¡Al fin, llegaron las clases!-. Exclamo alegre una pequeña jugadora de juegos de supervivencia mientras caminaba rumbo a su preparatoria para iniciar su primer curso de bachillerato, para ella, esa era una dicha.

Ser ascendida de grado era una meta que logro a base de una soledad constante de saber que sus padres se encontraban en Estados-Unidos cumpliendo un tratamiento médico para fortalecer la salud de uno de ellos. Sin duda el darles esa noticia les alegro mucho, su hija demostraba una vez más el por qué le dieron ese voto de confianza para que ella se quedase sola en Japón. Pero eso no evitaba que todos los días le llamaran para saber cómo estaba, Hotaru siempre les contaba todo lo sucedido desde su llegada a la residencia Tsukishiro hasta el haber conocido a Matsuoka-san y Yukimura-san, quienes pusieron su mundo de cabeza con su entrada repentina a los juegos de supervivencia.

Sin olvidar mencionar su participación en el TGC donde por primera vez el sabor de la derrota, pero internamente estaba agradecida pues debido a ello su visión del mundo se amplió mostrando nuevos colores y nuevas metas que le daban un impulso más para no rendirse. Y uno de esos colores tenia nombre y apellido Haruki-Hosokawa quien tarde o temprano tendría que volver a su equipo, aunque el enorme orgullo de Haru-haru fuese su mayor obstáculo.

Hotaru- ¡Menudo testarudo!-. Su puño derecho se alzó recordando las condiciones chantajistas del gemelo mayor, quien aprovechando en ese entonces el secreto que ella guardaba temerosa, se vio obligada a ser esclava de ese cabezota por dos largas semanas, claro que al final todo se supo y ella siendo tan "Delicada" acabo dándole una paliza a Haruki y sumado a una buena torcida de brazos lo arrastro fuera de los departamentos de Yukimura y Matsuoka y le obligo a confesar sus maldades y de paso confeso nuevamente que ella era "mujer" y con su certificado de nacimiento en mano les obligo a leerlo y a base una sutil amenaza les hizo entender que ella a pesar de ser completamente plana, era una chica.

Y por la integridad física de sus cuerpos Matsuoka y Yukimura creyeron las palabras de su colega de equipos, quienes sabían que el motivo de su mentira fue a causa de los traumas de ellos mismos, aceptaron y se disculparon con Hotaru y de paso sermonearon a Haruki como si de un niño de diez años se tratase.

-¡Tengo catorce años y parezco la madre de esos tres!-. Pensó malignamente al recordar todas las travesuras que cada uno de ellos podía provocar si no se les vigilaba.

-Matsuoka-san constantemente era asediado por un grupo de jóvenes acompañantes que buscaban que su Sempai les invitase un par de tragos en los bares más costosos Fujioka, pero el resultado se resumía en Hotaru amenazándolos con dejarlos estériles si seguían de sanguijuelas chupa sangre.

-Y con Yukimura tenía que estar controlando las fechas de entrega de sus manuscritos que debían entregarse a tiempo, pero claro el joven mangaka a veces se la pasaba jugando videojuegos de dudosa reputación y aunque ella no estuviera de acuerdo en eso, Yukimura le hizo un juramento que este sería su último trabajo erótico, y solo se dedicaría a dibujar solo romance para no incomodarla, ya que cuando supieron su edad a los tres casi les da un infarto.

-y con Haruki o como su apodo le sentaba "Haru-Haru", Tenían que ver que no se fuera de fiesta o se pasara la noche jugando juegos en línea, para Hotaru tratar de entenderlo era muy costoso, Haruki era mimado, adulador en ocasiones, antipático y orgulloso. Pero también era muy frágil, como un cristal que está en un punto de quiebre sin retorno, solo le quedaba poder darle apoyo, aunque este presumiera ser más maduro que ella.

Pero a pesar de todo eso, ella era feliz estando con ellos, pues cada uno tenía un grado de ternura que le llenaba el corazón y le daba las fuerzas para continuar en Japón y terminar su preparatoria.

-¿Qué sería de mí, sin esos destructores de mundo?-. Se preguntó al momento que se detenía a pasos de la avenida, pues el semáforo indicaba el paso de vehículos, lo que no espero fue que su instinto de supervivencia se disparara al ver que alguien al lado suyo pretendía pasar de largo sin darse cuenta del peligro y de un solo movimiento tomo el cuello de la camisa y lo arrojo hacia atrás con todas sus fuerzas, ocasionando que este se estrellara contra un buzón de correo.

Hotaru-. ¿¡TE QUIERES MORIR!?-.Grito enojadísima al pobre despojo de ser humano que estaba tirado a unos pasos de ella.

Pero solo un silencio se adueñó del lugar, pues se dio cuenta de dos cosas, aquel que acababa de arrojar tenía el mismo uniforme que ella y con la misma franja de rango escolar. Y segundo el pobre chico estaba azul del miedo viéndola fijamente sin decir nada. Hotaru dio un suspiro de derrota, pues algo le intuía que ese chico no se levantaría por sí solo, así que dejando de lado las ganas de golpearlo por imprudente, extendió su mano para que el chico se apoyara. Y así fue, las pequeñas manos sujetaron con fuerza al desconocido y una vez en pie. Se presentaron.

-Mi nombre es Hotaru-Tachibana, lamento haberte arrojado así-. Se disculpó levemente avergonzada. Aquellos ojos negros se veían tan enigmáticos y cálidos.

-Fue mi error, muchas gracias por salvarme, mi nombre Kousei-Arima, espero perdones mi imprudencia. ¿Amigos?-. Pregunto mientras su mano palma derecha se extendía hacia Hotaru, quien nerviosa y alegre acepto.

"Tal vez muchos dirán que ese encuentro era uno más, de los miles que ocurría. Pero ese era el inicio de una tormenta tan fuerte que pondría en un punto de quiebre la fuerza de esos dos jovencitos que se miraban atentos, sin dejar de sonreír"

CONTINUARA

ESPERO LES GUSTE…Hotaru queda bien con todos, ella es la waifu suprema arrodillaos ante ella.