Su boca sabe a licor.
Tiene los labios resbaladizos y sus manos trepan por su espalda, le arrugan el vestido.
Ella también bebió, pero al contrario de su acompañante, no se emborrachó.
Aunque sentía todo más ligero. Se sentía feliz, como optimista. Como si nada pudiera salirle mal.
Burbuja siente mariposas cuando él apoya sus labios en su frente, y pasa sus brazos rodeando toda su espalda.
Se siente pequeña, contenida y protegida.
Ahoga una risa en su cuello, está feliz, está ciertamente muy feliz. Pero no quiere que sea tan obvio.
No quiere ser obvia y que él descubra lo mucho que influye en su humor. Aunque seguramente ya lo sepa, piensa.
Se da cuenta que tal vez fracasó en su intento, porque puede verlo sonreír al separarse de ella. Viendo sus dientes asomarse, brillando (como perlas), Burbuja piensa que tal vez no es tan terrible ser obvia.
Entonces él le habla.
Son dos palabras muy simples, que cualquiera estaría feliz de oír. Pero no ella.
- Te amo.
¿Por qué ahora? Piensa, porque casi había sido perfecto. ¿Por qué precisamente en ese momento, cuando estaban bien?
Probablemente porque si no estuvieran allí, ambos un poco ebrios, él nunca se hubiera atrevido a confesarle aquello. Él nunca la tocaba, ni nunca la besaba sin alcohol u otras sustancias en sangre.
De repente siente ganas de llorar.
No, no de nuevo, piensa.
Ya había llorado mucho por su causa, pero nunca frente a él. No desde que dejaron de ser niños.
No quiere llorar, no esta vez, y no en ese lugar.
De repente se ve expuesta. Siente un vacío en el torso. No sabe bien dónde específicamente, pero se siente roto y frío. Su optimismo parecía haberse esfumado.
Todo había salido mal.
Y no le gusta para nada. Sabe que es mentira, la euforia del momento, y le duele. Porque ella lo ama de verdad. Porque amaría que fuera real, aunque sabe que ellos nunca podrían encajar. No al menos en esa realidad.
Y lo que más le hiere, le pega en el orgullo, es que aún sabiendo todo eso, su pulso se acelera.
Su corazón se siente cálido, y es como si se hubiera expandido. Tanto que es doloroso. Pero igualmente está emocionada, como siempre.
De alguna manera, una parte de ella se aferra a creerle. A la idea de que cuando le dice que la ama es de verdad. Que es sincero.
Porque no sería capaz de mirarle a la cara y mentirle, ¿Verdad? Pasaron por muchas cosas juntos, se dice. No tiraría todo eso a la basura.
Ella se había esforzado mucho para que esa cosa que tenía con Boomer funcionara. Y eso era otro problema, no eran nada. Pero eran algo. Él la amaba, eso le decía.
Burbuja quiere creerle, realmente quiere hacerlo, pero no puede. No del todo.
Quiere aprovecharlo mientras pueda, y por eso responde con un tímido "yo también" antes de besarlo de nuevo.
Ella sólo quiere que todo sea perfecto, y así creer que valió la pena el esfuerzo. Y si son o no mentiras, no quiere saberlo.
Los ojos le arden, pero Boomer la abraza. Y por un momento se siente dentro de uno de esos mangas románticos que leía de pequeña.
