Disclaimer: Todos los personajes de MKR pertenecen a CLAMP, pero si la historia continuara, para mí sería así. :)
"Todo lo que quiero para Navidad eres tú"
por: Kay CherryBlossom
1. Verte otra vez
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La batalla contra Deboner acaba de terminar y las Guerreras Mágicas, tras la desaparición de sus Mashin, están dispuestas a volver a casa...
—¡Umi! –susurra una voz profunda en su oído.
—¡Madoushi Clef! Quiero decirte que yo...eh... —pero la jovencita se detiene, dudosa.
—No, no es nada —responde al fin con las mejillas coloradas. ¿Qué caso tenía decirlo tan tarde?
Centro comercial de Tokio, tiempo presente
Una chica alta y delgada se observaba a sí misma en el reflejo del vidrio de una tienda de zapatos, mientras se acomoda su larga y abundante cabellera azul cielo.
—Hoy se cumple un año —murmuró —, otro año más...
Umi Ryuzzaky, la hija de un prestigioso político y heredera de una grandiosa fortuna, hacía meses que había sido presentada en sociedad a sus dieciocho años, y la cantidad de admiradores que le habían salido de todas partes era agobiante. Y cualquier chica se hubiera sentido orgullosa y halagada de ésta situación, pero Umi no. En primera, porque según ella tenía mejores cosas que hacer que salir a perder el tiempo, y en segunda (ésto nadie más lo sabía) ella ya estaba enamorada. Y mucho.
Increíble como el corazón de una adolescente es capaz guardar por tanto tiempo un sentimiento en el corazón y de no resignarse a perderlo, a entregarlo, a olvidarlo aunque pase mucho, mucho tiempo...
Lastimosamente, éstos sentimientos no la hacían feliz. Porque tenía ya tres años que se habían visto, y desde entonces todo era silencio.
Silencio y recuerdos.
Nada de noticias, visitas... nada.
Lo peor de toda la incertidumbre es no saber. Porque esto no bastaba con un pasaje de avión o mandar un e-mail. Necesitaba una voluntad fuerte, poderosa, que la llevara hasta su ser amado.
Y es que Madoushi Clef, el dueño de su corazón, reside en Cephiro, un mundo mágico tipo novela de Tolkien o C.S Andrews. Y es tan, tan mágico que la única manera de llegar es pasando un portal inter-dimensional que reacciona a una voluntad poderosa y firme. Nada más. Si errabas, podías quedarte atrapada en otra dimensión para siempre, o incluso destruir dicho planeta. ¡Y lo que menos quería Umi era que algo le pasara a Cephiro, claro está!
Ella sólo quería volver a ver a Clef, y reflejarse en ésos ojos, brillantes como zafiros y profundos como un océano inmenso... ésos ojos le habían hecho perder la cordura, pero desafortunadamente también la esperanza.
Suspiró con dolorosa resignación. ¿A quién quería engañar? Jamás volvería a verlo, era estúpido seguir manteniendo la ilusión, pensar en él...
Sus ojos aguamarina se llenaron de lágirmas por... bueno, por millonésima vez. Desde que llegó a Tokio, así había sido. Era un sol lleno de vida por el día, y un mar de lágrimas por las noches. Rápido se deshizo del problema, detestaba que la gente la viera como alguien débil, y también estropearse el maquillaje.
—¿Señorita?
Umi giró la cabeza, con el corazón acelerando su marcha a toda velocidad. ¿Quizá... podía ser? ¿Sus ruegos habían sido escuchados?
Todo escenario se desmanteló al ver que era simplemente un desconocido quien la llamaba. Un guapo y amable desconocido, pero desconocido al fin y al cabo.
—¿Qué se le ofrece?
Su tono de voz no era precisamente de bienvenida, así que una gotita resbaló por la sien del recién llegado.
—Es sólo que llevo mirándola un rato desde aquella banca...¡no se asuste! Es que es tan hermosa... —luego se puso rojo y se echó una mano detrás de la cabeza —, y me dije mil veces que me arrepentiría toda la vida si no le invito un café...
—Oh —Umi se ruborizó un poco, pero enseguida volvió a su posición defensiva natural —. Gracias, pero no puedo.
—¡Claro! ¡Debe tener novio! —se deprimió visiblemente el chico —. Siendo así, tan linda...
Umi se revolvió en su lugar, inquieta. Era muy fastidioso que todos alabaran su belleza, y pocos se dieran cuenta de que a veces, tener o no novio no tiene qué ver de cómo luzcas.
—Es sólo que estoy esperando a unas personas... lo lamento.
—Entiendo —sonrió él resignado —. ¿Entonces podrías darme tu teléfono? No soy un psicópata, lo juro.
Ella sonrió a modo de disculpa, tomó aire y comenzó a excusarse nuevamente...
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La batalla contra Deboner acaba de terminar y las Guerreras Mágicas, tras la desaparición de sus Mashin, están dispuestas a volver a casa...
—¡Fuu! —llamó una voz alegre y tenaz en el oído de la chica rubia.
—¡Ferio...!
—Regresaste, como lo prometiste...
—Quiero que sepas que no te olvidaré. Vivirás siempre en mi corazón —prometió, llorosa y conmovida.
El chico dulcificó su rostro con una diminuta sonrisa, mientras que la bruma la envolvía y sentía como desaparecía poco a poco...
Residencia de los Hououji tiempo presente
—¿Otra vez, Fuu? —replicó la muchacha de pelo largo y color miel.
—Sí, hermana... otra vez. ¿Quieres que te traiga unos bocadillos? Los de la última vez te gustaron mucho —ofreció Fuu mientras se alistaba para salir, tan amable como siempre.
Pero su hermana puso las manos sobre las caderas, reticente.
—¡No me cambies la conversación, hermanita! —se indignó Kuu, su preocupada hermana mayor y... bueno, no es que fuese metida. Digamos que era muy curiosa.
Pero a Fuu no le molestaron nuevamente sus interrogatorios. Sonrió como si nada y peinó sus rizos abundantes y cortos frente a su tocador.
—¿A qué te refieres? ¿Es que ya no te gustan los pastelillos?
Kuu estaba que sacaba chispas. Le quitó el peine de la mano y la enfrentó.
—No soy tonta, no vas a enredarme en ésa trampa de nuevo. ¡Soy tu hermana mayor y por eso te exijo que me digas a qué vas a la Torre de Tokio cada bendito domingo! ¡Habla!
Fuu parpadeó sus ojos verdes.
—¿Estás enfadada?
—¡CLARO QUE NO! —bramó completamente fuera de sus cabales. Fuu no se intimidó, conocía el carácter explosivo de su hermana a la perfección. Era algo así como el dicho de perro que ladra no muerde.
—¿Entonces qué pasa? —preguntó con tranquilidad.
Luego de inhalar y exhalar exageradamente, Kuu explicó:
—Ya tienes dieciocho años, Fuu. Y no veo ningún novio o algún otro hombre en tu vida...
—Ah, con que eso era... —sonrió Fuu, y volvió a peinarse, colocando una cinta linda sobre su pelo —. Pensé que era algo importante.
—¡Esto es importante! Eres tan educada y linda, ¿cómo es que ningún chico se te haya declarado aún?
—Mmm, no sé...
—¡ESA NO ES UNA RESPUESTA!
Fuu rió entre dientes. Su hermana podía ser muy graciosa si se lo proponía. Sabía que la información que le estaba dando a su hermana no era del todo cierta, pero era muy complicado explicar la verdad. ¿Cómo iba a contarle que estaba enamorada de un príncipe, y además ése príncipe pertenecía a otro mundo y había tenido un romance con él? Era mejor fingir que no ocurría nada, después de todo, era muy remota la posibilidad de que volviera a verlo... ¿para qué? Su hermana y quien se enterara iba a pensar que estaba loca, y la encerrarían en una pared acolchonada por el resto de su vida.
—Entonces —le dijo mientras caminaba hacia la puerta —, ¿vas a querer los pastelitos?
—¡FUUUU!
—Je, je...
La batalla contra Deboner acaba de terminar y las Guerreras Mágicas, tras la desaparición de sus Mashin, están dispuestas a volver a casa...
—¿Hikaru?
—¡Lantis! —reconoció ésa voz gutural de inmediato. Frente a ella, el hombre alto y fuerte de pelo azabache la miraba intensamente—. Con seguridad Cephiro volverá a ser nuevamente hermoso; como cuando gobernaba la princesa Emeraude...
—Sí... —susurró.
—Lantis... —era ahora o nunca, y confesó —. ¡Te amo!
Inesperadamente, él sonrió, y extendió su mano para tomarla, para recibirla en sus brazos para cuando ella toque el suelo.
—Y yo a ti.
Abrumada de tanta felicidad, Hikaru estira sus brazos para alcanzarlo. Necesitaba abrazarlo, aunque fuera una sola vez... pero una luz cegadora los cubre y cuando menos se da cuenta, ya estaba en la ruidosa Torre de Tokio nuevamente.
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Dojo de los Shidou, Tokio
La pequeña pelirroja de trenza salió del baño, muy presurosa. Estaba muy contenta, y su hermano no tardó en notarlo. Bueno, uno de sus tres guarda-espaldas-padre-hermanos.
—¿Ya te vas?
—Sí, necesito comprar algunos regalos de Navidad y luego voy a reunirme con Fuu y Umi en la To...
—¿EH? —gritó el chico, todo desaforado —. ¡Vas muy seguido, Hikaru! ¡A mí me parece que más bien te estás encontrando con alguien?
Hikaru sonrió nerviosa.
—No, para nada...
—Pues qué raro, porque dicen que Umi tiene cola de pretendientes —comentó muy pensativo y desconfiado —. ¡Y si estás todo el tiempo con ella seguro también te ven y te siguen a ti!
—A ella no le gusta nadie, Kakeru...
—¿Qué Umi qué? —otro de sus hermanos, Masaru, asomó la cara de otra de las habitaciones. Satoru sonrió con picardía.
—¿Por qué tanto interés?
—Yo, yo no... —balbuceó muy colorado. Hikaru les miró a ambos con curiosidad. Sabía que ambos eran celosos y demasiado protectores, pero aquél agregado la desconcertó por completo.
—¡Ajá, lo sospechaba! —le señaló triunfante Kakeru —¡Te gusta Umi!
—¡Y a ti, Fuu, no te hagas el loco!
Hikaru abrió la boca, pasmada. Estaba sorprendida de que sus hermanos estuvieran interesados en ellas. Pensó que aquellas atenciones cuando la visitaban era porque eran buena gente... debió sospecharlo. ¡Hombres, eran todos iguales!
Reaccionó tardíamente porque sus hermanos ya estaban peleándose y forcejeando como siempre. Cuando se dio cuenta, se puso en medio de los dos, dándole una apariencia muy cómica al asunto, porque ella a comparación suyo era diminuta. Cuando acabó de regañarlos, salió corriendo para tomar el autobús y reunirse con sus amigas.
"Y yo a ti..."
Sólo cuatro palabras. Y eran hermosas, y tenían tanto significado... ¡Lo que daría por volver a oírlas, aunque fuera una vez! Su mente las recitaba con frecuencia, porque la época la ponía nostálgica y además le daba miedo olvidarlas. Si no estuvieran Umi y Fuu para recordárselo, ella juraría que todo lo que ocurrió en Cephiro era sólo un sueño...
Pero esta chica no es de las que se dejan abatir. Desde luego que le daba tristeza no a ver vuelto a ver a su amado Lantis, pero eso no le impedía a su corazón estar lleno de felicidad.
—No voy a llorar ni a ponerme triste —murmuró mientras veía por la ventana, los edificios y los árboles que atravesaban su recorrido en tren —. Él me quiere, aunque sea en una distancia que jamás lograré atravesar... ¡Pero me quiere! Un día podré verlo, lo sé... porque ése es mi mayor deseo en el mundo y debo lograr cumplirlo.
Café de la Torre de Tokio
—¡Fuu!
—¡Umi!
—¡Hikaru!
—Perdonen el retraso —se disculpó Umi primero —. Un muchacho me abordó en la calle y me costó mucho convencerlo para que se fuera.
—A mí me pasó igual con mis hermanos. Están convencidos de que venimos a ver a nuestros novios —explicó Hikaru.
Fuu no fue la excepción.
—Mi hermana está muy preocupada, dice que si sigo sin conseguirme pareja me voy a quedar sola para siempre. ¡Como si tuviera cincuenta años!
Hikaru revolvió su té con leche.
—Bueno, mis hermanos no están tan errados. Yo vengo aquí para volver a ver a Lantis... es la verdad.
—Es cierto. Yo cuando vengo aquí me siento más cerca de Ferio —agregó Fuu con aires tristes.
—¿Nos echarán de menos? —preguntó Umi, mientras veía el paisaje enorme debajo de sus pies y a través del cristal.
Luego de un rato, Hikaru miró su reloj y se puso de pie.
—Ya es hora. Andando.
El trío de guerreras avanzó hasta el mismo sitio que hace tres años, junto a los miradores. Las tres se tomaron de las manos, alejadas de la multitud de turistas.
—A ésta hora fuimos a Cephiro por segunda vez —comenzó Fuu.
—Queremos volver a repetirlo... —continuó Umi, cerrando sus ojos con fuerza.
—Para vivir una nueva historia y reencontrarnos con nuestros seres queridos —finalizó Hikaru con fervor.
—¡Y ése es nuestro deseo, nuestro mayor deseo de Navidad! —exclamaron al unísono.
Esperaron. Pero no ocurrió nada. Ni destellos, ni magia, ni luz... es más, ni una chispita. Nada.
Enseguida se soltaron de las manos, y Fuu ya tenía los ojos nublados del llanto.
—Es la décima vez que lo intentamos en el año y no funciona... ¿qué tenemos que hacer para regresar? —preguntó Umi —. Ya no quiero volver a intentarlo. Cada vez que fallamos, quedo...
Estuvo a punto de decir destrozada, pero quedó en silencio su reflexión.
Fuu ni siquiera podía hablar. Tenía la garganta cerrada.
—Esta época es de los milagros, los deseos imposibles. No se preocupen, en una semana que es víspera lo intentaremos nuevamente. ¡Seguro que funciona!
Ella estaba tan desilusionada como las demás, pero no podía exteriorizarlo o todo el grupo se sumiría en depresión absoluta.
Al día siguiente y el siguiente de ése lo intentaron, pero nada ocurrió. Regresaron tan abatidas a sus casas y ya estaban resignadas a no volver. Sobre todo Umi, la más realista de todas, ahora más que nunca se arrepentía de no haberle dicho a Madoushi Clef que lo quería. Por lo menos, sus amigas habían tenido la oportunidad de expresar su amor. Ella ni siquiera eso...
Para el cuarto intento, un veintitrés de diciembre, ya estaban haciendo lo mismo otra vez. Tal vez eran demasiado soñadoras, o demasiado tercas. Quién sabe.
Igual que las veces anteriores, no ocurrió nada.
—Es inútil —. Umi se zafó por brusquedad —. No volveremos nunca. Deberíamos resignarnos y seguir con nuestras vidas.
—¡No, no podemos darnos por vencidas, Umi! —increpó Hikaru —. ¡Vamos a hacerlo otra vez!
Fuu sólo se limitó a derramar unas cuantas lágrimas silenciosas.
—¡No, estoy cansada de ésto, no quiero seguir! —le gritó Umi, entre enojada y herida —. ¡Ya no lo soporto!
Hikaru se quedó de piedra.
—Umi...
—Ya no quiero seguirlo intentando... yo...
—Pero es que si pudimos ir una vez por nuestros medios, podemos lograrlo de nuevo, ¿no te das cuenta? —le riñó Hikaru a su amiga —. ¡Algo estamos haciendo mal, algo nos falta! ¡No lo estamos deseando lo suficiente!
—¡Claro que lo deseo, Hikaru, no ves acaso lo desesperada que estoy!
—Yo también... lo único que quiero es ver a Ferio —susurró Fuu mirando el piso.
—Y yo a Lantis...
Y entonces, el brillo más potente que el de una aurora las cegó, haciéndolas gritar... y caer.
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Notas:
¡Hola! Tiene... sin mentir, como seis o siete años que no publicaba de este fandom :O Y es que ocurrieron dos cosas, me llegó la notificación para publicar durante la semana de parejas de Guerreras Mágicas y recordé cuanto amaba este fandom (después de Sailor Moon) y segunda: esta historia la tenía archivada en mi PC, con telarañas y mal escrita, claro xD,¡y nunca la publiqué! Lo hice en otra web, hace muchísimo... y se borró y olvidé el tema. Así que creo que no pierdo nada con corregirla un poco y que vea la luz del día, ya que es una historia de Navidad y queda con la dinámica.
Si les gustó, ya saben... denle fav, follow y ¡review, please! :) Veo que el fandom está algo moribundo, pero bueno, si tiene aceptación seguiré corrigiendo y publicando.
Y sí, las chicas ya van para Cephiro... ¿qué ocurrirá?¿verán a sus amores?
