Título: Bad Blood / Mala Sangre
Personajes Principales: Tim Drake, Dick Grayson, Stephanie Brown
Extras: Wally West, Artemis Queen (Aquí he decidido ponerle así ya que es un AU)
Género: AU, Romance, Drama, Violencia, Misterio, etc.
Clasificación: M
Palabras: 2.244
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a DC Comics.
Resumen: AU! Todo el mundo de Tim Drake se pone de cabeza cuando comienza a ver que su vida de estudiante ordinario da un giro de 180° al conocer ciertas personas, ciertos seres. Bien y maldad, mezclándose y siendo solo uno. ¿Algún bando a elegir? No lo sabe.
Autor(a): J.P. Haywood
BAD BLOOD
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I
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Bebió lo último que restaba de su taza de té, a la par que cerraba aquella novela que había estado leyendo durante las anteriores cinco horas. —No me gusta que me hagan esperar, lo sabes.
Dejo ambos objetos a un lado y giró, el más alto estaba a unos metros, de pie, mirándolo como si no le molestara los cuerpos inertes sobre las sábanas blancas. Y claro. Manchadas.
—Bien estuviste entretenido en la espera. —Remarcó el recién llegado a lo obvio —Supondré que esperaras a que llegue los de limpieza y solo les darás tus dos opciones, con amabilidad.
—Me conoces bien, Dick. —El nombrado rodó sus ojos y camino hasta él, sentándose en la silla de madera fina frente a él.
— ¿Disfrutas del sol?
El menor chasqueo, observando la vista frente a él y luego la regreso para ver esos ojos azulinos, demasiado parecidos a los del cielo. Se levantó hosco.
—Tim…
—Basta. Sé que dirás lo mismo de siempre. —Continuó dándole la espalda. Pero fue demasiado obvio cuando lo escucho levantarse e ir hacia él.
—Vamos a arreglarlo.
—No, tú lo harás. No puedo hacer nada al respecto. —Sus ojos volvieron a conectarse y por más que quiso, deseo odiarlo. —Esto, Dick… ESTO, es un castigo. Lo odio. ¡Y yo debo quedarme aquí! Resguardado del sol, porque puedo morir. ¿Cuánto más debo de esperar para que él haga lo que pides?
El rostro frente suyo se descompuso. Cerrando los ojos y tomando una larga respiración. —Lo resolveré, Timmy. Dije que encontraría la solución a todos nuestros problemas… confía en mí. En tu hermano.
— ¡No eres mi hermano! —Y con solo eso, toda la habitación tembló. Y los fuertes brazos lo cubrieron, protegiéndolo y abrigándolo. No lo dudo dos veces, lo abrazo. —Yo no… lo siento… no quería…
—Shhhh, lo se Timmy. Lo sé. Pero dije protegerte y cuidarte. Resolveré esto. Confía en mí.
4 Meses atrás.
— ¡Feliz cumpleaños número veintiuno! —Serpentinas de colores volaron por todo su rostro cuando apenas abrió los ojos. Los muy malditos habían jalado las sabanas, lanzándole algo de agua junto con harina y de pasó aquello. Los vio con horror, ¡¿Qué diablos les sucedía?!
Logro sentarse después de apartar parte de la harina de su rostro y miro al azabache y pelirrojo con clara molestia. —Espera, antes de que digas algo, tenemos algo para ti, Timmy.
—Wally, yo…
—Dije que no digas nada. —Entornó los ojos con claro desespero; la risa alegre del otro asaltante se hizo escuchar y giro el rostro para verlo.
—Tú. Usaste la llave.
—Nadie te dijo que me dieras una copia, Timmy.
—Dije que solo para situaciones de emergencia, Dick.
El nombrado lo vio como si le hubiera ofendido con lo peor. —Timothy. Esto es una emergencia.
El flash lo cegó en eso.
—No puedo creer que hayan hecho eso.
—Yo no puedo creer que sigas durmiendo con tu pijama de Star Wars. —El trio de chicos habían seguido la conversación después de ayudar al pobre cumpleañero a dejar el colchón cerca del balcón y las sabanas colgadas en la sala. Sí, Tim no se quedaría con todo el trabajo pesado.
—Duh. Es su adicción, Wally. —Sonrió una vez que llegaron a la usual cafetería donde se reunían a desayunar. No lo negaría, estaba feliz. Pocas veces lograban verse, después de todo, él era el único que aún seguía en la universidad.
—Lo sé, pero… Hola, hola, camarera nueva.
—Deja de estarla acosando, Wally.
Aquello trajo la atención del menor. Dejando que se sentaran en la usual mesa del fondo; el silencio se prolongó en lo que les veía revisar el menú bajo el vidrio de la mesa. Tosió después de unos minutos, llamando la atención. La cabellera rojiza fue la primera el elevarse. — ¿Va alguien a decirme quien es la nueva camarera? —Resaltó lo último y Dick sonrió con picardía.
—Tal vez sea la futura señora West, Timmy, no lo sé. Pregúntale a Romeo. —Logro apreciar como las mejillas del otro se sonrojaban y sonrió. Y claro, esos dos se la debían.
—Disculpe —Se giró en busca de la rubia que antes había tratado de saludar West; logrando hacer contacto visual con ella y que se acercara a ellos. Pudo claramente apreciar como la chica cambiaba su usual sonrisa por una mueca.
— ¿Los puedo ayudar en algo?
—Hola Artemis.
—Grayson. West. Chico nuevo. —Entorno los ojos, por lo visto ya había conseguido una nueva enemiga en la cafetería y como no, gracias a sus amigos.
—Oh no, no te desquites con él. —Hablo con rapidez el pelirrojo —Es el hermano menor de Dick.
—Genial, no veo porque debería de ser diferente.
—Oye, yo he sido bueno. Siempre te traigo una caja de rosquillas.
—Caja donde viene el número de tu amigo. Grayson, hay mejores métodos para ayudar a tu amigo a que consiga mi número, que diciendo que gane una caja gratis y debo de llamar. —Pudo apreciar como Wally se quejaba rápidamente con su mejor amigo y él otro trataba de excusarse.
Negó, llamando la atención de la chica con una de sus manos. —No soy su hermano de sangre, y no me molestare en decir una historia demasiado aburrida y larga para explicar. Solo quiero los usuales bollos de canela que tienen aderezo y una taza de café. Ah y si es posible, un plato mediano con bacon. Gracias.
Aquello silencio a todos. Pero dibujo una gran sonrisa en el rostro de Artemis, quien no dudo en escribir en su libreta. —Listo, traeré el pedido una vez este hecho. Supongo que ustedes dos lo de siempre. Volveré en un momento. —Les dio la espalda, alejándose con tres pasos antes de girar —Y Grayson, me agrada tu hermano.
Y se fue.
—Wally 0 y Timmy 1, quien lo diría.
Plaf.
La cabeza rojiza choco contra la mesa.
—Bueno, espero te haya gustado el súper desayuno de cumpleaños.
—Creo que fue mejor que el súper buenos días de cumpleaños.
—Fue idea de Wally. —Los azules se quedaron fijos sobre los otros; una clara batalla donde podría demostrar que mentía o no. Vio como ligeramente el mayor parpadeaba y luego bufaba —Bueno. Fue mi idea. Pero él pensó que sería más divertido lo del agua y la harina.
Elevó una de sus cejas —Recuérdame que eres de los que siempre duerme con la ventana abierta. —Aquello hizo reír a Grayson, aunque fue momentáneo, rápidamente su rostro se ensombreció —Me conoces bien… Sabes, muy pronto serán tus vacaciones y…
Alerta roja —Dick, ya hablamos de esto. Si me independice de ti fue por algo, y si me dejaste es porque–
—Confió en ti. Lo sé. —El mayor tomo aire con profundidad y relajo la postura de sus hombros — ¿Quieres un aventón a la universidad?
— ¿Llegar en una patrulla cual maleante?
—Oh vamos, algunos saben que soy policía.
—Aja y siguen peguntando como alguien que estudio licenciatura en lengua decidió enlistarse en la policía. —Negó —Sabes que no me molesta, pero prefiero tomar el subterráneo o algún autobús para llegar. Además, Wally y tú llegarían tarde a su turno.
—Chico listo. —La gran mano pasó sobre sus cabellos, la caricia hizo que se despeinara —Recuerda que hoy es tú día, decide a qué lugar deseas ir para celebrar.
—Pensé que tenían todo el día.
—No, pedimos a dos personas para que nos reemplazaran. Estaremos contigo tal y como prometimos —El claxon se hizo escuchar y ambas cabelleras oscuras giraron a la dirección del sonido. El pelirrojo mantenía unos lentes de sol sobre su rostro y parecía bastante ansioso —Bueno, debo de ir a trabajar. Llámame si se te ocurre algo o hacemos solo algo en casa.
Sabía que con casa se refería a donde él vivía.
No dijo nada más, por lo que el de uniforme asintió y con una última sonrisa giro sobre sus pies, caminando directo a la patrulla. Se quedó allí hasta que les vio partir y girar por una de las esquinas de la calle, aún tenía tiempo para llegar a la universidad y ver su primera clase.
Hizo camino a la parada más cercana.
— ¡Feliz cumpleaños! —Sonrió un par de manos taparon su visión. El suave peso cayó sobre su hombro y varios cabellos llegaron a acariciar su mejilla — ¿Quién soy? —Sabía que ella lo decía se manera irónica.
— ¿Señora Figgins? —Así con solo decir ese apellido las manos se alejaron rápidamente y vio como el vestido rojo rodeaba la banca frente a sus ojos. No tardo en elevar la vista para ver a la rubia con el cabello recogido, luciendo tan guapa pero a la vez casual. Le gustaba su estilo.
—Sabes cómo tratar a una dama, Drake. —Tomo su mochila para que se sentara a su lado; viendo como aceptaba la invitación y cruzaba sus piernas de manera coqueta. Elevo sus cejas y sonrió divertido.
—Gracias, Steph. Por la felicitación y complacerme con tu presencia.
—Siempre es un placer dejarte ver mi presencia, Tim. —Ambos jóvenes se rieron de sí. La rubia se acomodó una vez el teatro acabo y lo codeo con suavidad — Así que, ¿Qué haremos hoy para celebrar la legalidad a todo lo que ya has hecho?
—Oh no, no me compares contigo. Sabes que soy el más centrado de los dos.
—Lo sé. Pero eso no quita que sepa de tus escapadas con tu grupo de literatura a los bares.
Aquello lo dejo en silencio. — ¿Cómo –
—Recuerda que soy los oídos de este lugar. Todo el campus y todas las facultades.
—Bruja.
—Zorra.
—No sé si te lo dices a ti o a mí.
—Tuche.
Volvieron a reír.
—No enserio, Timmy. ¿No tienes planeado nada? —Negó —Así que dejaras que Dicky decida o solo dirás que pasen otra noche de Netflix and Chill. —Asintió —Mierda, eso es aburrido. Aunque no tanto si tienes a San Trasero de los Dioses contigo.
—Es tan incómodo que resaltes eso de Dick.
—Sabes que nadie puede ignorar ese par de nal–
—Stephanie.
—Vale, me lo guardo para mis oscuros pensamientos.
—Gracias.
Silencio.
—De ser hombre también me lo cogería.
—Bien, se acabó. —Tomo sus cosas y se pudo de pie, comenzando a caminar lo más lejos de ella.
No tardo en escuchar la risita jocosa de Brown, quien lo alcanzó y beso su mejilla —Sabes que bromeo, angelito. Eres fácil de molestar.
—Es de mí…
—Hermano de quien hablas. Anda. Hace no mucho te enorgullecía decir que era tu hermano.
—No lo somos.
—La sangre no es solo la que forma los lazos, Timothy. Aunque no se mucho de su pasado, pero Dick te sigue viendo como un hermano menor. —Formó una mueca, pues ella estaba en lo cierto.
Siguieron en silencio, hasta que notaron un montón de personas formando un circuló alrededor de alguien. Se detuvieron en seco, notando como algunos se alejaban llevando varios volantes más…
— ¿Esas son entradas gratis? —La rubia no tardo en preguntarle uno de los estudiantes que llevaba un par de estas.
—Sí. Están reinaugurando el antiguo club.
— ¿Hablas de J&H?
—Aja.
— El club en donde ocurrió la masacre. Ningún sobreviviente. —Esta vez fue Tim el que hablo. No le daba buena espina.
—Muchos creen que el lugar esta embrujado, pero esas son niñerías. La cosa es que lo remodelaron de pies a cabeza y el propietario fue tan amable de dar entradas gratis al público.
—Una gran estrategia para hacer que la gente aparezca por ahí.
—Tim. —La voz femenina lo reprendió.
El chico frente a ellos solo se encogió de hombros con una mueca —Si les interesa, quedan pocas boletas. Tengo entendido quienes solo las tengan, podrán ingresar. —Y con ello se alejó de ellos.
Estuvo a punto de decir algún comentario al respecto, cuando fue jalado del brazo por Stephanie y llevado al montón de gente. Quiso replicar, pero era tarde. Estaban frente a un chico alto, cabello rojo que caía hasta sus hombros, con los brazos tatuados y una sonrisa cual gato rizón en su rostro. No solo eso llamó la atención de Tim Drake, era el color de piel, la cual era cubierta de una gran parte de pecas rojizas, no se le veían para nada mal.
Trago saliva cuando sus ojos chocaron con los suyos, azules, pero con un toque más opaco.
— ¿Vinieron por entradas?
—No hay otra razón, chico. A no ser que fuera para pedir tu número. —Dijo con descaro la rubia, aunque aquello solo hizo reír al hombre.
—Tienen suerte que aun tenga cuatro. —Observaron cómo sacaba aquella cantidad de su mochila y se las entregaba. En ello Tim aprovecho para revisarlas por encima del hombro de Stephanie, pues ella las había tomado. Los colores rojo y negro predominaban, las letras en un tono amarillo resaltaban con el nombre del lugar.
An Ifrinn.
¿Qué rayos…?
—Disculpe, ¿Podría darnos una de más?, somos cinco personas. —Ahí iban de nuevo los coqueteos de la rubia, pero parecía que al tipo no parecía afectarle.
—Lo siento guapa, no tengo más. Pero… —Aquel 'peeero' les hizo acercarse más a él. Su sonrisa se extendió con suma sensualidad. —Podría hacer algo al respecto. Solo vayan y si tienen suerte, pregunten por la mano derecha. —Y les guiño.
Stephanie pestaño y asintió suavemente para tomar el brazo de Drake y despedirse del hombre con la mano libre. Se dejó llevar. Siempre se dejaba llevar por la rubia.
—Dime que no lo estás pensando.
—Es tu cumpleaños, quieras o no.
—Vale. Rasputia.
Se ganó un pellizco.
To be continued...
