escalofrío, estaba tan sumergido en mis pensamientos que no recordé que estábamos en pleno invierno con un frio tremendo y solo llevaba una chamarra ligera. En mi andar en aquel parque casi solitario, con uno que otro corredor y dueños paseando a sus perros, sin rumbo fijo, vi a lo lejos a unos pequeños niños jugando alegremente con un par de chicas, lo único que pensé fue "¿quién diablos viene a jugar al parque con este frio?".

Conforme iba avanzando mas me acerba a ese grupo de personas, seguí mi camino tratando de evitar aquella escena. Pero algo atraía mi atención, era una de las chicas que jugaba con uno de los pequeños, me acerque lentamente para verla detalladamente cuando de pronto vi venir justo hacia mí una pelota. Amablemente la tome y se la lleve a la chica que ya venía por ella, no lo había notado hasta que la vi acercarse más a mí. Cual va siendo mi sorpresa cuando la visualice perfectamente su cara, era ella… mi Bella.

Se veía hermosa y tenía un brillo especial en sus ojos, ese brillo que deje de ver gracias a las lágrimas de aquel día que se fue. Me dio las gracias, sin percatarse de que era yo, hasta que alzo la mirada, con una gran sonrisa que se desvaneció y un par de ojos abiertos por la impresión de verme. Después de un gran silencio incomodo, sin poder gesticular ninguna palabra ella dijo…

– ¿Qué haces aquí?

Y entonces mi mundo se derrumbo…


¿Flores o jitomatazos?