Disclaimer: Ni Hetalia ni Latin Hetalia me pertenecen. Tan solo juego con ellos y me divierto un poco, sin sacar otro provecho que disfrutar y compartir esto que tanto me apasiona.

Parejas: ArgxChi; USAxChi [por ahora]

Personajes Latin Hetalia: Chile/Javiera; Argentina/Martín; Perú/Miguel; Brasil/Luciano; Bolivia/Julio


.2013. ¡Hola! Por fin me tomé el tiempo para arreglar un par de detalles aquí, pues no me había dado cuenta de que los símbolos de word no se veían ._.u Lo único que me da pena era que usaba símbolos bonitos que significaban algo y variaban según la situación, pero bueno... ¿qué se la va a hacer?


Febrero

Miércoles 7, Sala de Reuniones

Este mes la sede de la reunión era Nueva York. Hacía un rato que ya habían terminado y ahora solo mataban el tiempo en la sala de reuniones. En un extremo de la mesa, un rubio de lentes permanecía en silencio, un comportamiento hasta preocupante en alguien como él.

— Él es el único que puede hacerla sonreír —murmuró apenado Alfred.

— ¿Y…? —El inglés lo contempló desconcertado.

— ¿Crees que algún día podré ser yo el causante de su risa? —Preguntó con una sonrisa melancólica.

Arthur se quedó en silencio durante unos segundos. No se le ocurría qué contestarle. La verdad de las cosas es que tampoco entendía qué podría tener en especial el hacer reír a una persona… hasta que intentó recordar la última en que la había escuchado. Nunca. O al menos, jamás con… ganas, siempre con la mirada fría. ¿Acaso el argentino era capaz de cambiar eso? En eso pensaba cuando un estruendo lo sacó de su ensoñación. Al mirar en esa dirección, lo primero que vio fue al brasileño con una trollface y a la chilena roja hasta las orejas y… muerta de la risa. Al rato comprendió el extraño cuadro… Martín yacía en el piso.

What the fuck?

— Tal parece que Brasil le sacó la silla a Argentina en el momento justo —rió Francia—. Creo que es la primera vez que escucho la risa de Chile… ¿qué le pasa a Estados Unidos?

Lo que alarmó al rubio fue cómo le caía la baba al estadounidense. Pero él no era el único impactado ante tal awesome reacción. Miguel y Julio la contemplaban con la boca abierta. Cuando la aludida reparó en sus miradas se calló repentinamente, y se volteó iracunda.

— ¿Y qué miran, fletos culiaos? —Exclamó antes de ponerse en pie y marcharse de la sala dramáticamente con un leve rubor cubriendo sus mejillas.

Arthur fue el único en notar el primer impulso del norteamericano. Iba a ir tras ella, pero se arrepintió luego de que un rubio de ojos verdes se le adelantara con una expresión de preocupación.

— ¡Javi! —La llamó Martín. La castaña se detuvo, mas no se giró. Seguía ruborizada hasta las orejas.

— ¿Qué querí'? —Preguntó hosca.

— Bueno… estábamos conversando, ¿no te acordás? Y saliste re-apurada…

— ¡Es qué… —suavizó su expresión al ver la sonrisa del argentino—! ¿Te dolió?

— ¿La caída? Creo que mi ego sufrió más daño.

Javiera le sonrió dulcemente por un momento, para luego recuperar rápidamente su cara de póker.

— No sé vos, pero yo tengo ganas de un mate… ¿venís?

— Ya po', no me dan ganas de volver a la conferencia, te apuesto que el aweonao del Miguel está llorando.

El rubio sonrió y le pasó un brazo por los hombros mientras se encaminaban hacia el casino, a lo que ella le respondió con un codazo en las costillas y un par de insultos más, despertando así la risa chillona y cantarina que tanto le gustaba.


El inglés se acercó a su ex colonia preocupado.

— ¿Alfred?

— No sé ni para qué me molesto. Es obvio que su relación con Argentina no es una mera amistad… quizá debería solo apartarme —murmuró desconsolado, pero Arthur no fue capaz ni de regañarlo puesto que una sonrisa radiante apareció en su rostro—. ¡Pero no lo haré, porque soy un hero! ¡Y los héroes siempre se quedan con la chica —y rió estrambóticamente.

Su ex tutor lo contempló incrédulo. Poco a poco, el excesivo ánimo que había reunido en sus palabras se fue desvaneciendo, hasta quedar hundido nuevamente en una profunda agonía.

— Lo sé, soy patético ¡Jamás lo conseguiré! —Exclamó al borde de las lágrimas.

— ¿Arthur? —Llamó una voz demasiado conocida.

— ¿Qué sucede, Javi? Pensé que estabas con Martín.

— Sí, pero el weón se tuvo que ir a arreglar una cosa con su jefe que dejó la cagá…

— Ah…

— ¿Y tú te quedarás hasta mañana? —Preguntó Estados Unidos con falso desinterés.

— ¿Eh? Sí… yo cacho —murmuró Javiera un tanto nerviosa.

— ¡Eso es genial! ¿Te gustaría recorrer la ciudad? ¡Soy el mejor guía turístico del país ―vale decir que tanto Inglaterra como Chile alzaron una ceja al oír esto―! Y podríamos pasar al McDonald's.

La oferta sonaba tentadora, pero… ¿toda una tarde con el gringo ese?

― Eh… ¡me encantaría! Pero… pero ―la chica buscó a su salvación en todas direcciones, hasta que por fin dio con ella―, pero ya hice planes, ¡con Arthur!

― ¿Qué? ―Saltaron los rubios al unísono, mientras que Alfred observaba enfurecido al ojiverde y la ojimiel le guiñaba un ojo.

― ¡C-claro! Tenemos muchas cosas de que hablar.

Alfred hizo un puchero adorable, pero no tuvo ningún resultado en la nerviosa chilena que arrastró consigo al angloparlante de ojos esmeralda. No se detuvieron hasta estar seguros de su soledad en Central Park.

― Javi… ¿por qué huyes siempre de él? ―Le preguntó por fin. No le gustaba ver a su ex colonia sufrir tanto. Sí, era un muchacho insoportable, pero…

― Bueno, es que mi jefe quiere que mantenga una buena relación con él po', pero hay veces en que me dan ganas de sacarle la chucha… así que mejor evitarlo po', ¿o no? ―dijo con una risa nerviosa. Sabía que su buen amigo sentía un gran aprecio por el de lentes y no quería molestarlo, además no era del todo cierto pero… prefería pensar que solo era eso.

Kirkland la conocía lo suficientemente bien como para reparar en esto, pero prefirió ignorarlo y comprar unos helados.

― No sabía que te llevabas tan bien con Argentina ―murmuró intentando sonar casual.

― Ah, es que es pegote el weón, pero… entre el Julio y el Miguel, sí, creo que es el más pasable ―sonrió la muchacha. En verdad tenía una linda sonrisa ¿por qué sería que la tenía reservada para el argentino?―… ¿lo echas de menos?

― Era lindo de pequeño, ¿sabes ―habló tiernamente y con una sonrisa nostálgica―? Sí ―aceptó luego de suspirar―. Extraño esos días, pero… estoy orgulloso de lo que se ha convertido, ha crecido mucho y se ha vuelto muy fuerte… ya es imposible volver a lo que era antes.

Cuando se marchó fue muy doloroso… una herida que tardó demasiado en cicatrizar ―la chilena frunció el ceño, no le gustaba contemplar a su amigo tan melancólico, menos por un idiota como Alfred F. Jones―. Sin embargo, ya no le guardo rencor… es como mi hermanito menor, al cual tenía que permitirle crecer.

― ¿En serio se merece un hermano como tú? ―murmuró la castaña bajando la mirada. Arthur era tan noble… un auténtico caballero.

― ¿Tan mala es tu opinión de él?

La muchacha se abrazó a sí misma. Sí. Odiaba a Estados Unidos con toda su alma… o eso intentaba. Eso intentaba desde hacía casi treinta años.

― Antes del golpe ―murmuró entonces, desconcertando al mayor―… no, antes de Allende[1] creo no haberlo odiado tanto, pero ahora…

Yo no estaba ahí, ¿sabí'? Estaba en la casa del Martín cuando recibí una llamada. Fue horrible… jamás podré olvidar eso ―declaró seca, con la mirada fija al frente y la cabeza fría. Nada de sentimentalismos por ahora―. Por mucho que me pidan que mantengamos una buena relación… no puedo olvidarlo, y tampoco quiero hacerlo.


[1] ._. ¿será necesario aclarar? Bien. Salvador Allende, presidente de Chile desde 1970 hasta su muerte el 11 de septiembre de 1973.


Bien, creo que me quedó medio extraño ._. sé que puse a Alfred medio bipolar, pero... xD

Lo que quieran decírmelo, díganlo. Espero de todo, tanto quejas como cumplidos, y el tan frío y decepcionante silencio ;-;

¡Gracias por leer! ¡Besos!