"Fleur y Bill son mis favoritos. No podría explicarlo, porque en los libros no son mencionados largamente, pero lo que se ve de ellos es intenso. Fleur no es sólo una belleza hueca, es fuerte y ama sin medida. Y Bill me recuerda a como era en mi época oscura"
Para Anne y para Didi; en luz y en oscuridad
Prólogo
Apolline Delacour contempló a su hija antes de verla partir para iniciar el curso que la llevaría a intentar ser la campeona del Torneo de los tres magos. Parecía mentira que hubiesen pasado tantos años desde que era una pequeña niña, feliz por haber recibido su varita, y más emocionada si cabía, porque esta llevaba en su núcleo un cabello de su querida abuela veela.
Sonrió de forma encantadora al ver a su esposo abrazándola y recordó cómo sus "amigas" del colegio cuestionaron que se casara con ese hombre feo; ¿Cómo no podían ver lo que ella sí? Era el hombre más divertido, amable y sensible, y el único que la vio por quien era, no por su bello exterior. Aunque él había asegurado que se debía a que lo había pillado con el alma distraída, puesto que primero escuchó su cantarina voz, el resto vino después.
-Mamá, ¿no te unes al abrazo? - preguntó su hija menor Gabrielle - Fleur va a ser campeona y después, va a ganar el torneo, estoy segura - acarició su brazo con suavidad.
-Apolline, qué suerte que nuestras hijas no lucen como su feo y rechoncho padre. Fleur va a hipnotizar hasta a las esfinges en Hogwarts.
-Papá, no sólo puedo lucir despampanante, también puedo ser letal. Beauxbatons no por nada nos entrena desde tan pequeños. Estamos a años luz de los alumnos de séptimo de Hogwarts.
-Isabelle - su madre sacudió la cabeza - ¿Qué es aquél tono despectivo en tu voz?
-Justo eso, madre, desprecio - su encantadora sonrisa se hizo más brillante - Iré y ganaré la copa, quizá te deje tomarla, padre. Además, ese dinero me podría pagar una estadía larga en Londres, quiero perfeccionar mi inglés.
-Fleur, - su padre riendo - eso lo dices cuando conoces a un apuesto muchacho, no antes.
-Bah, el día en que yo actúe así de sentimental - agitó su platinado cabello.
-Fleur tendrá un romance, madre - Gabrielle se unió a su padre para burlarse de ella.
-Mientras no sea con un...
-¿Un qué, mamá? - se precipitó hasta quedar a la altura de ella - Estuviste a punto de ser como tu hija, una despreciativa francesa. - dijo con ironía.
Esta vez, su padre, Gabrielle y la misma Fleur, se unieron en complot contra Apolline, y terminaron esa despedida entre bromas y risas.
Una familia cálida, tan unida como la que más.
