»Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Ryogo Narita-sama.
»Advertencias: Vocabulario. Abuso de la fuerza física (?). Muerte de personaje.
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El Anhelo de Tenerte Aquí
• Capítulo 1: "Negación" •
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—"¡Izaya!"
—"¡A que no puedes atraparme, tonto Shizu–chan~!"
—"¡Vuelve aquí, pulga!"
—"Jajaja~"
Abrió los ojos en demasía, despertando abruptamente de su sueño.
Resopló, poniéndose de pie, mientras frotaba sus párpados. Pese a haber dormido durante… cuatro horas, se sentía cansado, encima su humor no se encontraba en su mejor momento, quizá estaba peor que de costumbre, y todo por la misma razón: por aquella rata embustera que había traído al hospital producto de un arrebato de ira, por suerte Shinra y la ambulancia llegaron a tiempo.
Los doctores entraron con el cuerpo inconsciente de Orihara al quirófano, hace ya mucho, pero no le preocupaba, su mejor amigo estaba allí, cuidando de que nada malo ocurriera.
¡Maldición! No quería estar ahí, aguardando por alguien que saldría de la sala quirúrgica radiante cual sol caribeño. Sin embargo lo haría, esperaría a ver al informante despotricando contra el servicio y el olor a fármaco, como haría estando en la plenitud de sus fuerzas.
Shizuo recordó los antecedentes que le llevaron a estar sentado en éstas incómodas butacas, al momento que una migraña hacía acto de presencia.
Todo empezó en la larga noche de Ikebukuro, era la última ronda de trabajo junto a Tom–san, en un determinado momento del regreso a casa, el aire adquirió un olor a putrefacción, que rápidamente reconoció. Izaya pasó corriendo a su lado, incitándole a "jugar". El rubio estalló y lo persiguió. La escena usual de persecución se trasladó a un sitio desierto: un callejón remoto al centro. Empuñaba una señal de tráfico, no recuerda que decía, mas si se hallaba en sí el desenlace de la "pelea". Antes de que saltara, para esquivar su ataque y rematarle con uno de los cuchillos automáticos en su bolsillo, el azabache resbaló gracias a la humedad del suelo, recibiendo el impacto directo del golpe de Heiwajima. Su fisonomía salió volando contra la pared a sus espaldas, el antiguo barman oyó algo romperse. Intentó que su némesis respondiera, pero no lo logró, pues se había desmayado. Y, siendo él una buena persona, no dejaría al "gran" Orihara durmiendo en un pasadizo frío y oscuro –como éste sí haría–, entonces, llamó al servicio médico.
—Tsk, idiota. —Se quejó. Pensó en ir por un café, para que le ayudara a sobrellevar la interminable espera, justo en ese momento, asoma Shinra de la puerta que rezaba "Quirófano 3". — ¿Y? ¿Ya te mandó a hacer las compras? —Preguntó con sorna el mayor.
Kishitani no dijo nada, el cansancio se veía reflejado en sus ojeras.
—¿Qué? ¿Acaso sigue dormido? —El silencio de parte del doctor ilegal no le gustaba. — ¿Shinra? —Nada. — ¡Contesta, Shinra! ¿Cómo está Iza–…?
—Muerto. —Interrumpió el de gafas, hablando casi inconscientemente. — Está muerto, Shizuo.
—… ¿Qué? —El falso blondo podía jurar que lo que oía era falso, ¡Por Dios! Hablaba de la ruin mano negra tras la mafia local, ¡De su enemigo a muerte! El único en Japón capaz de igualarle. No… no cabía la posibilidad de que fuera cierto. — ¿De qué hablas? ¡Deja esas bromas de mal gusto, Shinra! No van contigo. —Rió, tenso. — Ahora dime, ¿Cómo está la pulga?
El de orbes oscuros mordió su labio inferior, buscando los términos adecuados para expresar la noticia. Las ventanas de su alma resplandecían, para él también resultaba difícil decirlo.
—Shizuo… —Llamó su atención. — Izaya está… muerto. —Tomó aire, sintiendo que se sofocaba. — Lo que impactó en el muro no fue sólo su cuerpo, toda la fuerza del golpe quedó reducida en su cabeza, que fue la que chocó primero. El sonido de ruptura que oíste era el cráneo de Izaya. La herida era tan profunda, que sólo bastó el lapso entre que se golpeó y el arribar aquí, para que el cerebro se llenara de sangre. Él llegó muerto al quirófano.
El hombre dotado de estamina se quedó tieso, congelado ante la seriedad de las palabras del médico. ¿O sea que era verdad? ¿El insecto de ojos rojos en serio… falleció? No, no, de seguro se equivocaron, ¡Sí! ¡Es eso! Inclusive Shinra erraba de vez en vez.
—Necesito verlo. —Murmuró, provocando una exaltación en su viejo compañero de escuela.
—¿Qué? ¿Estás demente? No se pue–…
Haciendo caso omiso a las replicas del más joven, el cobrador de deudas se adentró a tumbos fieros en la sala operatoria. Los tipos vestidos de azul intentaron detenerle, sin éxito alguno.
El fumador buscó con la mirada el lugar donde reposaba su rival, encontrándolo tendido en una cama metálica en el centro del cuarto. Su rostro, pálido de por sí, yacía blanco, simulando el color del marfil, e inmutable debido a que dormía.
—Oye, pulga, levántate. —Ordenó al durmiente. — Todos aquí creen que te moriste.
No hubo reacción.
—Vamos, tú no puedes morir. Eres el informante de Shinjuku, un bastardo miserable, ¡No puedes morir!
El de pupilas marrones no se dio cuenta de cuando empezó a temblar, insistiéndole a un saco de huesos rotos con algo sin salida.
Fue en ese preciso instante que cayó…
Oriahra Izaya estaba muerto, y él, Heiwajima Shizuo, era el responsable.
Al tener todo en claro, hizo lo único que se le ocurrió para liberar sus alborotados sentimientos: gritó, gritó muy fuerte. Gritó mientras se rendía, cayendo al suelo de rodillas. Gritó, sosteniendo el antebrazo de su víctima. Gritó, sintiendo el frío de la piel del que fue Izaya entumecer sus falanges y palma.
Gritó, porque había asesinado.
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Fin del Capítulo 1
Próximo Capítulo
"Aislamiento"
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N.A.:
ESTOY CUMPLIENDO MI SUEÑO! Siempre quise hacer un fanfic con Iza-chan muerto, y hoy ven que estoy yendo bien, jajaja. Espero que les haya gustado :3 Cualquier cosa un review ;) Se les agradece~ Bye bye
