LA CONCIENCIA
Disclaimer: Los personajes utilizados pertenecen (en su mayoría) a Inuyasha de Rumiko Takahashi
Psd 1: No menciono su nombre en este capítulo, pero es Rin la que interactúa con Sesshomaru.
Psd 2: Los diálogos son las oraciones entre rayas: -xxxx- o -xxxx
PSD 3: Antes de leer podrían escuchar la canción: "La conciencia" del señor Gilberto Santa Rosa (género salsa), solo si quieren :)
La observo, desde la mesa del comedor, volver a cargar a Tenshi, mi hijo. Este comienza a reír gustosamente, mostrando su primer diente, cuando ella roza su nariz con el suyo.
Es una escena tierna sin duda, pero a mí me molesta. Por qué mi hijo solo actúa así con ella, ni siquiera con su madre se porta tan afable. Y ni qué decir conmigo, cuando le presto atención hasta parece incomodarse. Qué extraño hijo mío. Pero no lo culpo, su madre y yo pasamos casi todo el día en el trabajo; así que supongo que no formamos la mayor parte de sus recuerdos; soy consciente que yo, claramente, no soy su persona favorita.
Quizás exagero.
-Ya se durmió- enuncia, en voz baja, la muchacha que hace un momento llenaba de mimos a mi hijo. La miro levantarse del sofá con el bebé en brazos, sí, definitivamente está bien dormido, hasta da suaves ronquidos. Se me acerca y se queda parada frente a mí.
Levanto una ceja al ver que no se mueve ni dice nada. No puedo evitar notar que, para ser una adolescente, luce algo…maternal.
-Creo que debería llevarlo a su cuna, señor- habla mientras señala con la mirada al niño en sus brazos.
Lo entiendo, ella no tiene la confianza (y mucho menos autorización) para subir al cuarto a dejar al bebé. Ya que su cuna se encuentra en la misma recámara que compartimos mi esposa y yo. Sara consideró que deberíamos compartir habitación con nuestro hijo por seguridad. Yo creo que fue su excusa para privarme del sexo en estos seis meses. Me irrito al recordarlo.
-Dámelo -dejo a un lado los papeles del trabajo que estaba leyendo y le extiendo los brazos para cargar a Tenshi. Él se remueve un poco por el movimiento. Pido internamente que no se despierte, ya que, si lo hace comenzaría a llorar estrepitosamente, y eso no podría soportarlo con la migraña que me cargo.
Ahora Tenshi está en mi brazos como un ligero peso muerto, apoyo su cabeza en mi hombro derecho, así puedo escucho sus suspiros. Luce cansado, ella debió agotar todas sus energías con sus juegos infantiles.
-Espérame aquí -le pido/ordeno en voz baja a la niñera frente a mí. Ella solo asiente con la cabeza.
Llevo a Tenshi a su cuna, lo cubro con su manta marrón de baby alpaca. Activo el intercomunicador de bebés y me llevo su pareja abajo.
Al bajar, la encuentro recogiendo los juguetes del niño, son muchos para mi gusto, se malcriará.
Ella nota mi presencia, termina de recoger y colocar los juguetes en el corral del bebé.
-Ya debo irme, señor. Mañana tengo un examen de cálculo diferencial en la "u". - Tuerce un poco la boca al mencionar lo último.
De nuevo se queda quieta y muda en su sitio, expectante. No sé lo que espera.
-¿Adiós?- le digo mientras enarco una ceja. Ella dijo que ya tenía que irse.
Abre los ojos con sorpresa al notar el tono de mi voz. No tengo mucho tacto con los demás, lo sé.
-Eh…pues… - Parece que ella quiere decirme algo, pero no se atreve. Comienza a jugar con sus dedos índices, dudando si proseguir.
-¿Y bien? -hablo, tratando de apurarla.
-Necesito mi pago, señor -suelta al fin. -Es que tengo una deuda urgente que saldar mañana, no piense que lo estoy presionando. Yo podría esperarlos, lo juro.-Se explica apresuradamente al ver que tensé el rostro.- Pero… ni siquiera tengo para mi pasaje, hoy me vine a las justas. Hasta caminé un poco para llegar. Lo siento, señor. -Termina de hablar bajando la mirada, evitando mis ojos.
-No tienes que explicarte, debes recibir tu pago cada vez que vienes. -Le explico lo más tranquilamente. -¿Sara no lo hace? -la cuestiono.
-No señor. Quiero decir sí, sí lo hace. Es que como ella no está hoy sino usted, creí que…olvídelo, me confundo con lo que hablo. -Otra vez esas aceleradas respuestas.
-Entiendo, lamento no haberme dado cuenta que no te pagué. Tengo la cabeza hecha un lío… al menos Tenshi ya se durmió -murmuro lo último. Saco mi billetera y le extiendo 50 dólares.
-Lo siento, pero no tengo cambio, señor Taisho.
-Quédate con el cambio.
-Muchos gracias, en serio.- Me contesta con una gran sonrisa.
Yo solo asiento con la cabeza.
-Bueno ahora ya me voy… mmm, ¿desea que vuelva ma…? -Ella no pudo terminar de hablar porque justo sonó un rayo. Ahora comienza a caer la lluvia. Y muy fuerte.
-¡Oh no, dios! ¿Por qué justo ahora? -habla ella frunciendo el seño.
¡Pam! Otro rayo, incluso más fuerte que el anterior.
Waaaaa. Comienza a sonar en el intercomunicador. Tenshi despertó.
-Espera a que mejore el tiempo, estas lluvias espontáneas no duran mucho. -Le indico el sofá con la barbilla para que se quede ahí. -Ahora vuelvo.- Le digo y voy con paso rápido al segundo piso a atender a mi hijo.
Entro al cuarto, encuentro a Tenshi en un mar de lágrimas, incluso está hipando. Solo se me ocurre cargarlo para calmarlo.
-Shhh, ya tranquilo, solo es la lluvia. -Lo mezo lo mejor que puedo. Pero Tenshi no se calma. Creo que hasta está llorando más fuerte.
Maldición. No sé qué hacer.
-Ya basta Tenshi, estoy aquí, duerme…shh, shh. -Maldita lluvia, pienso.
Después de diez minutos, meciéndolo y acariciándole la espalda, se calma.
¡Pam! Otro puto rayo. Esta vez Tenshi grita.
Toc, toc. Suena la puerta de mi habitación.
-disculpe señor. -Es la muchacha de abajo, se encuentra en el pórtico sin atreverse a pasar. -Si desea yo me encargo.- Me habla mirando al bebé. Parece que le pesase ver a Tenshi llorando. Y este hijo mío, al verla, comienza a agitar sus pequeñas manos en su dirección, para que lo coja.
-Pasa- le ordeno. Me molesta que Tenshi desee estar con ella (una desconocida, para mí) en vez que en mis brazos.
Ella lo carga. Hace lo mismo que yo hacía para calmarlo, comienza a cantarle una canción de cuna (supongo, no sé mucho sobre canciones de niños). Tenshi se relaja, y va poco a poco quedándose dormido, de nuevo. Aún hay lluvia, pero él ya se entregó a Morfeo.
-Ponlo en su cuna -Le hablo a la muchacha. Ella comienza a despegarlo de sí, Tenshi se da cuenta y comienza a llorar de nuevo.
Se supone que estabas dormido. Pienso.
-No hay problema, puedo tenerlo hasta que se quede profundamente dormido.
-Hmp. Se ha mal acostumbrado a estar en brazos.
-Es porque es un bebé, señor. -Ella parece molestarse por lo que dije. Tonta. Yo sé lo que le conviene a mi hijo.
-De acuerdo. Bajemos a la sala.
-Disculpe, pero no creo que sea conveniente. Abajo corre más viento por la lluvia y, además, el pequeño no conseguirá dormir con el ruido de las ventanas.
-De acuerdo. -Me disgusta, pero ella tiene razón. Lo acepto.
Pero, definitivamente, no dejaré a una extraña en mi habitación.
-Traeré mi laptop, no tardo . -Le recalco, por si acaso. Ella solo asiente con la cabeza.
Desciendo al primer piso, tomo mi laptop y los papeles de la mesa. No me puedo retrasar más tiempo con la revisión de esos documentos.
Ring, ring. Suena mi celular en el bolsillo de mi pantalón. Me fijo en el número de la llamada entrante.
-¿Dónde estás Sara?- contesto.
-¿Sesshomaru?, escucha no voy a poder ir a casa hoy. Tuve que salir de comisión esta mañana, se supone que estaría en la ciudad hace una hora, pero se complicaron las cosas… Y para empeorar esta maldita lluvia. -Suelta un bufido. De su lado de la línea se escucha también lo fuerte de la lluvia.
-¿Saliste de la ciudad y no me lo dijiste? ¿Recuerdas que soy tu esposo y que un bebé de seis meses te necesita en casa? -Le increpo. No puedo entender las prioridades que maneja Sara.
-Sé que Tenshi, estará bien. ¿Recuerdas que está con su padre? -Esto último lo dice en respuesta a mi reproche.
-Haz lo que quieras.- Le corto. Sara me exaspera. Cuando se embarazó se veía tan emocionada. Ahora parece desesperada por despegarse de Tenshi.
Recuerdo lo que tenía que hacer. Subo rápido las escaleras.
Llego a mi cuarto, encuentro a Tenshi recostado en mi cama con la muchacha acostada a su lado, cogiéndole la manito izquierda con la suya.
La lluvia aún no calma, dejaré que duerman un poco. Después de todo, pensaba amanecerme hoy. Demasiado trabajo.
Apago las luces del cuarto. Tomo asiento en una mecedora, al lado del velador, y enciendo la lámpara de noche. Al menos podré vigilar el sueño de mi hijo.
¡Pam! Un nuevo rayo.
Fijo mi mirada sobre la cama, Tenshi solo se remueve un poco, aprieta su agarre con la muchacha, y sigue durmiendo.
Nunca entenderé la paz que le puede transmitir esa niña. Solo se conocen unos meses y actúa con ella mejor que con su madre.
Me fijo en el reloj de mi muñeca. 9:00 p.m.
Miro a la muchacha, deduzco que no tendrá inconveniente de llegar tarde a su casa. El clima es su excusa, supongo.
...
-Ts, señor. Señor Taisho, despierte, por favor. ¡Hey! -Escucho que me llaman en sueños. Aunque más parece un susurro.
¡Pom! Despierto de inmediato. Abro los ojos, mi visión está obstaculizada porque hay algo sobre mi rostro. Llevo una mano hacia ahí y encuentro un cojín. Pero qué diablos.
-Perdón señor, es que no despertaba. Y no quería levantar la voz. -Esa mocosa se había atrevido a lanzarme un cojín a la cara.
-Qué quieres. -Le hablo lo más parco.
-Ya calmó la lluvia y ya me tengo que ir. En verdad lamento haberme quedado dormida, es solo que el sonido de la lluvia suele ser muy arrulladora, a veces.
Diablos, yo también me quedé dormido. Me restriego la cara con las manos, tratando de quitar la pereza de mi cuerpo. Miro la hora en mi reloj. 2 a.m.
-Es de madrugada, es peligroso que salgas ahora. Llama a uno de tus padres para que venga a recogerte.
-¿Qué tan de madrugada? -Parece que no escuchó lo que le dije.
-No pienso dejarte ir sola. No puedo llevarte yo, mi mujer no vendrá hoy y no puedo dejar solo a Tenshi. Llama a tus padres. -Le sugiero/ordeno de nuevo.
-Eh, pues… verá… yo vivo sola. Mis padres no están aquí. -Baja la mirada.
-Algún tío, primo, amigo… ¿novio? -Ella niega con la cabeza a cada palabra mencionada.
-Soy huérfana, señor.- Su rostro se ensombrece.
Maldición. De todas las niñeras de la ciudad, diablos.
-Quédate. -Le sugiero/ordeno.- No quiero que se malinterprete lo que te digo. Soy muy decente.- Le aclaro, por si acaso. Ella me mira con los ojos muy abiertos, asombrada.
-Obvio, señor. Yo… no… jamás. -Me mira seriamente- Se lo agradezco mucho, estaba en verdad angustiada sobre cómo me iba a volver. Dudo que haya buses a estas horas.- Da un profundo suspiro al terminar.
Posa su mirada en el niño dormido sobre la cama.
-Lo llevaré a su cuna, para que usted pueda dormir en su cama. Señor, nuevamente gracias por…
-Sí, ya lo dijiste. -La corto. -Ella agacha la cabeza avergonzada, toma al bebé en brazos y lo recuesta en su cuna.
Cuando termina de colocarlo, le digo que dormirá en el sofá-cama de la sala. Le entrego una almohada y unas sábanas del ropero. Ella me agradece, de nuevo, y me desea buenas noches.
Cierro la puerta de mi habitación y cuando estoy por dirigirme a la cama, los papeles regados en el suelo me recuerdan el trabajo pendiente. Mph.
Después de una hora de lectura, decido bajar a la cocina a servirme una taza de café cargado, para poder vencer el sueño. Aunque a ese café tendré que agregarle varios cubos de hielo. El clima está loco, de una torrencial lluvia pasó a una muy calurosa madrugada. Me saco la ropa, para quedar en bóxer. Y decido bajar. Me coloco una bata, por si acaso.
Cuando llego al primer piso, encuentro las luces encendidas y a la muchacha sentada en el escritorio escribiendo sobre un cuaderno.
-¿No deberías estar durmiendo? -le cuestiono al pasar por su lado. Ella da un respingo en su asiento al escuchar mi voz.
-Eh…yo… lo lamento, es que recordé que mañana tengo un examen y necesito estudiar. -Me paro en el otro extremo de ella, curioseando sus garabatos. Pobre chiquilla, pienso. Recuerdo claramente las amanecidas de la etapa universitaria.
-Dices qué curso…
-Cálculo diferencial, señor.
-¿Qué tema?
-Límites
-¿Y cómo va?
-Estoy que vuelo- baja la mirada avergonzada.
-Soy Ingeniero, las matemáticas se me dan. Si tu quieres… -Siento que me arrepentiré de lo que le propuse.
-¿En serio?, ¡muchas gracias! La verdad es que hasta estaba considerando retirarme del curso, usted es mi salvador.
-Bueno, tampoco dije que fuese buen maestro.
-Pero seguro es mejor que yo.- Me responde con una risita.
-Vale. Alista tu material, traeré un poco de café.
-Señor, disculpe, ¿puedo encender el ventilador, el que se encuentra en esa esquina? -me pregunta señalando a un ventilador de pie en un rincón.
-Haz lo que quieras- le respondo, para luego encaminarme a la cocina.
Vuelvo con dos tazas de café, me siento a la izquierda de la muchacha para comenzar con la clase.
Comienzo con la explicación, de lo que yo recuerdo, sobre el tema. Ella en verdad tiene muchas dudas, me pregunto si ser niñera le roba horas de estudio.
-Como te repito, la diferencia de un límite infinito y uno al infinito es que… -No pude terminar. El lápiz de la joven saltó de su mano y cayó al suelo, debajo de mí. Y para esta muchacha no hubo ningún problema agacharse para alcanzarlo. Rozando su espesa cabellera negra en mi entrepierna. Maldición, evito soltar un gemido. -Pero qué haces- la levanto jalándola del hombro izquierdo. Con algo de brusquedad lo admito.
-Yo solo quería recoger mi lápiz.- Responde inocente. Yo la miro a los ojos tratando de encontrar algún atisbo de segunda intención en sus pupilas.
-Mph. Dijiste que encenderías el ventilador -Ahora siento que el calor es insoportable.
-Sí lo encendí. -Me contesta señalándome un rincón con el dedo.
-Acércalo entonces. -Mi voz sonó más grave de lo que esperaba. La muchacha parece asustarse con mi timbre.
-Sí señor .
Ella acerca el ventilador lo más cerca de mí, y se sienta de nuevo a mi lado.
No puedo evitar observarla, por primera vez. Su cabello, negro y despeinado, por haberse quedado dormida, supongo. Su rostro, ojos marrones grandes, nariz pequeña, labios rosados entreabiertos. Tez clara, aunque no tanta como la mía. Sus hombros, estrechos.
Rayos, por qué sigo bajando la mirada. Su pecho, también estrecho. Me pregunto si toda ella será estrechez.
Carajo, Sesshomaru. Es una niña.
Aunque esos pezones erectos, por el aire del ventilador, dicen que tan chiquilla no es.
¡Reacciona Sesshomaru! Dejo de mirar lo que no debo estar viendo, para volver a su rostro. Espero que no se haya dado cuenta de mi impertinencia. Le dije que era decente o ¿no?
Busco su mirada, pero esta se encuentra fija en otro lado. Mi pecho para ser exacto. La bata le permite una buena vista de mis pectorales desnudos.
Ajám, carraspeo. Esta situación está mal, lo sé. Ella da un respingo, me mira asustada y muy sonrojada, creo que estaba en un trance o algo parecido.
Waaa, suena el llanto de Tenshi por el intercomunicador olvidado en la mesa.
-Iré a atender a mi hijo, será mejor que descanses.
-Eh… sí . Buenas noches, señor. -Se despide sin verme a la cara. Yo tampoco deseo verla a la cara.
-Suerte con los límites- le digo antes de irme. Menudo tema para esta noche, pienso.
Llego a mi cuarto, cargo a Tenshi para consolarlo.
-Gracias -le susurro a mi hijo en la oreja. Bendito sea tu llanto y maldita la abstinencia.
Hola chicxs :) Espero que les guste mi última inspiración. Mmm no sé si dejarlo en
One-shot o continuarlo. Quise hacer algo diferente, muchos fics suelen ser contados desde la perspectiva de Rin, pero a mí me gusta más entender a Sesshomaru. Aunque es muchísimo más difícil no llegar a un OoC con él (espero que no me haya pasado, mucho) Nos leemos, bye.
